Hablen de m¨ª, aunque sea mal

Pasado el 28-A, el periodista Jos¨¦ Antonio Zarzalejos dio las claves del estrepitoso fracaso del PP. A su entender, el partido hab¨ªa hecho una ¡°campa?a radical, sobreactuada y faltona¡±, a cuyo frente hab¨ªa l¨ªderes, subl¨ªderes y dem¨¢s fauna pinturera de poco peso, sin importancia. Zarzalejos lo expres¨® con m¨¢s finura: ¡°La liviandad de las listas¡±, dijo. Personajes que disparaban sandeces tan a lo loco, que consegu¨ªan acaparar titulares mientras algunos de sus compa?eros de partido, quiz¨¢s muchos (no nos dejaron verlos), intentaban hacer pol¨ªtica. Predicadores de escaso discurso por Huelva, hijos de expresidentes li¨¢ndose con los Neandertales, marquesas que ni s¨ª ni no ni todo lo contrario¡­ Pese a todo, el m¨¢ximo l¨ªder cree que las cosas se hicieron bien, aunque a muchos livianos les han dicho que cierren el pico y reorganicen sus pensamientos antes de volverlo a abrir.

Afortunadamente, en Madrid sigue la guasa. Gane o no gane, la voten m¨¢s o la voten menos, nadie nos podr¨¢ quitar lo bailao en esta campa?a.

Es tan genial que se atropella con sus ocurrencias. Empadrona embriones, a?ora atascos, rechaza que el Orgullo se celebre en la casa de Campo porque all¨ª hay familias (ver¨¢n cuando se entere de que tambi¨¦n hay putas), felicita el cumplea?os a Israel desde una zona ocupada (esperemos que nunca le mande besitos a los argentinos con un selfie desde Malvinas), los empleos basura no le parecen tan mala idea, mete miedito para que no nos vayamos de crucero por si a la vuelta nos encontramos a un podemita con rastas en nuestra cocina¡­ Y luego va y se queja de que disfrutamos con su comedia solo porque es chica. Que si fuera chico no le reir¨ªamos las gracias. No es cierto. No somos as¨ª. Si se llamara Manolo estar¨ªamos igual de atentos a su d¨ªa a d¨ªa, porque su liviandad se la lleva trabajando desde hace dos a?os, aunque ahora dispare chistes a m¨¢s velocidad que un guionista bebido.

Su compa?ero de partido para la Alcald¨ªa no consigue ni la mitad de la mitad de la atenci¨®n que ella, por mucho que intenta contraprogramar a la candidata a la Asamblea de Madrid retrasmitiendo atascos desde la Calle Mayor.

Pero¡­ ?y si estamos todos en un error? ?Y si todo esto se ajusta a la estrategia del ¡°que hablen de m¨ª, aunque sea mal¡±? Puede que en contadas ocasiones haya funcionado, pero el personaje queda para el arrastre, y, adem¨¢s, la t¨¢ctica es m¨¢s antigua que el hilo negro. Hasta Cervantes la ridiculiz¨® por boca de Don Quijote: un poeta escribi¨® una maliciosa s¨¢tira contra las m¨¢s reclamadas cortesanas, y dej¨® de nombrar a una de ellas. La cortesana, molesta por no verse en la lista con las dem¨¢s, se quej¨® al poeta y le pidi¨® que alargara su s¨¢tira para incluirla. Y lo hizo. ¡°Y ella qued¨® satisfecha, por verse con fama, aunque infame¡±.