¡°No solo formamos orquestas; somos una escuela de vida¡±

Mar¨ªa Guerrero (Madrid, 35 a?os) disfrutaba de una carrera de ¨¦xito como abogada, pero decidi¨® colgar la toga para ayudar a quienes m¨¢s lo necesitan. Todo comenz¨® cuando unos amigos la invitaron a ver el documental Tocar y luchar, dirigido por Alberto Arvelo. La cinta narra la historia del Sistema de Orquestas Juveniles, un programa de educaci¨®n musical fundada por Jos¨¦ Antonio Abreu en Venezuela. La vida de Guerrero cambi¨® para siempre. Una semana despu¨¦s sub¨ªa a un avi¨®n rumbo a Latinoam¨¦rica para entrevistarse con Abreu. De vuelta a Espa?a, en 2013, fund¨® Acci¨®n Social por la M¨²sica, una ONG que trabaja con j¨®venes en riesgo de exclusi¨®n a trav¨¦s de la m¨²sica.

?Por qu¨¦ la m¨²sica?

Cuando vi el documental pas¨® algo dentro de m¨ª. Me di cuenta de que la m¨²sica pod¨ªa transformar la vida de la gente.

?Qu¨¦ encontr¨® en Venezuela?

El proyecto me gust¨® m¨¢s sobre el terreno porque vi su profundidad. Est¨¢bamos en medio de la selva y hab¨ªa un edificio donde tres bandas ensayaban un concierto.

?Qu¨¦ fue lo que m¨¢s le impact¨®?

Que el portero de aquel edificio se sintiera protagonista de un proceso de transformaci¨®n y que m¨¢s de 200 ni?os de solo 11 a?os tocaran a Chaikovski de memoria. Aquello romp¨ªa todos mis esquemas. Siempre fui mel¨®mana, pero esto era otra cosa.

?C¨®mo fue la experiencia con Abreu?

El maestro Abreu era un santo, un hombre con presencia subyugadora y una mirada penetrante. Conmigo comenz¨® siendo muy agresivo, pero mi amor por la m¨²sica le convenci¨®. Volv¨ª a Espa?a con el cometido de fomentar el sistema.

?Qu¨¦ le dijo su familia?

Durante a?o y medio todo el mundo pensaba que estaba loca. Mi familia estaba asustada, pero no me dec¨ªa nada. Mi marido me apoy¨® mucho y mis amigos me advert¨ªan. Lo dej¨¦ todo.

Y entonces naci¨® Acci¨®n Social por la M¨²sica¡­

Decidimos llamarnos as¨ª por la sede en Caracas. Quer¨ªa que se notase que part¨ªa del proyecto de Abreu.

?C¨®mo se monta algo as¨ª?

Econ¨®micamente fue muy complicado. Reunimos el apoyo de familiares y amigos, como empieza todo. El segundo a?o lleg¨® Repsol y luego se sumaron otras entidades. Este a?o ya contamos con una inyecci¨®n de fondos p¨²blicos.

?Y los instrumentos?

Al principio los elabor¨¢bamos con cart¨®n. Nos dimos cuenta de que si alguien los hac¨ªa con sus propias manos no hab¨ªa que explicarle sus partes y que lo cuidar¨ªa. Los instrumentos reales comenzaron a llegar por goteo a los tres meses, eran donaciones. Al principio los compart¨ªamos, pero cada vez hab¨ªa m¨¢s gente que nos los regalaba.

?C¨®mo son las clases?

Son pr¨¢cticas y duran una hora. Hablamos mucho de la m¨²sica, le atribuimos poderes m¨¢gicos. Sin embargo, lo que tiene realmente poder es la comunidad humana. No solo formamos una orquesta, somos una escuela de vida.

Expl¨ªquese¡­

Cuando est¨¢s en un grupo grande adoptas el rol que tienes en la sociedad. El objetivo es que colaboren entre ellos. Estos chicos tienen problemas. Gracias a la pr¨¢ctica musical fluyen en conjunto, ni siquiera necesitan palabras.

?La m¨²sica puede cambiar el mundo?

La m¨²sica sola no, pero la convivencia s¨ª. Trabajamos las emociones. A nivel cerebral, la m¨²sica es m¨¢s importante que las matem¨¢ticas porque tiene unas enormes capacidades de comunicaci¨®n. Es un arma en poder de los ni?os. La m¨²sica les hace sentirse libres.

?Por qu¨¦ es importante lo que hac¨¦is?

Adela Cortina cre¨® el concepto de aporofobia, que significa rechazo al pobre. Es un comportamiento humano. Rechazamos al que pensamos que no tiene nada que ofrecer. La aporofobia es lo que est¨¢ detr¨¢s de la xenofobia, el racismo, la misoginia, la discriminaci¨®n¡­ Cuando los ni?os tocan, la l¨®gica de la aporofobia se rompe. Reivindican su dignidad. Se sienten valiosos y reciben el reconocimiento a trav¨¦s del aplauso.

?Qu¨¦ le dicen los padres?

Ven que sus hijos tienen oportunidades. Todos somos el resultado de las oportunidades que hemos recibido en la vida. Poca gente va mucho m¨¢s all¨¢ del tiro de piedra que hacen nuestros padres cuando nacemos.

Cu¨¦nteme¡­

Lo que ha sucedido estos a?os es que se ha roto la promesa de superaci¨®n, que tus hijos puedan vivir mejor que t¨² si se esfuerzan. Eso nos sume en una profunda crisis. Tenemos la misi¨®n de devolver la esperanza. La misma persona puede tener una vida muy diferente. Depende de donde caiga puede estar en una banda violenta o ser director de orquesta.

?Faltan espacios de transformaci¨®n en Madrid?

El problema de la exclusi¨®n es que sientes que las puertas est¨¢n cerradas para ti. Hay puertas abiertas, pero las vemos cerradas. Hasta que una persona no sienta que todas las puertas est¨¢n abiertas, faltar¨¢n. Necesitamos espacios de visibilidad que articulen por igual la participaci¨®n de la poblaci¨®n.