La mala digesti¨®n y la pol¨ªtica de bloques
Con la decisi¨®n de apoyar a comunes y socialistas en Barcelona, Valls est¨¢ reseteando su proyecto pol¨ªtico
La tensi¨®n que se ha vivido en los d¨ªas previos a la elecci¨®n de Ada Colau como alcaldesa de Barcelona ha hecho aflorar la dificultad que tienen las fuerzas pol¨ªticas para adaptarse a un nuevo escenario en el que lo normal ya no es gobernar con mayor¨ªa absoluta y ni siquiera con un pacto a dos. Gran parte de las mayor¨ªas de gobierno han exigido pactos entre tres o m¨¢s fuerzas pol¨ªticas y eso ha hecho que en muchos casos sus protagonistas hayan tenido que traspasar lindes ideol¨®gicos y desdecirse de vetos anunciados en el periodo electoral. El resultado es una geometr¨ªa muy variable en la que ni siquiera la alianza que parec¨ªa m¨¢s s¨®lida, la de ERC y Junts per Catalunya, atados por el pacto soberanista que gobierna la Generalitat, ha resistido.
La batalla de Barcelona ha sido, sin duda, la m¨¢s virulenta y, por la importancia estrat¨¦gica que la ciudad tiene para el independentismo, tambi¨¦n la m¨¢s visible. En su desesperada lucha por la alcald¨ªa, haciendo valer su condici¨®n de lista m¨¢s votada, los republicanos han forzado los argumentos hasta extremos ins¨®litos, sin darse cuenta de que la aritm¨¦tica electoral los ir¨ªa destrozando uno a uno al poco de ser formulados. En cuanto Valls ofreci¨® sus votos gratis para la investidura de Colau como un ¡°mal menor¡± si llegaba a un acuerdo de gobierno con los socialistas, el soberanismo contraatac¨® acus¨¢ndola de participar en una ¡°operaci¨®n de Estado¡± contra el independentismo. Pero el apoyo de los comunes para que ERC alcanzara alcald¨ªas tan importantes como la de Tarragona o de Lleida disolvi¨® ese argumento.
ERC tendr¨¢ que demostrar, en cada votaci¨®n, si es una fuerza progresista o prima su deseo de desgastar a Colau
Los independentistas se esforzaron por presentar como el colmo de la incongruencia pol¨ªtica y moral aceptar los votos de Valls y pactar con los ¡°carceleros¡± del PSC, pero Esquerra Republicana ha pactado con los "carceleros" del PSC en muchos municipios, y en algunos casos, como en Figueres, T¨¢rrega o Sant Cugat, para desbancar a Junts per Catalunya a pesar de ser la lista m¨¢s votada. El ¨²ltimo recurso fue acusar a Colau de actuar movida ¨²nicamente por su ambici¨®n de poder, como si querer la alcald¨ªa no fuera leg¨ªtimo y como si Ernest Maragall no pretendiera exactamente lo mismo. Algunos recurrieron incluso a la maledicencia, insinuando que Colau ten¨ªa un pacto secreto con Valls. Mal fondo y mal estilo. La batalla pol¨ªtica no deber¨ªa enfangar el debate p¨²blico de esta manera.
La tensi¨®n que se vivi¨® en la plaza de Sant Jaume, con gritos del independentismo contra la alcaldesa Ada Colau, evidenci¨® la mala digesti¨®n de los pactos. Hubo escraches en otras plazas y ayuntamientos a cuenta de la tensi¨®n por el conflicto soberanista. Demasiadas emociones y demasiada visceralidad, pero es de esperar que el h¨¢bito haga al monje y que cuando se hayan sucedido los mandatos con acuerdos m¨²ltiples y geometr¨ªa variable, se vaya consolidando una nueva cultura pol¨ªtica en la que el pacto no sea visto como una traici¨®n ni como una renuncia, sino como una forma de avanzar hacia los objetivos que cada uno tenga.
Catalu?a vive tiempos excepcionales, con poderosos vectores que empujan hacia la polarizaci¨®n y el enfrentamiento, hacia una pol¨ªtica de bloques entre independentistas y no independentistas. Pero mucha gente est¨¢ empezando a estar cansada de tanta tensi¨®n. Las instituciones necesitan un respiro. Necesitan volver a la normalidad de la gesti¨®n cotidiana, porque el mundo no se para y los problemas, si no se abordan, se enquistan y se agravan.
A falta de que se celebren las elecciones auton¨®micas para cerrar el ciclo electoral en Catalu?a, hay indicios de que el tablero pol¨ªtico se est¨¢ moviendo. Uno de los elementos m¨¢s novedosos es el papel que puede jugar Manuel Valls. Parece claro que con su gesto de votar a Colau para impedir que la alcald¨ªa fuera a parar a manos independentistas, Valls est¨¢ reseteando su proyecto pol¨ªtico en Catalu?a. Su discurso en el Pleno del Ayuntamiento as¨ª lo indica. En esta nueva fase, Valls puede estar interesado en distanciarse de Ciudadanos. La marca no ha resultado ser lo que ¨¦l esperaba cuando decidi¨® implicarse en la pol¨ªtica catalana. De hecho, ha entrado en un pronunciado declive. Del m¨¢s de un mill¨®n de votos que obtuvo In¨¦s Arrimadas en las elecciones auton¨®micas del 21-D, pas¨® a 477.000 el 28-A con la misma candidata, y luego a 277.000 en las municipales.
Tambi¨¦n el independentismo ha retrocedido en la ciudad de Barcelona. Ada Colau podr¨¢ gobernar ahora con mayor holgura de lo que lo hizo el pasado mandato, y ERC tendr¨¢ que demostrar, en cada votaci¨®n, si act¨²a como una fuerza progresista, o antepone la agenda identitaria votando a la contra para desgastar a Colau.
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