Sacrificios humanos para el dios del ¡®Running¡¯
El d¨ªa m¨¢s caluroso de la ola de calor extremo no amedrenta a los corredores en Madrid
Hay dos temas que unen a la humanidad hoy en d¨ªa: las series de televisi¨®n y el running. Sobre el segundo se disertaba el otro d¨ªa durante una reuni¨®n de trabajo cuando Sergio Osana, un corredor de 36 a?os, mostr¨® en su m¨®vil la aplicaci¨®n Runstatic, donde se registran todas sus marcas. Lo m¨¢s desconcertante es que al lado de los tiempos siempre luce una gran esfera que representa al Sol, amarilla como la yema de un huevo. Siempre corre a las horas de m¨¢s calor.
¡ª Pero, hijo m¨ªo, ?no ir¨¢s a correr hoy a mediod¨ªa? ¡ª, le preguntaban sorprendidos los compa?eros de trabajo.
¡ª ?Pues claro!
Y no fall¨®. A las 15.00 horas de ayer, Osana sudaba la gota gorda en las pistas de atletismo del Canal, en el barrio de Chamber¨ª. El term¨®metro marcaba 38 grados. Dice que con fr¨ªo no puede hacer deporte en el exterior pero con calor, aunque sea extremo, se viene arriba.
¡ª No sufro. A m¨ª me sienta bien el calor.
¡ª ?C¨®mo a un lagarto?
¡ª As¨ª me llaman.
Era el d¨ªa m¨¢s caluroso de la ola de calor que afecta a toda Espa?a. Las autoridades recomendaban extremar las precauciones para evitar los golpes de calor pero El Lagarto no era el ¨²nico que surcaba la pista almohadillada. La arquitecta Almudena Sevilla, en su hora de la comida, aprovechaba para dar seis vueltas al recinto ovalado. En cada vuelta se moja la gorra que lleva puesta del Colby College, una instituci¨®n de ense?anza de Estados Unidos en la que han estudiado sus hijos.
¡°Podr¨ªa venir a las nueve de la ma?ana pero esto parece el Metro¡±, explica, ¡°as¨ª que prefiero venir a esta hora. Me lo estoy pasando muy bien¡±.
Sacrifica la hora de la comida (¡°almuerzo ligero, una ensalada y una fruta¡±) para despu¨¦s consagrarse a la cena.
?Hay alguien preocupado por que est¨¦ aqu¨ª con la calina? Da una respuesta universal: ¡°Mi madre¡±.
Por aqu¨ª anda tambi¨¦n Jos¨¦ Mar¨ªa Mart¨ªnez, un trabajador de 39 a?os del sector de la automoci¨®n que tambi¨¦n sacrifica las horas del almuerzo para satisfacer al Dios del Running. ¡°Necesitaba desenredarme. Me voy de viaje esta tarde y si no corr¨ªa ahora, ya no sal¨ªa¡±.
Eso s¨ª, no fuerza en exceso. Suele hacer 10 kil¨®metros pero hoy se va a quedar en cinco. El sol pega a plomo y la sombra escasea. Bebi¨® agua antes de salir de casa y lo hace a cada rato. ¡°Si bebes mucha agua no lo veo tan peligroso¡±, dice.
En ese instante cruza la pista un se?or en vaqueros y sin camiseta que lleva una llamada del m¨®vil en altavoz, mientras jadea: ¡°Compadre, si me oye raro es que voy trotando¡±. Parece un espont¨¢neo que ha saltado al ruedo.
No era el mejor d¨ªa. Espa?a sufre desde el mi¨¦rcoles una ola de calor que se mantendr¨¢ durante todo el fin de semana. Se trata de una situaci¨®n completamente ins¨®lita y extraordinaria para un mes de junio, ya que hasta ahora la Aemet (Agencia Espa?ola de Meteorolog¨ªa) solo hab¨ªa emitido un aviso por riesgo extremo, para C¨®rdoba en 2015. Ahora todos somos C¨®rdoba.
Juanjo, como Napole¨®n
Los hay m¨¢s previsores. A las seis de la ma?ana la ciudad comienza a desperezarse. Conductores somnolientos se dirigen como aut¨®matas a las f¨¢bricas de producci¨®n que mantienen en pie este pa¨ªs. Madrugar purifica el esp¨ªritu pero la verdad es que tiene un puntito cruel. Salvo si tienes una misi¨®n superior en el horizonte, como la marat¨®n de Berl¨ªn. Te imaginas cruzando la puerta de Brandeburgo como Napole¨®n. Eso es gasolina para estar corriendo a esas horas. Por eso Juanjo cruza la rotonda del Burger King en el Parque de Valdebebas con soltura y elegancia.
Su plan hoy era rodar 60 minutos controlando las pulsaciones para trabajar as¨ª poco a poco el coraz¨®n y la resistencia. Si haces eso con calor, las pulsaciones se te disparan solo por la temperatura. Al final ha hecho 11 kil¨®metros: ¡°Correr con este calor es un suicidio. Y los kil¨®metros hay que hacerlos para cumplir con el plan de entrenamiento. Solo queda madrugar o trasnochar. Yo madrugo¡±.
Entre las 6.30 y las 7.50 en los alrededores hay 27 corredores, 12 andadores y 9 ciclistas. Gente que no quiere recibir una llamada preocupada de su madre.
?Qu¨¦ es esa mancha que cruza el puente? Va demasiado r¨¢pida para andar y demasiado lenta para ir corriendo. ?Un patinete? No, es Bernardo, un ferrallista jubilado de 69 a?os. Se ha tomado un caf¨¦ y cuatro galletas y, como cuatro d¨ªas en semana, se ha echado a la calle a recorrer 20 kil¨®metros. Es pura fibra. Su mujer le dice ¡°?ad¨®nde vas con este calor, se?or m¨ªo!¡±, pero ¨¦l abre la puerta igual y se lanza a la aventura. ¡°Me ha dado el sol a plomo, ya ves. Y el fr¨ªo, la nieve, el agua, el viento... y tambi¨¦n he sido encofrador y carpintero. Y estoy como un toro¡±, dice sin aminorar el ritmo. En 30 segundos solo ser¨¢ un punto en el horizonte. El Dios del Running lo protege.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.