¡°El que no lee es porque no quiere¡±
Lara S¨¢nchez promociona el centenario de la Cuesta de Moyano y reivindica la profesi¨®n del librero tradicional
Hace un siglo que se emanciparon los libreros madrile?os. Del mercado de Atocha, donde viv¨ªan rodeados de verduras y churros, pasaron a la verja del Jard¨ªn Bot¨¢nico. Las quejas de su director les llev¨® en 1925 hasta la Cuesta de Claudio Moyano, donde contin¨²an. De los 30 puestos originales siguen abiertos 24. La periodista Lara S¨¢nchez (Sevilla, 45 a?os) ha iniciado en redes sociales la campa?a Soy de la Cuesta con el objetivo de homenajear la efem¨¦ride. Tiene un apego personal con el lugar. Su abuelo, Jos¨¦ Antonio Fern¨¢ndez Berchi, presidi¨® la Asociaci¨®n de Libreros durante d¨¦cadas y fue fundamental para instaurar la Feria del Libro Antiguo de Recoletos.
?Por qu¨¦ es de la Cuesta?
Me he criado entre libros. Por la caseta de mi abuelo he visto pasar a Umbral, Alberti, Cela, Octavio Paz¡ Se originaban muchas tertulias, porque este es tambi¨¦n un lugar de encuentro. Recuerdo especialmente una entre un general de la Divisi¨®n Azul y un ministro del PSOE en los a?os ochenta.
?Por qu¨¦ nace la iniciativa?
Por el centenario, pero en realidad es una campa?a al rescate de este lugar emblem¨¢tico. Tenemos que dotarlo de mayor visibilidad para que nos dure 100 a?os m¨¢s.
?Se lo debe a su abuelo?
No me siento en deuda con ¨¦l, aunque mucha gente echa de menos al ¨²ltimo de los libreros. Ten¨ªa un amor absoluto por los libros y mimaba al lector. Su memoria era impresionante. Consegu¨ªa libros que ni siquiera el cliente sab¨ªa que le iban a interesar.
?Alguno para usted?
Me regal¨® una edici¨®n en piel. Es un libro peque?ito, pero m¨¢s que un libro es un consejo vital que intento seguir al pie de la letra, el poema If de Kipling. Lo tengo en casa.
?Qu¨¦ tiene de especial la Cuesta?
Es un oasis cultural en el centro de Madrid. Aqu¨ª se detiene el tiempo y compruebas que el libro es un objeto de culto, pero no de lujo.
?Se est¨¢ perdiendo el oficio del librero?
Existe mucha motivaci¨®n. Hay libreros j¨®venes que han tomado el testigo de sus padres y abuelos. Han sabido combinar la venta presencial con la online. El negocio contin¨²a, pero los cambios de los ¨²ltimos a?os han afectado al modelo de negocio.
?Las nuevas tecnolog¨ªas est¨¢n acabando con el negocio cl¨¢sico?
No solo con el de librero, con todos. Sobre todo, con la labor presencial del comerciante.
Y eso lleva a la precariedad¡
El peligro es que a la gente le queda poco dinero para su tiempo l¨²dico. La pirater¨ªa tambi¨¦n es un problema. Una cosa lleva a la otra.
?Por qu¨¦ hay que comprar aqu¨ª?
Siempre puedes hacerlo por Internet, pero no existe relaci¨®n con el librero, que est¨¢ aqu¨ª llueva, nieve o se produzca un atentado, como el 11-M. Nadie te va a aconsejar mejor.
Los datos dicen que cada vez leemos menos¡
Estamos muy entretenidos con nuestros m¨®viles y nuestra imagen. En la Cuesta lo mejor son los precios. El que no lee es porque no quiere.
?Para qu¨¦ sirve leer?
Para ser feliz. El lector es como un explorador. Un libro te descubre nuevos mundos.
?Qu¨¦ le inspira la Cuesta?
Es la historia de Madrid. Los libreros evolucionaron como lo ha hecho la ciudad. Han sido testigos de sus cambios. Ni siquiera cerraron sus puestos en la Guerra Civil.
?Es un bien inmaterial?
La intenci¨®n es que la Cuesta se integre en la futura zona protegida por la Unesco, el eje Prado-Retiro. As¨ª no le pondr¨¢n al lado una verbena con churros, artesan¨ªa, garrapi?ada¡ Es insultante. Otro objetivo es que le otorguen el Premio Nacional Fomento a la Lectura 2019.
?C¨®mo ha cambiado en estos a?os?
El hormig¨®n ha hecho mucho da?o. Los bibli¨®filos ya no se pueden llevar los lotes de libros que compran, y eso ha favorecido la venta por Internet.
?Cu¨¢l es el diagn¨®stico?
Los problemas son globales: desaparece el papel y ahora todo es digital, ha ca¨ªdo el n¨²mero de lectores, el canon que pagan los libreros es excesivo¡
?C¨®mo se cura?
Hay que atraer nuevos p¨²blicos. Las instituciones deben mimar m¨¢s este espacio y regular la concesi¨®n municipal. Algunos libreros pagan una cantidad estratosf¨¦rica.
?La Cuesta, cien a?os de soledad?
No, no. En los a?os ochenta hubo mucho movimiento. Alcaldes como Tierno Galv¨¢n, Barranco y ?lvarez del Manzano la cuidaron. No es un tema partidista; aqu¨ª cabe todo el mundo.
La gente se ha volcado en las redes¡
Han participado muchos escritores y artistas. Uno de los testimonios m¨¢s repetidos por la gente es c¨®mo se convirtieron en lectores porque sus padres les llevaban all¨ª cuando eran ni?os.
Una pasi¨®n heredada
Berchi muri¨® en enero de 2010, pero dej¨® huella en la Cuesta. Estaba en ella de lunes a domingo desde que en 1941 hered¨® el puesto 26. Hasta el estallido de la Guerra Civil lo hab¨ªa regentado su padre, que falleci¨® durante la contienda. Su puesto fue durante d¨¦cadas punto de encuentro de escritores. Berchi transmiti¨® a su nieta el gusto por Poncela, Lorca y Umbral. Entre los libros preferidos de S¨¢nchez destaca El mundo de ayer, de Stefan Zweig. De los espa?oles le gusta Enrique Vila-Matas, que relata un paseo con ella en el libro Kassel no invita a la l¨®gica.
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