C¨®mo cenar una hamburguesa en tanga
Pienso en un Madrid donde los disfraces no sean disfraces y atesten los armarios de cualquier barrio, un Madrid lleno de noct¨ªvagas, en tanga y felices
Elige su men¨² para la cena en tanga y sujetador balconette de una especie de lam¨¦ rosa p¨¢lido con aguas violetas: una hamburguesa doble con queso y bacon, patatas fritas cl¨¢sicas y una coca cola light. La veo desde la terraza de enfrente mientras me como un helado de turr¨®n ¡ªhay quien cata palmeras de chocolate, croquetas, croissants o tortillas de papa, yo soy probadora de helados de turr¨®n [ver nota al pie]¡ª. Va cambiando el peso de pierna a pierna sobre unas sandalias de tac¨®n de pl¨¢stico amarillo ne¨®n y apoya el codo en el hombro de un chaval sin camiseta y sin un solo gramo de grasa, luego se dobla hacia atr¨¢s y se rasca las corvas. Bosteza. Son las 23.37 del viernes 2 de agosto. Se estira y la coleta, rubia y lis¨ªsima, le roza el final de la espalda como un fleco. Cuando le entregan la bolsa de papel con su pedido va a sentarse en el bordillo de la acera con sus amigas ¡ªmismo look, distintos colores¡ª, que han dejado la coca de su men¨² para el final, est¨¢n vertiendo la mitad sobre el asfalto y rellenan con unos buenos chorreones de whisky de 6,5 la botella. P¨®lvora para las vaqueras.
Esas seis veintea?eras no reparan en nada m¨¢s que en abrir las piernas a todo lo ancho para que lo que gotea no manche sus outfits pl¨¢sticos y brillantes. Esto es Sant Antoni de Portmany, Ibiza 2019. Y a eso le puede seguir cualquier cosa, como las intro de las canciones de reguet¨®n. La elecci¨®n del destino la hizo el libre mercado. Oferta y demanda a dos semanas de viajar. Desde Madrid hacia cualquier destino (con sol y playa), del 2 al 5 de agosto y 2 billetes en clase turista: esto era lo m¨¢s barato. Y desde Madrid-Barajas Adolfo Su¨¢rez hay pocos vuelos baratos en pleno julio.
Esta noche hay Glow Party, Water Party, Pool Party, Shiny Night, Crazy Night, 80's Night y no s¨¦ cu¨¢ntas parties y nights m¨¢s. A alguna de ellas ir¨¢n las comedoras de hamburguesas y la riada de chanclas, calcetines altos de blanco impoluto, vestidos de rejilla sobre bikinis fluorescentes, pesta?as postizas, gorras de talla grande, torsos de m¨¢rmol, gl¨²teos de m¨¢rmol, bronceados al punto, enrojecidos y churruscados, cadenas de oro, u?as de ¨¢guila decoradas que ni la porcelana china, camisas abiertas, camisetas que se podr¨ªan sostener solas de pie y toneladas de maquillaje waterproof. Muy waterproof.
Pasan entre las mesas de las terrazas con bolsas del s¨²per llenas de hielos, mochilas reflectantes o botellas abiertas que van empinando de tanto en tanto. Pasan entre un par de parejas de jubilados; una familia de padre, madre y beb¨¦; otra numerosa y francesa con dos ni?os y una ni?a que no llegan del todo a la mesa; un grupo de se?oras con blusitas estampadas y bolsitos de mano. Ninguna de esas mesas repara en ese desfile inacabable.
Lo hace una larga, con 14 adolescentes de camisas color pastel, mocasines, menorquinas, patillas hasta mitad de la mand¨ªbula y perlas que asoman entre mechones rubios que parecen naturales. Bueno, lo hacen ellas. Levantan las cejas frente a esa trashumancia de piel y expectativas nocturnas, hacen una mueca que les arruga la barbilla. Ellos echan miradas fugaces y de reojo. Mientras, todos discuten sobre d¨®nde meter la moto de agua que el padre de alguno de ellos acaba de comprar. Deben ser primos. Todos viven en Goya y entre todos deciden meter el "cacharrito nuevo" en la casa de la sierra del abuelo. Uno de ellos, el que parece el mayor y que por la pinta y el color de ojos podr¨ªa ser sobrino de Fran Rivera, paga con tarjeta. Se levantan para irse a tantear alg¨²n sitio "vi ei pi" y, al paso de un grupo muy parecido al de las comedoras de hamburguesas, una bajita de nariz aguile?a chasquea la lengua: "Vir, t¨ªa, mira... Pfff". Vir le contesta que "s¨ª, darling", pero que igual les vale para la "pool party de disfraces" de Ram¨®n para despedir el verano. Ser¨ªa "cool, cool".
Me pregunto si Vir y ella quieren disfrazarse o quieren usar el disfraz como excusa. Me pregunto por qu¨¦ hay quien decide usar un poco de mentira para ser un poco m¨¢s verdad, como cuando dices algo y lo terminas con un "es broma, ?eh?". Me pregunto por qu¨¦ todav¨ªa ese ellas contra ellas y por qu¨¦ ese desd¨¦n que parece desprenderse de la convicci¨®n de clase.
Entonces me imagino un cambio de territorio. Aqu¨ª, los de Goya juegan en campo contrario. Calculo c¨®mo ser¨ªan las comedoras de hamburguesas paseando enfundadas en sus rejillas y sus plataformas de pvc por Jorge Juan o Ponzano sin que sea Carnaval ni el Orgullo ni Halloween. Un martes por la tarde, por ejemplo, que un domingo por la ma?ana va a ser muy obvio. Con su purpurina y sus risas a todo volumen tomando caf¨¦s y c¨®cteles y haci¨¦ndose peelings mientras van dejando un caminito de brilli brilli a su paso de perreo-techno-dance. Me las imagino y me entra la risa, la que me da siempre que veo c¨®mo ofende a quien le ofende la libertad de quien la ejerce.
Y pienso en un Madrid lleno de trikinis de lam¨¦ que hacen aguas seg¨²n les da la luz. Un Madrid donde los disfraces no sean disfraces y atesten los armarios de cualquier barrio sin que salgan solo para el Orgullo o Halloween o Carnaval. Un Madrid lleno de noct¨ªvagas, en tanga y felices.
Probablemente no sean las mejores y tal vez ma?ana cambie de opini¨®n, pero estas a 6 de agosto son mis favoritas. Palmeras de chocolate: las de La Duquesita, en Fernando VI, 2. Croissants: los manolitos, de Manolo Bakes, tienen varias tiendas, una en la plaza de Santa B¨¢rbara, 4. Croquetas: las de Viridiana, en la calle Juan de Mena, 14. Tortilla de papas: la de la Taberna Pedraza, antes en Ibiza, 38, ahora en Recoletos, 4. Y los helados de turr¨®n: los de Mam¨¢ Elba, en calle de la Ruda, 15 (tienen otra en Cea Berm¨²dez, 29)
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.