Proyectar con la naturaleza para salvar vidas
El autor critica que la legislaci¨®n urban¨ªstica de Madrid est¨¢ obsoleta y no acoge la nueva sensibilidad ante el medio ambiente y los riesgos naturales
El devastador impacto de la DANA en las islas Baleares, y el Mediterr¨¢neo peninsular, as¨ª como las recientes inundaciones de Arganda, evidencian una vez m¨¢s la dram¨¢tica vulnerabilidad del h¨¢bitat y las infraestructuras humanas frente a la potencia creadora, pero tambi¨¦n destructora, de la Naturaleza.
Como consecuencia del impacto del hurac¨¢n Sandy -que puso literalmente a la ciudad de Nueva York de rodillas por primera vez en su historia- muchas grandes metr¨®polis est¨¢n realizando un enorme esfuerzo inversor en la respuesta frente a las cat¨¢strofes y en particular en la protecci¨®n de los frentes mar¨ªtimos Lamentablemente, este esfuerzo en adaptaci¨®n contrasta con la magra voluntad de los gobiernos para afrontar la crisis clim¨¢tica desde la doble perspectiva de la reducci¨®n radical de las emisiones de carbono y de la creaci¨®n de comunidades resilientes.
Quisiera llamar la atenci¨®n sobre un ¨¢mbito de prevenci¨®n de los riesgos naturales m¨¢s concreto, cercano y accesible sin enormes inversiones infraestructurales, pero demandante de fuerte voluntad pol¨ªtica: la planificaci¨®n racional del uso del territorio.
La legislaci¨®n urban¨ªstica espa?ola recoge como uno de los principios del desarrollo territorial y urbano sostenible: la prevenci¨®n adecuada de riesgos y peligros para la seguridad y salud p¨²blicas y su eliminaci¨®n efectiva; exigiendo que el informe de sostenibilidad ambiental de los instrumentos de ordenaci¨®n de las actuaciones de urbanizaci¨®n incluya un mapa de riesgos naturales del ¨¢mbito. Asimismo, la Agenda Urbana Espa?ola elaborada en desarrollo de la Nueva Agenda Urbana de Naciones Unidas propone incluir nuevas previsiones en los instrumentos de planeamiento relacionadas con la adaptaci¨®n y mitigaci¨®n de los efectos del cambio clim¨¢tico: elevaci¨®n del nivel del mar, lluvias torrenciales, incendios, p¨¦rdida de suelo f¨¦rtil ¡etc.
Nunca en la historia de nuestro pa¨ªs se hab¨ªa contado con los recursos que hoy disponemos para cumplir estos objetivos: conocer de manera rigurosa los riesgos ambientales, prevenir y mitigar sus efectos. Desde la aprobaci¨®n de la Directiva Europea relativa a la evaluaci¨®n y gesti¨®n de los riesgos de inundaci¨®n en 2007 contamos con un Sistema Nacional de Cartograf¨ªa de Zonas Inundables y una modelizaci¨®n hidrol¨®gico-hidr¨¢ulica de alta precisi¨®n.
S¨®lo es necesario que opere un ¨²ltimo eslab¨®n: que las Comunidades Aut¨®nomas trasladen esta exigencia al Planeamiento Urban¨ªstico y la Ordenaci¨®n del Territorio a trav¨¦s de la legislaci¨®n del suelo -donde tienen competencia exclusiva-, y adem¨¢s elaboren planes territoriales y promuevan y financien la actualizaci¨®n del planeamiento local. Finalmente, es necesario los municipios asuman el reto dif¨ªcil, y frecuentemente ingrato, de incorporar todo este conocimiento t¨¦cnico a la limitaci¨®n de los usos urbanos del suelo en las ¨¢reas de riesgo, atendiendo adem¨¢s a la defensa vigilante de la disciplina urban¨ªstica.
La situaci¨®n de la comunidad Aut¨®noma de Madrid no es nada satisfactoria. La legislaci¨®n urban¨ªstica, muy obsoleta, no acoge la nueva sensibilidad ante el medio ambiente y los riesgos naturales. Pero, sobre todo, la situaci¨®n de renovaci¨®n del planeamiento urban¨ªstico de los municipios es calamitosa. Es bien conocido el caso de la capital cuyo ¨²ltimo Plan General data de 1997. Pero la propia Exposici¨®n de Motivos del malogrado Proyecto de Ley 2017 expon¨ªa crudamente que tras los 18 a?os de vigencia de la Ley del Suelo de 2001 s¨®lo 20 municipios hab¨ªan adaptado su planeamiento a dicha ley mientras que 159 y nueve segu¨ªan operando con planeamientos a¨²n m¨¢s antiguos, mil veces remendados a trav¨¦s de modificaciones puntuales.
La tarea es inaplazable e ineludible. Lo expresaba de manera n¨ªtida el Secretario General de Naciones Unidas Ant¨®nio Guterres en v¨ªsperas de la cumbre del clima de New York: la naturaleza est¨¢ enfadada y nos devuelve el golpe.
Jos¨¦ Mar¨ªa Ezquiaga es arquitecto y soci¨®logo
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