El colapso del servicio de emergencia social en Madrid: ni?os durmiendo en la calle, vecinos entregando mantas
La plantilla del SAMUR social lleva meses denunciando falta de recursos y en los ¨²ltimos d¨ªas varias familias con menores han pasado noches al raso
¡°Nunca pens¨¦ que dormir¨ªamos en la calle¡±. Es la frase que m¨¢s repet¨ªa Javier Jaimes (25 a?os), que junto a su mujer Liseth Gom¨¦z (30), su hija Samara, de cuatro a?os, y su hermano Carlos (28) se preparaba a medianoche del domingo para pasar su primera noche frente a la sede central del Samur Social (San Francisco, 10) en el barrio de La Latina. Efectivos del servicio de emergencias sociales del Ayuntamiento llevan meses denunciando que no hay recursos suficientes. Otras diez personas m¨¢s esperaban recibir alojamiento tumbados sobre cartones y mantas t¨¦rmicas que les regalaron los vecinos de la zona.
¡°No hay plazas¡±, repet¨ªa Azucena P¨¦rez por tel¨¦fono, del comit¨¦ de empresa del Samur. La funci¨®n de los servicios sociales de emergencia del Ayuntamiento es facilitar un alojamiento temporal a personas que tienen puntualmente un problema. ¡°Nuestro trabajo no es ofrecer un albergue, estamos asumiendo un trabajo para el que no estamos preparados¡±, se?alaba esta trabajadora el lunes por la ma?ana. En su opini¨®n, hay falta de informaci¨®n y altas expectativas por parte de los solicitantes de asilo que llegan a Espa?a: ¡°El Samur Social no tiene alojamiento para solicitantes de asilo, no es nuestro papel, pero debido al colapso de las instituciones y ONG que se ocupan de ellos, estamos asumiendo nosotros sus casos¡±. Son el ¨²ltimo eslab¨®n de la cadena, la ¨²ltima red, a donde llegan desesperados.
"Madrid ha asumido a 4.000 personas refugiadas en estos ¨²ltimos meses. Y no, Madrid no tiene ni una plaza m¨¢s para acoger", dijo la semana pasada el delegado de Familias, Igualdad y Bienestar Social, Pepe Aniorte, tras una noche en la que m¨¢s de 15 adultos, algunos enfermos, y siete menores hab¨ªan dormido al raso a las puertas del Samur Social.? Este a?o han solicitado asilo en la Comunidad "casi el doble que el a?o anterior" (35.000 frente a 20.000, seg¨²n sus datos). Sin embargo, el alcalde, Jos¨¦ Luis Mart¨ªnez-Almeida, ha se?alado este lunes que ¡°todas las personas que duermen en la calle tienen recursos sociales del Ayuntamiento a su disposici¨®n, y podemos dar techos y alojamiento¡±.
Fuentes del consistorio de Almeida se?alan que el ¡°absoluto colapso¡± del sistema de emergencia tiene que ver con los solicitantes de asilo. ¡°Es problema del Gobierno y como ellos no se hacen cargo, acabamos asumiendo el trabajo los servicios del Ayuntamiento¡±, indican, al tiempo que reclaman ayuda del Gobierno central. Este martes se reunir¨¢n el delegado Aniorte y su hom¨®logo de Ciudadanos en la Comunidad de Madrid, Alberto Reyero, con representantes del Ministerio de Interior y del de Trabajo para tratar de solucionar esta crisis de los servicios sociales. El encuentro se produce tras la carta enviada por las administraciones municipal y auton¨®mica el pasado 3 de octubre ante la ¡°situaci¨®n extrema¡± que se vive por la llegada de refugiados.
Las mismas fuentes del Ayuntamiento afirmaron estar preparando un documento que se discutir¨¢ con el resto de partidos pol¨ªticos para reformular los servicios sociales ¡°completamente¡±. Esperan poder empezar a aplicarlo a partir del a?o que viene. ¡°Mientras tanto, resolveremos la emergencia actual, encontraremos un hueco para esta familia, pero quiz¨¢s no para la siguiente¡±, indicaron.
Sandra Hermida, de 47 a?os, lleva dos viviendo frente a la sede del Samur Social y toda su vida en el centro de Madrid, ¡°donde es normal encontrar gente sin hogar durmiendo en la calle, pero nunca menores¡±. La primera vez que vio a ni?os pernoctando al otro lado de su portal fue a principio de septiembre. Una familia de Marruecos con cinco ni?os dio la voz de alarma. ¡°Llamamos a la prensa y entraron en el centro al cabo de unos d¨ªas¡±, explica. Desde entonces afirma que no han parado de llegar m¨¢s familias con ni?os peque?os. ¡°Les bajamos mantas t¨¦rmicas, galletas¡ es una cuesti¨®n de pura humanidad, yo tengo ni?os peque?os y no puedo quedarme sin hacer nada¡±. Hermida afirma haber recorrido las ONG, las iglesias y los centros de ayuda de Madrid para encontrar alojamiento a estas familias. ¡°Todo est¨¢ saturado¡±.
Jaimes mantiene la esperanza. ¡°Al menos a mi mujer y a mi hija les han dejado utilizar el ba?o durante el d¨ªa¡±, explicaba, agradecido, a medianoche del domingo.? Sobre las 10 de la ma?ana de este martes han podido entrar en la sede del Samur, aunque a¨²n no saben si podr¨¢n pasar la noche all¨ª o si volver¨¢n a la calle. Este colombiano lleg¨® junto a su familia a Madrid hace cinco d¨ªas y lo primero que hicieron fue pedir asilo pol¨ªtico. Seg¨²n su relato, el negocio que ten¨ªa junto a su hermano de compraventa de motos de segunda mano fue amenazado y se tuvieron que marchar. Son de un barrio en el sector tres (de clase media) en Bucaramanga, en el oriente de Colombia muy cerca de la frontera con Venezuela. ¡°En poco tiempo ha llegado mucha gente buena pero tambi¨¦n gente mala¡±, relataba Jaimes. G¨®mez saca una mano de debajo de la manta y ense?a una gran cicatriz entre el pulgar y el ¨ªndice que le llega hasta la mu?eca. ¡°Hace poco me quisieron robar el m¨®vil, tard¨¦ un poco m¨¢s de la cuenta en encontrarlo en el bolso y me raj¨®¡±, indicaba, mientras con la otra cubr¨ªa la cabeza de su hija, ya dormida.
Jaimes manten¨ªa este negocio con su hermano, mec¨¢nico, como un trabajo extra. ?l y G¨®mez trabajaban en una empresa como supervisores de ventas. Y ahora su intenci¨®n, dicen, es encontrar trabajo en Espa?a y por eso conf¨ªan en que el 22 de octubre, el d¨ªa de la cita para tramitar la solicitud de asilo en la comisaria de Aluche, su suerte cambiar¨¢. ¡°Tendremos el permiso para poder estar aqu¨ª legalmente¡±, expresaban. Se trata de la ¡°tarjeta roja¡± de la que hablan los que ya la recibieron y, sin embargo, siguen durmiendo en la calle.
Es el caso de ?scar Mill¨¢n (50 a?os), Pablo Gonz¨¢lez (32) y Karen Santiago (40 a?os) que duermen a la cabeza de la fila para conseguir alojamiento, apostados al lado de la puerta de entrada de camiones del Samur Social. Este grupo de venezolanos duerme sobre un colch¨®n que les regal¨® una vecina a una pareja de cubanos que ya est¨¢n durmiendo en el centro de acogida. ¡°El colch¨®n es el premio para los que tienen ya una antig¨¹edad¡±, bromeaba Santiago. Ella, por ejemplo, lleva tres noches durmiendo en la calle. Cada uno de ellos lleg¨® por su lado, solos, y ahora, frente a las puertas de la sede central del Samur, luchan contra la confusi¨®n de los ¨²ltimos d¨ªas formando su peculiar peque?a familia.
Primer objetivo: la 'tarjeta roja'
Como la de Jaimes, ellos tambi¨¦n pidieron asilo pol¨ªtico nada m¨¢s bajarse del avi¨®n. Fue admitida a tr¨¢mite por la administraci¨®n y recibieron la tarjeta roja, cuyo nombre oficial es Documento acreditativo de la condici¨®n de solicitante en tramitaci¨®n de protecci¨®n internacional. Tiene una vigencia de seis meses y permite abrir una cuenta bancaria o recibir una tarjeta sanitaria, pero no trabajar. Tras esos seis meses de espera, pueden renovar la tarjeta roja para conseguir la autorizaci¨®n, esta vez s¨ª, para trabajar. Pero hasta entonces, al menos ellos, duermen en la calle.
¡°Venimos de un pa¨ªs de alto riesgo con la esperanza de encontrar protecci¨®n. Espa?a nos tira a la calle¡±, se queja Mill¨¢n, profesor universitario y pol¨ªtico. Gonz¨¢lez es ingeniero y, desde que lleg¨® a Espa?a ha buscado trabajo, aunque en negro. ¡°Como no encuentro nada me dedico a hacer de p¨²blico para programas de televisi¨®n¡±. A ¨¦l y a Karen Santiago, licenciada en Administraci¨®n, les pagan 10 euros, un s¨¢ndwich y un zumo por diez horas de trabajo. ¡°Todo el tiempo aplaudiendo y sonriendo, es lo ¨²nico que podemos hacer¡±, explica ir¨®nico el ingeniero mientras el resto de esta peculiar familia rompe a re¨ªr.
La plantilla del SAMUR Social denuncia falta de recursos
La plantilla ha denunciado en reiteradas ocasiones la falta de recursos para atender situaciones de emergencia. El Ayuntamiento dispone de 973 plazas de acogida de emergencia. La mayor parte, para hombres sin techo (el colectivo m¨¢s numeroso); otras se destinan a mujeres sin hogar y el resto quedan para cualquier ciudadana o ciudadano en situaci¨®n de emergencia.En los ¨²ltimos meses, Samur social ha visto incrementada su actividad con relaci¨®n a la atenci¨®n de migrantes, en algunos casos familias, solicitantes de asilo o de refugio.
M¨¢s de 50 trabajadores del Samur Social, servicio p¨²blico municipal que acaba de celebrar su 15? aniversario, durmieron el 1 de julio en la calle, frente a su sede principal, para denunciar que se est¨¢ dejando a familias con ni?os en la calle. Desde entonces, ha vuelto a ocurrir en varias ocasiones. La plantilla denuncia estar desbordada: los efectivos llegan a pasar noches sin dormir y ha aumentado el n¨²mero de bajas por depresi¨®n.
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