¡°En esta sociedad vamos a tope con todo: o fracasamos o lo petamos¡±
Javier V¨¢zquez, propietario de O¡¯Pazo de Lugo y La Can¨ªbal y fundador de Tapapi¨¦s
Javier V¨¢zquez, madrile?o de 44 a?os, es un tipo del barrio. Propietario del restaurante gallego O¡¯Pazo de Lugo y de su nueva hermana evolucionada, La Can¨ªbal, e hijo del due?o del mascar¨®n de proa de la zona: el Portomar¨ªn. Durante seis a?os fue presidente de la Asociaci¨®n de Comerciantes de Lavapi¨¦s, que aglutina a unas 200 peque?as empresas. Durante esos a?os puso en marcha proyectos que hoy son de m¨¢xima popularidad, como Tapapi¨¦s, que dura hasta el pr¨®ximo domingo y ya es como unas fiestas populares del barrio. Un agosto en oto?o para los hosteleros.?
Nueve ediciones de Tapapi¨¦s.
R¨¦cords de tapas
Tapapi¨¦s va bien, demasiado bien. ¡°El problema es que a veces nos vemos desbordados por la demanda y no podemos atender a la gente como nos gustar¨ªa. Estamos en una sociedad en la que vamos a tope con todo. O fracasamos o lo petamos: no hay t¨¦rmino medio¡±, dice V¨¢zquez. En el Portomar¨ªn su padre ha llegado a vender 3.800 tapas. ?l, unas 1.800.
Estamos en un punto completamente distinto: en la asociaci¨®n antes nos plante¨¢bamos c¨®mo atraer a la gente al barrio. En la oficina de turismo de Atocha le dec¨ªan a la gente que no viniese hacia este lado: durante mucho tiempo las noticias que sal¨ªan del barrio eran navajazos, reyertas. Ahora la imagen de Lavapi¨¦s es totalmente distinta.
?En qu¨¦ situaci¨®n se encuentran los peque?os comerciantes del barrio?
Siempre tienen problemas y siempre necesitan ayuda. M¨¢s los comerciantes que los hosteleros: tienen una gran competencia en los centros comerciales y en Amazon. La gente es muy de venir a los bares, pero luego compra en otros sitios. Trabajamos en darles visibilidad.
Hay mucha hosteler¨ªa gallega y asturiana en Madrid.
Fueron oleadas de emigrantes de los a?os setenta y ochenta, y montaron bares. Gente de aldeas y pueblos, sin estudios, que entraban a trabajar en el negocio de un familiar y de ah¨ª ya¡. Hab¨ªa pocas oportunidades en aquella Galicia rural, donde adem¨¢s heredaba solo el hijo mayor.
Estos bares tradicionales est¨¢n desapareciendo.
Todo evoluciona muy r¨¢pido. El que tiene algo muy llamativo o especializado sobrevive. Luego est¨¢ el cambio sucesorio: las nuevas generaciones no siguen con los bares porque se ha dado la imagen de ser un trabajo muy sacrificado. Hab¨ªa que estudiar para no acabar en el bar.
Pero es que es sacrificado, ?no?
S¨ª, es sacrificado, pero tambi¨¦n gratificante. Adem¨¢s, la gente que est¨¢ abriendo bares ahora viene de fuera del sector y busca generar un concepto y gestionarlo, no estar tras la barra de sol a sol y aguantar al ¨²ltimo bolinga hasta las tantas.
?Ya no quedan parroquianos?
Eso es triste¡ Los bares antes eran como centros sociales. Ahora son como discotecas, sitios de moda donde dejarse ver. Se busca ese ambiente de estar pas¨¢ndolo bien. El bar tradicional ofrece un determinado producto, pero tambi¨¦n una extensi¨®n de la propia casa. No se sal¨ªa tanto a cenar por ah¨ª. Pero que no haya parroquianos es cosa de los clientes, no de los hosteleros.
?Se cri¨® usted en el barrio?
Me tiraba todo el fin de semana por el bar. Me enviaban a hacer recados y los camareros me iban a recoger al colegio por semana. O incluso los clientes.
?C¨®mo era Lavapi¨¦s?
Tremendamente distinto: barrio, barrio, barrio. Todo el mundo se conoc¨ªa. Siempre ha sido un barrio modesto, de trabajadores, no era bohemio como ahora. Las viviendas son peque?as, nunca ser¨¢ un barrio de lujo, como m¨¢ximo un barrio de moda. Aunque mucha gente piensa que es venir aqu¨ª y triunfar, pero hay muchos negocios que tienen que cerrar.
El mesonero era el que aglutinaba a la gente, un personaje relevante de la comunidad.
Nosotros seguimos teniendo clientela de toda la vida. Pero se ha perdido el h¨¢bito de tomar el verm¨² antes de comer, echar la siesta y volver a trabajar. Ahora solo se hace los fines de semana. Antes el bar cubr¨ªa una necesidad, ahora es puro ocio. Buscamos algo que nos divierta.
?La turistificaci¨®n es un problema?
Es un arma de doble filo, porque puede perderse el barrio: cada vez hay menos vecinos. El comercio tiene un grav¨ªsimo problema y la soluci¨®n no es el turismo, y no sabemos cu¨¢l es: hay que adaptarse. El problema es que al final, m¨¢s tarde o m¨¢s temprano, todo se termina adaptando a donde viene el dinero. Si el dinero viene de los turistas... ?Y si los turistas dejan de venir?
?Tiene usted mucha clientela tur¨ªstica?
Aqu¨ª tenemos cada vez m¨¢s, hasta un 20%. Pero recuerdo cuando no ven¨ªa ni uno solo. Esto es el centro de Madrid, tenemos los museos alrededor, la Puerta del Sol est¨¢ cerca, estamos en medio de todo. Es inevitable que esto termine invadido de turistas. Estamos rodeados.
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