La segunda (o tercera) vida art¨ªstica de Fon Rom¨¢n
El exguitarrista de Piratas, muy admirado por la profesi¨®n, retoma su carrera solista tras ocho a?os de retiro en M¨¦xico
En sus a?os como guitarrista ¡°raro y experimental¡± de Piratas, Fon Rom¨¢n lleg¨® a actuar ante cerca de 30.000 almas en Castrelos, el parque m¨¢s emblem¨¢tico de su Vigo natal. Este viernes pasado, en la presentaci¨®n madrile?a de su ¨¢lbum solista La chispa, la llama y el humo, abarrot¨® con un p¨²blico entusiasta y militante la Costello, una sala en la que hay cabida para unas¡ 120 personas.
No reniega Rom¨¢n de sus a?os de ¡°aprendizaje y experiencia¡±, del bagaje obtenido durante los tiempos de gloria y giras internacionales. Pero tiene claro que su plenitud art¨ªstica acontece ahora; por mucho que le toque, a los cuarenta y muchos, regresar a los tiempos del pico y la pala, los ingresos m¨¢s exiguos o los camerinos angostos y sin lavabo, por no hablar de esos escenarios tan raqu¨ªticos que solo pueden subirse a ellos un m¨¢ximo de tres m¨²sicos. Cosas de las resurrecciones art¨ªsticas o las segundas y hasta terceras vidas: Fon puede que sea, en proporci¨®n a su relevancia objetiva, el artista peor conocido del pop espa?ol. Y ahora, cual Ave F¨¦nix, parece haberse confabulado para revertir esa tendencia.
El cantante, guitarrista y compositor vigu¨¦s es, como todo artista sustancioso, un hombre medianamente atormentado. Quiz¨¢s, en su caso, alg¨²n que otro punto por encima de la media. Por eso protagoniz¨®, ocho a?os atr¨¢s, uno de los m¨¢s clamorosos cortocircuitos emocionales de los que se guardan memoria entre la parroquia del pop-rock peninsular. Le contemplaban un legado magn¨ªfico en la banda que comparti¨® con Iv¨¢n Ferreiro, Paco Ser¨¦n, Pablo ?lvarez y el a?orado Hal 9000, adem¨¢s de un par de trabajos en solitario, Silencio c¨®modo en un jard¨ªn descuidado (2006) y Entretelas (2011), que no lograron gran repercusi¨®n popular pero s¨ª un abrumador consenso entre la cr¨ªtica. Pero algo no acababa de marchar bien en las entretelas, precisamente, del alma.
¡°Ni siquiera sabr¨ªa explicar por qu¨¦ no estaba a gusto o qu¨¦ no me agradaba de mi vida¡±, se sincera de madrugada en el min¨²sculo camerino de la Costello, su frente a¨²n empapada de sudor tras este demorad¨ªsimo reencuentro con el p¨²blico madrile?o. ¡°No estaba huyendo de nada, pero necesitaba encontrarme conmigo, con mi esencia. Renacer en otro sitio¡¡±. Y as¨ª fue c¨®mo Rom¨¢n afront¨® una traum¨¢tica ruptura con su pareja, Mari?a (a la que ahora dedica una especie de canci¨®n de cuna en el nuevo disco), y puso rumbo a M¨¦xico. Era un par¨¦ntesis, un proceso de oxigenaci¨®n. Pero se ha prolongado durante casi un centenar de meses.
La herida ha acabado cauteriz¨¢ndose con una colecci¨®n de canciones de sinceridad descarnada, un ciclo tem¨¢tico que abarca desde la ¡°chispa¡± (el nacimiento) al ¡°humo¡± (el desvanecimiento), pasando por todo el proceso vital de la ¡°llama¡±. Es curioso: Fon admite que a¨²n hoy sigue ¡°trabajando su timidez¡± y que conserva ¡°un cierto punto autista¡±, pero en sus canciones asume una sinceridad descarnada, casi temeraria. ¡°Me muestro a coraz¨®n abierto¡±, reconoce, ¡°pero, en vez de fr¨¢gil, me siento m¨¢s empoderado. Al exponer mi propia fragilidad a los dem¨¢s es cuando me siento mejor¡±.
El resultado no solo es hermoso, sino que cuenta con numerosos m¨²sicos entre sus devotos. Entre el p¨²blico del viernes se divisaban admiradores confesos como el cantautor Hache Milton o el humorista (y notable cantante) Quequ¨¦, y durante los ¨²ltimos meses han sido significativas las adhesiones de artistas de renombre. ¡°He estado huyendo de alguna manera de mi pasado¡±, se sincera nuestro protagonista, ¡°pero al final el pasado acaba encontr¨¢ndote a ti¡±. Por eso en Ciudad de M¨¦xico, a muchos miles de kil¨®metros de tierras ib¨¦ricas, conoci¨® a Izal, a Noni (Lori Meyers) o a su actual representante, Morgan Britos¡, adem¨¢s de reencontrarse con el propio Iv¨¢n Ferreiro. A su vera, y como homenaje a aquel pasado compartido, grab¨® El equilibrio es posible, tributo evidente a uno de los mayores ¨¦xitos de Piratas: El equilibrio es imposible.
¡°Soy consciente de que figurar como un ex de Piratas no me ha ayudado¡±, sostiene Fon con la sinceridad de quien ya ha procesado los avatares de la vida y se siente lo bastante sereno como para obrar en consecuencia. ¡°La m¨ªa, a fin de cuentas, es una propuesta muy personal, as¨ª que todo lo que provenga del pasado representa un peso. Ahora percibo la luz de estar haciendo algo nuevo. No es f¨¢cil a esta edad protagonizar un nuevo comienzo, pero me siento emprendiendo algo en el mejor momento de mi vida¡±. Y todo ello, desde su nuevo cuartel general, a un paso de la madrile?a Plaza de Espa?a, aunque seguir¨¢ viajando a M¨¦xico con regularidad.
¡°Llevo ya varias semanas viviendo aqu¨ª¡±, concluye, ¡°y es divertido sentirse tan relajado en una ciudad como esta. Madrid parece un lugar fren¨¦tico, pero todo depende de con qu¨¦ lo compares. Y en Ciudad de M¨¦xico, el espacio vital no existe, ni siquiera caminando por la calle. Todo es tumultuoso y en todas partes la contaminaci¨®n ac¨²stica resulta brutal¡±.
Guerra a los charlatanes de los conciertos
Una de las cosas que m¨¢s ha sorprendido a Fon Rom¨¢n tras regresar por tierras espa?olas es esa inveterada costumbre de nuestro p¨²blico de parlotear, a veces de manera muy ostentosa, durante los conciertos. Hemos tenido que soportar a tantos charlatanes que podemos pensar que se trata de un fen¨®meno universal, pero¡ nada m¨¢s lejos de la realidad. ¡°Lo hab¨ªa sufrido y percibido en docenas de ocasiones¡±, relata el guitarrista, ¡°solo que no te das cuenta de las dimensiones del problema hasta que lo contemplas con perspectiva. Y yo me percat¨¦ de ello durante un concierto de Quique Gonz¨¢lez en Ciudad de M¨¦xico. Hab¨ªa medio millar de espectadores, atentos y concentrados¡, salvo cinco espa?oles que no paraban de charlar, algunos incluso dando la espalda al escenario. Y me indign¨®¡±.
Rom¨¢n quiere ahora concienciar al p¨²blico sobre la gravedad de este h¨¢bito, por mucho que algunos lo consideren una circunstancia cotidiana o irrelevante. ¡°El fen¨®meno de los habladores es netamente espa?ol. No sucede en Am¨¦rica ni tampoco en Portugal. Y cuando el p¨²blico se pone a charlar como si se encontrara en un bar de copas, el m¨²sico desperdicia una energ¨ªa enorme. A m¨ª me saca por completo de mi propio discurso. Es una situaci¨®n inconcebible. En el cine, nadie aceptar¨ªa que el tipo de la butaca de al lado se pusiera a hablar¡±.
El autor de La chispa, la llama y el humo quiere incluso promover "un manifiesto y un v¨ªdeo, o lo que sea" entre sus compa?eros para concienciar sobre este fen¨®meno. "El respeto a la m¨²sica es innegociable", sentencia. "Y ese respeto, que implica silencio, se nos est¨¢ negando por lo que en un momento dado decida contarle un t¨ªo a su vecino del p¨²blico".
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