¡®Do?a Francisquita¡¯, frente al espejo
La discutida propuesta de Llu¨ªs Pasqual en el Liceo muestra ideas teatrales fant¨¢sticas
Revisar los cl¨¢sicos siempre implica riesgos. Los asume con valent¨ªa Llu¨ªs Pasqual en un innovador montaje de Do?a Francisquita, grand¨ªsima zarzuela de Amadeu Vives, cofundador del Orfe¨® Catal¨¤ junto a Llu¨ªs Millet. Que un compositor catal¨¢n y catalanista pintara el m¨¢s po¨¦tico retrato l¨ªrico de Madrid tiene su punto morboso, m¨¢s agitado que nunca en el actual paisaje pol¨ªtico y social. El regreso al Liceo De Barcelona, en plena jornada electoral, de esta popular obra fue tranquilo y gratificante, sin la crispaci¨®n que la inteligente propuesta de Pasqual gener¨® en su estreno en el Teatro de la Zarzuela de Madrid.
En su adaptaci¨®n del texto, Pasqual somete a dieta dura el costumbrismo madrile?o ¡ªsuprime los di¨¢logos originales¡ª y actualiza la dramaturgia en una valiosa propuesta que invita a reflexionar sobre la vigencia de un cl¨¢sico al que sit¨²a frente al espejo de la historia: tres actos, tres espacios, tres miradas que muestran los avatares de la zarzuela en un pa¨ªs que sigue sin conceder a su m¨¢s genuino teatro musical el valor art¨ªstico que merece.
Do?a Francisquita
De Amadeu Vives
Mar¨ªa Jos¨¦ Moreno, Celso Albelo, Ana Ibarra, Alejandro del Cerro, Mar¨ªa Jos¨¦ Su¨¢rez, Miguel Sol¨¢, Isaac Gal¨¢n, Gonzalo de Castro.
Direcci¨®n de escena: Llu¨ªs Pasqual.
Direcci¨®n musical: ?liver D¨ªaz.
Liceo de Barcelona.
Hasta el 17 de noviembre.
El primer acto transcurre en 1934, en un estudio donde se est¨¢ grabando el primer disco de zarzuela impulsado por el gobierno de la Rep¨²blica. El segundo nos sit¨²a en 1964 en Prado del Rey, en un plat¨® de televisi¨®n donde se transmite en directo una versi¨®n de Do?a Francisquita con cortes al gusto de un ministro del gobierno franquista. En el tercero asistimos a un ensayo en la actualidad, cuyo momento cumbre es la actuaci¨®n de la genial Lucero Tena, alma y vida de las casta?uelas.
Prima la m¨²sica. Se entiende, pues, la irritaci¨®n de muchos aficionados a la zarzuela al ver cercenado el libreto original de Federico Romero y Guillermo Fern¨¢ndez-Shaw, basado en La discreta enamorada de Lope de Vega. Para aclarar escenas y enlazar saltos temporales, aparece un avispado productor al que da vida con mucho acierto el actor Gonzalo de Castro. Pero, tras el cambio de chip dramat¨²rgico, hay mucho cari?o y convicci¨®n en el valor de la extraordinaria m¨²sica de Vives, que se impone en un espect¨¢culo con ideas teatrales fant¨¢sticas.
Lucero Tena entusiasm¨® en el c¨¦lebre Fandango. Otro momento m¨¢gico, cargado de nostalgia, fue el Coro de los rom¨¢nticos, arropado por la proyecci¨®n de evocadoras im¨¢genes de la pel¨ªcula ambientada en el Madrid de la Segunda Rep¨²blica, producida por Ib¨¦rica Films en 1934 y reci¨¦n restaurada por la Filmoteca Espa?ola.
Estuvo muy inspirado, con desbordante expresividad en esta escena, el coro del Liceo, cuya plantilla resolvi¨® intervenciones solistas con calidad y eficacia; algo m¨¢s apagada son¨®, sin embargo, la orquesta, bajo la discreta direcci¨®n de ?liver D¨ªaz.
La soprano Mar¨ªa Jos¨¦ Moreno brind¨® una Francisquita muy musical, de agudos impecables, y el tenor Celso Albelo luci¨® potentes medios y valientes agudos en el papel de Fernando, tan ligado a la memoria de Alfredo Kraus, a quien el teatro dedica las funciones en el vig¨¦simo aniversario de su fallecimiento. La mezzosoprano Ana Ibarra encarn¨® el papel de Aurora la Beltrana con temperamento bien calibrado, mientras que el tenor Alejandro del Cerro fue a m¨¢s como Cardona; Mar¨ªa Jos¨¦ Su¨¢rez, Miguel Sola e Isaac Gal¨¢n completaron con notable solvencia el reparto.
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