Atrapados en su propia realidad
Pau Mir¨® aborda el auge de la extrema derecha en ¡®Una hist¨°ria real¡¯, en la Villarroel
?Por qu¨¦ nos cuesta tanto ponernos en lugar del otro? El dramaturgo y director catal¨¢n Pau Mir¨® convierte la falta de empat¨ªa en el motor interno de su nuevo texto, Una hist¨°ria real, que tambi¨¦n dirige en un montaje redondo que puede disfrutarse en La Villarroel, hasta el 29 de diciembre. Julio Manrique, Laura Conejero, Mireia Aixal¨¤ i Nil Cardoner dan vida, con admirable contenci¨®n, a unos personajes que mantienen la tensi¨®n de la intriga argumental en su justo punto de ebullici¨®n. Magn¨ªfico reparto en un brillante ejercicio teatral en el que tan inquietante resulta lo que dicen los protagonistas como lo que callan.
Mir¨® juega con m¨²ltiples capas emocionales y psicol¨®gicas en un drama generacional que obliga al espectador a explorar los sentimientos, actitudes y argumentos que los personajes esgrimen en unos di¨¢logos admirablemente sostenidos y agitados con ¨¢spero sentido del humor, buen ritmo y silencios demoledores.
'Una hist¨°ria real'
Un padre y un hijo, con las heridas abiertas tras la muerte de la madre, se enfrentan a sus propios miedos en una aparente historia real que esconde muchas capas, reales o ficticias. El padre es un escritor que ha ganado ¨¦xito y prestigio novelando la muerte de su mujer, un hecho mezquino a ojos de su hijo, que escoge la violencia como castigo a los ideales de izquierda que le ha transmitido su padre.
Mir¨®, y as¨ª lo reconoce, quer¨ªa tratar teatralmente un tema que le preocupa mucho, el auge de la extrema derecha; lo que nos muestra es una de sus consecuencias inmediatas en el seno familiar: la desorientaci¨®n de un padre al ver transformado en violento adolescente ultra al que fue un d¨®cil ni?o de familia bien. Hay otras capas de lectura en un drama complejo que nos habla de ideales traicionados, del ego¨ªsmo y la falta de escr¨²pulos.
Quiz¨¢ lo m¨¢s atractivo del nuevo texto y tambi¨¦n de su puesta en escena es el tono de contenci¨®n y frialdad en la construcci¨®n de los personajes y el necesario distanciamiento del p¨²blico sin que por ello se apague la intensidad teatral. A ello contribuyen las actuaciones, calibradas con precisi¨®n en sus r¨¢fagas emocionales, de Julio Manrique (El escritor) y Nil Cardoner (el Hijo); Mireia Aixal¨¤ (la Psic¨®loga social) y Laura Conejero (La editora) bordan sus personajes en un impecable montaje.
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