La estrategia del Hip¨®dromo para hacer negocio m¨¢s all¨¢ de los caballos
La oferta paralela de ocio, tambi¨¦n familiar, se ha convertido en un polo de atracci¨®n. Si llueve o baja la temperatura, la afluencia se resiente
Rub¨¦n Maroto se baja del caballo con la cara embarrada y el traje empapado. "Estamos abonados al segundo puesto", lamenta despu¨¦s de haber entrado a meta unos cent¨ªmetros por detr¨¢s del ganador. En ese mismo instante, frente a un monitor, un se?or masculla: "Muy bien, Marotito, ?Enhorabuena!", mientras estruja el programa con las carreras de la jornada. La tensi¨®n se intensifica en las gradas, donde un millar de personas sigue el lance del jockey. Han venido a pasar un d¨ªa de apuestas, ca?as y aperitivo en el Hip¨®dromo de la Zarzuela.
Muchos lo hacen por primera vez, entre veteranos que calzan prism¨¢ticos, bol¨ªgrafo y libreta. Este espacio p¨²blico, que cerr¨® casi una d¨¦cada entre 1996 y 2005, est¨¢ intentando atraer aficionados con una oferta que trasciende la pista: 'food trucks', 'brunch', 'shows' y un arsenal de vocabulario moderno para enganchar con lo que denominan 'El planazo'. Ofrecen planes las noches de s¨¢bado y las ma?anas de domingo en sus 15.000 metros cuadrados. Entre los asistentes, muchas familias. Hay oferta de ocio para ni?os y la entrada de los menores es gratuita.
¡°Es una mezcla de las ca?as del centro y el paseo por la Casa de Campo, ideal para j¨®venes y familias", describe Victoria Barderas, directora de comunicaci¨®n y m¨¢rketing de la instituci¨®n. Remarca que la actividad principal no son las apuestas, incluidas en la Ley del juego correspondiente a la Comunidad de Madrid. A pesar de que no dejan participar a menores de edad y de las advertencias de que, como juego de azar, puede causar adicci¨®n, la mayor¨ªa de los asistentes prueba suerte. En la web lo tildan de ¡°f¨¢cil y divertido¡± y en ning¨²n sitio se pide identificaci¨®n.? La entrada a lud¨®patas est¨¢ prohibida en el recinto, como dicta la normativa vigente.Barderas sostiene que no hay problemas de ludopat¨ªa porque es una apuesta ¡°blanca, para vivir la emoci¨®n de la carrera¡± y cuenta que a partir del a?o que viene se inaugurar¨¢n unas ¨¢reas restringidas, ¡°con petici¨®n de clave¡±.
Barderas sostiene que el reclamo no es la apuesta, sino ¡°el ocio y el espect¨¢culo¡±. Si llueve o baja la temperatura, la afluencia se resiente. Habitualmente, registran 5.000 personas por jornada. En oto?o, sin embargo, el aforo baja. Quedan pocas jornadas antes de finalizar temporada para cerrar y reabrir en primavera, el agosto del Hip¨®dromo. El recinto se resinti¨® del periodo que estuvo cerrado y de ¡°la poca costumbre que hay de las carreras¡±, indica la responsable. Cuando reabri¨®, adem¨¢s, el Hip¨®dromo ha tenido que lidiar la preocupaci¨®n social ante el auge de las casas de apuesta y los problemas asociados a la ludopat¨ªa.
A pesar de ello, cada domingo facturan unos 200.000 euros. El logro del Hip¨®dromo ha sido expandirse a grupos que se sal¨ªan de la ¨®rbita habitual del espacio realizando un esfuerzo por superar ese halo de exclusividad -algo rancia- que exhalaba. ¡°Las entradas son gratis hasta los 18 a?os y luego a siete euros. Las apuestas pueden ser desde un euro. Adem¨¢s, tienes una oferta gastron¨®mica de todo tipo, desde el buf¨¦ de 35 euros hasta los puestos de fuera", esgrime Banderas. Remarca tambi¨¦n al valor arquitect¨®nico de la obra, una pieza clave de la arquitectura e ingenier¨ªa del siglo XX, proyectada en 1934 por Arniches, Dom¨ªnguez y Torroja. En 2009 fue declarada Bien de Inter¨¦s Cultural y tras la rehabilitaci¨®n de 2004, realizada por Jer¨®nimo Junquera, cuyo estudio gan¨® el concurso, el trabajo fue galardonado con el primer Premio 2012 del Colegio de Arquitectos de Madrid (COAM).
Aunque las carreras empiezan a las 10.00 y acaban a las 14.30 -en intervalos de treinta minutos-, las estancias del hip¨®dromo son un carrusel de profesionales, aficionados y curiosos que se arremolinan en las instalaciones desde temprano. Antes de colocarse en la pista, los jinetes acuden al pesaje y los criadores pasean con los caballos. El movimiento se percibe en cuanto salen los purasangre ingl¨¦s, ¨²nica raza que compite por sus atributos f¨ªsicos. Llegan grupos con vasos en la mano y las familias se acomodan en las barandillas. "Es nuestra primera vez. Tomamos algo y apostamos un poco", cuentan cinco estudiantes al borde de la treintena. Se han sorprendido ¡°favorablemente¡± de la atm¨®sfera: ¡°No es tan elitista como imagin¨¢bamos¡±. "La idea es tomar el aperitivo, pasar el rato. Vienen por el jolgorio, no por el caballo", cuenta Ignacio Ram¨ªrez en una furgoneta que despacha bocatas de calamares (a siete euros; raciones, a ocho). "En d¨ªas fr¨ªos vienen los habituales, pero si hay concierto o hace bueno esto se llena", asegura este vendedor ambulante, que vivi¨® 10 de sus 49 a?os en Australia y sabe lo que es un espect¨¢culo as¨ª: "All¨ª se juntaban 80.000 personas y es una fiesta nacional", rememora.
"No tenemos ni idea de c¨®mo se juega, pero est¨¢ genial", coinciden cuatro empleados de una tienda de inform¨¢tica de entre 22 y 25 a?os. ¡°Antes se consideraba un hobby de gente pudiente, pero ahora hay parques, colchonetas para ni?os y muchos actos privados", afirma Mari Carmen, empleada de taquilla de 26 a?os. Atiende tras una cristalera y asesora a inexpertos. "Recomiendo las apuestas sencillas", dice con una ficha en la que se muestran los distintos tipos de juego, cuyo precio e importe ganador dependen del n¨²mero y la posici¨®n en que acaben los caballos.
La competici¨®n va acabando y reposan botellines vac¨ªos en la cantina o en la barra del bar al aire libre. Las cartillas se disuelven en un suelo h¨²medo y las televisiones de diferentes cuartos no dejan de enfocar al c¨¦sped. En el Hip¨®dromo de la Zarzuela trabajan 33 personas fijas y unas 130 discontinuas, en d¨ªas de carrera, seg¨²n Barderas. Adem¨¢s, las jornadas de puertas abiertas se alcanzan los 300 puestos entre seguridad, restauraci¨®n, mozos, veterinarios o personal de limpieza. Luis Miguel Fern¨¢ndez, de 49 a?os, es uno de los asiduos. Boina calada, chamarra ajustada y corbata, estudia cada jinete, caballo y cuadra. "Es un deporte bastante complejo, pero asequible a todo el mundo. Lo que pasa es que se ha quedado con la imagen de algo se?orial", concede mientras lee la cantidad del premio mayor (27.000 euros) y ve c¨®mo Maroto, por quien hab¨ªa apostado, vuelve a casa con una segunda plaza.
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