Chile restablece el voto obligatorio frente a la crisis de participaci¨®n electoral
El nuevo sistema se estrenar¨¢ el 14 de mayo con la elecci¨®n de los 50 consejeros que redactar¨¢n una nueva propuesta de Constituci¨®n
El Congreso chileno ha aprobado la reforma constitucional que restablece la obligatoriedad del sufragio en todas las elecciones y plebiscitos, con excepci¨®n de las primarias. ¡°Una ley org¨¢nica constitucional fijar¨¢ las multas o sanciones que se aplicar¨¢n por el incumplimiento de este deber, los electores que estar¨¢n exentos de ella y su procedimiento de aplicaci¨®n¡±, asegura el texto aprobado por el Parlamento por amplia mayor¨ªa y que prontamente se convertir¨¢ en ley. Con un padr¨®n de 15,1 millones de electores, Chile abandona el voto voluntario que rigi¨® en el pa¨ªs sudamericano durante una d¨¦cada ¨Centre 2012 y la actualidad¨C, lo que profundiz¨® la crisis de participaci¨®n de la poblaci¨®n, que en algunos procesos estuvo muy por debajo del 50%.
¡°Chile estableci¨® el voto voluntario hace 10 a?os porque se apreciaba una baja participaci¨®n electoral unida a una baja inscripci¨®n en los registros electorales, particularmente de los j¨®venes. Como se consideraba que el voto era sobre todo la conquista de un derecho y no tanto un deber, en un contexto de amplio debate se estableci¨® la inscripci¨®n autom¨¢tica y el sufragio voluntario. Se asum¨ªa que los candidatos tendr¨ªan mayor motivaci¨®n para movilizar a las personas a las urnas, pero ocurri¨® todo lo contrario. Tampoco se despert¨® mayor inter¨¦s de la poblaci¨®n por los procesos electorales¡±, explica la polit¨®loga Gloria de la Fuente. Para la acad¨¦mica de la Escuela de Gobierno de la Universidad Cat¨®lica, ¡°en un pa¨ªs desigual como Chile, este tipo de mecanismos profundiza las inequidades, porque quienes se restan mayormente de votar son las personas de los estratos bajos. En ese sentido, se produce un sesgo en favor de las personas que tienen mayores recursos¡±, dice la investigadora.
En junio de 2021, en las primeras elecciones democr¨¢ticas de gobernadores regionales, solo particip¨® el 19,6% de los convocados (2,5 de los 13 millones que, entonces, conformaban el padr¨®n). Fue una marca hist¨®rica de baja concurrencia a las urnas, aunque a los expertos no les sorprendi¨®: desde el plebiscito de 1988 que sell¨® la suerte de la dictadura de Augusto Pinochet, la participaci¨®n en las elecciones hab¨ªa deca¨ªdo sostenidamente. En 2012, cuando entr¨® en vigencia el voto voluntario, esta tendencia qued¨® en evidencia y en las elecciones municipales de 2016 apenas particip¨® el 36%, el anterior r¨¦cord de baja participaci¨®n. La apat¨ªa de la mayor¨ªa de los ciudadanos se explic¨® por fen¨®menos estructurales y coyunturales, como la pandemia.
Para Octavio Avenda?o, profesor del Departamento de Sociolog¨ªa de la Universidad de Chile, el voto obligatorio llega tarde para Chile, porque se produce en un momento de ¡°desgaste, erosi¨®n y cr¨ªtica¡± hacia la institucionalidad democr¨¢tica, aunque ¡°es mejor tarde que nunca¡±. Explica que son varias las razones que justifican su reposici¨®n: ¡°Revertir aquellas tendencias asociadas a la desafecci¨®n y la baja participaci¨®n, sobre todo en los sectores de menos ingresos¡±. De acuerdo a Avenda?o, con el voto obligatorio se logra incentivar la participaci¨®n y, mientras participe la ciudadan¨ªa, aumenta la competencia entre las fuerzas pol¨ªticas para lograr su respaldo. Lo que estaba sucediendo en Chile era que los partidos apuntaban solamente a un tipo de electores, argumenta, con lo que se generaba una segmentaci¨®n en la representaci¨®n. ¡°Una mayor participaci¨®n resulta fundamental para la legitimidad del sistema democr¨¢tico y su fortalecimiento¡±, agrega el especialista.
La nueva ley debutar¨¢ con la elecci¨®n de los 50 consejeros que redactar¨¢n una nueva propuesta de Constituci¨®n, que se celebrar¨¢ el 14 de mayo pr¨®ximo. El plebiscito de salida del anterior proceso constituyente del 4 de septiembre pasado, donde ganaron los que rechazaron el texto con un amplio 62%, se realiz¨® con la regla de voto obligatorio y particip¨® cerca de un 85% del padr¨®n electoral. Para De la fuente, el mayor riesgo que observa con el restablecimiento del voto obligatorio apunta a que ¡°ser¨¢ impracticable si las personas no observan que, en caso de no acudir a votar, la sanci¨®n realmente vaya a aplicarse por parte de las autoridades¡±. La acad¨¦mica agrega un desaf¨ªo para el sistema en su conjunto: existen casi cinco millones de electores que no han acudido a las urnas en los ¨²ltimos a?os y que resultan desconocidos tanto para los expertos como para el mundo pol¨ªtico, que no tiene un discurso destinado a este segmento.
Avenda?o a?ade que ¡°ingresar¨¢ un contingente de electores importante que manifiesta poco inter¨¦s por la pol¨ªtica y que puede en alg¨²n momento servir de base para populismos de diversa ¨ªndole¡±. El profesor del Departamento de Sociolog¨ªa de la Universidad de Chile asegura, sin embargo, que este riesgo se puede revertir en el mediano plazo. ¡°Cuando el voto obligatorio se hace recurrente, los ciudadanos se hacen responsables de sus decisiones, porque saben que est¨¢ en juego el destino del pa¨ªs y, en ese sentido, act¨²an con mayor mesura¡±, explica el investigador.
No todos han estado de acuerdo con la medida. El diputado del Frente Amplio de izquierda Gonzalo Winter, cercano al presidente Gabriel Boric, ha dicho que ¡°estamos obligando a los m¨¢s pobres, a trav¨¦s de multas, a que se interesen en el sistema de partidos¡± y la se?al que entrega Chile es que ¡°se profundiza la democracia cuando la gente va a votar amenazada¡±. Sobre estas cr¨ªticas, Avenda?o asegura: ¡°Est¨¢ bien que as¨ª sea, porque los partidos son fundamentales para el funcionamiento del sistema democr¨¢ticos y son instancias que debieran recobrar aquella condici¨®n de interlocutores v¨¢lidos¡±. Para el acad¨¦mico, el voto obligatorio no beneficia a las ¨¦lites, sino que garantiza mayor integraci¨®n en la deliberaci¨®n y toma de decisiones por parte de la ciudadan¨ªa, a diferencia del sufragio voluntario que Chile deja atr¨¢s.
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