La cereza chilena, el lujoso tesoro del A?o Nuevo chino
El pa¨ªs sudamericano duplica en cinco a?os las exportaciones del fruto, s¨ªmbolo de la buena fortuna en el gigante asi¨¢tico
Los j¨®venes chinos inventaron hace un par de a?os el concepto cherry freedom para referirse a un nivel de vida tan alto como para comprar cerezas importadas sin que les duela el bolsillo. El dulce fruto rojo simboliza prosperidad y fortuna y su forma similar a la de un coraz¨®n representa el reencuentro de familiares y amigos. Por eso, en la principal fiesta del gigante asi¨¢tico, el A?o Nuevo Lunar, que este a?o arranca el 22 de enero, regalar un fino paquete de cerezas es tan significativo como costoso. Esta tradici¨®n en el pa¨ªs de 1.400 millones de habitantes ha supuesto una revoluci¨®n en la industria del fruto en Chile, el principal exportador mundial de cerezas.
China concentra el 88% de la oferta de cerezas chilenas, cuya comercializaci¨®n explot¨® en los ¨²ltimos a?os. Una d¨¦cada atr¨¢s, el pa¨ªs sudamericano exportaba 70 toneladas a su principal comprador. Para esta temporada (2022-2023), la Asociaci¨®n de Exportadores de Frutas de Chile (Asoex) prev¨¦ que alcanzar¨¢n las 400.000 toneladas, un 12% m¨¢s que el a?o pasado, cuando las exportaciones del fruto rozaron los 2.000 millones de d¨®lares, seg¨²n el Servicio Nacional de Aduanas.
China cosecha cerezas, pero como su a?o nuevo los pilla en invierno est¨¢n obligados a importar el producto de lujo. Por esas fechas, a 20.000 kil¨®metros, Chile finaliza la temporada de postcosecha de la fruta, una coincidencia que ha tra¨ªdo cuentas alegres para el sector frut¨ªcola nacional. Una caja de cinco kilos de las primeras cerezas, el producto m¨¢s apetecido por los chinos y que viaja en avi¨®n en noviembre, cuesta 200 d¨®lares, seg¨²n Asoex. El promedio, que considera diversas variables, es 45 d¨®lares. Este a?o el precio ha retrocedido cerca de un 10%, pero el volumen ha aumentado.
El empresariado agr¨ªcola chileno, maduro en materia de producci¨®n y exportaci¨®n, vio la oportunidad en 2008, pero no fue hasta 2015 cuando se produjo el gran auge de la comercializaci¨®n del fruto con el mercado chino. Aquel a?o, la superficie plantada de cerezos era 20.000 hect¨¢reas y hoy supera las 60.000. Ivan Marambio, presidente de la Asoex, explica que el ¨¦xito responde principalmente a la poca oferta, la alta demanda asi¨¢tica, y a la gran calidad del producto.
A los tres pilares se suma el acelerado crecimiento de la clase media china, un potencial nuevo consumidor, y la sofisticaci¨®n de las tecnolog¨ªas que utiliza el productor chileno para contentar a un exigente consumidor asi¨¢tico, que busca cerezas lo m¨¢s rojas posibles, dulces y grandes. Esto ¨²ltimo, depende de una cadena log¨ªstica compleja: la cereza se cosecha a mano en un mes, es perecible y delicada. Requiere mucha inversi¨®n en el proceso de enfriamiento para su conservaci¨®n y en las m¨¢quinas de selecci¨®n.
Los esfuerzos se han acompa?ado de una agresiva campa?a publicitaria en China -en los dos ¨²ltimos a?os han invertido 12 millones de d¨®lares-, financiada principalmente por exportadores y ProChile, el organismo p¨²blico de comercio exterior. ¡°Ahora las promociones van dirigidas a aumentar el consumo en las llamadas segundas y terceras ciudades. Ya no solo en las megaurbes, sino en otras grandes, pero en zonas m¨¢s rurales¡±, sostiene Marambio. El pasado octubre, la asociaci¨®n y el Comit¨¦ de Cerezas ganaron el bronce en los Premios de Efectividad Publicitaria (IPA, por sus siglas en ingl¨¦s) por su campa?a de marketing bajo la marca ¡°Cherries from Chile¡±, desarrollada junto a ProChile. Ahora apuestan con fuerza por crecer en Estados Unidos y convencer a los comensales de que las cerezas tambi¨¦n se pueden comer en invierno.
En b¨²squeda de las variedades chilenas
Actualmente Chile solo cultiva variedad de cerezas importadas. Las tres principales (lapinis, santina y regina) concentran casi el 80% de la producci¨®n. Con el objetivo de desarrollar la gen¨¦tica nacional del fruto, adaptado a las condiciones clim¨¢ticas del extenso territorio chileno, y potenciar la comercializaci¨®n, en 2009 arranc¨® el Consorcio Tecnol¨®gico de la Fruta, integrado por la Asoex, productores y exportadores, y la Universidad Cat¨®lica de Chile (UC). Marlene Ayala, directora del programa, explica que las investigaciones en curso apuntan a ampliar las variedades a unas m¨¢s tempraneras, que broten antes del 20 de noviembre, y otras m¨¢s tard¨ªas que soporten mejor las condiciones del sur de Chile. ¡°Los extremos son los m¨¢s buscados porque est¨¢n los mejores retornos econ¨®micos¡±, apunta.
Un programa de mejoramiento gen¨¦tico suele tardar unos 18 a?os y el Consorcio Tecnol¨®gico de la Fruta cursa el n¨²mero 12. Ayala comenta que 24 ¡°individuos injertados¡± est¨¢n siendo evaluados en campos, donde se mide el rendimiento, la calidad, la postcosecha, se simula el viaje -que puede llegar a 40 d¨ªas-, entre otros factores. Adem¨¢s, cuentan con otras 120 producciones.
El ideal es que la cereza adaptada a las particulares condiciones clim¨¢ticas chilenas llene un nicho interesante por precio o volumen. ¡°Si logramos una tempranera en octubre, va a significar precios por kilos muy altos, por sobre los 90 d¨®lares¡±, estima Ayala. Ahora, si consiguen una de media estaci¨®n, cuando hay mucha producci¨®n en la zona central, puede que el retorno no sea mejor por precio, pero s¨ª por volumen.
Otros programas extranjeros est¨¢n haciendo lo propio: trayendo y probando nuevas variedades, pero todav¨ªa est¨¢n en evaluaci¨®n. La directora del Consorcio Tecnol¨®gico de la Fruta prev¨¦ que puedan agregar una nueva variante chilena a la industria en 2028. ¡°Tienen caracter¨ªsticas sobresalientes¡±, adelanta la acad¨¦mica de la UC. Con que funcione al menos una variable, puede suponer una nueva revoluci¨®n en la industria.
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