Marcelo Bielsa, nuestro mejor enemigo
Est¨¢ a punto de asumir como seleccionador de Uruguay. Justo el primer y ¨²ltimo rival en las clasificatorias de la selecci¨®n chilena rumbo a la Copa del Mundo del 2026, lo que reabri¨® las nostalgias y un concepto que sigue vigente en el medio futbolero: ¡°Las viudas de Bielsa¡±.
El camino de Chile al pr¨®ximo Mundial comienza y termina con Uruguay. Partiendo por Montevideo, en septiembre de este a?o, que deber¨ªa ser un partido de ribetes especiales, porque en esa fecha inaugural deber¨ªa estar sentado Marcelo Bielsa en el banco de los charr¨²as, si es que la federaci¨®n de ese pa¨ªs logra conseguir los recursos que a¨²n le faltan para cerrar un contrato que en lo deportivo est¨¢ plenamente definido.
Que Marcelo Bielsa sea el seleccionador uruguayo es casi un milagro. En m¨¢s de 110 a?os de historia, solo en una oportunidad un extranjero ocup¨® ese sitial: Daniel Alberto Passarella, en un breve lapso justo a comienzos de este siglo. Bielsa rompe una tradici¨®n y un paradigma, con la bendici¨®n de sus colegas orientales incluida, que marca una diferencia ostensible con La Roja chilena, que no tiene un chileno a cargo desde el 2005 y que a lo largo de su historia ha sumado 25 t¨¦cnicos extranjeros (incluyendo uruguayos, italianos, ingleses, h¨²ngaros, argentinos, alemanes, croatas, espa?oles y colombianos).
De esos m¨²ltiples t¨¦cnicos for¨¢neos hay varios que se ganaron un lugar en la historia. El uruguayo Juli¨¢n B¨¦rtola sum¨® el primer punto; el italiano Jos¨¦ Rosetti gan¨® el primer partido; el h¨²ngaro Francisco Platko revolucion¨® t¨¢cticamente a los jugadores; el uruguayo Nelson Acosta sum¨® medalla de bronce ol¨ªmpica y el argentino Jorge Sampaoli gan¨® la primera Copa Am¨¦rica, que luego repetir¨ªa su compatriota Juan Antonio Pizzi.
Pero parecen no existir dudas en se?alar a Marcelo Bielsa como el entrenador m¨¢s importante que ha pasado por la selecci¨®n nacional, capitalizando una generaci¨®n de futbolistas j¨®venes a los que llev¨® al Mundial de Sud¨¢frica 2010. No hubo t¨ªtulos en su gesti¨®n, pero Chile se habitu¨® a ser protagonista destacado cada vez que saltaba al terreno y las bases de su juego se mantuvieron cuando -rompiendo una maldici¨®n constante- Chile alcanz¨® dos trofeos continentales derrotando a la Argentina de Messi.
Bielsa fue santificado y en su despedida, precisamente frente a Uruguay, hubo llanto en las gradas y en la cancha por un ciclo virtuoso que se cerraba, muy a pesar del rosarino y la afici¨®n. La llega de Sergio Jadue, el controvertido presidente de la Federaci¨®n chilena que delat¨® a los dirigentes de la Conmebol y hoy es testigo protegido de la justicia estadounidense -su juicio fue aplazado por decimoquinta vez hace unas semanas- signific¨® un quiebre para el proceso de transformaciones que coloc¨® a la selecci¨®n en el mapa planetario.
El sucesor Claudio Borghi acu?¨® un t¨¦rmino para simbolizar el sentimiento de buena parte de la afici¨®n tras la partida: ¡°Las viudas de Bielsa¡±, en alusi¨®n, seg¨²n dijo, a que el rosarino hab¨ªa dejado ¡°m¨¢s viudas que la Segunda Guerra Mundial¡±. Con todo, el envi¨®n sirvi¨® al menos para seis o siete a?os m¨¢s, clasificar a un nuevo mundial (donde derrot¨® en el Maracan¨¢ a Espa?a, vigente campe¨®n mundial) y a disputar la final de la Copa Confederaciones.
Con el paso del tiempo, el equipo fue perdiendo velocidad y potencia y acab¨® consumido en sus propias rencillas internas. Hoy, los restos de la generaci¨®n dorada, donde sobreviven Alexis S¨¢nchez, Arturo Vidal, Claudio Bravo y Gary Medel, batalla para rasgu?ar alguno de los cupos nuevos dispuestos por la FIFA para la Copa del Mundo del 2026. Y es ah¨ª donde Bielsa aparece otra vez en el camino.
De le herencia se habla poco. Quiz¨¢s en otro ¨¢mbito, pues su hermano Rafael se hizo cargo de la embajada argentina en Santiago para protagonizar varias de las m¨¢s sabrosas pol¨¦micas bilaterales de los ¨²ltimos a?os. Y la a?oranza permanente de un estilo que deslumbr¨®.
Se dice que Marcelo Bielsa ¨Ctras pasar por Bilbao, Lille, Marsella y Leeds¨C aprovecha la cercan¨ªa de Montevideo y el desaf¨ªo de conducir a una generaci¨®n uruguaya que prescinde de sus viejos cracks para, encabezada por Federico Valverde, aspirar a reverdecer laureles. En Argentina, Bielsa sigue siendo materia de eterno debate tras su temprana eliminaci¨®n del Mundial del 2002 pese a contar con nombres ilustres en su n¨®mina. Hay quienes sostienen que aquella escuadra ten¨ªa m¨¢s talentos que los reci¨¦n consagrados campeones del mundo.
Con todo, que Bielsa se cruce en el camino de Chile rumbo al pr¨®ximo mundial, reabri¨® heridas, nostalgias y debates, en una relaci¨®n que no se olvida, marcada por el cambio m¨¢s profundo de la historia. Por muy poco que durara.
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