Unidad sin fisuras, el desaf¨ªo de las fuerzas transformadoras en el Consejo Constitucional chileno
La responsabilidad de avanzar en una nueva Constituci¨®n con garant¨ªas de derechos es previa y preponderante en cualquier an¨¢lisis y definici¨®n. Esto, a su vez, significa que la izquierda no estar¨¢ dispuesta a respaldar cualquier proyecto de Constituci¨®n
Mucho se compara el proceso constitucional de 2021 y 2022 con el que transitamos hoy. Se habla de las mayor¨ªas cambiantes en Chile y de una especie de voluntad popular bipolar. Lo cierto es que la b¨²squeda de cambios sigue siendo tanto fundamental como movilizador de las decisiones pol¨ªticas de los electores, aunque el sentido de esos cambios haya variado, como tambi¨¦n las prioridades y las urgencias de la poblaci¨®n.
Pretender hacer una homologacio?n de ambos procesos como el anverso del otro es una argumentaci¨®n inexacta, a la vez que conveniente para quienes quieren adjudicar el fracaso de la convenci¨®n anterior a las fuerzas transformadoras, en particular a las del Frente Amplio.
En la Convenci¨®n Constitucional de 2021 y 2022 nuestra alianza no cont¨® con la fuerza requerida para, por si? sola, vetar una norma ni menos aprobar alguna prescindiendo de otros sectores poli?ticos. En contraste, un hecho ineludible de la elecci¨®n del 7 de mayo pasado es el poder de veto de Republicanos [de la extrema derecha] y el de aprobar cualquier norma solo con siete votos extra de Chile Vamos [de la derecha tradicional].
Es de esperar que el anteproyecto, que en estos d¨ªas la Comisi¨®n experta termina de preparar, contin¨²e el camino de entendimiento sobre m¨ªnimos comunes que hemos recorrido hasta ahora. Para eso ser¨¢ fundamental saber si Republicanos podr¨¢ vencer su tentaci¨®n de imponer una Constituci¨®n conservadora y autoritaria.
Este nuevo proceso constitucional parece m¨¢s bien ser la negaci¨®n del proceso anterior. Su repertorio es distinto al de antes, cuando las izquierdas diversas y dispersas concordaban como fundamental la profundizaci¨®n democr¨¢tica y el aseguramiento pleno de derechos. Fue un proceso que, a la vez, por sus propias dispersi¨®n y diferencias, las izquierdas no lograron priorizar su propuesta y se termin¨® por constituir una constelaci¨®n de causas que no convenci¨® a la ciudadan¨ªa y la atemoriz¨® por el salto que se requer¨ªa dar hacia los cambios propuestos.
En ese entonces, la derecha no logr¨® el tercio de veto, no pareci¨® interesarse realmente en el debate constituyente y, asumiendo su irrelevancia num¨¦rica, casi siempre se margin¨® de la elaboraci¨®n de las normas constitucionales. Sus esfuerzos se concentraron en erigir ma?osas interpretaciones y mentiras sobre la destrucci¨®n de los s¨ªmbolos patrios, la unidad del Estado y una apocal¨ªptica avalancha estatista en la vida de las personas.
Sab¨ªan que tras un momento de gran descontento y fragilidad en su salida constituyente, las fuerzas reaccionarias podr¨ªan tener nuevos br¨ªos, como finalmente fue. En esa estrategia, Republicanos y Chile Vamos trabajaron codo a codo, indiferenciados, al mismo tiempo que eleg¨ªan parlamentarios y respaldaban a Jos¨¦ Antonio Kast en su carrera presidencial.
Hoy la izquierda apuesta por una Constituci¨®n habilitante de la pol¨ªtica, que regule el sistema pol¨ªtico para fortalecer la capacidad de nuestro pa¨ªs de hacerse cargo de las demandas sociales y los debates pendientes que tenemos, y una primac¨ªa de los derechos bajo un Estado Social.
La derecha, mientras tanto, se debate entre respetar las bases institucionales acordadas en diciembre de 2022 o aprovechar su mayor¨ªa circunstancial para insistir en un concepto de Estado subsidiario y retroceder los avances que hab¨ªan aceptado como sector durante los ¨²ltimos a?os, redactando una Constituci¨®n program¨¢tica de la derecha -tal como la de 1980, la actual- envalentonados por los resultados electorales de Republicanos.
No es exacto decir que la mayor¨ªa que antes tuvo la dispersa izquierda es homologable a la mayor¨ªa ideol¨®gica y militante que tiene el Partido Republicano, fuertemente hermanado con consejeros de Chile Vamos. La adscripci¨®n firme a un partido pol¨ªtico que tienen las y los consejeros del Partido Republicano distingue a los integrantes de esta bancada mayoritaria; como tambi¨¦n los diferencia el hecho de tener una clara l¨ªnea ideol¨®gica, program¨¢tica, caudales de financiamiento y una red a nivel internacional, tanto latinoamericana como mundial, al alero de los principales liderazgos neo-conservadores.
En este nuevo proceso est¨¢ por verse si los Republicanos lograr¨¢n vencer su dilema interno y participar constructivamente de la redacci¨®n de un nuevo texto constitucional, cuesti¨®n que es muy dif¨ªcil de asegurar. Muestra de ello es que los propios l¨ªderes republicanos silenciaron a sus consejeros luego de la inmensa contradicci¨®n entre el desborde de su rostro m¨¢s votado, Luis Silva, y la impostada moderaci¨®n de su l¨ªder pol¨ªtico, Jos¨¦ Antonio Kast.
Por otro lado, Chile Vamos se enfrenta a una dif¨ªcil encrucijada: ha planteado el deseo de un proceso serio del que no se desentender¨¢, pero el resultado arrollador del Partido Republicano horad¨® tan dram¨¢ticamente su base electoral que los obliga a elegir entre dos caminos altamente costosos: o se parapetan en la derecha asumiendo el estilo agresivo de los Republicanos o muestran capacidad de di¨¢logo para diferenciarse.
Por su parte, la bancada de la izquierda ya ha anunciado su primera definici¨®n: no se marginar¨¢ de este proceso, como vaticinara la extrema derecha, seguramente proyectando lo que fue su propia actitud en el pasado.
La responsabilidad de avanzar en una nueva Constituci¨®n con garant¨ªas de derechos es previa y preponderante en cualquier an¨¢lisis y definici¨®n. Esto, a su vez, significa que la izquierda no estar¨¢ dispuesta a respaldar cualquier proyecto de Constituci¨®n. Trabajar¨¢ de forma conjunta, meticulosa y dedicada, como lo ha hecho hasta ahora en la Comisi¨®n Experta, para construir acuerdos donde hay consensos, e identificar los disensos para evitar una imposici¨®n contingente que da?e la posibilidad de aprobar una Carta Magna democr¨¢tica para Chile.
El actual es un escenario complejo para las fuerzas transformadoras, cuya proyecci¨®n no solo tiene relevancia para la nueva Constituci¨®n, sino tambi¨¦n para la distribuci¨®n de fuerzas pol¨ªticas y una posible anulaci¨®n de la voluntad de cambio que representa nuestra coalici¨®n de Gobierno. Es imperativo fortalecer la alianza, terminar por fin su fragmentaci¨®n para inaugurar un sano procesamiento de la diversidad pol¨ªtica que nos constituye.
La bancada de consejeras y consejeros electos deber¨¢ representar a todo el progresismo y las izquierdas. El Frente Amplio, la fuerza m¨¢s importante del oficialismo, tendr¨¢ un rol determinante en empujar la unidad sin fisuras y el compromiso que requiere el pa¨ªs.
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