El Gobierno a bordo del ¡®Titan¡¯
El esc¨¢ndalo del ¡®Polola Gate¡¯ que involucra a uno de los partidos del Frente Amplio de Gabriel Boric es especialmente sensible, pues golpea a la coalici¨®n oficialista en su l¨ªnea de flotaci¨®n: la superioridad moral
Conmoci¨®n internacional caus¨® esta semana la tr¨¢gica historia de los exc¨¦ntricos millonarios que se aventuraron bajo el mar y terminaron implosionando. Visto desde este rinc¨®n del mundo, la desgracia del submarino Titan parece una met¨¢fora de nuestra calamidad local: el hundimiento de la coalici¨®n gobernante. Un grupo de so?adores que se aventuraron en una carrera para transformar Chile. Pero que, al poco andar, se extraviaron en las profundidades del poder y hoy se ven enredados en las corrientes submarinas de la corruptela.
Desde que comenz¨® el descenso, en el Gobierno han intentado por todos los medios de salir a flote, pero les resulta tan dif¨ªcil manejar la agenda que, antes de asumir sus errores, han optado por culpar al entorno de sus padecimientos. Tanto es as¨ª, que, producto de la asfixiante desesperaci¨®n, han creado una comisi¨®n gubernamental, mediante decreto, que se encargar¨¢ de juzgar la calidad de la informaci¨®n (distinguir la verdad de la mentira) bajo la promesa de proteger la democracia. Nos dicen que confiemos en ellos, que no es necesario preocuparse, que nuestra libertad est¨¢ en buenas manos. Las mismas manos que dirigen al Frente Amplio hasta el fondo del reino marino.
A estas alturas del viaje, dos cosas son identificables. Primero, que el Gobierno est¨¢ haciendo uso de un cl¨¢sico mecanismo de defensa, la negaci¨®n, para anular la responsabilidad que le cabe por sus decisiones. A sus ojos, son v¨ªctimas, no culpables. Segundo, como a fin de cuentas la realidad siempre se impone, ahora se ven en la necesidad de seguir la autodestructiva l¨®gica del s¨¢lvese quien pueda.
Con el pasar de las horas, los reproches cruzados ¨Cal igual como debe haber sucedido a bordo del Titan¨C empiezan a aflorar. Sin ir m¨¢s lejos, parlamentarios del Partido Socialista han llegado a sostener que el presidente del partido involucrado, Revoluci¨®n Democr¨¢tica, RD, Juan Ignacio Latorre, ¡°quiere que todos nos hundamos con ¨¦l¡±. A este ritmo, las tensiones que se viven dentro de La Moneda pueden transformarse (si ya no lo han hecho) en traiciones. En esa casa donde tanto se sufre, cuando ya no tienes en quien confiar, entra a regir el axioma que dice: ¡°Ante la duda, paranoia¡±. Se trata del estadio previo a la implosi¨®n pol¨ªtica.
En la medida que el Gobierno se hunde, arrastra consigo los logros que la Concertaci¨®n de centroizquierda obtuvo con esmero tras d¨¦cadas de lucha y que llevaron a la recuperaci¨®n de la democracia. La derrota que hoy vive el Gobierno excede lo circunstancial y amenaza con tornarse estructural. Lo que est¨¢ en juego es la hegemon¨ªa cultural que por a?os administr¨® con ¨¦xito la coalici¨®n del arcoiris. A la luz de las ¨²ltimas elecciones, no debe ser f¨¢cil para los pr¨®ceres de la centroizquierda ver desde sus casas c¨®mo aquellos adolescentes que los ningunearon, hoy se farrean la herencia que les dejaron: los mejores 30 a?os de la historia de Chile.
El esc¨¢ndalo del Polola Gate [Novia Gate] es especialmente sensible, pues golpea a la coalici¨®n oficialista en su l¨ªnea de flotaci¨®n: la superioridad moral. No olvidemos las resplandecientes palabras del ministro Giorgio Jackson cuando sentenci¨®: ¡°Nuestra escala de valores y principios dista de la generaci¨®n que nos antecedi¨®¡±. Teniendo en cuenta los ¨²ltimos acontecimientos, esa frase ahora se lee en sentido contrario. Los recientes casos de corrupci¨®n del partido que ¨¦l fund¨® significan el fin de los iluminados en la pol¨ªtica. Estamos asistiendo al funeral de las blancas palomas.
A este paso, lo m¨¢s probable es que el Gobierno que ven¨ªa a transformarlo todo, no transforme nada. A excepci¨®n de la imagen que la ciudadan¨ªa se hab¨ªa formado de ellos. Imagen que hoy luce, al igual que los objetos bajo el agua, algo difusa y distante. Tan distante como aquellos a?os cuando el Instituto Nacional era un foco de luz, el crecimiento era un tema de conversaci¨®n, la legalizaci¨®n de la marihuana era una opci¨®n y convertirnos en un pa¨ªs del primer mundo no era una enso?aci¨®n.
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