Alfredo Sep¨²lveda: ¡°La derecha chilena sigue viendo el golpe de Estado de 1973 como una soluci¨®n pol¨ªtica a una crisis sin salida¡±
El autor del libro ¡®La Unidad Popular¡¯ analiza el clima pol¨ªtico de Chile y los debates abiertos a dos d¨ªas de la conmemoraci¨®n de los 50 a?os del quiebre democr¨¢tico
El periodista, acad¨¦mico y escritor Alfredo Sep¨²lveda (Santiago, 53 a?os) ha indagado en profundidad qu¨¦ pas¨® desde que Salvador Allende fue elegido el 4 de septiembre de 1970, hacia el desenlace final del 11 de septiembre de 1973, con el golpe de Estado y el suicidio del mandatario. En su libro La Unidad Popular, los mil d¨ªas de Allende y la v¨ªa chilena al socialismo (Sudamericana 2020), realiza con pormenorizado detalle un recuento de esos 1041 d¨ªas en los que expone los hechos, las luces y sombras del proyecto de v¨ªa chilena al socialismo que impuls¨® el expresidente socialista. Y las contradicciones del mandatario.
Pregunta. La historiadora Sol Serrano, en una entrevista a El Pa¨ªs, dijo que se alegra que estemos conversando de la Unidad Popular para este aniversario de los 50 a?os del golpe de Estado. ?Es un ejercicio que estaba pendiente?
Respuesta. Por primera vez estamos tratando de ver una cosa muy simple: ?que pas¨®? Esa pregunta no la ten¨ªamos. A nivel acad¨¦mico, por supuesto, y hay una bibliograf¨ªa ampl¨ªsima. Pero a m¨ª me pas¨® que incluso cuando escrib¨ª el libro me cost¨® mucho encontrar la respuesta a esa pregunta en otro libro.
P. ?Por qu¨¦ cree que nos tardamos tanto en llegar a esta conversaci¨®n a nivel m¨¢s amplio?
R. Siempre fue una conversaci¨®n dif¨ªcil, porque estaba te?ida por la dictadura. La dictadura es como un filtro de todo esto. Si esta conversaci¨®n la hubi¨¦ramos tenido al aniversario n¨²mero 20 ¨Cen 1993- inevitablemente se hubiera le¨ªdo como una especie de justificaci¨®n de los cr¨ªmenes de la dictadura. Porque esta pregunta de qu¨¦ pas¨®, inevitablemente te lleva una visi¨®n cr¨ªtica de la Unidad Popular en el sentido m¨¢s profundo de la palabra. Hay zonas luminosas y zonas m¨¢s oscuras tambi¨¦n.
P. ?Todav¨ªa hay sectores que creen que hacer ese an¨¢lisis es justificar de alguna forma los cr¨ªmenes de la dictadura?
R. Creo que s¨ª. El fantasma de esa discusi¨®n emerge ahora, a partir del manejo que se tuvo de la conmemoraci¨®n de los 50 a?os. Y eso fue lo que se expres¨® tambi¨¦n en el caso de la salida de Patricio Fern¨¢ndez, aunque con matices, porque la diputada Carmen Hertz nunca dijo que no se pod¨ªa discutir del asunto. Pero s¨ª hay algunos intentos de imponer ciertas verdades que para m¨ª son discutibles. Carmen Hertz [de la bancada del PC] dice que el Estado tiene que definir la dictadura militar como un crimen. Yo tiendo a estar de acuerdo con eso, pero entiendo que no toda la sociedad chilena va a estar de acuerdo. Y no me genera problema.
P. Es lo que plantea la senadora Isabel Allende, la hija del presidente Allende, cuando dice que ¡°no va a haber nunca una verdad oficial¡±.
R. Exactamente. Adem¨¢s, las cargas emocionales son s¨²per fuertes tanto de ese periodo como del periodo posterior, evidentemente. Yo este libro lo pens¨¦ para el a?o 40, en 2014. Pero era muy complejo, porque el tema de la violaci¨®n a los derechos humanos todav¨ªa era muy fuerte y sent¨ªa que era como prestarle ropa a los argumentos que justificaban esas violaciones. En ese contexto, revisar la Unidad Popular desde una perspectiva p¨²blica y cr¨ªtica, era complicado. Pero cuando escrib¨ª este libro en 2020, para el aniversario de la elecci¨®n de Allende, me pareci¨® que ya era hora. Medio siglo son palabras mayores. Si no era ahora, en realidad, ?cu¨¢ndo?
P. ?C¨®mo eval¨²a el despliegue del Gobierno para este aniversario? Su relato inicial de memoria, democracia, futuro, termina quedando en el suelo con las posiciones m¨¢s maximalistas de izquierda.
R. Partieron con un problema y con el fantasma del 18 de octubre [la fecha del estallido social en Chile). Eso es un hito que nos ocurri¨® hace muy poco y sobre el cual hay muy poca conversaci¨®n tambi¨¦n. Y por otro lado, en esas condiciones, el establecimiento de relatos o narrativas que provengan del Estado, que tengan alg¨²n grado de oficialidad, van a ser siempre resistidos y complejos de manejar.
P. ?Se equivoc¨® el Gobierno al apropiarse de este aniversario?
R. Creo que s¨ª, era una ambici¨®n equivocada. El Gobierno se enred¨® y ya no tiene un relato sobre esto, pero la construcci¨®n del an¨¢lisis de lo que pas¨® en el golpe de Estado, en el per¨ªodo previo y en el per¨ªodo posterior, hoy mismo se ha llevado a cabo sin el Gobierno. Lo est¨¢ llevando la sociedad civil, la academia, los centros de estudio, las personas, los medios de comunicaci¨®n. M¨¢s all¨¢ de los actos conmemorativos, pretender un liderazgo sobre el relato, me parec¨ªa que era un error.
P. Ascanio Cavallo dijo que la mayor¨ªa de los dirigentes de esta generaci¨®n en el Gobierno, incluido el presidente, no entend¨ªan la complejidad de lo que hab¨ªa sido la Unidad Popular ?Coincide con ¨¦l?
R. No s¨¦ si tienen una compresi¨®n y se la guardan, pero, evidentemente, no la han expresado y lo que se ve es m¨¢s bien el relato m¨ªtico. Por ejemplo, decir que la Unidad Popular fue un intento de llevar a cabo grandes transformaciones sociales y que fue cancelado por la fuerza, por una dictadura que quer¨ªa llevarnos al neoliberalismo. Bueno, en ese relato hay semillas de verdad. Evidentemente era un Gobierno que quer¨ªa llevar a cabo grandes transformaciones, pero es mucho m¨¢s que eso. Los objetivos de la Unidad Popular se enfrentaron con la tradici¨®n hist¨®rica chilena, y buena parte de la poblaci¨®n lo rechazaba. El golpe de Estado evidentemente fue impulsado por la derecha y por los sectores opositores de Allende, pero no fue un golpe neoliberal. El neoliberalismo vino despu¨¦s a trav¨¦s de sucesivos golpes dentro de la misma dictadura. Entonces, creo que las nuevas generaciones en el poder lo que han expresado es este relato m¨ªtico de la Unidad Popular, que fue el primer relato que hubo. Pero es como si no hubieran pasado 50 a?os.
¡°Un estadio inferior al odio pol¨ªtico de esa ¨¦poca¡±
P. En su libro menciona que hubo 11 intentos al menos de golpe de Estado. ?Era inevitable, a su juicio?
R. Creo que probablemente desde el 22 de agosto (cuando la C¨¢mara de Diputados firma una resoluci¨®n que declara inconstitucional al Gobierno de Allende), era inevitable. Con anterioridad a esa fecha, puedes ver que hay opciones. Allende siempre tuvo la opci¨®n de negociar con la Democracia Cristiana y otorgarle grados de poder, y siempre tuvo opciones de recurrir a los militares. Lo que pasa es que despu¨¦s del 22 de agosto esas opciones ya no existen. Probablemente cree que las tiene, pero ya no las tiene. Y no se ven nuevas opciones, salvo el plebiscito.
P. La figura de Allende tambi¨¦n ha sido revisitada en este aniversario. M¨¢s all¨¢ de la figura m¨ªtica, tambi¨¦n desde sus sombras. ?Tiene esa impresi¨®n?
R. Para m¨ª, la sombra de ¨¦l es que no se define con respecto al uso de la violencia como m¨¦todo de acci¨®n pol¨ªtica. En la trayectoria de Allende yo no he encontrado un rechazo moral al uso de la violencia como m¨¦todo de acci¨®n pol¨ªtica, pero tampoco lo pod¨ªa haber, porque era un marxista en los a?os 70. Hay que entenderlo tambi¨¦n en esa perspectiva. Eso, en el efecto pr¨¢ctico del Allende presidente, tuvo un costo. Porque, para m¨ª, la oposici¨®n al proyecto de la v¨ªa chilena al socialismo, era el poder popular que estaba representado por el MIR, que estaba fuera del UP, pero que era parte de la izquierda, por el Partido Socialista, por los j¨®venes del Mapu, por la Izquierda Cristiana. Y ese poder popular sostiene lo contrario que Allende: hay que llegar a este socialismo marxista por fuera del Estado. No necesariamente a trav¨¦s de una guerra, pero a trav¨¦s de la movilizaci¨®n de masas. Y Allende nunca rompe con ellos. Tambi¨¦n hay que entenderlo, estaba muy solo. Creo que m¨¢s que el lado oscuro, esa es la cr¨ªtica que le har¨ªa yo: esta indefinici¨®n que despu¨¦s, en 1973, es evidente que la tiene que hacer y no la hace. Ahora, s¨ª creo que la hace el ¨²ltimo d¨ªa, el 11 de septiembre de 1973 y que fue su ¨²ltimo discurso y el suicidio.
P. ?C¨®mo interpreta el suicidio?
R. Creo que el suicidio es una manera de reafirmar algo que ¨¦l en muchos sentidos despreciaba, que era la vieja democracia que ¨¦l llamaba burguesa, en la que ¨¦l se hab¨ªa formado. O sea, las formas culturales del r¨¦gimen representativo chileno. En su ¨²ltimo discurso, no hay alusi¨®n alguna ni a la Unidad Popular, ni al marxismo, ni a la izquierda ni al socialismo. Esas palabras est¨¢n ausentes. Y, para m¨ª al menos, fue bien decidor verlo. Y los ejes son las palabras pueblo, Constituci¨®n y trabajadores, que era el contenido del modelo desarrollista chileno entre 1932 y 1970, que era una especie de sociedad entre empresarios y Estado, se necesitaban mutuamente. Creo que cuando ¨¦l ve la realidad de lo que viene, y creo que es el ¨²nico que alcanza a capturar la sinopsis de lo que va a ser la dictadura, hace ese discurso en que reivindica m¨¢s bien el pasado. Y el pasado, es esta democracia en la que se ha formado. Se vuelve a encontrar con ese Allende de las formas parlamentarias y representativas chilenas cl¨¢sicas.
P. ?Est¨¢ Chile hoy tan polarizado como entonces?
R. No, creo que los niveles de polarizaci¨®n pol¨ªtica que hab¨ªa en la Unidad Popular solo son homologables a la guerra civil de 1891. Cuando uno traza la memoria y conversa con la gente que todav¨ªa est¨¢ viva, que particip¨® el periodo, lo que hab¨ªa era odio pol¨ªtico. Era un sentimiento de desear el exterminio f¨ªsico de tu rival pol¨ªtico. Eso es lo que ten¨ªamos en agosto de 1973, al punto que todo el sistema pol¨ªtico est¨¢ hablando de guerra civil. Hubo mucha violencia, por ejemplo, en estallido social, pero en 2019 no estoy seguro de que haya habido odio pol¨ªtico a ese nivel. Creo que estamos todav¨ªa afortunadamente en un estadio inferior al odio pol¨ªtico de esa ¨¦poca.
P. La derecha y el Gobierno no han logrado acercar posiciones para una declaraci¨®n conjunta de los 50 a?os. ?Era posible?
R. No, imposible, porque en el fondo de su coraz¨®n la derecha sigue viendo el golpe de Estado como una soluci¨®n pol¨ªtica a una crisis que no ten¨ªa otra soluci¨®n. Creo que en estos 40, 50 a?os hemos tenido avances civilizatorios. Hab¨ªa un momento en que la derecha justificaba las violaciones a los derechos humanos y hoy no. Ahora, detr¨¢s de las pedidas de condena al golpe, creo que hay una trampa intelectual, porque ?qu¨¦ efecto pr¨¢ctico puede tener frente a una crisis pol¨ªtica que podamos experimentar en 10, 15 o 20 a?os m¨¢s? Creo que ninguno, porque los golpes de Estado en t¨¦rminos te¨®ricos responden a copamientos de vac¨ªos de poder. Me parece que el compromiso deber¨ªa ser c¨®mo hacemos para no repetir ese vac¨ªo de poder. Y de alguna manera, es una pregunta mucho m¨¢s dif¨ªcil para cualquier actor pol¨ªtico. Le est¨¢s preguntando qu¨¦ de sus creencias centrales est¨¢ dispuesto a ceder en el ¨¢rea de la preservaci¨®n de la democracia. Y esa pregunta creo que nadie est¨¢ dispuesto a responderla. Se desnudar¨ªan demasiado frente a sus adversarios.
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