?Libertarios o neoliberales?
Lo paradojal es que los viejos anarquistas del XIX se llamaban a s¨ª mismo ¡°libertarios¡±, aunque estaban pensando en la libertad de las personas y no en la ausencia de regulaci¨®n y control de los mercados, que es ¡ªesta ¨²ltima¡ª la parte m¨¢s importante del empobrecido ideario neoliberal
Perdonen que inicie esta columna en primera persona, pero la verdad es que desde hace a?os vengo discutiendo, tanto en sede acad¨¦mica como en los medios, acerca de si el neoliberalismo existe o no como una de las varias ramas que ha dado la doctrina liberal, aquella que empez¨® a perfilarse en el siglo XVIII y que ha dado lugar a varios ¡°liberalismos¡±.
Una de tales ramas, o sea, uno de los liberalismos es el neoliberalismo, que ha tenido gran ¨¦xito a escala mundial y nacional. Esta versi¨®n y aplicaci¨®n del liberalismo tiene lugares y fechas bien precisas de nacimiento, historia sobradamente conocida, varios Premio Nobel que la han suscrito y, asimismo, no pocos gobiernos en el mundo que en este y el pasado siglo la han adoptado con mayor o menos intensidad y extensi¨®n, raz¨®n por la cual cabe tambi¨¦n expresarse aqu¨ª en plural: ¡°neoliberalismos¡±. No fue exactamente igual el neoliberalismo de Ronald Reagan que el de Bill Clinton, ni tampoco el de Margaret Thatcher que el de Tony Blair.
El neoliberalismo, que es mucho m¨¢s que un simple recetario de medidas sobre el manejo de la econom¨ªa, est¨¢ constituido por varios y variados planteamientos acerca del ser humano, la sociedad y la econom¨ªa. A sus planteamientos se les puede llamar, en conjunto, ¡°l¨®gicas neoliberales¡±, las que son aceptadas y aplicadas en distintos grados seg¨²n sea la intensidad de la adhesi¨®n que dirigentes pol¨ªticos, parlamentarios, gobernantes, empresarios e intelectuales tengan a ellos. Tampoco fue igual el neoliberalismo de la ¨²ltima d¨¦cada de la dictadura militar chilena que aquel que, atenuado por pol¨ªticas sociales, aplicaron los gobiernos democr¨¢ticos a partir de 1990.
Se ha acumulado una abundante bibliograf¨ªa sobre el neoliberalismo, tanto en castellano como en otras lenguas, y son ya pocos los que se atreven a afirmar que ¡°neoliberalismo¡± no es otra cosa que ¡°el¡± liberalismo o que el primero de esos dos t¨¦rminos es solo un invento de los cr¨ªticos del segundo, que es lo que ha intentado hacer, por ejemplo, Mario Vargas Llosa. Es cierto que ¡°neoliberalismo¡± es tambi¨¦n una palabra con la que se pretende descalificar los logros del capitalismo ¡ªque a diferencia del neoliberalismo es ¨²nicamente un sistema econ¨®mico¡ªy hasta una expresi¨®n que se emplea para quejarse de cualquier malestar que produzcan las sociedades contempor¨¢neas. Lo cual, sin embargo, no debe oscurecer el hecho de que el neoliberalismo es una doctrina que existe realmente y que se aplica aqu¨ª y all¨¢ desde hace su buen tiempo.
En sede acad¨¦mica, particularmente por quienes son sus partidarios, se suele hablar de ¡°libertarismo¡±, no de neoliberalismo, quiz¨¢s porque de esa manera se evita la mala prensa que ha ido ganando la palabra ¡°neoliberalismo¡±, y porque, adem¨¢s, ¡°libertarismo¡± suena ciertamente mucho mejor. En Argentina, Milei se presenta como ¡°libertario¡±.
Lo paradojal es que los viejos anarquistas del XIX se llamaban a s¨ª mismo ¡°libertarios¡±, aunque estaban pensando en la libertad de las personas y no en la ausencia de regulaci¨®n y control de los mercados, que es ¡ªesta ¨²ltima¡ª la parte m¨¢s importante del empobrecido ideario neoliberal.
Esta es mucho m¨¢s que una mera cuesti¨®n de palabras, aunque las palabras importan ¡ªsiempre¡ª, porque sirven tanto para dar cuenta de las cosas como para falsificarlas. As¨ª, los jerarcas de pa¨ªses comunistas hablan de ¡°democracia popular¡± para calificar a reg¨ªmenes que no tiene nada de democr¨¢tico. Del mismo modo, es f¨¢cil hacerse llamar ¡°republicano¡± cuando todo lo que eres es de extrema derecha. Como lo es tambi¨¦n comparecer como ¡°libertario¡± si todo lo que eres es neoliberal. Pero en esto del neoliberalismo ¡ªya admitido que existe¡ª, lo que est¨¢ en juego es el bienestar de los pueblos y la capacidad de estos para preguntarse si acaso otro tipo de sociedad es posible y deseable, o si no queda m¨¢s que continuar aferrados a la hegemon¨ªa de un capitalismo reforzado por l¨®gicas neoliberales.
Con todo, ha constituido un avance, a¨²n por parte de quienes lo negaban hasta hace muy poco, que se est¨¦ reconociendo que el neoliberalismo existe desde hace bastante m¨¢s de medio siglo, y que, por tanto, no se habla de nada cuando se utiliza dicha palabra con intenci¨®n descriptiva de una rama del liberalismo y no ¨²nicamente como un mote con el que expresar molestia por las injusticias de la econom¨ªa global o local de nuestros tiempos. Lo raro es que ese reconocimiento de la existencia del neoliberalismo empieza a tener lugar justo cuando a este le empieza a ir mal en el mundo, pero m¨¢s vale tarde que nunca. El neoliberalismo ha campeado durante largo tiempo entre las elites gobernantes y penetrado incluso en aquello que se llama ¡°conciencia colectiva¡± o ¡°esp¨ªritu de los tiempos¡±, y resulta bastante ingenuo que sus adherentes pretendan salvarlo mediante el ardid de echar mano ahora de la palabra ¡°libertarismo¡± y de presentarse en p¨²blico como ¡°libertarios¡±.
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