A una semana del plebiscito constitucional, Chile camina hacia un resultado incierto
El domingo 17 de diciembre, 15,4 millones de chilenos votar¨¢n A favor o En contra de una propuesta de nueva Carta Fundamental, tras m¨¢s de cuatro a?os de proceso constituyente
Chile camina a las urnas, nuevamente, a votar por una propuesta de nueva Constituci¨®n. Lo hace tras un primer proceso fallido que termin¨® en septiembre de 2022, cuando un 62% de la gente, con voto obligatorio, ech¨® abajo una propuesta de una convenci¨®n dominada por la izquierda radical. Luego de ese fiasco, las fuerzas pol¨ªticas inmediatamente echaron a andar un segundo proceso ¨Cel que se lleva ahora a cabo¨C sin preguntarle a la gente. Solo dando por hecho que segu¨ªa vigente el mandato del 78% que en octubre de 2020 ¨Cen aquella ocasi¨®n sin voto obligatorio, un asunto clave¨C quer¨ªa una nueva Carta Magna. El domingo, por lo tanto, deber¨ªa culminar un proceso que tiene no solo cansado al electorado chileno, sino que ha metido al pa¨ªs en un cuatrienio de inestabilidad pol¨ªtica y econ¨®mica y, sobre todo, ha hecho aumentar la frustraci¨®n de la sociedad. Porque los problemas a los que los chilenos le dan mayor urgencia, como la seguridad, no los resuelve necesariamente la Constituci¨®n.
Son unos 15,4 millones de chilenos los que acudir¨¢n a las urnas el domingo pr¨®ximo. Es la tercera vez que regir¨¢ el voto obligatorio, luego de que se repusiera el sistema. La segunda vez, en mayo pasado, la gente dio una sorpresa en la elecci¨®n del Consejo Constitucional que redactar¨ªa esta nueva propuesta de Constituci¨®n: de los 50 consejeros, eligi¨® a 22 republicanos, de la extrema derecha. Es, en parte, por lo que los analistas en Chile han comenzado a repetir con mayor frecuencia que los resultados del refer¨¦ndum del d¨ªa 17 est¨¢n abiertos, que no se trata de una carrera jugada. Porque el voto obligatorio ha hecho entrar al sistema a votantes desconocidos.
Los sondeos han dado mayoritariamente una mayor¨ªa al voto En contra. Antes del per¨ªodo de veda de encuestas que rige en Chile desde 15 d¨ªas antes de las elecciones, Activa Research difundi¨® su sondeo Pulso Ciudadano con un tercer pronostico electoral, sobre votos v¨¢lidos. Para el En contra dio un 59,7% y para el A favor un 40,3%. Pero justamente el efecto del voto obligatorio hace que esta carrera, finalmente, se torne impredecible. No se descartan sorpresas, aunque existe cierto consenso en que ser¨ªa una carrera m¨¢s estrecha entre ambas opciones. No se repetir¨ªa la paliza de 2022, es decir, un 62% de una opci¨®n contra el 38% de la otra.
Chile est¨¢ cansado del debate constitucional y pr¨¢cticamente todos los sectores pol¨ªticos lo reconocen. Se habla de la fatiga constitucional. Tanto, que la opci¨®n de quienes apoyan en nuevo texto, la derecha que empuja el A favor, ha apelado justamente a la idea de que se apruebe ¡°para cerrar esta cuesti¨®n¡±, es decir, no por los contenidos. Por el otro lado, el oficialismo de izquierda que est¨¢ por el En contra, ha prometido que se cerrar¨¢n los intentos al menos en el corto y mediano plazo, aunque algunos dirigentes del Partido Comunista se han mostrados entusiasmados con un tercer ciclo.
Es una de las grandes paradojas de este segundo proceso, que finaliza justamente en un mes de diciembre caluroso, a pocos d¨ªas de Navidad, con la gente con la mente m¨¢s puesta en las compras y en las fiestas de fin de a?o que en la papeleta.
La extrema derecha, la que nunca estuvo por cambiar la Constituci¨®n actual ¨Credactada en la dictadura, pero reformada unas 70 veces desde 1989¨C, es la que hoy empuja con mayor fuerza que se apruebe el nuevo texto. Por el contrario, la izquierda y centroizquierda, que por d¨¦cadas batall¨® por reemplazar la Carta Fundamental vigente desde 1980, ahora quiere que mejor se mantenga. Porque consideran que la propuesta, liderada en su redacci¨®n por el Partido Republicano, es igual o peor que la actual.
Existen algunos sectores de la izquierda que, para justificar su voto En contra, han dicho que la Constituci¨®n actual no es la de Pinochet, sino del expresidente Ricardo Lagos. Algo de cierto hay, porque fue el socialista el que hizo las m¨¢s grandes reformas en 2005 y, de hecho, el texto actual lleva su firma. Pero no fue el argumento que se utiliz¨® por d¨¦cadas.
Por lo tanto, la opini¨®n p¨²blica tendr¨¢ razones para estar desconcertada, porque ni siquiera para alguien que sigue al dedillo la arena pol¨ªtica es f¨¢cil de entender. Este segundo intento, adem¨¢s, ha sido especialmente alambicado.
Est¨¢ en juego la Constituci¨®n que regir¨¢ a Chile, por cierto. El proyecto ha sido tildado de conservador incluso por la centroizquierda moderada ¨Csobre todo en lo referente a la mujer¨C, aunque se le reconocen avances, sobre todo en lo relativo al sistema pol¨ªtico. Pero, al mismo tiempo, todos los sectores pol¨ªticos est¨¢n apostando a asuntos diversos, sobre todo por el tren de elecciones que vienen por delante: las municipales y de gobernadores de 2024 y las presidenciales y parlamentarias de 2025. Lo que resulte ahora los deja mejor o peor parados. Mientras, el Gobierno de Boric no tiene por d¨®nde ganar: si se aprueba el texto ser¨ªa una derrota rotunda, pero, de rechazarse, como quiere, seguir¨¢ vigente una Carta Fundamental que ten¨ªa entre sus prop¨®sitos superar.
El pa¨ªs nuevamente est¨¢ dividido en torno al proyecto. Lo muestran las opciones de los expresidentes. Mientras el democristiano Eduardo Frei Ruiz-Tagle (1996-2000) y el derechista Sebasti¨¢n Pi?era est¨¢n a favor, los socialistas Ricardo Lagos (2000-2006) y Michelle Bachelet (2006-2010 y 2014-2018) est¨¢n en contra.
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