Alejandra Meneses: ¡°Necesitamos una escuela que permita a los ni?os relacionar aprendizajes y experiencia¡±
La acad¨¦mica y miembro correspondiente de la Academia Chilena de la Lengua habla de la importancia de las palabras en el espacio de la escuela
Alejandra Meneses es experta en palabras. Tras hacer un postdoctorado en educaci¨®n en la Universidad de Harvard y ense?ar durante 10 a?os en la Universidad Cat¨®lica de Chile, decidi¨® trasladarse al Campus Villarrica de la misma universidad, en el sur chileno. All¨¢, seg¨²n cuenta, ha encontrado el tiempo que no ten¨ªa en Santiago, la capital.
Y es que tiempo, aprendizaje y experiencia, son palabras estrechamente relacionadas, seg¨²n la acad¨¦mica que este a?o volvi¨® a Harvard para dictar un curso sobre lenguaje y literacidad para el aprendizaje en Latinoam¨¦rica. Sobre cambio, educaci¨®n y palabras, convers¨® con EL PA?S, en la segunda entrega sobre infancia de la escritora chilena Mar¨ªa Jos¨¦ Ferrada para este peri¨®dico.
Pregunta. ?Qu¨¦ es lo primero que nos puede decir de las palabras?
Respuesta. En t¨¦rminos del aprendizaje y del desarrollo del lenguaje, en la medida que nombramos vamos aprendiendo a mirar. Por ejemplo, si uno aprende la palabra p¨¢jaro empieza mirar el cielo con ese lente. Pero luego no es s¨®lo p¨¢jaro la gran categor¨ªa, sino que aparecen el chucao, el mart¨ªn pescador, la bandurria.
P. La realidad se ampl¨ªa¡
R. S¨ª. Y aparece una segunda dimensi¨®n de la lengua que tiene que ver con la posibilidad de entrar en relaci¨®n con los otros. A trav¨¦s de las palabras soy capaz de establecer lazos y comprometerme: aprender, actuar, transformar. Y eso est¨¢ relacionado con una tercera dimensi¨®n que tiene que ver con la posibilidad que nos da la lengua de comunicar la propia identidad: proyectar el ser a trav¨¦s de las palabras.
P. Trabaja muy ligada al mundo de la escuela. ?Ve una crisis en la relaci¨®n entre los ni?os y las palabras que se acentu¨® con la pandemia?
R. Si uno mira las noticias y mira la historia ve que la narraci¨®n de la educaci¨®n se construye desde la narrativa del d¨¦ficit. Siempre hay un ¨¦nfasis en la crisis, el atraso, y el problema con eso es que nos paraliza. Creo que es momento de probar otros enfoques como el del informe de la Unesco sobre los futuros de la educaci¨®n que habla de mirar la necesidad de transformaci¨®n de la educaci¨®n desde la esperanza.
P. ?Cu¨¢les ser¨ªan los motivos para esa esperanza?
R. La necesidad de cambio que nos plantea la coyuntura de la historia en la que nos encontramos. Hay una realidad ambiental, nuevas formas de interacci¨®n con la tecnolog¨ªa, polarizaci¨®n al interior de muchas sociedades: un escenario complejo e incierto que nos obliga a pensar en un nuevo contrato social para la educaci¨®n.
P. ?Y c¨®mo deber¨ªa ser ese nuevo contrato social?
R. Deber¨ªa tener en el centro la creencia en el potencial transformador y la capacidad de crear un futuro m¨¢s justo que tiene la educaci¨®n. El mismo informe tras hablar de la incertidumbre es claro en t¨¦rminos de posibilidades: tenemos m¨¢s acceso que nunca al conocimiento y a herramientas que posibilitan la colaboraci¨®n. Hay distintos tipos de crisis que coexisten con la posibilidad de crear cosas nuevas.
P. ?C¨®mo se aplica eso a la educaci¨®n chilena?
R. Revisando nuestra narrativa, porque si siempre estamos mirando las cosas desde el marco del d¨¦ficit, la consecuencia obvia ser¨¢ el desinter¨¦s.
P. La cr¨ªtica, espec¨ªficamente en materia de lenguaje, se basa en los resultados del Simce y de la prueba PISA.
R. La prueba PISA es un ejemplo de esa narrativa que no necesariamente es coherente con los datos. Chile en lenguaje baj¨® cuatro puntos respecto de la ¨²ltima medici¨®n. La OCDE, en promedio, baj¨® diez. Eso habla de comunidades que fueron capaces de resistir a una situaci¨®n tan extrema como fue la pandemia. Los puntajes, por otro lado, son los m¨¢s altos de la regi¨®n. Los datos de 2022 del SIMCE dicen que en cuarto b¨¢sico ¨Cel grupo que supuestamente est¨¢ con m¨¢s problemas¨C tampoco hubo bajas significativas en lenguaje respecto a la medici¨®n anterior. Pero si preguntas a cualquier persona dir¨¢ que los ni?os y ni?as est¨¢n atrasados y que la educaci¨®n est¨¢ en crisis. Yo creo que se trata de datos que es muy valioso tener y que indican hacia d¨®nde debemos avanzar, pero deben ser material para el an¨¢lisis y no un diagn¨®stico que se transforme en una barrera.
P. ?Hay cierta urgencia de contar con esos diagn¨®sticos?
R. Hay mucha prisa en la sociedad en general y eso es un problema para la escuela. Queremos que los profesores ense?en muchos contenidos y el resultado de eso es que logran hacerlo, pero de manera superficial. Los ni?os y ni?as los reciben pero no tienen tiempo para plantear las preguntas que les surgen en el camino. Porque se le pide al profesor que vaya r¨¢pido. Y si esa curiosidad no tiene cabida, la motivaci¨®n que ha demostrado ser fundamental para el aprendizaje, disminuye.
P. Siguiendo esa l¨®gica, ?recomienda una escuela con menos objetivos de aprendizaje?
R. S¨ª. Una escuela que le d¨¦ al ni?o o ni?a el tiempo para relacionar lo que se aprende con su propia experiencia y para aprender que hay distintos lenguajes: uno que sirve para nombrar las matem¨¢ticas, otro que sirve para apreciar una obra de arte y otro, diferente, para comprender las instrucciones de la clase de gimnasia, solo por nombrar algunos. El lenguaje lo cruza todo, pero son distintos lenguajes que como ni?o o ni?a necesito aprender para poder acceder a los distintos tipos de conocimiento y, a partir de eso, generar preguntas, ideas u opiniones: construir los aprendizajes. Pero en la escuela no podemos dar por supuesto que los ni?os y ni?as llegar¨¢n manejando esos distintos lenguajes, es algo que se debe ense?ar. En la escuela y tambi¨¦n en la casa.
P. ?Hay una deuda de palabras con los ni?os?
R. S¨ª, una deuda de palabras y de tiempo. El lenguaje es un catalizador de la equidad, que posibilita el aprendizaje no s¨®lo para las distintas asignaturas, sino que para la vida. Esto no solo es un tema del profesor de lenguaje, sino de todas las asignaturas y de la sociedad en su conjunto. Por lo mismo, creo que no es bueno ser tan castigadores con la escuela. Necesitamos volver a relacionarnos, como pa¨ªs, desde la confianza con los profesores, pregunt¨¢ndonos c¨®mo podemos avanzar hacia una mayor justicia educativa. Y en esa reflexi¨®n el lenguaje debe tener un papel central.
P. ?Se refiere al acceso igualitario al lenguaje?
R. Claro, porque sin ese acceso habr¨¢ muchas cosas que ese ni?o o esa ni?a a lo largo de su vida no podr¨¢n nombrar. La relaci¨®n con el mundo, la relaci¨®n con ¨¦l mismo y con los dem¨¢s, de la que habl¨¢bamos al principio, se ver¨¢ muy debilitada. Necesitamos palabras para construir esas relaciones y creo que los cambios que est¨¢ experimentando el mundo nos ofrecen una oportunidad para pensar seriamente en eso.
P. ?Le preocupa que exista una mala relaci¨®n de los ni?os con la lectura?
R. Hay una mirada moderna, centrada en el libro, que olvida que el libro es una puerta de introducci¨®n a la experiencia y no un fin en s¨ª mismo. Leemos para encontrarnos con otras experiencias, con otras miradas que nos permitan explicarnos el mundo. En ese contexto, escuchamos poco a los ni?os y j¨®venes para saber qu¨¦ leen y qu¨¦ escuchan. Tampoco conversamos con los ni?os peque?os y eso es algo fundamental. De hecho, el abrazo de acogida que la comunidad da a ni?os y ni?as es a trav¨¦s de las palabras.
P. ?Cu¨¢l es su recomendaci¨®n para estos meses en que los ni?os estar¨¢n fuera de la escuela?
R. Que conversemos con los ni?os y ni?as. La lengua nos ofrece la oportunidad de encontrarnos y esa posibilidad se da en la conversaci¨®n. Durante toda nuestra vida, pero sobre todo en la infancia, nos nutrimos de palabras.
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