2024: el a?o electoral que viviremos en peligro
Este a?o habr¨¢ elecciones generales en los Estados Unidos, el Reino Unido, India, M¨¦xico, Sud¨¢frica, Taiw¨¢n, Indonesia, Pakist¨¢n, El Salvador, Panam¨¢, Rep¨²blica Dominicana, Ruanda, Mozambique, Uruguay, Namibia, Macedonia del Norte y Ruman¨ªa
En una conversaci¨®n con acad¨¦micos extranjeros, uno de ellos bromeaba que este 2024 deber¨ªamos como mucho contentarnos con tener un a?o m¨¢s tranquilo que el anterior. La mayor¨ªa coincid¨ªa en la perplejidad de entrar a un nuevo a?o cuando todav¨ªa estamos procesando mucho de lo ocurrido en 2023. Uno de ellos recordaba el asalto al Congreso y la Corte Suprema brasile?a, o las regresiones democr¨¢ticas que parecen consolidarse en India, Turqu¨ªa o Hungr¨ªa. Otro se lamentaba que el ataque terrorista en Israel y la cruenta ocupaci¨®n de Gaza haya desviado la atenci¨®n de la ocupaci¨®n en Ucrania e invisibilizado la creciente tensi¨®n en los Balcanes, el Mar Rojo o el Estrecho de Taiw¨¢n.
En toda esta conversaci¨®n, el hilo conductor es el mismo: muchos de los acontecimientos de 2023 son reflejo de un mundo que se ha vuelto extremadamente impredecible. Bajo esta perspectiva, sin embargo, este 2024 dif¨ªcilmente se presenta como auspicioso.
Por coincidencias azarosas en distintos calendarios electorales, cerca de la mitad de la poblaci¨®n mundial concurrir¨¢ a las urnas en todos los rincones del planeta, con consecuencias geopol¨ªticas y democr¨¢ticas dif¨ªciles de anticipar. Durante 2024 habr¨¢ elecciones generales en los Estados Unidos, el Reino Unido, India, M¨¦xico, Sud¨¢frica, Taiw¨¢n, Indonesia, Pakist¨¢n, El Salvador, Panam¨¢, Rep¨²blica Dominicana, Ruanda, Mozambique, Uruguay, Namibia, Macedonia del Norte o Ruman¨ªa.
A ello se suman elecciones presidenciales en Rusia, Venezuela, Finlandia, Azerbaiy¨¢n, Islandia, Croacia, Argelia o Eslovaquia. Tambi¨¦n habr¨¢ elecciones parlamentarias en Portugal, Corea del Sur, Ir¨¢n, Bangladesh, B¨¦lgica, Austria, Mongolia, Botsuana, Georgia o Lituania. Se desarrollar¨¢n asimismo elecciones regionales o municipales en Australia, Alemania, Canad¨¢, Turqu¨ªa, Espa?a, Polonia, Brasil, Chile o Bosnia y Herzegovina. Esta combinaci¨®n supone un escenario electoral sin precedentes desde la introducci¨®n del sufragio universal a fines del siglo XVIII.
Este intrincado rompecabezas electoral sin duda tendr¨¢ consecuencias directas en casi todos los conflictos geopol¨ªticos en desarrollo o que se est¨¢n gestando. Por ejemplo, este s¨¢bado se desarrollar¨¢n las elecciones presidenciales en Taiw¨¢n, en la que uno de los tres candidatos en disputa aboga por una posici¨®n m¨¢s propensa hacia la reunificaci¨®n con China y otro ha minimizado la importancia de este conflicto para centrarse en cuestiones de pol¨ªtica p¨²blica. No es coincidencia entonces que, en su discurso de a?o nuevo, el presidente chino Xi Jinping haya anunciado la reunificaci¨®n con la isla como algo inevitable, lo que marca una escalada en la ret¨®rica utilizada para referirse al asunto respecto a id¨¦ntico discurso del a?o anterior.
Tambi¨¦n en Asia, el conflicto lim¨ªtrofe entre India y Pakist¨¢n podr¨ªa tener un nuevo giro luego de la escalada de violencia en 2021 y 2022, como consecuencia de las elecciones generales que ambos pa¨ªses tendr¨¢n entre febrero y mayo. De India solo puede anticiparse una consolidaci¨®n en su ret¨®rica nacionalista, mientras que de Pakist¨¢n es dif¨ªcil saber qu¨¦ esperar, ante la profunda crisis pol¨ªtica que vive el pa¨ªs desde hace casi dos a?os y las din¨¢micas pol¨ªticas generadas por la crisis humanitaria en su frontera con Afganist¨¢n.
Contra todo pron¨®stico, la guerra en Israel y Palestina todav¨ªa no ha escalado hacia un conflicto armado de car¨¢cter regional. Pero la situaci¨®n en Oriente Pr¨®ximo descansa sobre un precario equilibrio cuyas piezas podr¨ªan reacomodarse en los pr¨®ximos meses. Aun si el gobierno de Benjamin Netanyahu resiste las presiones de convocar a elecciones generales, la posici¨®n geopol¨ªtica de Israel probablemente se vea mermada ante el casi seguro giro laborista que tendr¨¢ el gobierno del Reino Unido, producto de la divisi¨®n que este conflicto genera dentro de la izquierda brit¨¢nica. A la inversa, un triunfo republicano en las elecciones norteamericanas de noviembre supondr¨ªa un alivio para Netanyahu, por la deferencia con la que este partido suele aproximarse a las actuaciones m¨¢s problem¨¢ticas del gobierno israel¨ª.
La importancia de este apoyo dif¨ªcilmente deber¨ªa subestimarse, dada la creciente marginaci¨®n de Israel dentro de la comunidad internacional. Ello se evidencia no solo en las adversas votaciones que ha debido enfrentar en la Asamblea General de las Naciones Unidas, sino tambi¨¦n ante la denuncia de genocidio que ha presentado Sud¨¢frica en su contra ante la Corte Internacional de Justicia. Este ¨²ltimo pa¨ªs tambi¨¦n se encamina a elecciones generales en 2024 luego de un mandato presidencial caracterizado por esc¨¢ndalos de corrupci¨®n y en que, por primera vez desde el t¨¦rmino del apartheid, podr¨ªa producir un cambio en las mayor¨ªas parlamentarias que pongan fin a la hegemon¨ªa pol¨ªtica del partido de Mandela.
Por ¨²ltimo, no hay mayores expectativas de cambio en las elecciones parlamentarias de una autocracia teocr¨¢tica como Ir¨¢n, a¨²n a pesar de haber sufrido uno de los peores atentados terroristas desde la revoluci¨®n de 1979 y de atravesar una profunda crisis econ¨®mica que persiste hace a?os. Pero s¨ª debe prestarse atenci¨®n a la elecci¨®n de la Asamblea de los Expertos en marzo, ante la posibilidad que los equilibrios resultantes en ¨¦sta puedan repercutir en la eventual designaci¨®n del sucesor de un cada vez m¨¢s anciano Ayatola Jamenei, con las ramificaciones regionales que ello pueda suponer.
En Ucrania crecen los llamados para que su presidente Volod¨ªmir Zelenski convoque a elecciones durante este a?o, producto de las cr¨ªticas transversales que ha recibido su gesti¨®n del conflicto. Pero incluso descontada esta incertidumbre, el pa¨ªs deber¨¢ hacer frente a m¨²ltiples variables electorales externas que podr¨ªan comprometer su posici¨®n. Por de pronto, a mediados de a?o tendr¨¢ lugar la elecci¨®n de cinco de diez posiciones no permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. M¨¢s importante a¨²n, un posible triunfo republicano en las elecciones presidenciales y parlamentarias norteamericanas podr¨ªa debilitar gravemente la posici¨®n militar ucraniana, como anticipan los recientes debates en la C¨¢mara de Representantes y el Senado.
Si bien la posici¨®n de Vladimir Putin dentro de Rusia es m¨¢s d¨¦bil que antes de iniciar la invasi¨®n en 2022 (y especialmente despu¨¦s de la fallida rebeli¨®n del Grupo Wagner en junio pasado), todo sugiere que el presidente ser¨¢ reelecto para un cuarto mandato en marzo. En esta ecuaci¨®n geopol¨ªtica tambi¨¦n debe considerarse la elecci¨®n del Parlamento Europeo, en la que algunos predicen victorias in¨¦ditas para la ultraderecha y que, en caso de materializarse, tambi¨¦n impactar¨ªa en la conformaci¨®n de la Comisi¨®n Europea.
En simult¨¢neo se producir¨¢ una renovaci¨®n del Consejo Europeo, cuya composici¨®n tambi¨¦n podr¨ªa sufrir cambios ante los nuevos equilibrios pol¨ªticos en los gobiernos nacionales. No debe as¨ª descartarse que Ursula von der Leyen fracase en ser reelecta para un nuevo periodo, no obstante su reciente promesa de priorizar la ayuda a Ucrania. Con todo, el avance de la ultraderecha tal vez no suponga cambios significativos en la posici¨®n europea hacia este conflicto. Como sugiere un reciente estudio, la invasi¨®n rusa ha marcado un cambio en la simpat¨ªa que antes algunos partidos populistas o de ultraderecha expresaban hacia el r¨¦gimen de Putin, que ahora se ha convertido en una asociaci¨®n t¨®xica que buscan deliberadamente evitar.
La importancia geopol¨ªtica de la guerra en Ucrania, por ¨²ltimo, ha invisibilizado otros conflictos que incluso est¨¢n gest¨¢ndose en el propio territorio europeo. Sin ir m¨¢s lejos, la creciente tensi¨®n entre Serbia y Kosovo ¨Cen las que el primero ha amenazado con intervenciones militares¨C han multiplicado los temores del resurgimiento de un conflicto que entre 1998 y 1999 caus¨® un estimado de doce mil muertos y m¨¢s de un mill¨®n de desplazados. Es en este escenario en que se desarrollar¨¢n las elecciones generales de Croacia y Macedonia del Norte, as¨ª como las elecciones municipales de Bosnia & Herzegovina.
Todo esto ocurre adem¨¢s en un a?o que supondr¨¢ una coyuntura cr¨ªtica para el desarrollo democr¨¢tico global. Como sugieren todos los indicadores disponibles, las ¨²ltimas dos d¨¦cadas han evidenciado un declive de la democracia en todo el mundo. El a?o pasado es indicativo de esta trayectoria: solo en ?frica, ocurrieron siete golpes de Estado. Y si bien muchos de estos acontecimientos tambi¨¦n evidencian una sorprendente resiliencia democr¨¢tica de muchos pa¨ªses, es indudable que 2024 podr¨ªa suponer un punto de inflexi¨®n para la democracia liberal.
Muchas de las principales democracias evidencian severas erosiones democr¨¢ticas. Las elecciones en India ¨Cque algunos se cuestionan si todav¨ªa puede ser considerada una democracia¨C podr¨ªa terminar de consolidar en dicho pa¨ªs una autocracia competitiva, ya que todo indica que Narendra Modi permanecer¨¢ como primer ministro. En M¨¦xico, las encuestas anticipan que en junio ser¨¢ electa la candidata presidencial de la coalici¨®n gobernante, lo que sugiere que continuar¨¢ el desmantelamiento estatal avanzado por el presidente L¨®pez Obrador y sus ataques contra los principales contrapesos institucionales.
Peor a¨²n, la eventual elecci¨®n de Donald Trump ¨Cen caso de no ser inhabilitado por la Corte Suprema para presentarse nuevamente como candidato¨C supondr¨ªa una grave amenaza para la democracia norteamericana, como pronostica el desprecio que como presidente demostr¨® reiteradamente hacia las formas constitucionales. Basta recordar su reacci¨®n ante el asalto del Capitolio o sus esfuerzos por subvertir el resultado electoral de 2021. Y no hace falta se?alar que su retorno a la Casa Blanca llevar¨ªa a que cualquier equilibrio geopol¨ªtico sea tan inestable como su temperamento.
Probablemente haya quienes reprochen el excesivo pesimismo del horizonte esbozado. Puede que utilicen el ejemplo de Polonia, cuya elecci¨®n parlamentaria de octubre pasado ofreci¨® cierto optimismo ante la erosi¨®n democr¨¢tica que hab¨ªa experimentado ese pa¨ªs durante los ocho a?os anteriores. Pero incluso en este caso, el camino que tiene por delante el gobierno polaco para revertir esta trayectoria iliberal es largo y, en el, ¨¦ste se ver¨¢ confrontado con m¨²ltiples desaf¨ªos. Tal vez el mayor de ellos en el corto plazo sea la elecci¨®n municipal de abril, que los partidos populistas podr¨ªan ganar. Algo similar podr¨ªa decirse de Brasil, que luego de negarle la reelecci¨®n al presidente Jair Bolsonaro, volver¨¢ a las urnas para las elecciones municipales de S?o Paulo.
Es posible tambi¨¦n que, ante la incertidumbre que traer¨¢ consigo este 2024, no exista otra alternativa que tolerar la tensa espera de supone el avenimiento de cada una de estas elecciones. Pero incluso de adoptarse esta actitud, hay que recordar las lecciones que nos proporciona la historia en un contexto como el actual. Despu¨¦s de todo, no debemos olvidar que en agosto de 1914, las principales potencias mundiales creyeron que, en un contexto de gran inestabilidad geopol¨ªtica, ellas ser¨ªan perfectamente capaces de anticipar las reacciones de sus adversarios en caso que los conflictos escalaran.
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