Sobre el ¡®cerco sanitario¡¯: ?Por qu¨¦ es impensable en Chile?
Lo que acaba de ocurrir en Francia es un excelente ejemplo del romanticismo ineficiente en el que puede caer la izquierda, creyendo que sus miedos e ideales se ajustan exactamente a los temores y esperanzas del pueblo que se quiere representar
Las elecciones parlamentarias acaban de tener lugar en Francia: en la primera vuelta, la extrema-derecha de Marine Le Pen y del joven l¨ªder del partido Jordan Bardella alcanzan el tercio de la votaci¨®n y, de cara a la segunda vuelta del pr¨®ximo domingo, se encuentran en posici¨®n expectante para alcanzar la mayor¨ªa absoluta de los 577 (289) esca?os de la Asamblea Nacional, lo que le permitir¨ªa formar gobierno. En segundo lugar, irrumpe el Nuevo Frente Popular que agrupa a todas las izquierdas (incluyendo a la Francia Insumisa y el liderazgo t¨®xico de M¨¦lenchon), con poco m¨¢s del 28% de los votos. En tercer lugar, la coalici¨®n Ensemble del presidente Emmanuel Macron obtiene el 20% de los sufragios. En cuarto lugar, la derecha tradicional fracturada sorprende con el 10% de los sufragios. No puede entonces ser motivo de sorpresa que, por en¨¦sima vez, la izquierda levante el ¡®leitmotiv¡¯ del ¡®cerco sanitario¡¯ para detener a la Agrupaci¨®n Nacional en nombre de los ¡°valores republicanos¡±, a partir de un romanticismo cada vez m¨¢s irrealista que recuerda la oda de Bertold Brecht: ¡°A¨²n es fecundo el vientre del que surge la bestia inmunda¡±. Pues bien, es precisamente este irrealismo el que explica que buena parte de la derecha tradicional francesa ya no vea en Le Pen y su partido al diablo y su infierno, del mismo modo que millones de franceses. Esto significa que la pol¨ªtica del ¡°cerco sanitario¡±, despu¨¦s de haber sido eficiente por un par de d¨¦cadas, dej¨® definitivamente de serlo.
Utilizo este largo exordio para pensar la pol¨ªtica chilena y su propia extrema derecha del Partido Republicano, sobre quien no funcion¨® ni por asomo el discurso del ¡®cerco sanitario¡¯, al punto que ni la idea ni menos la expresi¨®n han desempe?ado alguna funci¨®n. ?C¨®mo explicarlo?
En primer lugar, porque el Partido Republicano y su l¨ªder Jos¨¦ Antonio Kast no tienen la misma g¨¦nesis que la Agrupaci¨®n Nacional francesa: a diferencia de esta ¨²ltima, Kast y los republicanos se originaron, en los hechos, en una escisi¨®n de la UDI, la que se fragu¨® lentamente. Esto es lo que explica que el mundo de los republicanos chilenos haya encontrado tempranamente amplia aceptaci¨®n (el antiguo Frente Nacional de Jean-Marie Le Pen necesit¨® casi dos d¨¦cadas), precisamente porque no constituye una completa novedad, sino m¨¢s bien la reconfiguraci¨®n de lo que fue el gremialismo en Chile, en un ecosistema ciertamente muy distinto. ?C¨®mo no recordar que Jos¨¦ Antonio Kast no solo fue diputado, sino que secretario general de la UDI?
En segundo lugar, porque la instalaci¨®n de Jos¨¦ Antonio Kast en el paisaje natural de la pol¨ªtica chilena se consagr¨® en las elecciones presidenciales de 2021, a cuya candidatura se arrim¨® sin ning¨²n complejo toda la derecha (con poqu¨ªsimas excepciones individuales) en la segunda vuelta. Qu¨¦ duda cabe: de haber sido candidato Daniel Jadue, hoy estar¨ªa gobernando el l¨ªder de los republicanos.
En tercer lugar, porque los ingredientes que hicieron posible el surgimiento y posterior ¨¦xito de todo tipo de derechas radicales europeas, esto es inmigraci¨®n, cesant¨ªa, islamismo (en el caso franc¨¦s) y nativismo, no encuentran un exacto correlato en Chile. Es tan solo desde hace pocos a?os que estos temas, a los que se suma la crisis de seguridad p¨²blica y la percepci¨®n de temor en los chilenos, est¨¢n siendo interiorizados. Recordemos que para las elecciones de consejeros constitucionales en mayo de 2023, el Partido Republicano alcanz¨® el 35% de los votos (aunque se olvida que alrededor de dos millones de chilenos votaron nulo y banco), en una coyuntura de voto obligatorio y de desplome de las izquierdas.
En cuarto lugar, porque el explosivo c¨®ctel de ingredientes que se observa en Europa nunca llegar¨¢ a repetirse tal cual en un pa¨ªs como Chile: historias distintas, idiosincracias diferentes.
Todas estas razones explican por qu¨¦ el Partido Republicano y su l¨ªder Jos¨¦ Antonio Kast provocar¨¢n cada vez menos miedo, volviendo completamente in¨²til la estrategia tan rom¨¢ntica como irrealista del cerco sanitario. Lo que pudo funcionar por un tiempo en Francia no funcionar¨¢ en Chile.
?Significa todo esto que hay que renunciar a calificar al Partido Republicano y a su l¨ªder como de extrema derecha? Nada se gana con que ponga por escrito mi propia convicci¨®n sobre el extremismo de derechas. La respuesta a la pregunta la entregar¨¢ el resultado de las luchas pol¨ªticas mediante las cuales la realidad y sus amenazas son construidas: lo esencial de la pol¨ªtica democr¨¢tica reside en sus luchas por las clasificaciones que ordenan la realidad, sus taxonom¨ªas. Poco importa que las izquierdas adhieran genuinamente a la creencia de que el mundo de JAK es de extrema derecha. Lo esencial es lo que perciben los chilenos de ese mundo conservador y nacionalista. Lo que acaba de ocurrir en Francia es un excelente ejemplo del romanticismo ineficiente en el que puede caer la izquierda, creyendo que sus miedos e ideales se ajustan exactamente a los temores y esperanzas del pueblo que se quiere representar.
La pregunta, entonces, queda completamente abierta: ?qu¨¦ hacer ante la irrupci¨®n de la ultra, o peor aun de varias ultras? Nadie ha dado completamente con la respuesta: es el gran problema en estos tiempos de polarizaci¨®n de las elites y su irradiaci¨®n hacia la sociedad.
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