Adicci¨®n
Pocos podr¨ªan dudar que en el plebiscito de entrada del 25 de octubre de 2020 hab¨ªa impulsos constitucionales que hicieron que un 78% de ciudadanos votara a favor de una nueva Constituci¨®n
Qu¨¦ duda cabe que los seres humanos nos enfrentamos recurrentemente a nuestras conductas adictivas. Solo hay que pensar en lo que hicimos en la ma?ana de hoy: la misma hora, el mismo caf¨¦, la misma ruta. No es dif¨ªcil que el sano ejercicio regular se convierta en otra forma de adicci¨®n, como tambi¨¦n el vag¨®n preferido del metro o el lugar de estacionamiento en el trabajo. ¡°This is my spot¡±, dec¨ªa Sheldon Cooper, como recordar¨¢n los adictos a las series. Lo ¨²nico que puede interrumpir la inercia es la contingencia del mundo: un temblor nocturno, un corte de luz, un taco kilom¨¦trico, Penny sentada en el spot. Pero ?es posible trasladar esta l¨®gica de la adicci¨®n a los fen¨®menos sociales?
Mientras m¨¢s interconectada y compleja es nuestra sociedad, m¨¢s afecta est¨¢ a este tipo de conductas. Sin embargo, la ¡°adicci¨®n social¡± no debe entenderse como agregaci¨®n de adicciones individuales. En fen¨®menos complejos, 2+2 no es 4. Varios nombres se han sugerido para esto: los f¨ªsicos hablan de magnetizaci¨®n, analistas financieros lo conocen como inflaci¨®n de burbujas, los psic¨®logos sociales como conducta de reba?o, y algunos soci¨®logos atentos a las din¨¢micas del siglo XXI lo explican como una adherencia autorreforzada a formas de comportamiento cada vez m¨¢s r¨ªgidas e inadaptativas de las cuales solo se puede escapar por medio un colapso.
Pocos podr¨ªan dudar que en el plebiscito de entrada del 25 de octubre de 2020 hab¨ªa impulsos constitucionales que hicieron que un 78% de ciudadanos votara a favor de una nueva Constituci¨®n. Entre los principales impulsos estaban: a) el incremento de la inclusi¨®n social por medio de derechos sociales especialmente en salud, educaci¨®n y pensiones; b) la sustentabilidad medioambiental del imprescindible crecimiento econ¨®mico ante un cambio clim¨¢tico que se experimentaba desde hace a?os en sequ¨ªas, inundaciones, mareas rojas y megaincendios; c) la equidad de g¨¦nero que no solo resonaba los 8 de marzo, sino tambi¨¦n en m¨²ltiples estudios que mostraban las brechas de inclusi¨®n laboral, educativa, previsional, salarial entre hombres y mujeres; y d) el reconocimiento de los pueblos ind¨ªgenas que, desde el Acuerdo de Nueva Imperial con el entonces candidato a la presidencia Patricio Aylwin, se pospon¨ªa paradojalmente con nuevos acuerdos y comisiones en cada gobierno. Estos elementos ya hab¨ªan estado presentes en los Encuentros Locales Autoconvocados de Michelle Bachelet en 2016, y seguramente tambi¨¦n los tuvo en mente Sebasti¨¢n Pi?era al convocar a la salida democr¨¢tico-institucional el 15 de noviembre de 2019. El 4 de septiembre de 2022, sin embargo, la misma ciudadan¨ªa rechaz¨® la propuesta de la Convenci¨®n Constitucional con un rotundo 62%.
??C¨®mo pudo ser esto posible!? La respuesta est¨¢ en la adherencia autorreforzada a formas r¨ªgidas de comportamiento. El paradigma fue la famosa frase de Daniel Stingo el 24 de mayo de 2021: ¡°los grandes acuerdos s¨ª, pero los grandes acuerdos los vamos a poner nosotros¡±. Los dem¨¢s ten¨ªan que ¡°sumarse¡±. Un 78% democr¨¢tico puede ser demasiado para cualquier ser humano en tiempos de volatilidad y fragmentaci¨®n. ?Imag¨ªnese!: ocho de cada 10 personas que pasan por su lado conf¨ªan en usted para definir el futuro del pa¨ªs. De ah¨ª a la infalibilidad del Papa hay solo un paso.
En tal contexto, las convicciones formadas localmente, que crec¨ªan y probablemente funcionaban en familias, vecindarios, en m¨ªtines pol¨ªticos, en patios de universidad, y que no hab¨ªan sido sometidas al escrutinio de p¨²blicos que piensan distinto, encontraron su momento de magnetizaci¨®n. Pol¨ªticos curtidos aceptaban sin m¨¢s la culpa de ¡°los 30 a?os¡±, algunas encuestas se acomodaban a ¡°la nueva normalidad¡±, respetados intelectuales abrazaban el activismo sin chistar. Mientras, en la Convenci¨®n, los genuinos impulsos constitucionales eran sometidos a la l¨®gica de la adicci¨®n. Los derechos sociales quedaban escondidos tras los infinitos principios que los sustentaban: universalidad, interculturalidad, pertinencia territorial, desconcentraci¨®n, solidaridad, integralidad, unidad, igualdad, eficacia, suficiencia, participaci¨®n, sostenibilidad, oportunidad, progresividad y no discriminaci¨®n, entre otros, probablemente. La sustentabilidad medioambiental era subsumida en el Estado ecol¨®gico y en los omniabarcantes derechos de la naturaleza, los que en algunas lecturas eran incluso superiores a los derechos humanos; mientras que el crecimiento se transformaba dial¨¦cticamente en decrecimiento. La equidad de g¨¦nero se fragment¨® en mujeres, hombres, diversidades y disidencias sexuales y de g¨¦nero, orientaci¨®n sexual o afectiva, diversidad corporal e identidad y expresi¨®n de g¨¦nero. Y el reconocimiento de pueblos ind¨ªgenas se escal¨® al Estado plurinacional, el Estado regional, las entidades territoriales aut¨®nomas, los territorios especiales y a los m¨²ltiples sistemas jur¨ªdicos de pueblos y naciones ind¨ªgenas que deb¨ªan realizar el ejercicio de codificaci¨®n de sus normas culturales para coordinarse nacionalmente.
La l¨®gica de la adicci¨®n conduce al exceso, a la ¡°exuberancia irracional¡±, como llamaba Alan Greenspan a las burbujas financieras. Lo parad¨®jico de estas situaciones de inercia en espiral es que, en general, nadie cree ¡°hacerlo mal¡±; por el contrario: todos creen que ¡°lo hacen fant¨¢stico¡±, porque los cercanos confirman la iluminaci¨®n propia, y los opositores tambi¨¦n lo hacen oponi¨¦ndose. El problema es que esa doble confirmaci¨®n enceguece a los agentes frente a las cambiantes sensibilidades de los p¨²blicos. Uno se destruye a s¨ª mismo con la adicci¨®n porque solo ve los v¨ªtores e ignora los reproches. Por eso desde la ma?ana del 5 de septiembre de 2022 hab¨ªa que buscar ¡°causas externas¡±: las fake news, el duopolio, el fascismo, la ignorancia del pueblo, la personalidad autoritaria del chileno. ¡°?Por qu¨¦ nos cuesta cambiar?¡±, se sigue preguntando hoy el PNUD.
El 4 de septiembre no perdieron los impulsos constitucionales, perdieron quienes los transformaron en exceso. Algo similar ocurri¨® el 17 de diciembre de 2023 en la votaci¨®n de la propuesta del Consejo Constitucional, porque si algo tienen las adicciones es que no es f¨¢cil escapar de ellas.
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