Apuntes para avanzar en la discusi¨®n sobre las pedagog¨ªas
Para el caso de Chile, la pedagog¨ªa no es una profesi¨®n de ¨¦lite (...) Quienes deciden estudiar para ser profesores y profesoras son j¨®venes, y crecientemente adultos, pertenecientes a la amplia clase media chilena
Hace varios a?os se viene discutiendo la tensi¨®n entre requisitos de ingreso para estudiar pedagog¨ªa y calidad docente, sin lograr mayores avances. A la base est¨¢ la hip¨®tesis de la existencia de una l¨®gica lineal y deductiva, que plantea un efecto directo entre ambos elementos.
Otra perspectiva a considerar acerca de este tema tiene que ver con el hecho de que los resultados de aprendizaje ¡ªen cualquier nivel y modalidad, ya sea escolar, de la prueba de selecci¨®n a la universidad o de la formaci¨®n superior¡ª siempre son situados. Es decir, los procesos de aprendizajes que logran las personas suceden en contextos reales y est¨¢n condicionados por las caracter¨ªsticas socioculturales y socioecon¨®micas de los entornos de las y los aprendices y sus grupos de referencia. Esta consideraci¨®n, que ha sido ampliamente abordada por la literatura y la evidencia emp¨ªrica, qued¨® de manifiesto durante la pandemia, donde se hizo ineludible reconocer que las condiciones para el logro de aprendizajes de las y los estudiantes importan y mucho.
Para efectos de la discusi¨®n espec¨ªfica, lo anterior implica que quienes obtienen los mejores puntajes y notas, como evidencias de su aprendizaje, son estudiantes que en sus hogares y/o sus escuelas han contado con actores significativos, espacios y recursos que promueven las oportunidades de aprendizaje y valoran su logro. M¨¢s a¨²n, quienes obtienen los mejores resultados en pruebas de selecci¨®n acad¨¦mica son estudiantes que a lo largo de sus trayectorias escolares han alcanzado el dominio de los c¨®digos culturales y los desempe?os espec¨ªficos que se eval¨²an en esas instancias.
Pero sabemos que en Chile solo un porcentaje muy limitado de estudiantes del sistema escolar logra buenos resultados de aprendizaje. La alta segregaci¨®n social ha provocado que coexistan experiencias educativas muy diversas y con una evidente brecha a nivel de resultados. Adem¨¢s, los buenos resultados obtenidos por estudiantes de grupos privilegiados son m¨¢s bajos que los que alcanzan grupos similares a nivel internacional. En otras palabras, en un escenario de desigualdad social hay desigualdad en los resultados de aprendizaje.
Para el caso de Chile, la pedagog¨ªa no es una profesi¨®n de ¨¦lite, es decir, no resulta atractiva para los grupos sociales m¨¢s favorecidos y los docentes no son profesionales de ¨¦lite. Quienes deciden estudiar para ser profesores y profesoras en este pa¨ªs son j¨®venes, y crecientemente adultos, pertenecientes a la amplia clase media chilena; personas que han tenido experiencias formativas diversas, en la escuela y en otros espacios de trabajo colaborativo, que ven en la pedagog¨ªa una oportunidad profesional. Las y los estudiantes de carreras de pedagog¨ªa declaran cierto inter¨¦s y voluntad por formar a otras personas y transformar vidas. Y ya sea que entendamos que se trata de una disposici¨®n al servicio, una perspectiva que vincula un rol social con el quehacer individual o la b¨²squeda de ejercer una tarea laboral en condiciones satisfactorias es posible reconocer que se trata de elementos que, junto a otros, contribuyen a la configuraci¨®n de la noci¨®n de vocaci¨®n docente.
Para ser docente no basta con tener buenos resultados escolares, un adecuado repertorio de aprendizajes b¨¢sicos y una incipiente vocaci¨®n; aunque, sin duda, contar con estos elementos fortalece las condiciones para iniciar el recorrido formativo. Para ser docente se requiere de una formaci¨®n de calidad. Una formaci¨®n que sea capaz de articular de modo consistente el contexto de producci¨®n de conocimientos del campo pedag¨®gico y sus resultados, as¨ª como las caracter¨ªsticas y din¨¢micas del contexto educativo local y sus diversas realidades con las caracter¨ªsticas del perfil de ingreso del estudiantado. Tres componentes que deben disponerse, coordinadamente, para producir experiencias de aprendizaje de calidad en la universidad y orientar el logro oportuno de los aprendizajes comprometidos en los perfiles de egreso de cada programa.
Para formar docentes de calidad son necesarios proyectos de formaci¨®n pedag¨®gica de excelencia y que sean innovadores; condiciones que permitan que las y los estudiantes de pedagog¨ªa puedan involucrarse en oportunidades reales de lograr una base de aprendizajes esenciales para la docencia escolar; implementar experiencias pr¨¢cticas que permitan problematizar las creencias y experiencias previas de las personas y sus comunidades, hacer visible las tensiones presentes en las din¨¢micas educativas, construir nuevos aprendizajes y avanzar en la construcci¨®n de una identidad profesional o, quiz¨¢s, de identidades profesionales diversas, de acuerdo a los desaf¨ªos y los espacios educativos del presente y el futuro.
La disponibilidad de docentes id¨®neos para el sistema educativo es clave para la formaci¨®n de las nuevas generaciones, para el proyecto pa¨ªs. Y, en un escenario altamente desafiante, tenemos una oportunidad: avanzar en garantizar el derecho a una educaci¨®n de calidad para todas y todos, porque la educaci¨®n y la escuela en Chile pueden ser una palanca de cambio para enfrentar la desigualdad, lograr mayor inclusi¨®n y justicia social; y las y los docentes son el motor para hacer una inflexi¨®n en la vida de una persona y de una comunidad.
Sabemos que un buen docente y una buena docente marcan una diferencia significativa en las trayectorias de aprendizajes de sus estudiantes, pero sin docentes simplemente no habr¨¢ aprendizajes.
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