?Es de extrema derecha el Partido Republicano?
La formaci¨®n se parece bastante poco a los partidos de extrema derecha europeos: la inmigraci¨®n, la omnipresencia del Estado en la satisfacci¨®n del bienestar de las personas y el factor Rusia est¨¢n muy ausentes en su oferta
Para los cientistas pol¨ªticos, es casi una obviedad clasificar al Partido Republicano chileno como un partido de extrema derecha. En un sentido estrictamente espacial, lo es, al ser colocado en el extremo derecho del eje derecha-izquierda por los entrevistados en todo tipo de encuestas. ?Esto lo transforma en un partido extremista?
Para aclarar esta discusi¨®n sobre clasificaciones y taxonom¨ªas de los partidos, es importante detenerse en la manera de c¨®mo el Partido Republicano lleg¨® a conformarse.
Se trata de un partido que se forma a partir de un proceso largo, lento y a menudo invisible de peque?as escisiones de la Uni¨®n Dem¨®crata Independiente (UDI), uno de los dos partidos de la derecha tradicional chilena (esa derechita cobarde que ha sido tantas veces criticada por fundaciones conservadoras o ultra, retomando la expresi¨®n inventada por el l¨ªder de Vox en Espa?a Santiago Abascal para calificar al Partido Popular). El propio Jos¨¦ Antonio Kast (candidato presidencial en las elecciones de 2021) es el resultado de una escisi¨®n de la UDI: ?c¨®mo olvidar que Kast fue concejal (1996-2000), diputado (2002-2018) y secretario general de la UDI entre 2012 y 2014? Junto a ¨¦l, son muchos los dirigentes del Partido Republicano que provienen de la UDI (partiendo por su actual presidente, el exdiputado Arturo Squella). En tal sentido, no se trata exactamente de un partido nuevo: es m¨¢s bien un partido que, con un nombre nuevo, retoma el proyecto hist¨®rico de la UDI.
Ese proyecto hist¨®rico se le conoc¨ªa como gremialismo, una corriente de pensamiento que fue teorizada por el jurista Jaime Guzm¨¢n (quien fue elegido senador en 1990 y asesinado en esa condici¨®n por un comando de extrema izquierda en 1991). En las cosas de la pol¨ªtica, el proyecto gremialista se tradujo en pinochetismo, un f¨¦rreo conservadurismo cultural a partir de su raigambre cat¨®lica y un temprano neoliberalismo econ¨®mico: el secreto del ¨¦xito del gremialismo residi¨® en su articulaci¨®n pol¨ªtica por Jaime Guzm¨¢n y un grupo estrecho de colaboradores (los as¨ª llamados coroneles). Pues bien, en el origen del Partido Republicano est¨¢ la idea, reflejada en el leitmotiv de la derechita cobarde, de que la UDI habr¨ªa echado por la borda su proyecto, al orientarse hacia el centro pol¨ªtico con el fin de ganar elecciones.
No parece errada la cr¨ªtica a la UDI: no porque la UDI se haya equivocado (su moderaci¨®n se entiende a la luz de la teor¨ªa del votante medio de Anthony Downs), sino porque su ¨¦xito electoral hoy extraviado se explica por su pragmatismo. Esto se tradujo en el abandono del proyecto gremialista que sostiene que ¡°todo recto orden social debe basarse en que las sociedades intermedias entre el hombre y el Estado, libremente generadas y conducidas por sus integrantes, cumplan con la finalidad propia y espec¨ªfica de cada una de ellas¡±. De haber algo virtuoso en la vida en sociedad, es en las sociedades y grupos intermedios que hay que buscarlo, y no en el Estado.
El Partido Republicano llega a rescatar este proyecto, lo que se observa bien en su alergia por todo tipo de aumento en funciones y tama?o del Estado, y evidentemente en su rechazo de principios a cualquier tipo de reforma tributaria que suponga el aumento de los impuestos (recordemos que la Constituci¨®n chilena de 1980 consagra el principio de subsidiariedad sin nombrarlo, poniendo l¨ªmites dr¨¢sticos a la intervenci¨®n del Estado en la vida econ¨®mica y social). En lo que se refiere al pinochetismo, no se observa en su discurso un rescate sistem¨¢tico de su figura, aunque s¨ª una adhesi¨®n al modelo econ¨®mico que fue promovido por la dictadura de Pinochet.
De lo anterior se desprende que el Partido Republicano se inscribe en una extrema derecha espacial, cuya radicalidad proviene de un proyecto del pasado. En tal sentido, se trata de un partido que tiene pocas cosas nuevas que ofrecer: es un partido de derecha radical (y no de una nueva derecha radical) que rescata un proyecto antiguo. Si bien el Partido Republicano participa con entusiasmo, a trav¨¦s de Jos¨¦ Antonio Kast, en el festival que ha sido organizado por Santiago Abascal en Madrid (Europa Viva 24), el que fue emulado en Buenos Aires por la extrema derecha argentina y latinoamericana en el contexto de apogeo del Gobierno de Javier Milei, se parece bastante poco a los partidos de extrema derecha europeos: la inmigraci¨®n, la omnipresencia del Estado en la satisfacci¨®n del bienestar de las personas y el factor Rusia est¨¢n muy ausentes en la oferta del Partido Republicano.
?Es posible ganar elecciones generales, sobre todo presidenciales, en Chile a partir de proyectos pol¨ªticos identitarios que son reivindicados como aut¨¦nticos? En principio s¨ª, aunque dependiendo de c¨®mo se articula un proyecto pol¨ªtico rival. No hay ninguna seguridad, en Chile, de que esta derecha radical y aut¨¦ntica sea por s¨ª sola explicativa de su ¨¦xito: en tal sentido, es llamativa la distancia que el Partido Republicano cultiva con el anarco-capitalismo de Javier Milei. Esto bien podr¨ªa significar que en la derecha radical de Republicanos tambi¨¦n prevalece ¨Ctodav¨ªa¨C algo de pragmatismo electoral, en su competencia abierta con la UDI. La pregunta es, entonces, por el futuro y la raz¨®n de ser de la UDI.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.