Ca¨ªda de la derecha tradicional y nuevos liderazgos: las claves del auge de la ultraderecha en Latinoam¨¦rica
De Milei a Bukele, pasando por Kast o el bolsonarismo, una revisi¨®n del desarrollo de este fen¨®meno en ocho pa¨ªses de la regi¨®n muestra una relaci¨®n con el autoritarismo y el populismo
La ultraderecha es tendencia en Am¨¦rica Latina. En Chile la lidera Jos¨¦ Antonio Kast; en Brasil, lo hizo Jair Bolsonaro; en Argentina, Javier Milei, de La Libertad Avanza (LLA), arras¨® en las elecciones presidenciales del pasado domingo; y el reciente auge de movimientos de ultraderecha en Per¨², ejemplificado por Rafael L¨®pez-Aliaga, de Renovaci¨®n Popular (RP), muestra el auge de este fen¨®meno.
La Fundaci¨®n Friedrich Ebert (FES), del Partido Socialdem¨®crata de Alemania, ha elaborado un estudio a cargo del polit¨®logo chileno Crist¨®bal Rovira con los principales aspectos individuales y comunes de la ultraderecha en ocho pa¨ªses latinoamericanos. El documento describe caso a caso algunos elementos como autoritarismo, nativismo y populismo ¡ªadem¨¢s de una tensi¨®n con los componentes pluralistas de la democracia¡ª, propios de los partidos de derecha radical. Las principales caracter¨ªsticas de este fen¨®meno son la fragmentaci¨®n de un sector pol¨ªtico, en una derecha convencional y una ultraderecha, y la aparici¨®n de nuevos l¨ªderes y formaciones hasta hace poco marginales en la regi¨®n. Estos actores han desafiado al sistema de partidos establecido, obteniendo en algunos casos buenos resultados electorales.
Rovira, profesor del Instituto de Ciencia Pol¨ªtica de la Universidad Cat¨®lica de Chile, destaca que no existe un aumento de posiciones conservadoras en los latinoamericanos, seg¨²n la evidencia, por lo que el ascenso de la ultraderecha no guarda relaci¨®n directa con un giro conservador del electorado. ?C¨®mo se explica entonces esta paradoja? ¡°La respuesta se debe centrar en el estudio de la oferta pol¨ªtica¡±, apunta el polit¨®logo, ¡°es decir, en el papel que los actores pol¨ªticos ostentan al momento de levantar determinados temas, activando demandas al interior de la ciudadan¨ªa que pueden estar en un estado de latencia¡±. ¡°Tal como en Europa las pol¨ªticas de acomodaci¨®n a favor de la poblaci¨®n migrante han despertado ansiedades y sensaciones de p¨¦rdida de estatus en determinados segmentos de la ciudadan¨ªa, es posible especular que en Am¨¦rica Latina las pol¨ªticas de acomodaci¨®n en los derechos de las mujeres y la estructura de la familia han abierto oportunidades pol¨ªticas para que l¨ªderes y partidos activen sentimientos de temor frente a estos cambios culturales¡±, plantea Rovira.
Argentina: entre el oportunismo y la innovaci¨®n de Milei
Hasta 2023, la competencia electoral en Argentina estaba dominada por dos coaliciones con alcance nacional: la peronista, en su versi¨®n de centroizquierda, liderada por la facci¨®n conducida por N¨¦stor Kirchner y luego por su viuda, Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner; y por otro, la alianza de centroderecha, encabezada por el partido Propuesta Republicana (PRO). Era una estructura organizativa y una diferenciaci¨®n program¨¢tica relativamente novedosa para el pa¨ªs, frente al tradicional clivaje peronismo-antiperonismo, basado en factores predominantemente socioculturales.
Esta estructura de dos coaliciones se asent¨® sobre pies de barro, advierte el soci¨®logo argentino Gabriel Vommaro. El desempe?o econ¨®mico de los gobiernos fue deficiente, en particular, tras el fin del boom de las materias primas. El Gobierno de Mauricio Macri (2015-2019), a pesar de su promesa de racionalidad econ¨®mica pro-mercado, no hizo sino agravar la mayor parte de los problemas heredados. Su sucesor, el peronista Alberto Fern¨¢ndez (2019-2023), tuvo un desempe?o a¨²n m¨¢s deficiente, agravado por los condicionamientos del endeudamiento externo, los efectos de la pandemia y el deterioro del contexto internacional. Argentina lleg¨® a las presidenciales de 2023 con una econom¨ªa en crisis y una sociedad desorganizada por la alta inflaci¨®n. Adem¨¢s, las dos principales coaliciones se encontraban en una fuerte disputa interna: el peronismo, por su incapacidad para encontrar entre las diferentes facciones reunificadas en 2019, y la coalici¨®n de centroderecha, por sus dificultades para tramitar la interna entre los candidatos a la sucesi¨®n de Macri.
En ese contexto se produjo el ascenso sorprendente de Javier Milei. Desde 2016, Milei, economista, fue un asiduo participante de programas de televisi¨®n de debate pol¨ªtico en los que al principio hablaba en un lenguaje eminentemente t¨¦cnico. La radicalidad de sus posiciones en materia econ¨®mica, su histrionismo y agresividad, y su conexi¨®n con p¨²blicos masivos constituye una ¡°performance populista¡±, describe Vommaro, ¡°capaz de trasladar el discurso antiestablishment al nivel de una verdad corporal¡±. Con ese estilo, logr¨® trascender al p¨²blico de las ¨¦lites y convertirse en el principal depositario del descontento de buena parte de los votantes hacia las coaliciones principales. A partir de 2018, Milei comenz¨® a despotricar sobre los temas de la ¡°guerra cultural¡±.
Su performance populista se basa en dos elementos: un discurso libertario con un fuerte sesgo anti-Estado y un rechazo a las ¨¦lites pol¨ªticas por ser las principales responsables de los problemas del pa¨ªs, proponiendo su eliminaci¨®n como llave de todas las soluciones. Los pol¨ªticos y el Estado se encuentran amalgamados en el discurso de Milei, lo que le permite presentar ideas no muy populares sobre la econom¨ªa como parte de un proyecto de regeneraci¨®n moral basado en la depuraci¨®n de la clase pol¨ªtica, se?ala Vommaro, quien agrega que el argentino exhibe ¡°un manejo oportunista de posiciones conservadoras¡± en materia cultural, espec¨ªficamente en contra del aborto y del feminismo, y la promoci¨®n de una l¨ªnea dura en materia de seguridad, con eje en la promoci¨®n de la autodefensa y el libre porte de armas.
En la pandemia naci¨® el logo del ¡°le¨®n¡± Milei. Simbolizaba la furia, pero tambi¨¦n la fiereza en un contexto donde la crisis volv¨ªa particularmente vulnerables a los ciudadanos, se?ala Vommaro. Tras su participaci¨®n en las legislativas de 2021, en las que obtuvo el 17% de los votos en Buenos Aires, logr¨® imponerse en las primarias presidenciales de agosto de 2023 (30%). Su veh¨ªculo electoral, La Libertad Avanza (LLA), sin embargo, es una coalici¨®n d¨¦bil en t¨¦rminos organizativos, formada por peque?os partidos y grupos de activistas conservadores. ¡°Las razones de su crecimiento hay que buscarlas en otro lado¡±, apunta Vommaro, ¡°concretamente, en el contexto hist¨®rico y en el contenido y la forma de su estrategia conceptual¡±.
El descontento y la indignaci¨®n que encumbraron a Milei, concluye el soci¨®logo, es tan grande que una parte importante de los votantes lo apoya a¨²n a sabiendas de que su llegada al poder implica una paradoja cuyas consecuencias son dif¨ªciles de predecir: Milei ser¨¢ el presidente con el programa de reformas con m¨¢s rupturas en el actual ciclo democr¨¢tico, al mismo tiempo que cuenta con la menor cantidad de recursos para llevarlas a cabo. Sin posibilidad de lograr mayor¨ªa en el Congreso ¡ªal menos en sus inicios¡ª, sin gobernadores que respondan directamente a su liderazgo ni corporaciones alineadas con su plataforma, y con un partido d¨¦bil y desarticulado, la perspectiva de una presidencia de Milei tiene el tama?o del drama que vive buena parte de la sociedad argentina en estos a?os de desorganizaci¨®n econ¨®mica.
El Salvador: el peculiar caso de Nayib Bukele
El polit¨®logo salvadore?o Manuel Mel¨¦ndez-S¨¢nchez arranca su an¨¢lisis recordando que en 2012 Nayib Bukele, entonces alcalde de un peque?o municipio de El Salvador, asegur¨®: ¡°Soy de izquierda radical¡±. Los ¨²ltimos a?os, sin embargo, el presidente de El Salvador se ha ganado la admiraci¨®n de los l¨ªderes m¨¢s conservadores. Mel¨¦ndez-S¨¢nchez define a Bukele como un populista sin compromisos ideol¨®gicos firmes, aunque aclara que es un hecho que ha adoptado posiciones propias de la ultraderecha en su mandato.
Durante casi tres d¨¦cadas, la Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), de derecha, y el Frente Farabundo Mart¨ª para la Liberaci¨®n Nacional (FMLN), de izquierda, funcionaron como dos polos opuestos que definieron la pol¨ªtica electoral del pa¨ªs (1994 y 2018). En sus veinte a?os en el poder, ARENA defendi¨® pol¨ªticas propias de la derecha, particularmente econ¨®micas y de seguridad. Una vez en la oposici¨®n, experiment¨® un proceso que ayudar¨ªa a sentar las bases para la llegada de Bukele, alerta el polit¨®logo. El partido de derecha se encontr¨® ¡°en la extra?a e inesperada situaci¨®n¡± de hacer oposici¨®n a un gobierno que afirmaba ser de izquierda pero que, en lo medular, actuaba m¨¢s bien como uno de centroderecha. Como resultado, ARENA dej¨® de ser el estandarte indiscutible de la derecha, al menos en la mente de los votantes. ¡°En v¨ªsperas de la elecci¨®n presidencial de 2019, la mayor¨ªa de los salvadore?os no apreciaba ninguna diferencia importante entre los dos partidos¡±, sostiene Mel¨¦ndez-S¨¢nchez.
Bukele inici¨® su carrera pol¨ªtica dentro del FMLN. En 2012, fue electo alcalde de Nuevo Cuscatl¨¢n y, tres a?os m¨¢s tarde, se convirti¨® en el alcalde de San Salvador, posiblemente, el cargo pol¨ªtico m¨¢s visible despu¨¦s de la presidencia. Se hizo popular tanto por su buena gesti¨®n como por su estilo pol¨ªtico iconoclasta. Fue entonces cuando comenz¨® la tensi¨®n con el FMLN, al que Bukele acusaba de gobernar como si fuese ARENA. El partido de izquierda lo expuls¨® de sus filas en 2017 y Bukele logr¨® trascender la tradicional l¨®gica derecha-izquierda de la pol¨ªtica salvadore?a, seg¨²n Mel¨¦ndez-S¨¢nchez.
En su candidatura presidencial de 2019 defendi¨® un discurso populista con el que describ¨ªa a los dos principales partidos como veh¨ªculos pol¨ªticos corruptos y oportunistas que respond¨ªan a una misma ¨¦lite ¡°olig¨¢rquica¡±. Gan¨® por una ampl¨ªsima mayor¨ªa. Desde que lleg¨® a la presidencia, Bukele ha profundizado o adoptado posiciones que, en su conjunto, son propias de la ultraderecha, particularmente en cuanto al desmantelamiento de contrapesos democr¨¢ticos, el impulso de un agresivo punitivismo penal y la defensa del conservadurismo social. Estos giros corresponden a una l¨®gica pol¨ªtica pragm¨¢tica y no a compromisos ideol¨®gicos firmes, seg¨²n el estudio.
A pesar de que varias organizaciones dom¨¦sticas e internacionales han denunciado violaciones sistem¨¢ticas contra de los derechos humanos en su guerra contra la delincuencia, el r¨¦gimen de excepci¨®n impuesto por el mandatario ha sido extremadamente popular entre los salvadore?os y parece, al menos por el momento, haber desarticulado a las pandillas.
Algunas de las estrategias que Bukele ha utilizado para promover dos reformas importantes de su gobierno ¡ªla adopci¨®n del bitcoin como moneda de curso legal y la reforma de pensiones¡ª, dejan en evidencia la maleabilidad ideol¨®gica del mandatario salvadore?o: es un presidente que ha utilizado argumentos m¨¢s afines a la centroizquierda cuando hacerlo resulta conveniente pol¨ªticamente, apunta Mel¨¦ndez-S¨¢nchez. No se pueden descartar m¨¢s giros ¡ªya sea hacia la derecha o la izquierda¡ª seg¨²n evolucionen las necesidades pol¨ªticas del mandatario. A su vez, esos futuros giros podr¨ªan definir c¨®mo evoluciona el naciente r¨¦gimen autoritario de El Salvador.
Chile: el fen¨®meno Kast
El surgimiento de la ultraderecha en Chile, seg¨²n el an¨¢lisis de la investigadora y polit¨®loga italiana Lisa Zanotti, puede verse como una respuesta a la gradual convergencia program¨¢tica de las coaliciones que gobernaron el pa¨ªs despu¨¦s de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990): la centroizquierda y la centroderecha. Una de las primeras manifestaciones de este fen¨®meno est¨¢ representada por Jos¨¦ Antonio Kast, un exmiembro del partido de derecha tradicional Uni¨®n Dem¨®crata Independiente (UDI) que, siendo diputado en 2016, abandon¨® su militancia argumentando que ¡°el gran error¡± de la derecha en los ¨²ltimos a?os hab¨ªa sido renunciar a sus principios y ajustar sus valores para ganarse la simpat¨ªa de ciertos sectores. Un a?o despu¨¦s, como independiente, se present¨® a la elecci¨®n presidencial y roz¨® el 8% de los votos.
Durante el segundo Gobierno de Sebasti¨¢n Pi?era (2018-2022), de la derecha tradicional, Kast intensific¨® sus cr¨ªticas a la Administraci¨®n en el manejo del crimen y por la adopci¨®n de pol¨ªticas que contradec¨ªan los valores conservadores, se?ala el estudio. A mediados de 2019 fund¨® el Partido Republicano, de ultraderecha. Meses despu¨¦s, cuando se produjo el estallido social, abog¨® por una intervenci¨®n militar para detener las protestas. Tambi¨¦n se resisti¨® al acuerdo pol¨ªtico que dio paso al proceso constitucional.
En las parlamentarias de 2021, el Partido Republicano logr¨® 15 esca?os en la C¨¢mara de Diputados y uno en el Senado. Y en las presidenciales de ese a?o, Kast lider¨® la primera vuelta (28%). En el balotaje, sin embargo, perdi¨® contra el izquierdista Gabriel Boric. Kast reconoci¨® prontamente su derrota, mostrando su adhesi¨®n a las normas democr¨¢ticas.
Tras el rotundo rechazo a la primera propuesta constitucional en septiembre de 2022, el partido de Kast tom¨® un nuevo impulso. Las principales fuerzas pol¨ªticas decidieron continuar con el proyecto de reemplazar la Constituci¨®n, nacida en 1980 en la dictadura pero reformada m¨¢s de 60 veces en democracia. Esta vez fue a trav¨¦s de un Consejo Constitucional. En la elecci¨®n de sus integrantes, en mayo, el Partido Republicano fue el m¨¢s votado: logr¨® 23 de los 50 esca?os y se convirti¨® en la principal fuerza pol¨ªtica de Chile.
En el caso de Kast y el Partido Republicano, apunta Zanotti, el autoritarismo social se aplica en las dos esferas del concepto: tanto en la defensa de las pol¨ªticas de mano dura como de la sociedad tradicional. ¡°La ultraderecha en pa¨ªses como Australia, Brasil y Chile aboga por una identidad nacional unificada, oponi¨¦ndose al reconocimiento de naciones separadas abor¨ªgenes¡±, sostiene la polit¨®loga. Los republicanos, a?ade, han construido discursivamente un grupo externo, formado por inmigrantes indocumentados que intentan ingresar al pa¨ªs. En la primera vuelta de su campa?a presidencial, Kast propuso la construcci¨®n de una zanja para evitar su entrada.
Zanotti dice que el populismo tambi¨¦n es caracter¨ªstico del discurso de la ultraderecha chilena. La ¡°¨¦lite corrupta¡±, retratada como una serie de entidades influyentes acusadas de socavar el ¡°sentido com¨²n¡±, es parte de su ret¨®rica. Aunque se percibe que el establishment incluye diversos actores, ¡°son especialmente vehementes en su cr¨ªtica hacia la esfera pol¨ªtica m¨¢s amplia, con un enfoque particular en facciones de izquierda¡±. La ultraderecha, agrega, tambi¨¦n se caracteriza por su compromiso con los principios neoliberales, distingui¨¦ndose de los partidos europeos de esta corriente.
La polit¨®loga afirma que no sorprende que algunos elementos radicales dentro de la UDI, de la derecha convencional, resuenen ideol¨®gicamente con la ultraderecha. Ambas facciones encuentran resonancia en el anticomunismo y en su apoyo hist¨®rico al golpe militar de 1973. Esta alineaci¨®n se ha vuelto particularmente relevante a medida que algunas facciones dentro de la UDI se han radicalizado, ¡°aparentemente para emular o contrarrestar la creciente influencia de Kast y el Partido Republicano¡±.
El futuro de la ultraderecha en Chile depender¨¢, entre otros factores, dice Zanotti, de las estrategias que adopte la derecha convencional, que se enfrenta a una disyuntiva cr¨ªtica: optar por una postura de moderaci¨®n y apego a los principios democr¨¢ticos o radicalizarse. Otro aspecto que remarca es la presencia de figuras m¨¢s radicales dentro o cerca del Partido Republicano, que podr¨ªan desafiar el liderazgo de Kast y cambiar los equilibrios al interior de la formaci¨®n. Un ejemplo de ello es que dentro del partido hay un grupo que ha deso¨ªdo la postura de Kast y ha llamado a votar en contra en el plebiscito constitucional del 17 de diciembre.
Colombia: ideas y liderazgo en formaci¨®n
En la pol¨ªtica colombiana contempor¨¢nea existen dos fuerzas que ejemplifican los dos extremos opuestos del espectro ideol¨®gico: a la izquierda, el Pacto Hist¨®rico, una joven coalici¨®n de partidos y movimientos populares liderada por el presidente Gustavo Petro, y a la derecha, el Centro Democr¨¢tico (CD), un partido pol¨ªtico ya consolidado, liderado por el expresidente ?lvaro Uribe. El longevo conflicto armado incluy¨® varias guerrillas armadas de izquierda, lo que impidi¨® la consolidaci¨®n de una izquierda democr¨¢tica ¡ªhasta hace poco¡ª, y contribuy¨® a moldear fuerzas de derecha cuyo principal rasgo distintivo del centro fue su oposici¨®n a cualquier negociaci¨®n con los actores armados. Este enfoque en la guerrilla y no la desigualdad socioecon¨®mica o cultural, hace que la derecha colombiana tenga una particularidad respecto a las de sus vecinos.
La ausencia de gobiernos abiertamente de izquierda en la historia reciente supuso que la derecha no haya tenido que recurrir al rechazo de reformas gubernamentales progresistas. Pero el contexto ha cambiado y el sector conservador est¨¢ atravesando una crisis de la ¡°mediana edad¡±, se?alan los analistas pol¨ªticos colombianos Sandra Botero y Jos¨¦ Miguel Jaimes Prada, ya que tanto el uribismo como el CD ¡ªsu m¨²sculo organizativo¡ª, se han debilitado. El antiguo enfoque militarizado del conflicto interno, que sol¨ªa articular el programa del CD, ya no es suficiente para atraer a los votantes. Adem¨¢s, durante el Gobierno de Iv¨¢n Duque (2018-2022), heredero de Uribe, aument¨® la violencia organizada. Ante estos cambios profundos de las prioridades del electorado, las fuerzas de derecha deben reacomodar su discurso y su estrategia. Dependiendo de c¨®mo lo hagan, las ideas de extrema derecha podr¨ªan jugar un rol importante.
En las presidenciales de 2022, en las que triunf¨® el izquierdista Gustavo Petro, Rodolfo Hern¨¢ndez, un exitoso empresario sin partido pol¨ªtico, pas¨® a la segunda vuelta tras atraer a los votantes de la derecha y a un amplio sector de centristas e indecisos en contra del sistema pol¨ªtico y listos para patear el tablero. ¡°A menudo se percibe a Hern¨¢ndez como un candidato de derecha, lo cual es un error. Cuando se convirti¨® en el ¨²nico oponente de Petro en la carrera presidencial, Hern¨¢ndez tambi¨¦n se convirti¨®, por descarte, en la opci¨®n preferida de la derecha, lo que es muy diferente¡±, reza el an¨¢lisis, que descarta que las ideas ultras hayan estado presentes en la campa?a electoral.
Botero y Jaimes Prada remarcan que la ultraderecha contempor¨¢nea no cuenta con un partido propio de alcance nacional en Colombia, pero s¨ª hay figuras pol¨ªticas que defienden las ideas del movimiento, como el conservadurismo moral y el punitivismo penal. Una es Mar¨ªa Fernanda Cabal, senadora por el partido Centro Democr¨¢tico: ¡°Es la representante m¨¢s n¨ªtida y con mayor proyecci¨®n nacional de la ultraderecha en Colombia¡±. Trabaj¨® en la Fiscal¨ªa General como directora de asuntos internacionales durante el Gobierno de Uribe y tras dejar el cargo cre¨® la Fundaci¨®n Colombia Ganadera (Fundag¨¢n), el brazo social del gremio ganadero dirigido por su esposo. En 2014 lleg¨® a la C¨¢mara de Representantes por Bogot¨¢, y desde entonces ha sido una de las figuras m¨¢s radicales del CD. Se ha presentado como una heredera del uribismo, enfatizando el punitivismo, el apoyo a las Fuerzas Armadas, y los discursos de ¡°mano dura¡± del expresidente. Tambi¨¦n ha sido la principal defensora del porte legal de armas y, desde el inicio de su carrera pol¨ªtica, ha manifestado una hostilidad a todo lo que considera de izquierda.
Cabal critic¨® duramente el proceso de paz con las FARC por considerar que conduc¨ªa a una reescritura de la historia por parte de la guerrilla. Es contraria a las instituciones de memoria y justicia transicional que surgieron fruto del Acuerdo de La Habana y, a diferencia de Uribe, s¨ª ha posicionado en su discurso la politizaci¨®n de la sexualidad y ha atacado avances en derechos y garant¨ªas a la poblaci¨®n LGTB. Sin ser negacionista, considera que el cambio clim¨¢tico es un problema secundario y las posturas antiinmigraci¨®n no han sido hasta ahora centrales en su discurso. Desde 2020 est¨¢ vinculada al Foro Madrid, alianza internacional de representantes y partidos de la ultraderecha hispanoamericana. El pasado mayo, Santiago Abascal, l¨ªder de Vox, la invit¨® a dar un discurso en Guadalajara (Espa?a). Esta articulaci¨®n con la ultraderecha iberoamericana y la consistencia de su discurso hacen de Cabal la l¨ªder natural de la ultraderecha en Colombia.
Per¨²: la irrupci¨®n electoral de Renovaci¨®n Popular
El campo de la derecha en Per¨² no se limita al fujimorismo, advierte al arrancar su an¨¢lisis el soci¨®logo e investigador peruano Carlos Mel¨¦ndez. El relativamente reciente proceso de hiperfragmentaci¨®n de la oferta partidaria ha dispuesto una amplia gama de organizaciones derechistas. Simult¨¢neamente, la polarizaci¨®n pol¨ªtica ha hecho que los extremos se hayan vuelto atractivos para un creciente n¨²mero de peruanos. Renovaci¨®n Popular (RP), una organizaci¨®n refundada por el empresario y miembro del Opus Dei, Rafael L¨®pez Aliaga, ha capturado la atenci¨®n por combinar un conservadurismo radical y un estilo antiestablishment. Esto ocurre en medio de una crisis pol¨ªtica provocada por casos de corrupci¨®n que ha generado una inestabilidad cr¨®nica desde 2016: seis presidentes en siete a?os y dos intentos de disoluci¨®n congresal (uno exitoso).
Entre 2001 y 2021, la derecha sol¨ªa estar controlada por dos fuerzas: Fuerza Popular (FP) ¡ªpartido de la exprimera dama, Keiko Fujimori, como el legado de su padre¡ª, y Peruanos por el Cambio (PPK) ¡ªuna organizaci¨®n personalista de Pedro Pablo Kuczynski¡ª. Mel¨¦ndez apunta que el FP aparec¨ªa como m¨¢s popular y conservador, mientras que el PPK, m¨¢s liberal y tecnocr¨¢tico. Ambos defend¨ªan el modelo de mercado establecido en la d¨¦cada de 1990. ¡°Eran, se pod¨ªa decir, dos caras de una misma moneda¡±, se?ala el investigador.
Las presidenciales del 2021 supusieron una oportunidad para debutantes de derecha que aspiraban a compartir el electorado al entonces duopolio del fujimorismo, en su mayor crisis de desprestigio desde el 2000. Una gran parte de los votantes del FP abandon¨® la formaci¨®n despu¨¦s del encarcelamiento de Keiko Fujimori en el marco de investigaciones por corrupci¨®n. La salida de la facci¨®n m¨¢s conservadora es clave para comprender el crecimiento de una nueva y m¨¢s radical alternativa de derecha, encarnada en el partido Renovaci¨®n Popular.
Ninguna de las tres alternativas de derecha (FP, RP y Avanza Pa¨ªs) consigui¨® la presidencia en 2021. Las derrot¨® Pedro Castillo, radical de extrema izquierda que se postul¨® como invitado por el partido marxista-leninista, Per¨² Libre. Su ascenso tambi¨¦n resulta crucial para entender las estrategias ideol¨®gicas de los tres proyectos de derecha en cuesti¨®n. Inusualmente en esos comicios, un candidato presidencial ultraconservador se erigi¨® como la tercera fuerza pol¨ªtica: L¨®pez Aliaga, de RP. Hoy es el alcalde de Lima.
El voto a los partidos de derechas
en Per¨²
Primera vuelta de elecciones presidenciales,
en %
100%
80
60,8
60
Total
48,3
PKK
21,0
42,0
G. Forsyth
5,6
40
6,0
C. Acu?a
18,5
11,6
H. De Soto
20
39,8
K. Fujimori
11,7
R. L.-Aliaga
23,5
13,4
Fujimori
0
2011
2016
2021
Fuente: Onpe (Oficina Nacional de Procesos
Electorales de Per¨²)
El voto a los partidos de derechas
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H. De Soto
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R. L.-Aliaga
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Fuente: Onpe (Oficina Nacional de Procesos
Electorales de Per¨²)
El voto a los partidos de derechas en Per¨²
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H. De Soto
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R. L¨®pez-Aliaga
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Fujimori
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Fuente: Onpe (Oficina Nacional de Procesos Electorales de Per¨²)
Renovaci¨®n Popular no es un nuevo partido pol¨ªtico. Luis Casta?eda lo cre¨® en 1999 con el nombre de Solidaridad Nacional, para competir contra Alberto Fujimori en las presidenciales del 2000. Si bien nunca logr¨® acceder al Ejecutivo, s¨ª gobern¨® decenas de municipalidades (incluyendo la capital, Lima), y ocup¨® esca?os en el Congreso. Durante la gesti¨®n de Casta?eda en Lima (2003-2010, 2015-2018), articul¨® un grupo de operadores pol¨ªticos alineados a su estilo pragm¨¢tico y popular de gobernar, como L¨®pez Aliaga.
Cuando Casta?eda se retir¨® de la pol¨ªtica en el 2020, L¨®pez Aliaga tom¨® el control del partido, al que rebautiz¨® como Renovaci¨®n Popular, pretendiendo convertirse en una ¡°alternativa pol¨ªtica cristiana¡±. En lo econ¨®mico, se identifica con una ¡°econom¨ªa social de mercado¡± basada en la propiedad privada de los medios de producci¨®n y, seg¨²n sus postulados, las libertades personales son superiores a las del Estado o de cualquier otra organizaci¨®n social. Este pilar ideol¨®gico tambi¨¦n aplica para la dimensi¨®n sociocultural, donde consideran que existe un orden moral objetivo en la sociedad, fundado en el cristianismo. ¡°Fue as¨ª como naci¨® un nuevo ¡ªaunque a¨²n peque?o¡ª, partido de ultraderecha en las presidenciales de 2021, dejando a Fuerza Popular como una organizaci¨®n desacreditada, pero a su vez detenida en la posici¨®n de la derecha convencional¡±, escribe Mel¨¦ndez.
Tras el triunfo de Castillo en las presidenciales, las tres agrupaciones de derecha reclamaron fraude electoral en la segunda vuelta de junio del 2021 por un margen algo menor a los 50.000 votos respecto a Keiko Fujimori. Sus esfuerzos resultaron infructuosos, pero hasta el d¨ªa de hoy, L¨®pez Aliaga expresa dudas sobre la legitimidad del proceso.
Los casos de corrupci¨®n en los que se vio envuelto Castillo durante su presidencia, permiti¨® a la derecha, en general, y a RP, en particular, apropiarse del discurso anticorrupci¨®n y vincularlo con la estigmatizaci¨®n ideol¨®gica en contra de la izquierda. El intento de cierre del Congreso por parte de Castillo, que gatill¨® su destituci¨®n en diciembre del 2022, termin¨® por fortalecer la narrativa de ¡°recuperaci¨®n de la democracia¡± que hasta entonces toda la derecha hab¨ªa invocado sin mayor justificaci¨®n que la antipat¨ªa ideol¨®gica, se?ala Mel¨¦ndez.
En una sociedad que se ha ido polarizando en la ¨²ltima d¨¦cada, quienes propusieron narrativas extremas en medio de la fragmentaci¨®n se vieron favorecidos. Es as¨ª como L¨®pez Aliaga, despu¨¦s de su fallida candidatura presidencial, lograr¨ªa la alcald¨ªa de Lima un a?o despu¨¦s. Mel¨¦ndez puntualiza que a¨²n es temprano para hacer una evaluaci¨®n apropiada de su administraci¨®n. Pero aclara que, despu¨¦s de varios meses, se pueden identificar algunas se?ales de ultraderecha. A nivel metropolitano, L¨®pez Aliaga ha continuado su confrontaci¨®n con actores del negocio de la infraestructura vial y, en cuanto asumi¨®, derog¨® la ordenanza que establec¨ªa el enfoque de g¨¦nero en la gesti¨®n y pol¨ªticas p¨²blicas. Tambi¨¦n cambi¨® el nombre y las funciones de algunas dependencias como, por ejemplo, la Subdirecci¨®n de ¡°Mujer y Equidad¡±, por ¡°Mujer y Familia¡±, eliminando de sus tareas la de defender los derechos de la poblaci¨®n LGTB+.
El investigador sostiene que el nacionalismo xenof¨®bico caracter¨ªstico de la ultraderecha europea es raramente practicado por cualquiera de las corrientes de las derechas en Per¨². Las medidas de ¡°mano dura¡± como respuesta a los cr¨ªmenes con participaci¨®n de bandas venezolanas no se hacen en t¨¦rminos nativistas. La narrativa populista de L¨®pez Aliaga postula que el establishment est¨¢ compuesto por ¡°empresas corruptas¡± y ¡°los caviares y comunistas¡±. Parad¨®jicamente, esta estrategia ha dejado al fujimorismo como el defensor del establishment econ¨®mico, cuya su principal plataforma pol¨ªtica es la defensa de la Constituci¨®n de 1993, alej¨¢ndolo de su tradicional ret¨®rica populista, ahora dominada por RP.
Mientras se mantenga la din¨¢mica de polarizaci¨®n en el electorado, Renovaci¨®n Popular, como partido populista de ultraderecha, mantendr¨¢ su vigencia, apunta Mel¨¦ndez. Si bien sus posibilidades de crecimiento electoral son limitadas ¡ªespecialmente, por el fujimorismo¡ª, la continuidad de la hiperfragmentaci¨®n le otorga protagonismo en el debate p¨²blico. Rafael L¨®pez Aliaga, como alcalde de Lima, goza de una exposici¨®n medi¨¢tica que le permite, por un lado, asentar su narrativa antiestablishment, que sintoniza con los atractivos populistas, pero, por otra parte, advierte el investigador, corre el riesgo de un desgaste anticipado.
M¨¦xico: ausencia de una reacci¨®n conservadora por AMLO
Desde la transici¨®n a la democracia en 2000, el Partido Revolucionario Institucional (PRI), el Partido Acci¨®n Nacional (PAN), y el Partido de la Revoluci¨®n Democr¨¢tica (PRD), constituyeron los principales contendientes en cada elecci¨®n en M¨¦xico. El sistema de partidos experiment¨® un verdadero shock electoral en 2018 cuando el izquierdista Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, candidato del Movimiento de Regeneraci¨®n Nacional (Morena), gan¨® las presidenciales. En dichos comicios tambi¨¦n compiti¨® el ejemplo m¨¢s cercano de un candidato de derecha populista radical: Jaime Rodr¨ªguez, m¨¢s conocido como El Bronco, exgobernandor de Nuevo Le¨®n, independiente. Se present¨® con una ret¨®rica contraria a los partidos tradicionales y una agenda de ¡°ley y orden¡±. Al final, solo consigui¨® el 5,4% de los votos.
Ning¨²n partido de derecha populista radical relevante, sin embargo, ha surgido como reacci¨®n al giro a la izquierda de esas presidenciales que le dieron el triunfo a L¨®pez Obrador. El intento m¨¢s reciente es el del actor y productor de cine Eduardo Ver¨¢stegui, fundador del movimiento ultracat¨®lico Viva M¨¦xico, quien cuenta con un apoyo popular muy bajo. El investigador mexicano Rodrigo Castro Cornejo apunta que, si bien L¨®pez Obrador ha mantenido una ret¨®rica de izquierda, particularmente en temas econ¨®micos, poni¨¦ndose a favor del ¡°pueblo¡± y en contra de la ¡°¨¦lite corrupta¡± ¡ªel PAN y el PRI¡ª, su Gobierno no se ha caracterizado por adoptar una postura decididamente progresista en temas socioculturales, como el derecho al aborto o la agenda LGBT. Incluso, cuando lo ha hecho, ha manifestado una actitud m¨¢s bien conservadora, como por ejemplo en temas de la moral p¨²blica, la legalizaci¨®n de drogas, las tareas del Ej¨¦rcito y la inmigraci¨®n. ¡°En otras palabras, el Gobierno de L¨®pez Obrador, el primer Gobierno emanado de un partido de izquierda desde la transici¨®n a la democracia, parad¨®jicamente no s¨®lo no ha generado agravios entre votantes ultraconservadores, sino que incluso ha logrado satisfacer parcialmente a los que podr¨ªan sentirse atra¨ªdos por una oferta de derecha radical populista¡±, se?ala Castro.
Era del partido hegem¨®nio PRI (antes de 2000) | Despu¨¦s de la transici¨®n a la democracia (2000-2018) | Tras la victoria de L¨®pez Obrador (despu¨¦s de 2028) | |
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Centroderecha tradicional | PAN | PAN | PAN |
Partidos de derecha radical | Partido Dem¨®crata Mexicano | Jaime Rodr¨ªguez (candidatos presidencial) y Partido Alianza Social | Encuentro Social |
Movimientos de derecha radical | Frente Nacional por la Familia | Frente Nacional Anti-L¨®pez Obrador | |
Derecha extrema | Uni¨®n Nacional Sinarquista |
La reacci¨®n pol¨ªtica m¨¢s relevante al mandatario mexicano en el espectro de la extrema derecha es un movimiento de corta duraci¨®n llamado FRENA (Frente Nacional Anti-AMLO) que, seg¨²n el investigador, pretend¨ªa parecerse a Vox de Espa?a o a los chalecos amarillos de Francia. En septiembre de 2020, los seguidores de FRENA montaron tiendas de campa?a en la plaza principal de la Ciudad de M¨¦xico, frente de la oficina de L¨®pez Obrador, exigiendo su renuncia. Su ret¨®rica, similar a la de otros movimientos de ultraderecha en Am¨¦rica Latina, denunciaba una amenaza ¡°comunista¡± en M¨¦xico. Pero nunca tuvo una agenda pol¨ªtica clara, comenta Castro, y cuando comenz¨® la pandemia retiraron las tiendas de campa?a: ¡°Despu¨¦s de eso, la relevancia pol¨ªtica del movimiento de ultraderecha se desvaneci¨®¡±.
L¨®pez Obrador no competir¨¢ en la elecci¨®n presidencial del pr¨®ximo a?o y est¨¢ por verse si su seguidora, Claudia Sheinbaum, podr¨¢ continuar su proyecto de manera exitosa. Parte del desaf¨ªo viene de la misma izquierda, ya que no pocos votantes y actores pol¨ªticos se muestran cr¨ªticos con el poco avance en materias culturales. En la medida en que un nuevo Gobierno de Morena se muestre m¨¢s sensible a estas tem¨¢ticas, es posible que se abra un espacio para la irrupci¨®n de fuerzas de ultraderecha.
Uruguay: Guido Manini R¨ªos y Cabildo Abierto
La llegada de la ultraderecha a Uruguay es un indicio importante de la recepci¨®n de estas ideas y discursos en la regi¨®n, teniendo en cuenta que Uruguay es el pa¨ªs que m¨¢s tiempo ha vivido bajo reg¨ªmenes democr¨¢ticos en Am¨¦rica Latina y cuenta con los partidos m¨¢s antiguos de la regi¨®n. Los dos partidos que actualmente representan a la derecha convencional, el Partido Nacional (blancos) y el Partido Colorado (colorados), dominaron la competici¨®n pol¨ªtica en un modelo bipartidista que lleg¨® a su fin en las elecciones de 1994, cuando irrumpi¨® el partido de la izquierda Frente Amplio y Uruguay se convirti¨® en ¡°el pa¨ªs de los tres tercios¡±.
Lo que se denomin¨® ¡°partidocracia de consenso¡± fue desafiado en las elecciones de 2019 con la aparici¨®n de la ultraderecha como cuarta fuerza pol¨ªtica en el pa¨ªs, representada por su l¨ªder Guido Manini R¨ªos y el partido Cabildo Abierto. En los comicios, la derecha dura se centr¨® en la seguridad p¨²blica y el conservadurismo moral, como la defensa de la ¡°familia uruguaya¡± en oposici¨®n a la ¡°ideolog¨ªa de g¨¦nero¡±.
Las elecciones de 2019 se desarrollaron en un inusual contexto de crisis para los est¨¢ndares pol¨ªticos del pa¨ªs. Entre 2015 y 2018 hubo una ca¨ªda lenta, pero sostenida de los indicadores de satisfacci¨®n con la democracia, y de confianza en los partidos y las instituciones representativas. Adem¨¢s, recuerda la polit¨®loga Talita S?o Thiago Tanscheit, hab¨ªa un desgaste de 15 a?os de gobiernos del Frente Amplio, con una situaci¨®n econ¨®mica desfavorable, y en un momento de reacci¨®n de sectores conservadores a los avances de los gobiernos de centroizquierda en torno a la ¡°nueva¡± agenda de derechos.
El surgimiento de Cabildo Abierto en 2019 se vincula con las reacciones entre los militares activos y de reserva ante la apertura de procesos judiciales contra los responsables por violaciones a los derechos humanos durante la dictadura uruguaya. La formaci¨®n enfatiza la dimensi¨®n sociocultural de la desigualdad, con un fuerte discurso de restauraci¨®n y recuperaci¨®n del pasado, tras los mandatos del Frente Amplio, caracterizados por la progresiva convergencia ideol¨®gica entre los partidos de la derecha y la izquierda centrada en pol¨ªticas de igualdad de g¨¦nero y derechos LGBT, como la Ley de Interrupci¨®n Voluntaria del Embarazo (2012), la Ley de Matrimonio Igualitario (2013), y la Ley Integral para Personas Trans (2018).
En las legislativas de 2019, Cabildo Abierto logr¨® tres senadores y 11 diputados, solo un senador y dos diputados menos que los colorados. S?o Thiago Tanscheit afirma que los buenos resultados electorales de la ultraderecha ¡ªcomparativamente hablando¡ª sorprendieron a un pa¨ªs acostumbrado a la hegemon¨ªa de los partidos tradicionales: ¡°Cabildo Abierto fue indispensable para el estrecho triunfo electoral del campo pol¨ªtico de la derecha en la segunda vuelta. El partido form¨® parte de la ganadora Coalici¨®n Multicolor, liderada por el candidato de la derecha convencional, Luis Alberto Lacalle Pou, que puso fin a 15 a?os de gobierno del Frente Amplio¡±.
Cabildo Abierto se clasifica como de ultraderecha principalmente por la dimensi¨®n sociocultural, pero a¨²n no est¨¢ claro c¨®mo se comporta en la dimensi¨®n socioecon¨®mica, apunta el estudio. Es el primer caso en Am¨¦rica Latina en que la ultraderecha participa oficialmente en un gobierno liderado por la derecha tradicional. Actualmente ocupa los ministerios de Salud P¨²blica y Vivienda y otros puestos gubernamentales y ha sido importante para garantizar la gobernabilidad de Lacalle Pou. ¡°Cabildo Abierto tambi¨¦n es responsable del realineamiento del sistema de partidos, que a¨²n no se sabe si es provisional o no, en dos grandes bloques: uno que re¨²ne a la derecha convencional y a la ultraderecha y otro que re¨²ne a la izquierda convencional¡±, apunta la investigadora.
Las elecciones de 2024 ser¨¢n claves para el futuro de la ultraderecha, en un contexto de baja puntuaci¨®n del partido en las encuestas de opini¨®n p¨²blica. ?Se consolidar¨¢ el Cabildo Abierto como partido aut¨®nomo de derecha? ?Desaparecer¨¢ Cabildo Abierto?, se pregunta S?o Thiago Tanscheit, quien sostiene que el futuro de la derecha radical es a¨²n incierto en un pa¨ªs poco acostumbrado a grandes cambios en su sistema pol¨ªtico.
Brasil: de Bolsonaro al bolsonarismo
Brasil ha sufrido episodios consecutivos e implacables de crisis econ¨®mica y turbulencias pol¨ªticas desde 2013. La poblaci¨®n sufri¨®, se decepcion¨® y se frustr¨® despu¨¦s de un per¨ªodo de prosperidad e importante movilidad social ascendente en la primera d¨¦cada del siglo XXI. Adem¨¢s, la inestabilidad pol¨ªtica se volvi¨® end¨¦mica. En este contexto, la poblaci¨®n sali¨® a las calles. Las condiciones para la tormenta perfecta estaban servidas. El vac¨ªo pol¨ªtico instalado fue una invitaci¨®n para el surgimiento de un outsider pol¨ªtico ¡ªcon una ret¨®rica de ¡°nosotros¡± contra ¡°ellos¡±¡ª, plantea en su an¨¢lisis el polit¨®logo brasile?o Lucio Renn¨®. El fracaso de la derecha convencional a la hora de atenuar los problemas econ¨®micos que condujeron parcialmente a la destituci¨®n de Dilma Rousseff y su participaci¨®n en esc¨¢ndalos de corrupci¨®n constituyeron fuertes determinantes del alza de la ultraderecha.
Considerado un pol¨ªtico exc¨¦ntrico, Jair Bolsonaro, un militar retirado, se aferr¨® a su candidatura presidencial en 2017 y fue ganando apoyo popular de forma lenta, pero constante. A mediados de ese a?o, figuraba muy bien posicionado en las encuestas, pero no era tomado en serio por sus competidores. Sin un partido pol¨ªtico que lo respaldara, con poco presupuesto y escaso tiempo de televisi¨®n en la campa?a, Bolsonaro gan¨® las elecciones de 2018 con una ret¨®rica conservadora s¨®lida y habilidad en las redes sociales.
En campa?a hizo gala de sus posiciones ideol¨®gicas duras y aprovech¨® la antipat¨ªa a los principales partidos, especialmente el Partido de los Trabajadores (PT) y la izquierda. Bolsonaro rechaza las posiciones culturales progresistas ¡ªque incluye el aborto y los derechos homosexuales¡ª y aboga por una agenda econ¨®mica liberal favorable a la reducci¨®n de la intervenci¨®n del Estado, adem¨¢s de una tolerancia cero al crimen y la corrupci¨®n. ¡°Son posiciones pol¨ªticas con las que la mayor¨ªa de la poblaci¨®n tiende a estar de acuerdo, por lo tanto, es bastante c¨®modo y natural para Bolsonaro defenderlas abiertamente en su campa?a; algo que otros candidatos, especialmente de la derecha y la izquierda convencionales, no pueden hacer¡±, apunta Renn¨®, profesor de ciencia pol¨ªtica de la Universidad de Brasilia.
Durante su Gobierno, Bolsonaro mut¨® de una posici¨®n de derecha populista radical ¡ªdentro de los l¨ªmites de la democracia antiliberal¡ª, a una posici¨®n de extrema derecha, especialmente despu¨¦s de 2020, seg¨²n el polit¨®logo. Incorpor¨® a su discurso ultra un fuerte negacionismo de la ciencia y la ola mortal producto del covid da?¨® significativamente su imagen. Con una posible derrota en el horizonte en las presidenciales de 2022, se volvi¨® cada vez m¨¢s propenso a promover soluciones autoritarias. Tambi¨¦n aleg¨® que el sistema de recuento de votos era susceptible al fraude, creando un ambiente propenso a cuestionar los resultados en caso de ser desfavorables.
¡°Al final, fue este sentimiento de amenaza a la democracia, de crisis democr¨¢tica, lo que marc¨® las elecciones brasile?as de 2022, cuando la defensa y el ataque al r¨¦gimen se convirtieron en una cuesti¨®n electoral¡±, se?ala Renn¨®, quien a?ade que el elemento autoritario de la ret¨®rica de extrema derecha y el correspondiente apoyo popular a un golpe militar es algo a lo que el pa¨ªs ¡°tendr¨¢ que permanecer atento en los pr¨®ximos a?os¡±.
A comienzos de enero de 2023, una semana despu¨¦s de que asumiera la presidencia Luiz In¨¢cio Lula da Silva, miles de radicales seguidores de Bolsonaro asaltaron las sedes del Congreso, de la Presidencia y del Tribunal Supremo, en Brasilia, exigiendo una intervenci¨®n militar para echar al mandatario de izquierda.
Bolsonaro tiene sucesores dentro de la ultraderecha y existen buenas razones para pensar que el ¡°bolsonarismo¡± perdurar¨¢, a pesar de que el expresidente no pueda presentarse a las elecciones hasta 2030. En los comicios de 2022 se produjeron importantes victorias para su movimiento y el hecho de que Bolsonaro obtuviera un 49,1% en el balotaje ¡ªla votaci¨®n m¨¢s alta de cualquier candidato a la presidencia derrotado¡ª, demuestra lo fuerte y popular que es su programa y los l¨ªmites del atractivo popular de los moderados. En resumen, plantea el polit¨®logo, tanto a nivel de las ¨¦lites como de las masas, la ultraderecha reci¨¦n alineada estar¨¢ en Brasil por mucho tiempo. A su vez, no hay indicios de recomposici¨®n de la derecha convencional.