El partido ¨²nico del Socialismo Democr¨¢tico: un caso imposible
Si entre los tres partidos no existen diferencias doctrinarias o ideol¨®gicas, entonces solo queda una alternativa org¨¢nica. Abrir las puertas del PS para que radicales y peped¨¦s ingresen a la casa de Allende
Desde hace a lo menos 35 a?os, una parte de la discusi¨®n pol¨ªtica de izquierdas ha girado en torno a la idea de converger en un solo partido. Mirando las cosas con m¨¢s de tres d¨¦cadas de distancia, no existen muchas razones de fondo, hoy por hoy, para que socialistas, radicales y militantes del Partido por la Democracia (PPD) no converjan en un solo partido. En ausencia de pugnas entre proyectos pol¨ªticos e hist¨®ricos antag¨®nicos (que no existen), converger no solo es l¨®gico, es racional.
Pues bien, esta convergencia no ocurrir¨¢.
Las razones son varias: la identidad socialista es extraordinariamente fuerte, con sus propios rituales y m¨¢rtires. El socialismo chileno es lo m¨¢s parecido a una sub-cultura que se encuentra inserta en la sociedad: no hay rinc¨®n de Chile en donde no se encuentre un socialista, generalmente una familia socialista. Esto que suena muy bonito y que, a los socialistas los conmueve, no tiene asidero electoral. Se trata de un partido que se ha gravemente debilitado en los ¨²ltimos diez a?os, escondiendo las razones de fondo de su estancamiento en maniobras negociadoras que le entregan al Partido Socialista (PS) una alta electividad. En la ¨²ltima elecci¨®n de alcaldes, el PS pas¨® de gobernar de 22 a 33 comunas, sin mencionar ni menos explicar que perdi¨® m¨¢s de dos puntos a nivel de concejales (que es la variable que captura la potencia nacional del partido en elecciones locales), y que los municipios que lidera son de tama?o mediano a peque?o, no pocos en el mundo rural, muy alejados de los grandes centros urbanos.
Mientras este modo de vida c¨®modo y minimalista contin¨²e, no habr¨¢ ninguna posibilidad de convergencia en una nueva fuerza, sea esta una federaci¨®n o un partido ¨²nico.
Son varias las preguntas que se formulan en el per¨ªmetro del estancamiento socialista. ?Por qu¨¦ el PS se est¨¢ empeque?eciendo? ?Existe una pol¨ªtica de difusi¨®n y penetraci¨®n territorial en grandes ciudades, especialmente en la Regi¨®n de Concepci¨®n en donde el PS ha pr¨¢cticamente desaparecido? Es cierto que en el mundo universitario ha habido un proceso de recuperaci¨®n de fuerzas, lo que augura ¡ªsi es que existe alg¨²n tipo de pensamiento estrat¨¦gico entre los socialistas¡ª un interesante recambio generacional: habr¨ªa que decir, eso s¨ª, que esa alza socialista en las universidades se ha producido en un sistema de educaci¨®n superior cuyos estudiantes se han despolitizado enormemente, sin alcanzar en varias universidades umbrales m¨ªnimos de participaci¨®n, incluso con el uso de sistemas de votaci¨®n remota. El hecho es que el PS apenas supera el 6% de los votos, y se empe?a en ocultar las razones electorales de su debilidad en elecciones de autoridades que no reflejan potencia electoral. Mientras se siga desfigurando la realidad y privilegiando la electividad, nada cambiar¨¢. Lo que falta es ambici¨®n colectiva, pensamiento estrat¨¦gico y una adaptaci¨®n del proyecto hist¨®rico socialista a los nuevos tiempos: a eso quiso contribuir el Manifiesto del socialismo democr¨¢tico que fue publicado en 2024, el que no tuvo ning¨²n efecto pol¨ªtico, ni menos pr¨¢ctico.
Nada bueno prefigura este inventario de razones.
Hay algo que aprender de la vida que antecedi¨® a la creaci¨®n del partido ¨²nico del Frente Amplio. Antes de ser partido ¨²nico, fue una federaci¨®n, en donde la marca Frente Amplio fue pol¨ªtica y socialmente muy exitosa, la que nunca impidi¨® seguir cultivando una rica vida interna de tres partidos, Convergencia, Revoluci¨®n Democr¨¢tica y Comunes. Por decisi¨®n propia, estos tres partidos iniciaron un exitoso proceso de fusi¨®n en un solo partido, lo que les ha permitido potenciar relativamente la marca en la ¨²ltima elecci¨®n municipal (el nuevo Frente Amplio es electoralmente m¨¢s poderoso que el PS y dirige municipios de gran envergadura, como Valpara¨ªso y Vi?a del Mar).
En cuanto a los radicales y los peped¨¦s, recordemos que los primeros sobreviven ¡ªen medio de uno que otro sobresalto¡ª con una fuerza electoral cercana a la de los socialistas, mientras que el Partido por la Democracia decrece lentamente.
Si entre estos tres partidos del Socialismo Democr¨¢tico (una marca que busca evocar la naturaleza socialdem¨®crata de cada fuerza) no existen diferencias doctrinarias o ideol¨®gicas, entonces solo queda una alternativa org¨¢nica. Abrir las puertas del Partido Socialista para que radicales y peped¨¦s ingresen a la casa de Allende, la que se transformar¨¢ lentamente en la casa de Pedro Aguirre Cerda, Ricardo Lagos y Michelle Bachelet. Esta apertura del socialismo chileno debe ser genuina y generosa: se le debe permitir, a quienes ingresen, cultivar su propia fuerza org¨¢nica, elaborar sus propios referentes doctrinarios, generando espacios deliberativos en un PS que no solo absorbe nuevas fuerzas, sino que las acoge no para que se mimeticen con los socialistas de siempre, sino para los socialistas se vean expuestos a otras culturas y experiencias.
Son muchos los casos europeos en donde los Partidos Socialistas se abrieron ¡ªgeneralmente en el marco de congresos¡ª a otras fuerzas: aun tengo en la retina el congreso del Partido Socialista franc¨¦s de 1971, el que concluy¨® con el ingreso pocos a?os m¨¢s tarde del antiguo Partido Socialista Unificado bajo el liderazgo de Michel Rocard.
Sin ir m¨¢s lejos, el Frente Amplio uruguayo es una magn¨ªfica expresi¨®n federativa de partidos y movimientos sociales, con una vibrante vida interna que s¨ª trae r¨¦ditos electorales para una sociedad que prospera.
Temo que ninguna de estas razones har¨¢ sentido real en el socialismo chileno, y tal vez tampoco en sus posibles socios: un caso imposible.
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