No es un escarmiento, es un virus
Mientras llegue la vacuna, es bueno recordarnos que somos la ¨²nica especie con la capacidad de abstracci¨®n y el conocimiento suficiente como para saber que al final del t¨²nel hay una luz
No nos enfrentamos a una plaga b¨ªblica. No se trata de un castigo divino por algo que hayamos hecho mal. No es el precio a pagar por un error del que debamos arrepentirnos. Todas las v¨ªctimas son inocentes. En ciencia no hay culpas ni castigos, sino causas y consecuencias. No hay oscuros designios ni maldiciones, hay problemas. Ese es precisamente el cometido de la ciencia, convertir los misterios en problemas que podamos abordar.
En otro tiempo no habr¨ªamos sabido a qui¨¦n encomendarnos, porque la causa de las epidemias era desconocida por completo. A falta de una explicaci¨®n racional se buscaba una de ¨ªndole moral o m¨¢gica para explicar tanto dolor colectivo. ?Por qu¨¦ esta desgracia? ?En qu¨¦ hemos fallado? ?A qui¨¦n hemos ofendido? Ahora sabemos que tras las epidemias hay enfermedades y en la mayor¨ªa de los casos, conocemos tambi¨¦n c¨®mo se transmiten. En un mundo en el que se viaja tanto, nos hemos convertido en el transporte id¨®neo para que tambi¨¦n viajen los pat¨®genos. Es cuesti¨®n de movilidad, no de moralidad. Nuestro sistema inmune desarrolla defensas contra las enfermedades, pero tambi¨¦n las bacterias y los virus evolucionan para poder franquear nuestros escudos. Por ello aparecen patolog¨ªas nuevas. Es un pulso biol¨®gico entre hu¨¦spedes y pat¨®genos, pero nada que se escape de los cercos de la evoluci¨®n y la biolog¨ªa pura. No es un escarmiento, es un virus.
¡°No necesitamos monsergas mesi¨¢nicas sino vacunas. Y llegar¨¢n¡±
?C¨®mo no ser optimistas! Cualquier tiempo pasado no fue mejor. Es preferible vivir en la ¨¦poca en la que las preguntas que nos hacemos son las correctas. En lugar de preguntarnos cu¨¢l ha sido nuestro pecado, ahora nos preguntamos si podr¨ªamos haberlo prevenido o en qu¨¦ forma lo enfrentaremos si se da una segunda vez. Con m¨¢s o menos miop¨ªa, el ser humano es el ¨²nico animal capaz de ver el futuro y prepararse para ¨¦l. En eso estamos ahora. En anticiparnos. No necesitamos monsergas mesi¨¢nicas sino vacunas. Y llegar¨¢n. Mientras tanto, es bueno recordarnos que somos la ¨²nica especie con la capacidad de abstracci¨®n y el conocimiento suficiente como para saber que al final del t¨²nel hay una luz, aunque no se vea. Entre otras cosas porque la luz depende de nuestra propia capacidad. Nos har¨¢ falta coraje para atravesar este t¨²nel, pero, sobre todo, nos har¨¢ falta coraje cuando salgamos de ¨¦l. No todo el mundo habr¨¢ llegado al otro lado y a los que no habr¨¢n podido cruzarlo, les debemos el esfuerzo de continuar. Seamos optimistas. Pertenecemos a la especie que, en medio de las calamidades, ha recordado c¨®mo se aplaude.
Mar¨ªa Martin¨®n-Torres es directora del Cenieh (Centro Nacional de Investigaci¨®n sobre la Evoluci¨®n Humana) y Juan Luis Arsuaga es catedr¨¢tico de Paleontolog¨ªa de la UCM.
Puedes seguir a MATERIA en Facebook, Twitter, Instagram o suscribirte aqu¨ª a nuestra Newsletter.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.