La pandemia, una invasi¨®n biol¨®gica global
El coronavirus es una especie invasora por partida triple: salt¨® de especie hu¨¦sped, salt¨® barreras biogeogr¨¢ficas y asalt¨® nuestras vidas
La pandemia por el coronavirus SARS-CoV-2 es una invasi¨®n biol¨®gica en toda regla. Me refiero a la invasi¨®n por especies ex¨®ticas tales como la avispa asi¨¢tica, el mapache, el mejill¨®n cebra, la cotorra argentina, el plum¨®n de la Pampa, el jacinto de agua, el siluro o el cangrejo rojo, etc. Las especies invasoras son aquellas que una vez introducidas por acci¨®n humana en una nueva regi¨®n se expanden r¨¢pidamente. Tradicionalmente las invasiones biol¨®gicas por especies ex¨®ticas las investigan los ec¨®logos desde un punto de vista ambiental. Se estudia qu¨¦ caracter¨ªsticas ecol¨®gicas explican su gran ¨¦xito en una regi¨®n donde jam¨¢s hubieran llegado por sus propios medios, cu¨¢les son las principales v¨ªas de entrada en un nuevo territorio, cu¨¢les son los ecosistemas m¨¢s susceptibles de ser invadidos y qu¨¦ impactos ocasionan.
Los impactos de las especies invasoras no se limitan a alteraciones del medio natural tales como la p¨¦rdida de biodiversidad o las modificaciones de los ecosistemas, sino que muchas especies invasoras pueden ocasionar grandes impactos socioecon¨®micos. Por poner un ejemplo, la reciente aparici¨®n del alga originaria del Pac¨ªfico asi¨¢tico (Rugulopterix okamurae) en la costa andaluza el verano pasado ocasion¨® importantes p¨¦rdidas en el sector pesquero y tur¨ªstico. Posiblemente la v¨ªa de entrada haya sido m¨²ltiple. La primera vez que se observ¨® en Europa fue en la costa francesa en ¨¢reas donde se han introducido ostras asi¨¢ticas (Crassostrea gigas) para maricultura. Tambi¨¦n se ha introducido inadvertidamente como poliz¨®n en las aguas de lastre. Es por tanto probable que el trasvase de grandes buques que cruzan el Estrecho de Gibraltar haya sido otra v¨ªa de entrada. En esta invasi¨®n, se ve claramente que la introducci¨®n de una especie ex¨®tica puede estar asociada a la introducci¨®n de otra y que el tr¨¢fico de mercanc¨ªas entre continentes desempe?a un papel crucial en su expansi¨®n.
No hay ninguna duda de la conexi¨®n entre la salud humana, la de los animales y vegetales y la de nuestro planeta en general. Una certeza en la que deber¨ªa basarse la gobernanza a todos niveles cuando vayamos recomponi¨¦ndonos de esta pandemia
Muchas especies invasoras tambi¨¦n son un peligro para la salud humana por su toxicidad (la rana toro), por causar alergias (muchas plantas ornamentales) o por ser vectores de enfermedades (el mosquito tigre). Un caso particular de invasi¨®n son las zoonosis producidas por la transmisi¨®n de pat¨®genos desde vertebrados hacia humanos, como probablemente ha ocurrido con el virus SARS-CoV-2. Llegado a ese punto, la investigaci¨®n de microorganismos que ¡°invaden¡± los cuerpos humanos y se expanden fren¨¦ticamente m¨¢s all¨¢ de las fronteras biogeogr¨¢ficas o geopol¨ªticas donde se originaron se escapa del ¨¢mbito de la ecolog¨ªa. Son los cient¨ªficos en biolog¨ªa molecular, microbiolog¨ªa, medicina y epidemiolog¨ªa los que conocen las t¨¦cnicas y poseen las herramientas cient¨ªficas para investigarlas. Aun as¨ª, tal como viene reconociendo la Organizaci¨®n Mundial de la Salud es necesario un enfoque multisectorial acu?ado como ¡°Una salud¡± (One Health en ingl¨¦s) que dise?e y aplique programas, pol¨ªticas, leyes e investigaciones en el que m¨²ltiples sectores colaboren para lograr mejores resultados en salud p¨²blica. No hay ninguna duda de la conexi¨®n entre la salud humana, la de los animales y vegetales y la de nuestro planeta en general. Una certeza en la que deber¨ªa basarse la gobernanza a todos niveles cuando vayamos recomponi¨¦ndonos de esta pandemia.
Muchos conocimientos bien fundamentados sobre invasiones biol¨®gicas pueden guiarnos en comprender y manejar las pandemias. Con la pandemia COVID-19 nos encontramos en un momento de conmoci¨®n en el que hay que investigar a prisa y corriendo para encontrar f¨¢rmacos contra la enfermedad y para reducir la cadena de contagios. En ecolog¨ªa dir¨ªamos que nos encontramos en la ¨²ltima etapa del proceso de invasi¨®n, cuando la ¨²nica posibilidad de hacerle frente es el control, no la erradicaci¨®n. El virus convivir¨¢ con nosotros durante mucho tiempo. Pero a tenor de los cientos de trabajos cient¨ªficos ya publicados en los ¨²ltimos dos meses es previsible que pronto haya tratamientos efectivos que mitiguen sus impactos. Digo sus impactos, y no su impacto porque al igual que ocurre cuando se cuantifican los efectos de cualquier invasi¨®n biol¨®gica los impactos son multisectoriales y no todos son monetarios.
En ecolog¨ªa dir¨ªamos que nos encontramos en la ¨²ltima etapa del proceso de invasi¨®n, cuando la ¨²nica posibilidad de hacerle frente es el control, no la erradicaci¨®n. El virus convivir¨¢ con nosotros durante mucho tiempo
Sabemos, y as¨ª lo exige el Convenio sobre la Diversidad Biol¨®gica, que las medidas de manejo m¨¢s eficaces contra los impactos de las especies invasoras son la vigilancia y la detecci¨®n temprana; algo tan sencillo como que prevenir es mejor que curar. Es importante detectar a todos los contagiados y los recuperados no diagnosticados de forma inmediata no solo para poder tratarlos adecuadamente sino para conocer qu¨¦ niveles de inmunidad poblacional estamos consiguiendo. Sin este dato no podemos reducir la incerteza de los simuladores de escenarios de contagios futuros propuestas por universidades de gran prestigio. De nada servir¨¢ una app que rastree los desplazamientos de los contagiados si no sabemos qui¨¦nes lo est¨¢n. En ecolog¨ªa siempre decimos que no hay modelo que valga si no est¨¢ basado en buenos datos de campo.
La presi¨®n de prop¨¢gulos (cantidad y sobre todo la frecuencia de individuos introducidos) es el factor que mejor explica las diferencias del grado de invasi¨®n entre ecosistemas, entre paisajes o entre pa¨ªses. La presi¨®n de prop¨¢gulos de especies invasoras es muy elevada donde hay una gran conexi¨®n de infraestructuras y mayor trasiego comercial. Por analog¨ªa, donde m¨¢s gente hay, m¨¢s probabilidad de contagio. Eso ya lo sabemos, pero una cosa es saberlo y otra interiorizarlo. Son extremadamente importantes las medidas profil¨¢cticas que eviten los contagios. Tardaremos bastante en saber si hay posibilidad de tener una vacuna efectiva. Pero hay acciones profil¨¢cticas individuales y colectivas sencillas que deber¨ªan estar en vigor durante mucho tiempo a pesar de que cambiar¨¢n nuestra manera de relacionarnos.
Pa¨ªses como Nueva Zelanda o Australia poseen pol¨ªticas y leyes en bioseguridad: medidas transversales para reducir los riesgos de organismos perjudiciales para la salud p¨²blica, el medio ambiente y la econom¨ªa
Algo tan simple como llevar m¨¢scaras. No es excusa que no las vendan, hay muchos v¨ªdeos para aprender a hacerlas caseras. No son impermeables al virus, como tampoco lo son muchas de las comerciales. Pero retienen considerablemente las part¨ªculas de saliva y por tanto la probabilidad de que si estamos infectados podamos contagiar. Otro tema es saber usarlas. Muchos tenderos se la bajan cuando empiezan a hablarte con confianza, muchos repartidores y polic¨ªas no las llevan. Es inconcebible que a esas alturas el uso y manipulaci¨®n de mascarillas no se haya protocolizado dentro de las normas de riesgos laborales de los trabajadores que realizan actividades esenciales.
Las especies invasoras proceden de m¨²ltiples introducciones, no son fruto de una introducci¨®n puntual. No hay duda de que la salida del confinamiento deber¨ªa ser paulatino para evitar nuevas oleadas de contagio. Por tanto, tenemos que mentalizarnos de que despu¨¦s del confinamiento actual deberemos mantener el distanciamiento social, en especial, con las personas con mayor riesgo de enfermar. Nada de besos y abrazos durante el reencuentro. En el mejor de los casos, aunque se confirme que las altas temperaturas reducen la prevalencia del virus, este verano los numerus clausus, los aforos restringidos y las entradas limitadas deber¨ªan estar a la orden del d¨ªa.
Varios estudios econ¨®micos han demostrado que a medio plazo los beneficios de las pol¨ªticas en bioseguridad superan con creces su coste de implementaci¨®n y mantenimiento
Los gobiernos y administraciones tendr¨¢n que replantearse muchos aspectos relacionados con la seguridad. En esta l¨ªnea, algunos pa¨ªses como Nueva Zelanda o Australia poseen pol¨ªticas, c¨®digos de conducta y leyes en bioseguridad. Estas son medidas hol¨ªsticas y transversales para reducir los riesgos de organismos perjudiciales para la salud p¨²blica, el medio ambiente, la econom¨ªa y los valores socioculturales. Por tanto, implementan sistemas robustos tanto para frenar la entrada de plagas y enfermedades en el territorio nacional como para hacer frente a las que ya han traspasado sus fronteras. Hace 20 a?os que Australia ide¨® un protocolo de an¨¢lisis de riesgo de invasi¨®n de plantas propuestas para importar. Ahora siguiendo la senda de la bioseguridad no ha dudado en que los territorios del norte donde hay pocos casos de infectados por coronavirus SARS-CoV-2 cierren el acceso al resto del pa¨ªs.
Estas medidas de bioseguridad acompa?adas de una buena educaci¨®n ciudadana nos permitir¨ªan como individuo y como sociedad tomar mayor conciencia sobre los impactos de las invasiones biol¨®gicas en sentido amplio. Deber¨ªamos dedicar m¨¢s esfuerzos en realizar an¨¢lisis de riesgo para poder anticiparnos a nuevas epidemias y a sus impactos. Varios estudios econ¨®micos han demostrado que a medio plazo los beneficios de las pol¨ªticas en bioseguridad superan con creces su coste de implementaci¨®n y mantenimiento. En definitiva, habr¨¢ que ser proactivo y dise?ar estrategias que nos preparen para el riesgo que suponen las invasiones biol¨®gicas, sean de grandes o peque?os organismos, en todos los ¨¢mbitos de la sociedad.
Montserrat Vil¨¤ es profesora de investigaci¨®n de la Estaci¨®n Biol¨®gica de Do?ana (EBD-CSIC), profesora asociada de la Universidad de Sevilla y presidenta del European Group on Biological Invasions (NEOBIOTA).
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