Innovaci¨®n frente al virus: ganar la postguerra
El nuevo escenario exige pol¨ªticas de ciencia e innovaci¨®n audaces y orientadas a resultados
Quiz¨¢ nunca fue posible, pero ahora es demasiado tarde. Nadie va a encontrar una met¨¢fora mejor que la b¨¦lica para explicar nuestra vida cotidiana. Imaginamos a los sanitarios como soldados en el frente, al comit¨¦ de gesti¨®n de la crisis como el alto mando, a infinidad de voluntarios como trabajadores en la retaguardia e, incluso, a numerosas empresas ¡ªcuya actividad era desconocida para la opini¨®n p¨²blica¡ª sumadas al esfuerzo de la guerra. Por si fuera poco, miles de militares, estos s¨ª uniformados, nos recuerdan en las calles por qu¨¦ todo esto se parece bastante a una guerra.
Junto a ello hemos podido advertir como nunca el papel cr¨ªtico de la I+D en la salud p¨²blica: en el conocimiento progresivo del virus, en el apoyo a las decisiones de gesti¨®n, en el desarrollo acelerado de tratamientos y de una vacuna. Se trata, en la mejor tradici¨®n de la ciencia, de un esfuerzo internacional y en gran media desinteresado, un ejemplo de los pilares que la sostienen desde hace siglos: el flujo internacional de conocimiento entre pares, el contraste cr¨ªtico de las evidencias generadas y la voluntad de poner los resultados al servicio del sector p¨²blico y productivo.
No hacen falta solo m¨¢s recursos p¨²blicos, sino desplegar una pol¨ªtica de ciencia e innovaci¨®n m¨¢s orientada a la demanda, a la soluci¨®n de retos compartidos como la Covid-19
Pero este desinter¨¦s de la investigaci¨®n p¨²blica es compatible con el inter¨¦s, de cada pa¨ªs, por aprovechar el potencial econ¨®mico de las soluciones tecnol¨®gicas que tendremos que generar. Y no estoy hablando del controvertido negocio asociado a la vacuna, que ya est¨¢ siendo objeto de debate a escala internacional, sino de todo lo dem¨¢s. De aprovechar la capacidad de investigadores y empresas para desarrollar soluciones tecnol¨®gicas que necesitaremos pasada primera oleada de la Covid-19. Pensemos en sectores como el turismo, la hosteler¨ªa, la construcci¨®n, el transporte o la cultura, tan relevantes para nuestra econom¨ªa. ?Por qu¨¦ no aspirar a desarrollar en Espa?a soluciones para hacer compatible estas actividades ¡ªel turismo masivo en las playas, por ejemplo¡ª con el distanciamiento social? Pero miremos m¨¢s all¨¢. Ante el reto de manejar mejor la pandemia, ?por qu¨¦ no desarrollar nuevos kits de diagn¨®stico r¨¢pidos o sistemas m¨¢s eficientes de desinfecci¨®n? Ante el dilema privacidad-seguridad del uso de datos personales como la geolocalizaci¨®n ?porque no aspirar a inventar los nuevos protocolos basados en blockchain o en inteligencia artificial? Ante el necesario fortalecimiento de servicios p¨²blicos como la sanidad, la educaci¨®n o la seguridad, ?por qu¨¦ no convertirlos tambi¨¦n en laboratorios de ensayo de innovaciones biotecnol¨®gicas y digitales made in spain?
En estas preguntas residen algunas claves, no ya para luchar esta guerra, sino para ganar la postguerra: la deseada recuperaci¨®n econ¨®mica y social. Para ello no hacen falta solo m¨¢s recursos p¨²blicos, sino desplegar una pol¨ªtica de ciencia e innovaci¨®n m¨¢s orientada a la demanda, a la soluci¨®n de retos compartidos como la Covid-19. Hablamos de un enfoque compatible con preservar la investigaci¨®n fundamental, pero que apuesta por acelerar la llegada de las soluciones al mercado utilizando, adem¨¢s de las tradicionales ayudas a la I+D, otros instrumentos m¨¢s novedosos: el uso decidido de la contrataci¨®n p¨²blica, la regulaci¨®n inteligente y la experimentaci¨®n. Es decir, de la compra p¨²blica de innovaci¨®n, de los sandbox regulatorios y de una sistem¨¢tica de experimentaci¨®n controlada para nuevos programas y nuevas inversiones p¨²blicas. Atributos de unas administraciones que se perciben a s¨ª mismas como motor de innovaci¨®n, que asumen que solo saldremos de la crisis usando todas las herramientas a su alcance y que saben que, al hacerlo, generan nuevos liderazgos en centros de I+D y en empresas.
Se nos ha presentado el mayor desaf¨ªo cient¨ªfico y tecnol¨®gico global desde aquel a?o 1962 y, sin duda, pondr¨¢ a prueba nuestras mejores energ¨ªas y aptitudes
Hemos visto ya algunos movimientos positivos. Se han lanzado convocatorias urgentes del ISCIII para apoyar proyectos de investigaci¨®n en terap¨ªas, diagn¨®stico o vacunas. El CDTI, por su parte, acaba de aprobar sus primeras ayudas fast-track a proyectos empresariales vinculados a la emergencia sanitaria. Y lo mismo ha ocurrido a escala europea. De hecho, ha sido la relajaci¨®n del estricto marco de europeo de ayudas de Estado lo que ha hecho posible este tipo de ayudas, amparadas en Espa?a por el Real Decreto-Ley 11/2020 del 31 de marzo. Adicionalmente, numerosos programas de innovaci¨®n auton¨®micos y municipales est¨¢n reorientando su foco hacia retos derivadas de la COVID-19. Pero a¨²n tenemos que ver una respuesta mayor, nacional y europea, para el desarrollo masivo de tecnolog¨ªas de postguerra.
No hablamos de algo in¨¦dito. El mayor ejercicio de impulso p¨²blico a la tecnolog¨ªa del siglo XX fue, sin duda, la Segunda Guerra Mundial. Hoy recordamos el proyecto Manhattan abrumados por la dificultad de desarrollar con rapidez una vacuna para la Covid-19, pero la contienda vio nacer otras muchas tecnolog¨ªas ¡ªdel radar a la encriptaci¨®n¡ª cuyo impacto ha sido global y de largo plazo. El segundo mayor ejercicio fue la carrera espacial y, en particular, el Programa Apolo de EE.UU., una forma de hacer la guerra a Rusia por otros medios que moviliz¨® un presupuesto gigantesco y que gener¨®, adem¨¢s de tecnolog¨ªas espaciales, innovaciones como la comida liofilizada o la ropa ign¨ªfuga. El predominio tecnol¨®gico americano desde 1945 no se explica solo por su apuesta tecnol¨®gica en ambas guerras, pero no se puede entender sin ¨¦l.
Al a?o de comenzar el programa Apolo, en un conocido discurso, Kennedy dijo: ¡°Elegimos ir a la Luna (¡) porque este objetivo servir¨¢ para organizar y poner a prueba nuestras mejores energ¨ªas y aptitudes¡±. Nadie ha elegido esta pandemia. Pero se nos ha presentado el mayor desaf¨ªo cient¨ªfico y tecnol¨®gico global desde aquel a?o 1962 y, sin duda, pondr¨¢ a prueba nuestras mejores energ¨ªas y aptitudes. Est¨¢ en nuestra mano explorar al m¨¢ximo los instrumentos p¨²blicos de apoyo a la innovaci¨®n para que esta nos ayude, acabada la primera emergencia, a reconstruir nuestras vidas y nuestra econom¨ªa.
Diego Mo?ux Ch¨¦rcoles es socio director y cofundador de Science & Innovation Link Office.
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