El mundo busca una vacuna contra la gran pandemia del siglo
Los expertos reclaman un nuevo ¡®proyecto Manhattan¡¯ contra el coronavirus, como gran ejemplo de la ciencia aplicada a conseguir una soluci¨®n radical en muy poco tiempo, pero la competencia puede lastrar la cooperaci¨®n internacional
Entre 1942 y 1945, en poco m¨¢s de mil d¨ªas, un equipo de m¨¢s de 100.000 trabajadores dirigido por el general Leslie Groves consigui¨® convertir el conocimiento sobre la f¨ªsica at¨®mica acumulado durante el medio siglo anterior en el arma definitiva. Aquel logro, siniestro y admirable, la bomba at¨®mica, es el paradigma del ¨¦xito de la ciencia y la ingenier¨ªa en la resoluci¨®n de un problema existencial. Desde entonces, cada vez que la humanidad se enfrenta a una crisis descomunal que se debe afrontar desde la ciencia y la tecnolog¨ªa se invoca la creaci¨®n de un nuevo proyecto Manhattan. La batalla contra la Covid-19 no es una excepci¨®n y en las ¨²ltimas semanas, expertos como Robert Siegel, microbi¨®logo de la Universidad Stanford (EE UU) o Peter Slavin, presidente del Hospital General de Massachusetts, han empleado esta analog¨ªa. La idea: reclamar que la humanidad se una para encontrar una vacuna, la ¨²nica forma de detener a un enemigo invisible que ha contagiado a m¨¢s de 1,6 millones de personas y paralizado el planeta.
Aunque pueda haber algunas similitudes, las diferencias son notables. Frente a aquel proyecto secreto desarrollado por un pa¨ªs, ahora hay ya m¨¢s de 60 candidaturas a vacuna en todo el mundo, seg¨²n la ¨²ltima lista de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS). Dos de ellas, una en EE UU desarrollada por el Instituto Nacional para las Alergias y las Enfermedades Infecciosas (NIAID) y la biotecnol¨®gica Moderna, y otra en China a cargo de la compa?¨ªa CanSino Biological y el Instituto de Biotecnolog¨ªa de Pek¨ªn, ya han comenzado a probarse en humanos.
La comunidad cient¨ªfica en su conjunto ha intensificado la colaboraci¨®n, haciendo p¨²blicos sus resultados tan pronto como los obtienen, acelerando o suspendiendo el proceso de revisi¨®n que en una situaci¨®n de emergencia podr¨ªa retener informaci¨®n valiosa durante demasiado tiempo, y han proliferado las aportaciones de grupos que antes de la crisis no se dedicaban a la investigaci¨®n de enfermedades como la Covid-19. Sin embargo, y pese a que tambi¨¦n ha habido buenas palabras respecto a la colaboraci¨®n entre compa?¨ªas y pa¨ªses, hay indicios de que la competencia seguir¨¢ siendo intensa.
En la carrera por la vacuna no habr¨¢ perdedores absolutos, pero el momento de llegada a cada pa¨ªs puede significar muchos muertos de diferencia
En la carrera por la vacuna, a diferencia de la bomba at¨®mica, no habr¨¢ perdedores absolutos, pero el momento de llegada a cada pa¨ªs puede significar muchos muertos de diferencia. Lo que est¨¢ sucediendo con material m¨¦dico esencial, como los respiradores o las mascarillas, que los pa¨ªses se arrebatan entre ellos con pocos remilgos, hace pensar en el orden que se establecer¨¢ al distribuir la inmunizaci¨®n cuando llegue. De ah¨ª los grandes esfuerzos nacionales por incentivar a sus propias compa?¨ªas y proyectos.
En EE UU, la farmac¨¦utica Johnson & Johnson y la organizaci¨®n gubernamental BARDA han firmado un acuerdo por el que dedicar¨¢n alrededor de mil millones de euros al desarrollo de vacunas y tratamientos antivirales. Moderna y el NIAID realizar¨¢n una apuesta econ¨®mica similar y tambi¨¦n han firmado acuerdos con BARDA para producir su vacuna en grandes cantidades en caso de que sea efectiva. CEPI, una organizaci¨®n no gubernamental con sede en Oslo y alcance internacional, aspira a recaudar una cifra parecida para apoyar los proyectos que encuentre m¨¢s prometedores. En Europa, CureVac, una farmac¨¦utica alemana a la que se acerc¨® el Gobierno de EE UU interesado en su proyecto de vacuna, recibir¨¢ 80 millones de euros de la Comisi¨®n Europea que a?adir¨¢ a otras ayudas estatales y europeas.
En este tipo de cooperaci¨®n, Vanessa L¨®pez, directora de Salud por Derecho, advierte del riesgo de que ¡°como sucede ahora, se desarrollen vacunas o medicamentos con dinero p¨²blico, en el que los Estados comparten el riesgo, pero que despu¨¦s explotan las farmac¨¦uticas en exclusividad sin garantizar el suministro y que no habr¨¢ unos precios abusivos¡±. En la UE se han prometido 45 millones de euros a trav¨¦s de la IMI (Iniciativa de Medicamentos Innovadores) y Espa?a va a poner 30 millones para investigaci¨®n. De lo que se trata es de que esos fondos vayan acompa?ados de cl¨¢usulas espec¨ªficas "que aseguren que no van a explotarse en un r¨¦gimen de exclusividad y llegar¨¢n a un precio justo y asequible¡±, contin¨²a.
Algunos pa¨ªses ya est¨¢n cuestionando los derechos sobre algunas patentes para proporcionar los medicamentos m¨¢s baratos a sus ciudadanos
¡°Nosotros vemos con buenos ojos propuestas como la que ha hecho Costa Rica a la OMS, que ha pedido crear un mecanismo global para compartir conocimientos sobre datos e investigaci¨®n, ensayos e incluso derechos de autor¡±, a?ade. La OMS ha aceptado esta propuesta para que las compa?¨ªas compartan de forma voluntaria la propiedad intelectual de tratamientos, vacunas y diagn¨®sticos y as¨ª Gobiernos y compa?¨ªas locales puedan fabricarlos y ponerlos a disposici¨®n del p¨²blico a precios m¨¢s asequibles.
En un art¨ªculo publicado en el Financial Times, un portavoz de la FPMA, una asociaci¨®n internacional de compa?¨ªas farmac¨¦uticas, afirm¨® que esta propuesta de compartir derechos tendr¨ªa un alcance limitado en esta pandemia. Sin embargo, Abbvie, la compa?¨ªa que produce el antiviral Kaletra, aprobado para el VIH, pero utilizado ahora contra el coronavirus, cedi¨® sus derechos para el f¨¢rmaco despu¨¦s de que Israel utilizase el mecanismo de licencia obligatoria para producirlo sin el permiso de la farmac¨¦utica. Otros pa¨ªses, como Alemania, Canad¨¢ o Australia ya est¨¢n estudiando formas de facilitar este tipo de licencias.
Miguel ?ngel Quintanilla, catedr¨¢tico em¨¦rito de L¨®gica y Filosof¨ªa de la Ciencia de la Universidad de Salamanca, considera que crisis como esta pueden servir para repensar el sistema de desarrollo y producci¨®n de productos farmac¨¦uticos. ¡°Tenemos que pensar si queremos que la aplicaci¨®n biosanitaria del conocimiento cient¨ªfico dependa de intereses comerciales de empresas particulares¡±, se pregunta. ¡°Igual que en el pasado se lleg¨® al convencimiento de que los ej¨¦rcitos no pod¨ªan ser feudales y adscritos a individuos, hay que replantearse si el conocimiento cient¨ªfico biom¨¦dico puede estar supeditadas al beneficio privado. El Estado tiene que garantizar que nadie se entrometa en la ciencia, que no se retrase el lanzamiento de una vacuna por intereses comerciales¡±, asevera.
Pero antes de llegar al momento de pensar en c¨®mo hacer llegar la vacuna a quien la necesite se tendr¨¢ que crear. Como con la construcci¨®n de la bomba at¨®mica, en el desarrollo de una vacuna que nos proteja frente a la enfermedad, el tiempo es un factor fundamental. Aunque no haya un enemigo intentando fabricar tambi¨¦n otro arma letal para ganar la guerra, cada d¨ªa que se pasa sin protecci¨®n significa nuevas muertes y un da?o dif¨ªcil de calcular para la econom¨ªa y la sociedad. Con las prisas por el aliento nazi en la nuca, el Gobierno de EE UU financi¨® tres m¨¦todos para enriquecer uranio y uno para hacerlo con plutonio con la esperanza de que alguno sirviese para producir un estallido at¨®mico. Al final, al menos dos sistemas funcionaron y se construyeron bombas de uranio, como la que explot¨® sobre Hiroshima, y de plutonio, como la que arras¨® Nagasaki.
Este m¨¦todo de trabajo, en el que se avanza simult¨¢neamente en varias fases a¨²n a riesgo de cometer errores, tambi¨¦n es el elegido en el desarrollo de la vacuna contra el nuevo coronavirus. En un art¨ªculo publicado en la revista New England Journal of Medicine, un equipo de la Coalici¨®n para las Innovaciones y Preparaci¨®n para Epidemias (CEPI), una organizaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro con sede en Oslo creada para combatir enfermedades emergentes, se explica que ¡°dado el coste y el elevado porcentaje de fracaso, [quienes desarrollan vacunas] siguen normalmente una serie de pasos lineales, con m¨²ltiples pausas para analizar los datos o comprobar los procesos de fabricaci¨®n¡±. Pero las circunstancias no son normales.
Las primeras vacunas se est¨¢n probando directamente en humanos, salt¨¢ndose el habitual paso previo por modelos animales
Desarrollar una vacuna r¨¢pidamente requiere un nuevo paradigma, con muchos pasos ejecutados en paralelo antes de confirmar que se ha tenido ¨¦xito en otras fases, incrementando as¨ª el riesgo financiero, contin¨²an. Los dos candidaturas a vacunas m¨¢s avanzadas han decidido comenzar la primera fase directamente en humanos mientras se realizan tests en modelos animales, algo que habitualmente se realizar¨ªa con antelaci¨®n.
Ion Arocena, director de Asebio, la patronal espa?ola de las empresas biotecnol¨®gicas, explica que en la inversi¨®n en cada proyecto de vacuna, que puede suponer varias decenas de millones de euros, se han de afrontar dos incertidumbres: ¡°Puede que no sea exitoso, que inviertas en un candidato que no salga, porque no consigas una inmunizaci¨®n protectora o que la vacuna no sea segura, pero tambi¨¦n puede suceder que, como hablamos de una enfermedad emergente que debuta en humanos, cuando el producto se desarrolle ya no haya demanda, porque no sabemos si el virus va a mutar, o si cuando tengas la vacuna ya habr¨¢ inmunidad de grupo¡±. ¡°Por eso, en este contexto, es necesaria m¨¢s que nunca la colaboraci¨®n p¨²blico privada¡±, a?ade.
En la batalla por ser los primeros en acceder a los tratamientos, Marisol Quintero, directora general de la biotecnol¨®gica Bioncotech Therapeutics, no sabe en qu¨¦ posici¨®n estar¨¢ Espa?a cuando llegue la vacuna, aunque reconoce que la capacidad innovadora del pa¨ªs es limitada y ¡°la industria como tal es muy peque?a¡± y se pregunta si hay capacidad para llegar a algo en ¡°el desarrollo de una vacuna en esta fase de descubrimiento¡±. Una semana despu¨¦s de que Pedro Duque promocionase el proyecto de vacuna del investigador espa?ol Luis Enjuanes como una de las m¨¢s avanzadas del mundo, la OMS no la hab¨ªa incluido en su lista de 60.
Quintero tambi¨¦n cuestiona qu¨¦ suceder¨¢ con las patentes ¡°cuando haya un producto que funcione¡±. India no ha respetado las convenciones de patentes si consideraban que era por razones humanitarias. En algunos productos, por ejemplo en oncolog¨ªa, han hecho copias, gen¨¦ricos o biosimilares, y han tenido grandes disputas con las farmac¨¦uticas. ¡°Veremos qu¨¦ sucede en una pandemia como esta¡±, apunta.
De la Segunda Guerra Mundial, adem¨¢s de las bombas at¨®micas, que finiquitaron el conflicto como se espera que haga la vacuna con el coronavirus, se recuerdan momentos ¨¦picos de colaboraci¨®n ciudadana, como el rescate de las tropas brit¨¢nicas en Dunkerque en 1940. Entonces, cientos de embarcaciones privadas colaboraron en la evacuaci¨®n de los soldados brit¨¢nicos, franceses, belgas y holandeses atrapados en la costa francesa. Jorge Barrero, director de la Fundaci¨®n Cotec para la Innovaci¨®n, ha impulsado durante las ¨²ltimas semanas el foro Ayuda Innovadora a la Respiraci¨®n (AIRE). En ¨¦l colaboran ya m¨¢s de 3.000 personas con conocimientos y capacidades diversas que han pensado en c¨®mo desarrollar sistemas de ventilaci¨®n asequibles para paliar los problemas causados por la falta de ventiladores, imprescindibles para ayudar a sobrevivir en los casos m¨¢s graves de Covid-19. Los primeros prototipos ya han demostrado su utilidad.
¡°El Estado es bueno en las acciones planificadas, es mejor teniendo pocas ideas grandes, pero para la parte m¨¢s inmediata y amplia de la respuesta a una crisis como esta no est¨¢ bien equipado¡±, explica Barrero. ¡°Si nos planteamos homologar o no las mascarillas que fabrica la gente en sus casas, en 15.000 f¨¢bricas unipersonales, ya vemos que la palabra es inapropiada, porque no va a ir un inspector casa por casa¡±, a?ade. ¡°Lo que suceder¨¢ con los respiradores, por ejemplo, es que cuando se llegue al nivel m¨ªnimo con pruebas en animales para ver su seguridad y eficacia, se har¨¢ un uso compasivo en humanos para personas que est¨¦n terminales o que no tengan otra opci¨®n¡±, afirma. ¡°Lo que espero es que cuando haya dado tiempo para que se organicen las cosas el papel de la industria ya sea m¨¢s importante¡±, concluye.
En la carrera por conseguir el arma definitiva contra el coronavirus, la industria, los Estados y algunas grandes organizaciones no gubernamentales como CEPI son las que tienen la capacidad para reunir las inversiones necesarias y poner en marcha las estructuras imprescindibles. La producci¨®n de grandes cantidades de vacuna requerir¨¢ cientos de millones de euros y a¨²n no es seguro que las nuevas tecnolog¨ªas que permiten acelerar la creaci¨®n de una vacuna har¨¢n posible tambi¨¦n la producci¨®n a gran escala. En la d¨¦cada de 1940, en solo tres a?os, los mejores cient¨ªficos e ingenieros del mundo fueron capaces de lograr lo nunca alcanzado. El ¨¦xito ahora se fija en menos de 18 meses.
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