El azar, la ciencia y el veneno
El krait es una de las serpientes m¨¢s venenosas del planeta. Su mordedura es letal. Para el herpet¨®logo Joseph Bruno Slowinski fue irreversible
El siglo XXI naci¨® torcido, valga la met¨¢fora. M¨¢s all¨¢ del hecho terrorista que inaugur¨® la centuria, la figura ret¨®rica nos sirve para identificar el t¨¦rmino real con el t¨¦rmino imaginario.
Porque la ca¨ªda de las Torres Gemelas supuso algo m¨¢s que un acontecimiento hist¨®rico. Fue un trauma que todav¨ªa perdura en el inconsciente colectivo. Con tal principio, el pesimismo quedar¨ªa servido para los a?os venideros con guarnici¨®n de metralla y epidemias a la vista.
En lo que llevamos de siglo, el azar ha trazado caprichosas simetr¨ªas que a veces rozan lo macabro. La siniestra historia del herpet¨®logo norteamericano Joseph Bruno Slowinski es un ejemplo de esto ¨²ltimo. Reputado cient¨ªfico, conocedor de las serpientes m¨¢s venenosas del mundo, el nombre de Slowinski ha servido para bautizar tres especies nuevas de reptiles.
El azar, como derecho intr¨ªnseco de la naturaleza, hab¨ªa aplicado su principio irreversible sobre los dedos de un experto en serpientes. El veneno hizo el resto. Nunca un hombre estuvo tan seguro de su muerte
Una de las especies es la Cyrtodactylus slowinskii, natural de Birmania y que es lo m¨¢s parecido a una salamanquesa o gecko. Las otras dos son serpientes. Una es la Pantherophis slowinskii o serpiente de ma¨ªz de Slowinski, originaria de Arkansas, y otra es la serpiente aut¨®ctona de Vietnam, de veneno mort¨ªfero y conocida cientificamente como Bungarus slowinskii. Estas dos ¨²ltimas especies fueron nombradas una vez fallecido Slowinski como homenaje p¨®stumo al hombre que entreg¨® su vida al estudio de los ofidios.
Antes de seguir, hay que recordar que la serpiente conocida como krait ha saltado a la actualidad en los ¨²ltimos meses, ya que, una de las hip¨®tesis que empezaron a manejar los cient¨ªficos sobre la transmisi¨®n del coronavirus apuntaba a esta especie de serpientes que se vend¨ªa en los mercados h¨²medos de Wuhan. El recorrido supondr¨ªa que la serpiente hubiese servido de reservorio epidemiol¨®gico despu¨¦s de haber cazado un murci¨¦lago infectado.
En todo caso, se trata de una posibilidad hipot¨¦tica que los cient¨ªficos barajaron en un principio, ya que, las primeras personas infectadas por el coronavirus hab¨ªan visitado la lonja de Wuhan, famosa por vender animales vivos de todo tipo, incluida dicha serpiente, ya dijimos, una de las especies m¨¢s venenosas de nuestro planeta.
Su mordedura provoca amputaciones de los miembros, eso en el mejor de los casos. Porque una vez que el veneno se filtra en la sangre, empiezan los espasmos y la fiebre. De inmediato, el sistema nervioso se colapsa y los p¨¢rpados se cierran
Para quien no lo sepa, baste decir que su mordedura provoca amputaciones de los miembros, eso en el mejor de los casos. Porque una vez que el veneno se filtra en la sangre, empiezan los espasmos y la fiebre. De inmediato, el sistema nervioso se colapsa y los p¨¢rpados se cierran. Los ojos ya no se abrir¨¢n m¨¢s a la vida. A las pocas horas se deja de respirar y, ante la falta de ox¨ªgeno, llega la muerte. Esto fue lo que le ocurri¨® a Slowinski cuando, por error, meti¨® la mano en la bolsa equivocada; la bolsa que conten¨ªa a la serpiente letal que acababa de cazar: un krait de la especie Bungarus multicinctus.
Ocurri¨® en una remota aldea birmana, en el extremo sur del Himalaya, en lo que ser¨ªa su ¨²ltima expedici¨®n. El azar, como derecho intr¨ªnseco de la naturaleza, hab¨ªa aplicado su principio irreversible sobre los dedos de un experto en serpientes. El veneno hizo el resto. Nunca un hombre estuvo tan seguro de su muerte como Slowinski cuando sac¨® los dedos de la bolsa equivocada.
Con todo, el azar no se conform¨® con aplicar su principio, sino que tambi¨¦n aplic¨® su final en el almanaque. Mientras Slowinski agonizaba, en la otra cara del mundo dos aviones cargados de pasajeros impactaban contra las emblem¨¢ticas torres neoyorquinas. Era 11 de septiembre del a?o 2001 y un nuevo siglo nac¨ªa entre bocanadas de humo negro, gritos y esquirlas de vidrio.
El hacha de piedra es una secci¨®n donde Montero Glez, con voluntad de prosa, ejerce su asedio particular a la realidad cient¨ªfica para manifestar que ciencia y arte son formas complementarias de conocimiento.
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