Un estudio considera posible reducir a la mitad los terrenos agr¨ªcolas sin mermar la producci¨®n
La investigaci¨®n calcula que 576 millones de hect¨¢reas dedicadas a cultivo son innecesarias
El sistema alimentario provoca un tercio de las emisiones de gases a efecto invernadero del mundo y tan solo la agricultura es responsable del 70% de las extracciones de agua dulce. Un estudio reciente de Nature Sustainbility recuerda estas cifras y concluye que es posible devolver a la naturaleza lo que es suyo manteniendo el nivel de producci¨®n. Los resultados demuestran que la mitad del espacio agr¨ªcola, es decir, un total de 576 millones de hect¨¢reas que corresponden a m¨¢s de 10 veces la superficie de Espa?a, no son necesarias. El profesor Josep Pe?uelas, experto del Centro de Investigaci¨®n Ecol¨®gica y Aplicaciones Forestales (CREAF) que lider¨® el proyecto, asegura: ¡°Nos quedamos sin suelos con vegetaci¨®n natural y es un grave problema para el microbioma mundial y el ciclo de los elementos¡±.
Por dar dos ejemplos cercanos, el 39% de la tierra de la Uni¨®n Europa se dedica a la producci¨®n agr¨ªcola, seg¨²n la Oficina Europea de Estad¨ªstica, y solo en Espa?a se utiliza al menos 14 billones de litros de agua por a?o para regar, seg¨²n los ¨²ltimos datos del Instituto Nacional de Estad¨ªstica. Adem¨¢s, las simulaciones del estudio, que se han creado a partir de los 16 cultivos principales del mundo ¡ªentre ellos, el arroz, el ma¨ªz, el trigo, la soja, la ca?a de az¨²car, la patata y el algod¨®n¡ª, muestran que m¨¢s del 20% de las ¨¢reas mundiales no se destinan a las cosechas adecuadas.
Si se utilizan bien los suelos para que sean ¨®ptimos para cada cultivo, se reduce al m¨¢ximo la irrigaci¨®n y los nutrientesJosep Pe?uelas, experto del Centro de Investigaci¨®n Ecol¨®gica y Aplicaciones Forestales (CREAF)
Por lo tanto, reduciendo al 50% el terreno explotado, se aumentar¨ªa la biodiversidad y los espacios verdes y no se necesitar¨ªa tanta agua. Los c¨¢lculos estiman que las emisiones de CO2 disminuir¨ªan de un 29%, ya que la vegetaci¨®n captar¨ªa esa cantidad y que el gasto de agua dulce para la irrigaci¨®n bajar¨ªa entre un 20% y un 35%. James Gerber, investigador del instituto de Medio Ambiente de la Universidad de Minnesota (Estados Unidos) y experto en la emisi¨®n de los gases a efecto invernadero debido a la agricultura, insiste en la importancia de restaurar los bosques para combatir el cambio clim¨¢tico. ¡°Seg¨²n los escenarios, los bosques regenerados podr¨ªan almacenar la cantidad de carbono equivalente a m¨¢s de dos a?os de emisiones causadas por el hombre¡±, afirma.
Ahora bien, de vuelta al mundo real y sin simulaciones, no todo es tan sencillo. Algunos recursos tienen dos caras y el impacto socioecon¨®mico, la ¨²ltima palabra.
Uso de fertilizantes
El aumento de nutrientes para mantener la producci¨®n da lugar a una paradoja. El buen uso del nitr¨®geno y del f¨®sforo fomentar¨ªa la eficiencia, pero supondr¨ªa una presi¨®n adicional para el suelo, pues se condensar¨ªa la labor en el mismo sitio. Un estudio de enero propon¨ªa lo contrario, es decir, repartir las tareas para aliviar el planeta y obtener un sistema m¨¢s sostenible.
Seg¨²n los datos obtenidos por el equipo de Pe?uelas, es posible utilizar la misma cantidad de fertilizantes, pero distribuirla de manera distinta. Por lo tanto, ?c¨®mo alcanzar un equilibrio sin colapsar la tierra al amontonar los nutrientes en la misma ¨¢rea? ¡°Es algo que tenemos que vigilar y no es f¨¢cil. Pero si se utilizan bien los suelos para que sean ¨®ptimos para cada cultivo, se reduce al m¨¢ximo la irrigaci¨®n y los nutrientes¡±, contesta el experto.
Zonas no aptas y suelos ricos
Las ¨¢reas que se tendr¨ªan que liberar son el oeste de los Estados Unidos, Asia central y el Sahel por sus inadecuadas condiciones clim¨¢ticas, pero tambi¨¦n el sur de Asia y Rusia, seg¨²n el estudio. Brasil tampoco hace bien sus deberes. ¡°No se puede cultivar soja en esos bosques tropicales. No est¨¢n hecho para eso. Destruye el medio natural¡±, comenta Pe?uelas. ?frica tambi¨¦n causa problema por culpa de su falta de recursos. La regi¨®n carece de f¨®sforo, le cuesta tener cosechas dignas y las poblaciones intentan cultivar en zonas no aptas. "Es un continente destinado a producir poqu¨ªsimo. Deber¨ªamos llevar una gesti¨®n de la m¨¢s racional posible y escoger los suelos m¨¢s ricos¡±, a?ade el experto.
Estas ¨²ltimas palabras generan otra inquietud. Algo tan b¨¢sico como la comida depender¨ªa ¨²nicamente de los pa¨ªses m¨¢s desarrollados, lo que agudizar¨ªa una brecha social todav¨ªa muy marcada. Karel Callens, bioingeniero y subjefe del departamento de erradicaci¨®n del hambre de la Organizaci¨®n de Naciones Unidas para la Alimentaci¨®n y la Agricultura (FAO), confirma que ¡°esto puede fomentar la continua exclusi¨®n de los peque?os agricultores y peque?os empresarios rurales del proceso, lo que profundizar¨ªa la pobreza y estimular¨ªa la migraci¨®n a las ciudades o al extranjero¡±.
El discurso de Dieter Gerten, principal autor del estudio de enero e investigador en la Universidad Humboldt de Berl¨ªn (Alemania), sigue la misma l¨ªnea. La propuesta de la investigaci¨®n le resulta alentadora, pero tambi¨¦n le preocupa. ¡°Expone un desaf¨ªo importante. Hacer uso de este potencial global e implementar los patrones ¨®ptimos sugeridos, requiere transformaciones radicales con importantes consecuencias para algunas de las regiones que enfocan", alerta.
Poblaci¨®n creciente y desigualdad social
La poblaci¨®n no para de aumentar al igual que la demanda y que el terreno agr¨ªcola. ¡°Las impresionantes ganancias en la producci¨®n agr¨ªcola (que tambi¨¦n han ayudado a luchar contra la hambruna) se han producido a costa del agotamiento y la degradaci¨®n de los recursos naturales¡±, reconoce Callens. Para James Gerber, tambi¨¦n es un aspecto esencial a considerar: ¡±Los escenarios propuestos buscan a satisfacer la necesidad de cultivos de 2005, pero la de 2050 requerir¨¢ actividades m¨¢s importantes. Parte de la tierra que se salva podr¨ªa servir a producir m¨¢s¡±, propone. El experto de la FAO se suma a esta idea, pero algo le inquieta: ¡°La preservaci¨®n de la tierra equipar¨ªa al mundo para satisfacer la demanda, es cierto, pero ?c¨®mo se implementar¨ªa a nivel global y local?¡±
Seg¨²n los datos que ofrece Callens desde la FAO, 500 millones de peque?os agricultores del mundo est¨¢n en una situaci¨®n dif¨ªcil y 1.300 millones de personas viven en tierras marginales y secas, excluidos de una infraestructura m¨¢s amplia y desarrollada. Por lo tanto, ?qu¨¦ pasar¨¢ con las poblaciones rurales cuya alimentaci¨®n e ingresos dependen de su trabajo en el campo? ?Y con las zonas como ?frica si ya no pueden cultivar y tampoco comprar? ¡°Es un tema muy complejo y una de nuestras mayores preocupaciones¡±, contesta Pe?uelas. ¡°Quiz¨¢s podamos repartir f¨®sforo para que puedan producir. Pero creo que ante todo los pa¨ªses ricos tienen que ser generosos y entender que en esto no existen fronteras¡±, concluye.
Frente a tal complejidad y tales preocupaciones, Callens confirma que, para tener ¨¦xito, el cambio propuesto requiere pol¨ªticas, programas e instituciones que ayuden e incluyan a los peque?os productores y a las empresas rurales. Su conclusi¨®n es esperanzadora: ¡°Este estudio llega en el momento adecuado. La atenci¨®n de los l¨ªderes mundiales se centra en las transformaciones de los sistemas alimentarios necesarias para lograr una mayor sostenibilidad general y erradicar el hambre y la desnutrici¨®n. Adem¨¢s, el impacto de la pandemia de la Covid-19 tambi¨¦n se suma a la urgencia de provocar estos cambios¡±.
El papel del consumidor
Otra soluci¨®n que puede fomentar estos cambios tan complejos tiene que venir por parte del cliente. Gerten, el investigador alem¨¢n, insiste en ello: ¡°El presente estudio cuantifica s¨®lidamente una soluci¨®n parcial al gran desaf¨ªo de garantizar la seguridad alimentaria mundial futura dentro de los l¨ªmites de la Tierra. Pero tambi¨¦n requiere una transformaci¨®n en t¨¦rminos del comportamiento del consumidor, como la reducci¨®n del consumo de carne¡±.
Para Josep Pe?uelas, la dieta es crucial porque resulta muy cara para el planeta. ¡°Hay que alimentarse m¨¢s de vegetales porque su producci¨®n es mucho m¨¢s eficiente. Los retos m¨¢s importantes de la humanidad est¨¢n llegando y la dieta cambiar¨¢ de manera significativa¡±, comenta. En definitiva, para conseguir dichos objetivos y transformaciones sostenibles hace falta una combinaci¨®n global y variada. ¡°Pero, ante todo, hay que proporcionar la buena educaci¨®n¡±, concluye el experto espa?ol.
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