James Joyce y la f¨ªsica de part¨ªculas
M¨¢s all¨¢ de la ciencia, la f¨ªsica cu¨¢ntica traspas¨® las fronteras cient¨ªficas para instalarse en el imaginario de los literatos del primer tercio del siglo XX
Todo empez¨® cuando el siglo XIX llegaba a su fin. En la frontera de la nueva centuria, una teor¨ªa del campo cient¨ªfico iba a abrir el camino a los universos alternativos de la vanguardia literaria.
Fue el f¨ªsico alem¨¢n Max Planck (1858 -1947) quien plante¨® que la radiaci¨®n electromagn¨¦tica no se desplaza de manera continua, sino concentrada en paquetes discretos de energ¨ªa denominados ¡°cuantos¡±. Seg¨²n Planck, en el submundo cu¨¢ntico, cuando dos electrones chocan y se repelen no es por causa de la curvatura del espacio, sino porque intercambian un paquete de energ¨ªa. Con tal planteamiento, Max Planck fund¨® lo que se conoce como teor¨ªa cu¨¢ntica; una teor¨ªa atomista que ser¨ªa desarrollada a lo largo del primer tercio del siglo XX por personalidades como Niels Bohr o su aventajado disc¨ªpulo Werner Heisenberg, quien introdujo lo que se conoce como principio de incertidumbre o relaci¨®n de indeterminaci¨®n de Heisenberg, y que viene a descubrir que, en f¨ªsica de part¨ªculas, coexisten posibilidades en apariencia divergentes.
Tal es as¨ª que dos resultados contrapuestos no tienen por qu¨¦ invalidarse. Ya no hay resta, es decir, ya no hay esto o lo otro, sino esto y lo otro. A partir de la teor¨ªa cu¨¢ntica, el conocimiento se entrega al azar y a la incertidumbre para seguir sumando. Dicho a la manera cient¨ªfica, el enunciado de Heisenberg plantea que nunca podemos conocer simult¨¢neamente la velocidad y la posici¨®n de una part¨ªcula subat¨®mica. De esta manera, la imagen newtoniana del universo como un reloj quedar¨ªa reemplazada por el movimiento impredecible de las part¨ªculas del universo no sujetas a c¨¢lculo alguno, en todo caso sujetas a la incertidumbre y el azar. Tanto el pron¨®stico como la predicci¨®n de la matem¨¢tica newtoniana quedar¨ªan atr¨¢s. Ambos t¨¦rminos ser¨¢n reemplazados por una teor¨ªa de base y finalidad cient¨ªfica, pero con un desarrollo que no deja de ser literario desde el momento en el que un electr¨®n puede estar en dos lugares al mismo tiempo.
Los trabajos de Planck, Bohr o Heisenberg llegaron a traspasar las fronteras cient¨ªficas para instalarse en el imaginario de los literatos del primer tercio del siglo XX
Por ello, los trabajos de Planck, Bohr o Heisenberg tuvieron un largo alcance. M¨¢s all¨¢ de la ciencia, sus teor¨ªas llegaron a traspasar las fronteras cient¨ªficas para instalarse en el imaginario de los literatos del primer tercio del siglo XX.
Tal vez, el caso de Joyce sea el m¨¢s apropiado a la hora de servirnos de ejemplo para ilustrar la teor¨ªa cu¨¢ntica. En su Ulysses, el autor irland¨¦s nos presenta a un h¨¦roe moderno, despojado de la totalidad de los atributos ¨¦picos e incapaz de explicar los acontecimientos desde un solo punto de vista, desde una sola voz narrativa. Desde este momento, los puntos de vista cambiantes van a dar lugar a m¨²ltiples voces posibles, intercambiando cantidades de acci¨®n en una realidad discontinua que se alimenta de la ficci¨®n, al contrario de la mec¨¢nica que mov¨ªa la novela decimon¨®nica donde era la ficci¨®n la que se nutr¨ªa de realidad.
El experimentalismo de Joyce en su Ulysses se anticip¨® por unos a?os a la relaci¨®n de indeterminaci¨®n de Heisenberg, intuy¨¦ndola, rozando con sus vivencias la incertidumbre hasta incorporarla a la odisea del protagonista -Leopold Bloom- a trav¨¦s del tejido del espacio-tiempo, un marco narrativo donde dos sucesos aparentemente divergentes se pueden dar a la vez.
El f¨ªsico James Hopwood Jeans afirm¨® que resulta absurdo discutir cu¨¢nto sitio ocupa un electr¨®n, tan absurdo como ponerse a discutir acerca de cu¨¢nto espacio ocupa un miedo, una ansiedad o una incertidumbre
El f¨ªsico James Hopwood Jeans (1877-1946) lo explic¨® de una manera muy literaria cuando afirm¨® que resulta absurdo discutir cu¨¢nto sitio ocupa un electr¨®n, tan absurdo como ponerse a discutir acerca de cu¨¢nto espacio ocupa un miedo, una ansiedad o una incertidumbre. Porque las sensaciones no tienen medida en el espacio.
Tan solo pueden ser expresadas en un espacio finito. De ah¨ª que la f¨ªsica cu¨¢ntica sea una met¨¢fora de la naturaleza, una figura literaria donde la ciencia se identifica con la literatura.
El hacha de piedra es una secci¨®n donde Montero Glez, con voluntad de prosa, ejerce su asedio particular a la realidad cient¨ªfica para manifestar que ciencia y arte son formas complementarias de conocimiento.
Puedes seguir a MATERIA en Facebook, Twitter, Instagram o suscribirte aqu¨ª a nuestra newsletter
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.