Protecci¨®n o explotaci¨®n como estrategias frente a los incendios
Los expertos discrepan sobre los beneficios y perjuicios de las distintas t¨¢cticas para preservar los bosques del fuego
Hay unanimidad al decir que la desecaci¨®n de la vegetaci¨®n por el cambio clim¨¢tico fue la principal causa de los incendios de Australia que calcinaron m¨¢s de 5,8 millones de hect¨¢reas ¡ªde las 154,5 millones que hay en total¡ª entre septiembre de 2019 y enero de 2020. Sin embargo, una pol¨¦mica sigue latente en el seno de la comunidad cient¨ªfica y surgi¨® de nuevo a ra¨ªz de esta cat¨¢strofe natural que sumergi¨® a un pa¨ªs bajo nubes de cenizas. ?Qu¨¦ factor empeora los incendios en el mundo: el exceso de protecci¨®n o la explotaci¨®n forestal? Un art¨ªculo publicado en Nature Ecology and Evolution, centrado en Australia, opta por la segunda opci¨®n, mientras que otros expertos discrepan.
Para empezar, al menos el 30% del bosque abierto de eucalipto y la misma cantidad de la selva tropical han desaparecido debido a la tala y la agricultura en Australia, seg¨²n cuenta el trabajo. Por otro lado, los autores recuerdan que, entre 1996 y 2018, 161 millones de metros c¨²bicos de bosque nativo han sido cortados por la industria forestal australiana, afectando la biodiversidad. James Watson, uno de los autores del art¨ªculo e investigador en la Universidad de Queensland (Australia), asegura que, aunque la explotaci¨®n forestal ha disminuido en los ¨²ltimos a?os, sigue siendo un grave problema para la seguridad. ¡°La evidencia muestra claramente que tenemos que proteger nuestros bosques. Estamos perdiendo mucho, el nivel de degradaci¨®n es demasiado alto¡±, alerta. ¡°Es muy dif¨ªcil encontrar un lugar en Victoria que no haya sido da?ado ya¡±, a?ade.
Es cierto que en Australia hay muchos bosques sin tocar, pero no podemos decir si esto es bueno o es malo. Pero lo que est¨¢ claro es que muchos de estos ecosistemas se han cargado de vegetaci¨®nMarc Castellnou, ingeniero de Montes
Tres elementos parecen justificar la dimensi¨®n que tomaron los incendios. El primero es la cercan¨ªa entre las zonas de talado y los bosques naturales. Seg¨²n el art¨ªculo, en las Tierras Altas Centrales de Victoria, la distancia promedio es de solo 71 metros cuando, en ¨¢reas protegidas con el mismo tipo de vegetaci¨®n, se habla de unos 1.700 metros.
Luego, la culpa recae sobre los restos forestales, productos de dicha explotaci¨®n, que alcanzan hasta las 450 toneladas por hect¨¢rea. Esta adici¨®n de combustible cerca del nivel del suelo aumenta, seg¨²n cuenta el art¨ªculo, la gravedad de los incendios. Y, finalmente, el cambio de la estructura y la composici¨®n del paisaje aumentan la vulnerabilidad frente a la r¨¢pida propagaci¨®n del fuego. ¡°Todos estos factores calientan los bosques. Al cortar los ¨¢rboles, se seca el paisaje y pierde su humedad natural¡±, insiste Watson. ¡°Es cierto que dejar los bosques tranquilos acumula vegetaci¨®n, pero se mantiene la humedad y hay menos riesgo de que el fuego se intensifique¡±, concluye. ¡°Sin embargo, si unes el cambio clim¨¢tico con la sequ¨ªa provocada por la tala o la quema, es una cat¨¢strofe asegurada¡±, remata.
Pero estos datos no convencen a todos los expertos. A Eduardo Rojas Briale, decano del Colegio de Ingenieros de Montes y antiguo director del departamento forestal de la Organizaci¨®n de las Naciones Unidas para la Alimentaci¨®n y la Agricultura (FAO, por sus siglas en ingl¨¦s), le ¡°choc¨®¡± el contenido del estudio, ya que toda la informaci¨®n que hab¨ªa llegado hasta ahora de Australia, iba en la direcci¨®n opuesta. Adem¨¢s, el experto mantiene que ¡°es imposible que nadie deje tantos restos forestales¡± a la hora de tratar un bosque. Por otra parte, la cantidad mencionada por el estudio de 161 millones de metros c¨²bicos suprimidos por la explotaci¨®n, no le parece mucho. ¡°Es la mitad de lo que cortamos en Espa?a. Por hect¨¢reas no es nada¡±, compara.
La lupa de Rojas como la de Francisco Casta?ares, presidente de la Asociaci¨®n Extreme?a de Empresas Forestales y del Medio Ambiente, se enfocan m¨¢s bien sobre la pol¨ªtica australiana de abandono de los bosques. ¡°Es una evidencia muy clara: llegan los europeos y aportan un sistema distinto de uso del territorio. Pero interrumpir el modelo de los abor¨ªgenes, fue un gran error. Hay que recuperar ese conocimiento tradicional adaptado al territorio. Si no cortamos para regenerar los bosques, colapsar¨¢n y ser¨¢ un desastre para nuestros hijos y nietos¡±, advierte Rojas.
Hay que tener en cuenta que la acumulaci¨®n excesiva de biomasa se acaba secando por la influencia del calentamiento global y arde con much¨ªsima facilidadFrancisco Casta?ares, presidente de la Asociaci¨®n Extreme?a de Empresas Forestales y del Medio Ambiente
Casta?ares detalla el porqu¨¦: ¡°Los bosques est¨¢n ocupados por millones de plantas que nacen, crecen se reproducen y mueren. En ese proceso vital, el crecimiento y la reproducci¨®n, se genera un excedente de vegetaci¨®n que solo tiene dos posibles destinos: su aprovechamiento energ¨¦tico o quemarse. Hay que tener en cuenta que la acumulaci¨®n excesiva de biomasa [combustible forestal], se acaba secando por la influencia del calentamiento global y arde con facilidad¡±. Para prevenir los incendios forestales, seg¨²n datos del experto, no hay que superar las 10 toneladas de vegetaci¨®n por hect¨¢rea. ¡°El fuego es un fen¨®meno natural que ayuda a regular los bosques. Los abor¨ªgenes lo han hecho durante miles de a?os hasta que se prohibi¨®¡±, a?ade.
El a?o pasado, Jeremy Russel-Smith de la Universidad Charles Darwin (Australia) cont¨® en una charla que el norte del continente es como ¡°una cubierta propensa al fuego¡±, seg¨²n anota N¨²ria Prat-Guitart, investigadora de la Fundaci¨®n Pau Costa. En esa zona muy poblada de abor¨ªgenes, se ha implementado una pol¨ªtica de recuperaci¨®n sistem¨¢tica de quemas controladas para reducir las emisiones de carbono que podr¨ªan generar incendios forestales. Los resultados de la iniciativa, seg¨²n Rojas, son ¡°excelentes¡±.
Ni lo uno ni lo otro
Marc Castellnou Ribau, ingeniero de Montes e inspector del cuerpo de bomberos de la Generalitat de Catalunya, se muestra m¨¢s cauteloso a la hora de designar al culpable. Seg¨²n su punto de vista, en ambos casos, la gesti¨®n de los espacios forestales tiene objetivos concretos y diferentes influencias en los incendios. ¡°Es cierto que en Australia [al igual que en Espa?a] hay muchos bosques sin tocar, pero no podemos decir si esto es bueno o es malo. Pero lo que est¨¢ claro es que muchos de estos ecosistemas se han cargado de vegetaci¨®n¡±, afirma. El experto reconoce que la explotaci¨®n forestal tambi¨¦n acumula combustible muerto.
El bosque australiano vive ahora en un clima que no le corresponde y es necesario cuidarlo con minucia, de una forma y otra. "Si est¨¢ bien hecho el tratamiento de los espacios, no se acumula vegetaci¨®n. Pero es cierto que si los procesos vitales del espacio se interrumpen, como por ejemplo con las quemas, se crean sistemas artificiales que arden con mucha m¨¢s facilidad¡±, a?ade en l¨ªnea con el discurso del investigador australiano James Watson.
Castellnou insiste en que el factor esencial sigue siendo el cambio clim¨¢tico. El ingeniero toma como ejemplo lo que pas¨® hace 10 a?os un d¨ªa del mes de febrero llamado Black Saturday, por culpa de una ola de calor. Un total de 450.000 hect¨¢reas fueron arrasadas por unos incendios forestales a lo largo del estado de Victoria que causaron al menos 189 muertes, 500 heridos y la destrucci¨®n de al menos 1.800 viviendas. ¡°Tras lo sucedido en 2009 y con la temperatura en constante aumento, ya discutimos entonces que la pr¨®xima generaci¨®n de incendios en Australia se iba a repetir a gran escala y as¨ª fue¡±, concluye.
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