C¨®mo mejorar la ventilaci¨®n en interiores y otros cinco retos prioritarios frente a la segunda ola
La ciencia todav¨ªa tiene que dar respuestas a cuestiones como el papel de los ni?os y c¨®mo se producen la mayor¨ªa de los contagios
Ya han pasado ocho meses desde que un nuevo coronavirus convirtiera 2020 en el a?o de la pandemia. La ciencia, en medio de la mayor avalancha de estudios de la historia, ha descubierto mil aspectos sobre la enfermedad y muchos factores decisivos para mitigar sus da?os. Por ejemplo: mascarillas para todos, distanciamiento f¨ªsico, higiene de manos y evitar aglomeraciones, especialmente en interiores. Pero sigue habiendo lagunas, dudas y certezas poco asentadas que con...
Ya han pasado ocho meses desde que un nuevo coronavirus convirtiera 2020 en el a?o de la pandemia. La ciencia, en medio de la mayor avalancha de estudios de la historia, ha descubierto mil aspectos sobre la enfermedad y muchos factores decisivos para mitigar sus da?os. Por ejemplo: mascarillas para todos, distanciamiento f¨ªsico, higiene de manos y evitar aglomeraciones, especialmente en interiores. Pero sigue habiendo lagunas, dudas y certezas poco asentadas que convendr¨ªa resolver cuanto antes para avanzar con menores riesgos hacia el d¨ªa en que tengamos una vacuna efectiva y segura.
La Universidad Johns Hopkins, cuyos documentos y especialistas han sido de referencia durante toda la pandemia, ha publicado un documento en el que pon¨ªa encima de la mesa seis de estas preguntas que convendr¨ªa resolver. Por eso, reclaman que los principales organismos nacionales de investigaci¨®n pongan toda la carne en el asador para ofrecer las respuestas necesarias en asuntos tan determinantes como los m¨¦todos de contagio, el papel decisivo de la ventilaci¨®n en interiores o el papel que desempe?an los ni?os, m¨¢s a¨²n cuando reabran los colegios.
¡°Si las actividades que normalmente se llevar¨ªan a cabo en ambientes interiores cerrados pudieran trasladarse al aire libre, eso les permitir¨ªa continuar operando con mayor seguridad¡±
El informe, firmado entre otros por la prestigiosa epidemi¨®loga Caitlin Rivers y el director del Centro de Seguridad Sanitaria de la Johns Hopkins, Tom Inglesby, est¨¢ orientado a ¡°resetear¡± la respuesta de EE UU ante la segunda oleada que sufren, pero como advierten en el texto, las respuestas para la pandemia son universales: ¡°Es un desaf¨ªo que va mucho m¨¢s all¨¢ de lo que cualquier Estado, territorio o comunidad puede manejar por s¨ª solo. Es solo nuestra acci¨®n colectiva la que generar¨¢ el cambio necesario para recuperar el control¡±. El documento est¨¢ estructurado como un dec¨¢logo, con recomendaciones generales como asegurar equipos de protecci¨®n para profesionales esenciales (sanitarios, pero tambi¨¦n empleados de industria alimentaria). O pedir, en caso de transmisi¨®n descontrolada, el cierre de ¡°entornos interiores de alto riesgo donde las personas se congreguen, como bares, restaurantes, lugares de entretenimiento, gimnasios y espacios religiosos interiores, y posiblemente oficinas interiores donde el riesgo de transmisi¨®n no se puede reducir mediante esfuerzos de mitigaci¨®n¡±.
En uno de los puntos, se reclama el desarrollo de una agenda de investigaci¨®n r¨¢pida ¡°para hacer frente a los principales desaf¨ªos que han surgido¡±. Los autores enumeran esos retos, las seis preguntas ¡°prioritarias¡± que deber¨ªamos responder cuanto antes para surfear con seguridad la segunda ola.
1- Sistemas de ventilaci¨®n
¡°?Existen soluciones de ingenier¨ªa para mejorar los sistemas de ventilaci¨®n en los edificios que se puedan hacer de forma r¨¢pida y econ¨®mica?¡±, se preguntan los autores del informe. En los ¨²ltimos meses, la evidencia de que el mayor riesgo de contagio se da en interiores no ha hecho m¨¢s que crecer. La diferencia entre el riesgo en un local o al aire libre es enorme, podr¨ªa ser casi 20 veces mayor: una playa no tiene nada que ver con un bar. Por ello, el informe recomienda claramente que se traslade al exterior el ocio, el trabajo, el aprendizaje: ¡°Si las actividades que normalmente se llevar¨ªan a cabo en ambientes interiores cerrados pudieran trasladarse al aire libre, eso les permitir¨ªa continuar operando con mayor seguridad¡±.
Los especialistas en calidad del aire vienen reclamando que se incida en la importancia de la ventilaci¨®n constante en interiores, porque se ha observado que el flujo de aire del exterior por ventanas y puertas, o unos buenos sistemas que renueven el aire interior con el de fuera son medidas esenciales para evitar que las part¨ªculas que contienen el virus permanezcan flotando en la sala hasta contagiar a alguien. Pero todav¨ªa quedan preguntas por resolver en cuanto a equipos de filtrado de aire y otros sistemas que podr¨ªan ser ¨²tiles all¨ª donde no es posible ventilar.
2- M¨¦todos de contagio
Enlazando con la cuesti¨®n anterior, cada vez son mayores las pruebas que indican el peligro de contagio de los aerosoles, esas part¨ªculas diminutas que escapan de la boca al toser y hablar y quedan en suspensi¨®n. ¡°?Cu¨¢l es la contribuci¨®n relativa de la transmisi¨®n de aerosoles y f¨®mites [contacto directo con objetos contaminados], y c¨®mo deber¨ªan modificarse nuestras pr¨¢cticas de mitigaci¨®n para abordar esos hallazgos?¡±, se preguntan en el informe. La pregunta es muy relevante en este momento, poco tiempo despu¨¦s de que la Organizaci¨®n Mundial de la Salud reconociera que los aerosoles pueden ser una v¨ªa de contagio, ya que antes lo consideraban algo anecd¨®tico.
¡°?C¨®mo se pueden mejorar las comunicaciones p¨²blicas sobre la reducci¨®n del riesgo de transmisi¨®n y c¨®mo se pueden adaptar esos mensajes a los grupos de mayor riesgo?¡±
Las observaciones de escenarios supercontagiadores en locales interiores, donde un importante n¨²mero de personas contrae la enfermedad sin entrar en contacto directo con el paciente cero, hace pensar a algunos cient¨ªficos que el papel de los aerosoles es mucho mayor que el del contacto con superficies. Estos f¨®mites son la raz¨®n por la que se pide el lavado insistente de las manos, pero si se supiera que los aerosoles desempe?an un papel a¨²n m¨¢s importante obligar¨ªa a plantear m¨¢s medidas dirigidas a combatir esa v¨ªa, como la de la ventilaci¨®n de interiores. Un nuevo estudio reci¨¦n difundido muestra que el virus se mantiene en el aire de una sala, con capacidad de infectar, a m¨¢s de los dos metros recomendados.
3- Mejorar el uso de mascarillas
Hay pa¨ªses en los que las mascarillas se usan a rega?adientes, como EE UU, y otros m¨¢s cumplidores en general. Pero sabemos que hay lagunas y circunstancias en las que se relaja su uso. ¡°?C¨®mo se pueden mejorar y expandir los comportamientos de uso de m¨¢scaras?¡±, se preguntan en el informe de la Johns Hopkins, lo que implica la intervenci¨®n de especialistas en comunicaci¨®n de la ciencia y en persuasi¨®n. Desde el comienzo de la pandemia se han publicado muchos manuales para ayudar a mejorar el cumplimiento de estas medidas, como mensajes que apelan a la solidaridad. Pero tambi¨¦n hace falta aumentar el conocimiento real de la utilidad de la mascarilla: por ejemplo, no es solo para contener la tos, los aerosoles tambi¨¦n escapan en masa al hablar, gritar o cantar. Adem¨¢s, el informe se pregunta si ¡°se pueden mejorar los revestimientos faciales para hacerlos m¨¢s c¨®modos y mejorar la filtraci¨®n¡±.
4- Comunicaci¨®n que cambie conductas
¡°?C¨®mo se pueden mejorar las comunicaciones p¨²blicas sobre la reducci¨®n del riesgo de transmisi¨®n y c¨®mo se pueden adaptar esos mensajes a los grupos de mayor riesgo?¡±, se preguntan los especialistas. En esta fase de la pandemia, algunas personas pueden comenzar a mostrar hartazgo de las restricciones y no todos los grupos se comportan por igual: las personas mayores son m¨¢s cuidadosas y se quedan en casa, mientras los j¨®venes aprovechan la apertura de discotecas que permiten las autoridades. Por ejemplo, en la ¨²ltima semana, m¨¢s del 85% de los nuevos contagios registrados en Canarias fueron en menores de 30 a?os, con numerosos contactos en cuarentena a partir de una sola fiesta. La psicolog¨ªa social y la comunicaci¨®n de la ciencia tienen mucho terreno que ganar.
¡°?Qu¨¦ necesitan las familias y las comunidades escolares para facilitar un aprendizaje seguro y eficaz, ya sea en persona o de forma remota, y c¨®mo podemos garantizar que los ni?os y las familias vulnerables reciban apoyo?¡±
¡°La coherencia de los mensajes desempe?ar¨¢ un papel importante para superar la desinformaci¨®n y las diferencias ideol¨®gicas que contribuyen a un cumplimiento escaso de las gu¨ªas de salud p¨²blica¡±, indica el informe. Adem¨¢s, se?ala que l¨ªderes pol¨ªticos y cient¨ªficos deben trabajar en estrecha colaboraci¨®n en el desarrollo de pol¨ªticas y en su comunicaci¨®n al p¨²blico. Y recomienda: ¡°La orientaci¨®n debe reflejar la experiencia de los cient¨ªficos sociales, quienes pueden asesorar sobre c¨®mo involucrarse de manera significativa con las personas y las comunidades, en particular con las comunidades marginadas y desatendidas que se ven afectadas de manera desproporcionada por la pandemia¡±.
5- ?Cu¨¢l es el papel de los ni?os?
La gran pregunta, que lleva sin resolverse desde el comienzo de la pandemia, y que ha oscilado desde quienes les consideraban supercontagiadores sin pruebas hasta quienes argumentaban que pod¨ªan no contagiar apenas: ¡°?Cu¨¢l es el papel de los ni?os, especialmente los ni?os asintom¨¢ticos, en la transmisi¨®n? ?Los ni?os transmiten el virus a tasas similares a las de los adultos?¡±. A medida que se han ido mitigando las medidas de confinamiento, los cient¨ªficos han podido observar situaciones naturales en las que los menores tienen un papel en eventos de contagio, pero su importancia relativa sigue sin estar clara del todo. Por ejemplo, se ha estudiado un importante brote en un campamento con menores en EE UU, en el que los monitores llevaban mascarillas, pero no el alumnado.
6- La vuelta al cole
A medida que se acerca septiembre, la presi¨®n para resolver el problema de la apertura de los colegios es mayor. Hay ejemplos desastrosos, como el que se dio en Israel cuando reabrieron las escuelas al controlar su curva de contagios. All¨ª, en plena ola de calor, se cerraron las aulas para poner aire acondicionado, perjudicando la ventilaci¨®n, y se permiti¨® a los ni?os quitarse las mascarillas. El resultado: brotes en las clases. ¡°Los colegios¡±, explica el informe, ¡°que podr¨ªan considerarse aglomeraciones en interiores, se distinguen por su importante papel en la comunidad y la epidemiolog¨ªa ¨²nica de los ni?os¡±. ¡°Las decisiones sobre c¨®mo y cu¨¢ndo reabrir las escuelas son complejas y requieren la consideraci¨®n de muchos factores y la implementaci¨®n de cuidadosas medidas de mitigaci¨®n¡±, reconocen los autores. Y se preguntan: ¡°?Qu¨¦ necesitan las familias y las comunidades escolares para facilitar un aprendizaje seguro y eficaz, ya sea en persona o de forma remota, y c¨®mo podemos garantizar que los ni?os y las familias vulnerables reciban apoyo?¡±. El informe, por tanto, tambi¨¦n hace referencia a qu¨¦ hacer para mejorar la ense?anza en remoto, un problema que puede ser un lastre insalvable para familias sin recursos.
¡°Cuanto m¨¢s sepamos sobre este virus, mejor informadas estar¨¢n nuestras decisiones. Y podemos estar seguros de que habr¨¢ muchas m¨¢s decisiones dif¨ªciles, incluida la de los colegios, hasta que encontremos una vacuna segura y eficaz que sea accesible a todos¡±, advierte Rivers. Es hora de que la ciencia siga aportando respuestas.
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