?Por qu¨¦ mutan los virus?
Pese a la nueva cepa brit¨¢nica, el SARS-CoV-2 no es un virus especialmente cambiante, otros, como la gripe, mutan muy r¨¢pido y cada a?o resultan ser un enemigo novedoso
Todo aquello que depende de material gen¨¦tico est¨¢ expuesto a mutar y muta. Tanto el SARS-CoV-2, que es un virus de ARN, como nosotros, seres humanos de ADN y ARN, cambiamos progresivamente. El ADN (al igual que el ARN) es una macromol¨¦cula formada por la uni¨®n de otras muchas mol¨¦culas m¨¢s peque?as, que colocadas en hilera generan una inmensa secuencia. El orden de colocaci¨®n de las piezas en la secuencia produce un texto, similar a una palabra compuesta por millones de letras. En ese texto se recogen las instrucciones para el funcionamiento de su portador, sea una part¨ªcula viral (cada miembro del ej¨¦rcito del virus) o una c¨¦lula de un ser humano. Llamamos una mutaci¨®n a un cambio en una o m¨¢s letras dentro de esa megapalabra. Ese cambio a veces modifica el sentido de un mensaje y otras veces no, de igual manera que, en un texto escrito, unas erratas dificultan el entendimiento y otras no.
El ARN del SARS-CoV-2 tiene unas 30.000 letras, y uno de los pasos fundamentales en la propagaci¨®n del virus es hacer copias de esta megapalabra para cada una de sus futuras part¨ªculas virales. Para ello, una vez dentro de una c¨¦lula infectada, emplea una copiadora molecular bastante precisa, pero todo tiene un l¨ªmite. Cada part¨ªcula viral puede replicarse miles de veces en una c¨¦lula, estas pueden infectar millones de c¨¦lulas en un mismo individuo, y, si causa una pandemia, infectar a millones de personas simult¨¢neamente. Resulta l¨®gico que, con tanta actividad, se produzcan errores en el copiado del ARN, es una cuesti¨®n de probabilidad. Cuantas m¨¢s copias se hacen de algo, m¨¢s posibilidades existen de cometer errores. Uno puede recitar de memoria sus ocho primeros apellidos, pero si lo hace cien veces se confundir¨¢.
La mutaci¨®n, por tanto, no es un evento inesperado, el ADN y el ARN son mol¨¦culas din¨¢micas y l¨¢biles que se copian frecuentemente para realizar sus funciones. Sufren cambios, mutan, como parte de su existencia org¨¢nica. Nuestro ADN tambi¨¦n muta, los lunares de nuestra piel o las c¨¦lulas cancerosas proceden de esos ineludibles errores. De hecho, aunque no las denominamos mutaciones, las alteraciones progresivas en el ADN son las responsables de que nos encontremos cambiados con respecto a las fotos de hace diez a?os.
El ADN y el ARN sufren modificaciones sin un prop¨®sito. Podemos escuchar afirmar: ¡°No es sorprendente que los virus muten para volverse m¨¢s infecciosos¡±, pero debemos entender que estas modificaciones no ocurren con una finalidad. Las mutaciones tienen car¨¢cter preadaptativo, lo que significa que ocurren por azar, y despu¨¦s ya se ver¨¢ qu¨¦ pasa. Si las novedades hacen mejor superviviente al portador y facilitan que este se reproduzca, tender¨¢n a propagarse, y si suponen un lastre, a desaparecer. Por ello, que los cambios sean al azar no contradice la idea de que frecuentemente aparezcan variantes v¨ªricas m¨¢s infecciosas. El ARN de los virus sufre mutaciones y algunas producen part¨ªculas virales m¨¢s contagiosas y otras menos.
M¨¢s transmisibles
Por pura competencia, las m¨¢s transmisibles suelen comerles el terreno a las menos. Por decirlo de una manera gr¨¢fica, si una part¨ªcula viral ha puesto su toalla para ocupar un sitio en una playa ya no cabe otra, o al menos lo tiene m¨¢s dif¨ªcil. De esta forma se puede entender que los virus no mutan para ser m¨¢s infecciosos, m¨¢s bien los virus mutan, y, si producen variantes m¨¢s infecciosas, solemos darnos cuenta de su presencia porque resultan m¨¢s exitosas. Siendo as¨ª, para analizar la importancia de una mutaci¨®n, en primer lugar, hay que tener claro si tiene efecto o no. Por ejemplo, cambiar la palabra ¡°coche¡± por ¡°autom¨®vil¡± en una frase podr¨ªa considerarse un cambio sin efecto. Una mutaci¨®n equivalente no supondr¨ªa ni un lastre ni un beneficio para el virus.
Recientemente se ha descrito la variante VUI¨C202012/01 del SARS-CoV-2, que ha aumentado su presencia relativa, invitando a pensar que es m¨¢s contagiosa. Todo parece indicar que las mutaciones que ha sufrido tienen un efecto patente. Uno de los cambios en su texto causa una sutil modificaci¨®n en la pieza que permite a las part¨ªculas virales unirse a nuestras c¨¦lulas, la prote¨ªna S. En las part¨ªculas virales portadoras de este nuevo texto, su novedosa prote¨ªna S es m¨¢s eficiente uni¨¦ndose a nuestras c¨¦lulas, facilitando el ingreso en ellas. Podemos imaginarla como m¨¢s pegajosa, por eso es m¨¢s contagiosa: en su circulaci¨®n por nuestros conductos respiratorios enseguida se adhiere a alguna de nuestras c¨¦lulas para comenzar la infecci¨®n.
Hasta ahora no podemos asegurar que las mutaciones de esta variante tengan otros efectos, pero podemos plantear un posible desenlace l¨®gico: si se demuestra que realmente es una cepa m¨¢s contagiosa, seguir¨¢ comiendo terreno a otras y aumentar¨¢ su presencia, y potencialmente el n¨²mero de individuos infectados. Afortunadamente, la capacidad de contagio no lleva asociada una mayor agresividad. De hecho, cuando surge una variante muy agresiva tiende a disminuir su capacidad de contagio, porque si postra radicalmente en cama a los infectados, estos no pueden llevar un ritmo de vida que les permita estar rodeados de personas a las que contaminar. Efectivamente, la agresividad y la capacidad de contagio muchas veces se equilibran, pero todav¨ªa no sabemos si es el caso de esta variante. De hecho, los resultados preliminares no muestran diferencias significativas en su agresividad. Por supuesto la acumulaci¨®n progresiva de mutaciones tambi¨¦n puede hacer a un virus irreconocible comparado con sus antecesores, tan cambiado como nosotros comparados con cuando ten¨ªamos cinco a?os.
El SARS-CoV-2 no es un virus especialmente cambiante, otros, como el virus de la gripe, mutan muy r¨¢pido y cada a?o resultan ser un enemigo novedoso. De nuevo afortunadamente, ninguna de las variantes que han ido apareciendo del SARS-CoV-2 parece haber sufrido una reforma de gran calado en su ARN. Pero en un momento de gran expansi¨®n del virus, como el actual, aumentan las posibilidades de que sigan apareciendo mutaciones. En resumen, del SARS-CoV-2 podemos decir que es un virus muy contagioso y, hasta la fecha, aparentemente poco mutante. Sin embargo, el elevado n¨²mero de casos es el mejor aliado de los futuros cambios, y la mejor forma de combatirlos es rebajando su tasa de copias. De momento no es f¨¢cil evitar que, si infecta nuestras c¨¦lulas, se copie miles de veces y pueda mutar. Pero s¨ª podemos evitar con nuestro comportamiento que crezca el n¨²mero de individuos infectados, as¨ª seguro que cambiar¨¢ menos.
Miguel Pita es genetista, profesor e investigador en la Universidad Aut¨®noma de Madrid. Es autor de Un d¨ªa en la vida de un virus (Perif¨¦rica)
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