Los humanos se comportan como sus vecinos animales
Las comunidades primitivas comen, procrean y socializan como las especies de su entorno
Los humanos de las comunidades tradicionales que quedan en el planeta se alimentan, cr¨ªan y organizan como sus vecinos animales. En un estudio con m¨¢s de trescientas sociedades de cazadores recolectores, un grupo de cient¨ªficos ha comprobado que, all¨ª donde comparten espacio, se ha producido una convergencia entre conductas humanas y animales.
Los mbuti, un pueblo que a¨²n vive de lo que cazan y recolectan en las selvas de la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo, en pleno coraz¨®n de ?frica, viven al d¨ªa. A diferencia de varias comunidades ind¨ªgenas del ?rtico, que guardan el excedente de su caza en distintas localizaciones, los mbuti apenas almacenan comida. Lo llamativo es que solo el 4% de las 171 especies de mam¨ªferos que viven en un radio de 25 kil¨®metros alrededor de una de estas comunidades africanas guardan para despu¨¦s, como s¨ª hacen los zorros ¨¢rticos del norte de Canad¨¢. Este paralelismo no es anecd¨®tico. De hecho, es un patr¨®n pr¨¢cticamente universal.
Antrop¨®logos y bi¨®logos alemanes y brit¨¢nicos han recopilado datos sobre 339 comunidades humanas de cazadores y recolectores de ?frica, Am¨¦rica, Asia y Ocean¨ªa. Catalogaron sus distintas pr¨¢cticas culturales en 16 categor¨ªas relacionadas con la alimentaci¨®n, la reproducci¨®n y la organizaci¨®n social. Despu¨¦s se fueron a las base de datos de la Uni¨®n Internacional para la Conservaci¨®n de la Naturaleza y BirdLife International para geolocalizar las especies de mam¨ªferos y aves que viven en torno a cada una de estos grupos humanos. Revisaron la literatura cient¨ªfica para determinar los comportamientos de las distintas especies. Por ¨²ltimo, solaparon las conductas de humanos y animales. Sus resultados los acaban de publicar en Science.
Los mbuti centroafricanos no almacenan comida. Tampoco lo hacen las 171 especies de mam¨ªferos que viven a su alrededor. Esta conducta convergente es un patr¨®n casi universal
¡°En cuanto las conductas de b¨²squeda de comida hay entornos donde los humanos obtienen de la caza una proporci¨®n significativa de sus calor¨ªas. En estos lugares mostramos que hay una proporci¨®n mucho mayor de mam¨ªferos y aves carn¨ªvoras que en otros¡±, dice el investigador de la Universidad de Bristol y coautor del estudio Toman Barsbai. Tambi¨¦n encontraron asociaciones similares en el caso de comunidades dependientes de la pesca, la distancia recorrida cada d¨ªa para obtener alimento o, como con los mbuti, si lo almacenaban o no.
Todas estas pr¨¢cticas relacionadas con la alimentaci¨®n dependen de las condiciones del entorno. ¡°Sin embargo, estas similitudes no solo est¨¢n presentes en los comportamientos m¨¢s directamente relacionados con el medio, como encontrar comida, sino tambi¨¦n en conductas relativas a la reproducci¨®n o sociales¡±, ampl¨ªa el ec¨®logo de la conducta del Instituto Max Planck de Antropolog¨ªa Evolutiva (Alemania) y coautor del estudio Dieter Lukas.
En efecto, all¨ª donde las comunidades humanas tienden a tener a su primer hijo antes (o m¨¢s tarde), los animales que comparten su espacio tambi¨¦n tienen sus primeras cr¨ªas a edades m¨¢s tempranas (o m¨¢s tard¨ªas). Otra de las variables que analizaron fue la implicaci¨®n de los machos en el cuidado de la prole. Vieron que, por ejemplo, los zorros y lobos ¨¢rticos, adem¨¢s de la mayor¨ªa de las aves que anidan en la regi¨®n ¨¢rtica, intervienen en el cuidado de las cr¨ªas de forma tan igualitaria como hacen los inuits.
¡°En los lugares donde las poblaciones de cazadores recolectores tienen clases sociales, un n¨²mero mayor de mam¨ªferos y aves muestran jerarqu¨ªas sociales destacables¡±Dieter Lukas, ec¨®logo de la conducta del Instituto Max Planck de Antropolog¨ªa Evolutiva (Alemania)
En cuanto a las conductas sociales, a la poliginia dominante entre algunos abor¨ªgenes australianos, se corresponde la ausencia de monogamia entre los marsupiales. ¡°Y en los lugares donde las poblaciones de cazadores recolectores tienen clases sociales, un n¨²mero mayor de mam¨ªferos y aves muestran jerarqu¨ªas sociales destacables¡±, completa Lukas.
En total, de las 15 conductas analizadas, solo en una social no encontraron una convergencia entre humanos y animales: es la patrilocalidad, la tendencia a que las parejas vivan en el lugar o con la familia de donde es el hombre o el macho.
El estudio se centr¨® en las comunidades que obtienen su sustento de su entorno. Los autores coinciden en que la agricultura, el comercio o la tecnolog¨ªa han podido debilitar la respuesta de la conducta humana al ambiente. Pero su peso a¨²n podr¨ªa notarse en las sociedades agrarias. Como dice en una nota el investigador de la Universidad de Bonn (Alemania) y coautor, ¡°se tiende a pensar que la intensificaci¨®n agr¨ªcola amortigua el efecto del medio sobre los humanos. Sin embargo, es posible que los individuos de estas poblaciones no est¨¦n tan protegidos como pensamos y que los comportamientos reflejen adaptaciones que ocurrieron antes de la adopci¨®n de la agricultura¡°.
Para el antrop¨®logo Kim Hill, de la Universidad Estatal de Arizona (EE UU), ¡°las fuerzas adaptivas resultan en que patrones de conducta social de seres humanos convergen con los patrones que son t¨ªpicos en especies de animales en las mismas zonas ecol¨®gicas¡±. Hill, que lleva dos d¨¦cadas realizando estudios de campo entre comunidades tradicionales de Am¨¦rica, Sud¨¢frica y Filipinas, no ha intervenido en esta investigaci¨®n. Sin embargo, coincide con los autores del estudio en que ¡°las sociedades modernas no se ven afectados por la ecolog¨ªa local¡±. Pero rechaza que el ambiente haya dejado de ser por completo ¡°un modulador de la conducta, si no que tiene mucho menos impacto¡±. Adem¨¢s, concluye, patrones culturales hist¨®ricos o tomados prestados de otros grupos ¡°tienen much¨ªsimo impacto sobre patrones de conducta en diferentes sociedades¡±.
Arizona State University
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