La invasi¨®n de los mutantes
Una versi¨®n alterada de Moderna entra en ensayos cl¨ªnicos contra la variante sudafricana
La ciencia ficci¨®n de serie b de mediados del siglo pasado populariz¨® el t¨¦rmino mutante, pero seguramente no su significado biol¨®gico. Por ejemplo, un personaje dec¨ªa ¡°?Vienen los mutantes, vienen los mutantes!¡±, y all¨ª empezaban a aparecer una serie de tipos de mirada torva, fornido torso e indefectiblemente calvos montando una bulla de las buenas. De ah¨ª viene su mala prensa, pero no olvidemos que los mutantes son tambi¨¦n el fundamento de la evoluci¨®n. Cuando el genoma no cambia, una especie se puede tirar 10 millones de a?os imperturbable como una de esas pel¨ªculas francesas en las que se ve crecer la hierba, que dijo Woody Allen. Cuando el entorno aprieta, sin embargo, son los mutantes los que salvan a la especie. Si les va bien, se convierten en la variedad dominante y desplazan a los anteriores. Es lo que estamos viendo en Europa con la variante brit¨¢nica del coronavirus.
Una mutaci¨®n no es m¨¢s que un cambio en la secuencia gen¨¦tica (gatacca pasa a gacacca, por ejemplo). Un solo cambio en un texto de 3.000 millones de letras, en el caso del genoma humano. La primera mutaci¨®n descubierta en un laboratorio fue white, que convert¨ªa en blancos los ojos normalmente rojos de la mosca Drosophila melanogaster, esa que suele colarse en tu botella de vinagre y merodear por las fruter¨ªas. La leyenda de la gen¨¦tica sostiene que Thomas Hunt Morgan y sus estudiantes tuvieron que perseguirla por todo su laboratorio de la Universidad de Columbia, Nueva York, hasta lograr capturarla en un vial y dejarla reproducirse. En un mundo en que los p¨¢jaros que las depredan solo vieran el color rojo, los mutantes white habr¨ªan prosperado. En nuestro mundo, siguen siendo una rareza, aunque muy ¨²til en los laboratorios.
Desde el punto de vista del SARS-CoV-2, los mutantes emergentes son un progreso
Desde el punto de vista del SARS-CoV-2, los mutantes emergentes son un progreso. La variante brit¨¢nica se propaga mejor que la est¨¢ndar, y la sudafricana puede reducir el reconocimiento por nuestro sistema inmune, dos cualidades que les otorgan una evidente ventaja evolutiva. Las variantes son gran parte de la raz¨®n de que el Reino Unido y Alemania est¨¦n adoptando medidas estrictas para Semana Santa, porque todo apunta a que empujar¨¢n hacia arriba una cuarta ola en Europa. Pero hoy tocan buenas noticias.
Una versi¨®n adaptada contra la variante sudafricana de la vacuna de Moderna (una de las basadas en la rompedora tecnolog¨ªa del ARN mensajero, o mRNA, que es muy r¨¢pida) ha entrado en ensayos cl¨ªnicos este mes. Si lo ha hecho es porque ciertos resultados anteriores inducen al optimismo. Indican que la gente infectada con la variante sudafricana (B.1.351) desarrolla una buena respuesta inmune contra otras variantes. La vacuna modificada, que sustituye la versi¨®n est¨¢ndar del gen viral clave por la deB.1.351, busca ahora las pruebas cl¨ªnicas de que tambi¨¦n ella funciona contra esa y otras variantes. Si los indicios se confirman, la ansiedad sobre las nuevas variantes se calmar¨¢, pero dependeremos a¨²n m¨¢s de la velocidad de crucero de las campa?as de vacunaci¨®n. Tratemos de eso antes que del calendario de desescalada.
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