El fruto cu¨¢ntico
Lo m¨¢s importante de un descubrimiento cient¨ªfico es su divulgaci¨®n, por eso el periodista Laurent Schafer ha creado un tebeo donde se divulgan las interacciones entre los componentes esenciales del universo
Por decirlo de manera sencilla, nuestro mundo se divide en dos mundos. De una parte tenemos el mundo de nuestra realidad, el que vemos todos los d¨ªas, el mundo macrosc¨®pico y, de la otra, tenemos el mundo infinitamente peque?o, pongamos que invisible a los ojos; un mundo que no existir¨ªa si no pudi¨¦ramos observarlo con los adelantos t¨¦cnicos. Se trata del mundo microsc¨®pico.
Es aqu¨ª, donde el azar existe como derecho intr¨ªnseco de todas las part¨ªculas que habitan este mundo invisible. Por lo mismo, el azar no existe en el mundo de nuestra realidad. De existir el azar, ser¨ªa efecto de nuestra ignorancia.
Porque la causa de que una moneda lanzada al aire caiga sobre su cara, o sobre su cruz, no depende del azar, sino de una serie de factores que est¨¢n en relaci¨®n directa con los par¨¢metros de su lanzamiento. Si estudiamos dichos par¨¢metros podemos predecir de qu¨¦ lado caer¨¢ la moneda. Igual sucede con la ruleta, mal llamada juego de azar, ya que, si la bola se detiene en un n¨²mero concreto, podemos repetir el mismo n¨²mero en la siguiente tirada siempre y cuando repitamos el movimiento de la ruleta en id¨¦nticas condiciones.
El azar no existe en el mundo de nuestra realidad. De existir el azar, ser¨ªa efecto de nuestra ignorancia
Con esto, la f¨ªsica cu¨¢ntica dispone que el azar s¨®lo existe en el mundo cient¨ªfico de las part¨ªculas, ah¨ª donde la noci¨®n de probabilidades de lo infinitamente peque?o es diferente a la del mundo de nuestra realidad. Por poner otro ejemplo, si la manzana de Newton fuera un fruto cu¨¢ntico no caer¨ªa llevada por la gravedad, pero, de caer, tampoco caer¨ªa dos veces seguidas en el mismo sitio, sino que el lugar donde caer¨ªa vendr¨ªa determinado por un capricho del azar.
Estas cosas, a Einstein le parec¨ªan descabelladas. Por ello, mantuvo una conocida pol¨¦mica con el f¨ªsico dan¨¦s Niels Henrik David Bohr; una discusi¨®n conocida como ¡°El debate Bohr-Einstein¡±. En una de sus disputas, Einstein afirm¨® que, de ser la naturaleza tal y como aseguraba su colega dan¨¦s, preferir¨ªa haberse dedicado a ser crupier en un casino antes que f¨ªsico.
Einstein fue muy cr¨ªtico con los postulados cu¨¢nticos, sobre todo con el que asegura que el mundo de las part¨ªculas se rige por leyes aleatorias, de tal manera que cuando observamos una part¨ªcula, lo que estamos haciendo es variar su comportamiento.
La divisi¨®n entre el mundo de lo real y el mundo de las part¨ªculas no existe para la teor¨ªa cu¨¢ntica
Con todo, lo m¨¢s curioso es que la divisi¨®n que hac¨ªamos al principio entre el mundo de lo real y el mundo de las part¨ªculas, no existe para la teor¨ªa cu¨¢ntica, es decir, que no hay fronteras entre el mundo macrosc¨®pico y el microsc¨®pico.
Estos asuntos que resultan complejos a primera vista, se pueden comprender de manera sencilla gracias a un tebeo firmado por el divulgador cient¨ªfico Laurent Schafer y que se titula Cuantix (Alianza). Un trabajo did¨¢ctico donde Schafer nos cuenta la vida cotidiana de una familia.
A trav¨¦s de sus ingeniosas vi?etas descubrimos lo f¨¢cil que resulta aprender todo aquello que se presenta como asunto de una dimensi¨®n desconocida. La Teor¨ªa de la relatividad, la Teor¨ªa de cuerdas o La paradoja de los gemelos se convierten en temas sumamente divertidos. Por decir no quede que Schafer consigue familiarizarnos con Heinsenberg, Hawking y hasta con el gato de Schr?dinger.
Bajo su aspecto de tebeo subyace un trabajo de alcance cient¨ªfico que deber¨ªa ser incluido como libro de texto en los colegios. En definitiva, una de esas publicaciones que consiguen que aprendamos f¨ªsica divirti¨¦ndonos.
El hacha de piedra es una secci¨®n donde Montero Glez, con voluntad de prosa, ejerce su asedio particular a la realidad cient¨ªfica para manifestar que ciencia y arte son formas complementarias de conocimiento.
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