El instante en el que la anestesia apaga la consciencia
Investigadores del Hospital del Mar describen por primera vez el momento exacto en el que una persona anestesiada con propofol pierde el conocimiento. El hallazgo permitir¨¢ ajustar mejor las dosis a los pacientes
¡°Caballeros, esto no es una farsa¡±, dijo ¡ªo dicen que dijo¡ª el cirujano John Collins Warren ante un anfiteatro lleno de p¨²blico en el Hospital General de Massachussets en octubre de 1946 despu¨¦s de extirpar, sin dolor alguno, un tumor en el cuello de un paciente. Era impensable, por aquel entonces, una intervenci¨®n de ese tipo sin que el enfermo se retorciese de dolor. Pero el dentista William T.G. Morton hab¨ªa hecho inhalar al paciente vapor de ¨¦ter antes de la cirug¨ªa y logr¨® que permaneciese inm¨®vil e insensible al da?o del bistur¨ª. Con ese preparado, que Morton acu?¨® como Letheon ¡ªdel griego ¡°olvido¡±¡ª, se pon¨ªa la primera piedra de la anestesia moderna, que no ha dejado de perfeccionarse desde entonces. ¡°En el siglo XIX conseguimos que el paciente se quedase inconsciente; en el XX, que no se muriese en el quir¨®fano; y ahora hay que mejorar los resultados a largo plazo¡±, resume el doctor Llu¨ªs Gallart, jefe de secci¨®n del Servicio de Anestesiolog¨ªa del Hospital del Mar. Precisamente, su equipo ha descrito, por primera vez, el momento exacto en el que una persona anestesiada pierde el conocimiento, un hallazgo que servir¨¢ para ajustar mejor las dosis de anestesia a los pacientes.
¡°Hasta ahora ten¨ªamos la situaci¨®n cl¨ªnica del paciente y una serie de dispositivos que nos ayudaban a ver si el paciente estaba consciente o inconsciente¡±, explica Juan Luis Fern¨¢ndez Candil, anestesi¨®logo y autor del estudio, que ha sido publicado en la revista cient¨ªfica Sleep. Seg¨²n el peso, la talla, el g¨¦nero, las patolog¨ªas del paciente y el tipo de intervenci¨®n, adem¨¢s de otros par¨¢metros que analizan el estado de consciencia, los anestesi¨®logos afinan la cantidad de f¨¢rmacos anest¨¦sicos necesarios para que el paciente no sienta dolor durante la intervenci¨®n. Si se quedan cortos, el enfermo vuelve en s¨ª y siente el dolor de una operaci¨®n. Pero si, con el fin de mantener al paciente en ese estado de inconsciencia, exceden la dosis m¨¢s adecuada, tambi¨¦n puede haber consecuencias. ¡°Es como con los antibi¨®ticos: son muy buenos para destruir microorganismos, pero si damos m¨¢s dosis de las necesarias, puede afectar a otros ¨®rganos. Se ha visto que una sobredosificaci¨®n en pacientes fr¨¢giles aumenta el riesgo de deterioro cognitivo postoperatorio¡±, justifica Fern¨¢ndez Candil.
En la b¨²squeda de esa ¡°anestesia individualizada y ajustada a cada caso¡± de la forma m¨¢s precisa posible, explica el anestesi¨®logo del Mar, los investigadores del hospital llevan cinco a?os investigando la manera de afinar la pauta farmacol¨®gica. Y conocer el punto exacto en el que el paciente entra en un estado de inconsciencia era clave. ¡°Si sabemos exactamente cu¨¢ndo ocurre, la dosificaci¨®n es m¨¢s justa y evitamos sobredosificar¡±, agrega Fern¨¢ndez Candil.
Los investigadores reclutaron a una treintena de voluntarios sanos a los que inyectaron propofol, un conocido f¨¢rmaco anest¨¦sico muy empleado en los quir¨®fanos. Con sus constantes vitales vigiladas y la actividad cerebral monitorizada a trav¨¦s de una resonancia magn¨¦tica y un electroencefalograma, secuenciaron con ¨¦xito la p¨¦rdida de conocimiento de 21 de los voluntarios. Los participantes ten¨ªan que apretar un sensor cada dos segundos para hacer un seguimiento de esa desconexi¨®n; si dejaban de hacerlo, significaba que se hab¨ªan quedado inconscientes. ¡°Lo que vimos fue que cuando perd¨ªan la consciencia [cuando dejaban de apretar el sensor], la actividad entre el c¨®rtex, que es un ¨¢rea del cerebro m¨¢s superficial, y el subc¨®rtex, que es m¨¢s profunda, se desincronizaban¡±, explica Fern¨¢ndez Candil.
El neur¨®logo Jes¨²s Pujol, que tambi¨¦n ha participado en el estudio, explica el hallazgo: ¡°La vigilia y el sue?o son dos estados distintos: lo que rige la actividad mental del primero son los est¨ªmulos, lo que vemos y percibimos; lo que rige la actividad del segundo son las inquietudes, el malestar, el hambre¡ Para pasar de un estado a otro, es necesario que las dos partes del cerebro se desincronicen y se vuelvan a sincronizar con una nueva organizaci¨®n¡±. Como en un coche, dice, que para cambiar de la primera marcha a la segunda hay que pisar el embrague y levantarlo para saltar a esa velocidad.
100 segundos
En el estudio, el tiempo de paso de la vigilia al sue?o fue de una media de 100 segundos, aunque los investigadores matizan que el tiempo var¨ªa seg¨²n la velocidad a la que inyectes el preparado anest¨¦sico ¡ªen su caso, fue muy paulatino¡ª y en la pr¨¢ctica cl¨ªnica suele ser un espacio temporal m¨¢s corto. Pujol se?ala, no obstante, que esta transici¨®n revela que el tr¨¢nsito entre vigilia y sue?o es ¡°largo¡±: ¡°La idea de caer dormido parece que es algo brusco, pero el cerebro se toma su tiempo¡±.
En ese tr¨¢nsito de 100 segundos, en cualquier caso, los investigadores encontraron el instante decisivo de la p¨¦rdida de consciencia. Ahora solo falta trasladarlo a la pr¨¢ctica cl¨ªnica diaria. Pero queda recorrido. ¡°En el estudio ten¨ªamos las im¨¢genes de c¨®mo se comporta el cerebro mientras ponemos la anestesia. En la pr¨¢ctica diaria no podemos tener una resonancia magn¨¦tica en cada quir¨®fano, pero s¨ª tener un aparato que nos permita hacer el seguimiento del electroencefalograma del paciente¡±, se?ala Fern¨¢ndez Candil. En una fase siguiente de la investigaci¨®n, los cient¨ªficos del Hospital del Mar quieren correlacionar los datos cl¨ªnicos ¡ªel momento en el que paciente dej¨® de pulsar el sensor¡ª y las im¨¢genes de las resonancias con los de los datos del electroencefalograma para localizar cambios en la actividad el¨¦ctrica del cerebro que permitan interpretar con precisi¨®n el estado de vigilia o sue?o de los pacientes.
¡°Este estudio es muy importante. El poder determinar cu¨¢ndo se va a producir ese tiempo de hipnosis nos permitir¨¢ saber qu¨¦ dosificaci¨®n corresponde para no sobredosificar. Cuando sean capaces de filtrar los datos de las resonancias, nos permitir¨¢ llevar este hallazgo a las trincheras, a los quir¨®fanos¡±, se?ala Fernando Iturri, neuroanestesi¨®logo de la Sociedad Espa?ola de Anestesiolog¨ªa y Reanimaci¨®n (SEDAR), que no ha participado en el estudio.
¡°A m¨ª lo que me parece muy bonito es que el estudio justifica muchas de las experiencias de lso pacientes que se han sometido a la anestesia con propofol, que despiertan euf¨®ricos y refieren experiencias on¨ªricas o sue?os vividos. Esto es por la disociaci¨®n que se produce en ese momento entre la corteza y el sistema por defecto, que es una red neuronal que funciona de forma inconsciente, como una vida interna del cerebro. Cuando disminuye la conciencia es el que m¨¢s act¨²a¡±, reflexiona Jes¨²s Porta, vicepresidente de la Sociedad Espa?ola de Neurolog¨ªa.
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