¡°Los asteroides pueden ayudar a responder la gran pregunta de c¨®mo surgi¨® la vida¡±
La cient¨ªfica Naomi Murdoch forma parte de una misi¨®n de seguimiento de la Agencia Espacial Europea para estudiar si estos fragmentos son una amenaza real para nuestro planeta
Los asteroides ?fragmentos sobrantes de la formaci¨®n de los planetas interiores? son objetos que suscitan gran curiosidad en quienes desean conocer los elementos constitutivos del Sistema Solar y rastrear la qu¨ªmica de la vida. Adem¨¢s, se est¨¢ considerando la posibilidad de extraer metales de ellos, pero una de las razones fundamentales por las cuales los cient¨ªficos estudian estos antiguos desechos espaciales es que pueden ocasionar da?os a la Tierra. Por ello, la NASA est¨¢ planificando para 2022 una misi¨®n de defensa planetaria que incluye enviar una nave espacial para que choque contra un asteroide cercano con el fin de comprobar si ser¨ªa posible desviarlo en caso de que su trayectoria lo llevara a colisionar con este planeta.
Naomi Murdoch, escocesa de 36 a?os, cient¨ªfica especializada en la evoluci¨®n geof¨ªsica de los asteroides del Instituto Superior de la Aeron¨¢utica y del Espacio ISAE-SUPAERO de Francia, forma parte de una misi¨®n de seguimiento de la Agencia Espacial Europea. Murdoch explica a la revista Horizon que, tras el impacto, la misi¨®n determinar¨¢ las caracter¨ªsticas del asteroide para dise?ar estrategias con las que hacer frente a cualquier asteroide que pudiera amenazar la Tierra. Aunque la cient¨ªfica advierte de que aunque no hay peligro de que un gran meteorito rocoso acabe con la vida en la Tierra, s¨ª que puede causar da?os considerables.
Pregunta. ?En qu¨¦ radica el inter¨¦s por los asteroides?
Respuesta. Los asteroides contienen pistas de c¨®mo se form¨® nuestro sistema solar. Su constituci¨®n f¨ªsica y su composici¨®n tambi¨¦n pueden ayudar a responder la gran pregunta de c¨®mo surgi¨® la vida.
P. ?Cu¨¢ntos hemos identificado y de qu¨¦ se componen?
R. Hasta ahora hemos identificado m¨¢s de un mill¨®n de asteroides, pero en el espacio hay decenas, si no cientos de millones que desconocemos. Esto se debe a que, a diferencia de las estrellas, los asteroides no emiten luz propia, sino que solamente reflejan la solar, de manera que muchos de los m¨¢s peque?os son dif¨ªciles de distinguir. Su composici¨®n depende de d¨®nde se formaron en el sistema sv olar. Los que lo hicieron m¨¢s cerca del Sol son los que m¨¢s han sufrido los efectos del calor, lo cual ha hecho que pierdan materia que podr¨ªa haber sido muy interesante de estudiar. Pero los m¨¢s abundantes son los asteroides de tipo C (carbon¨¢ceos), compuestos probablemente por rocas arcillosas y sil¨ªceas, que se formaron en la zona m¨¢s alejada de nuestra estrella y que se encuentran entre los objetos m¨¢s antiguos del sistema solar. Sin embargo, son dif¨ªciles de detectar debido a su color relativamente oscuro.
¡°Hay much¨ªsimos m¨¢s asteroides peque?os que grandes y, debido a su tama?o, son dif¨ªcil de detectar y de seguir¡±
Luego tenemos variantes m¨¢s brillantes. Los de tipo M (met¨¢licos), compuestos principalmente de hierro, se encuentran sobre todo en la secci¨®n intermedia del cintur¨®n de asteroides (situado m¨¢s o menos entre Marte y J¨²piter). El tipo S [stony, es decir, rocosos], que contiene materiales sil¨ªceos y n¨ªquel-hierro, se encuentra por lo general en el interior del cintur¨®n de asteroides.
La mayor¨ªa de los meteoritos [un peque?o fragmento de un asteroide o de un cometa que sobrevive al viaje a trav¨¦s de la atm¨®sfera terrestre] que se encuentran en la Tierra son met¨¢licos o rocosos. El tipo carbon¨¢ceo es m¨¢s dif¨ªcil de encontrar en la superficie terrestre, a no ser que el asteroide fuese bastante grande, ya que tiene que sobrevivir a la atm¨®sfera de nuestro planeta sin sufrir una combusti¨®n total. En resumen, los tipos de meteoritos que encontramos en la tierra no tienen por qu¨¦ ser representativos del tipo de asteroides que podr¨ªan chocar con nuestra atm¨®sfera.
P. ?Qu¨¦ tipo de asteroides preocupa a los cient¨ªficos por el peligro que representa?
R. En principio, un asteroide de cualquier tama?o podr¨ªa chocar con nosotros, pero los m¨¢s grandes son f¨¢ciles de detectar. La mayor¨ªa los hemos identificado y no suponen un peligro. Hay much¨ªsimos m¨¢s asteroides peque?os que grandes, y debido a su tama?o, son dif¨ªciles de detectar y de seguir. Tenemos que buscarlos varias veces para precisar su ¨®rbita y saber d¨®nde se van a encontrar en el espacio.
Nuestra atenci¨®n se centra en los asteroides peque?os, que miden entre 100 y 500 metros. Esta horquilla de tama?o probablemente sea la m¨¢s peligrosa, porque podr¨ªa causar da?os importantes en la Tierra, por ejemplo, a escala regional o nacional. Pero todav¨ªa no sabemos d¨®nde se encuentran todos. Por eso los asteroides de este rango de tama?o son clave para la defensa de la Tierra, ya que existe el peligro de que un d¨ªa descubramos que uno que no sab¨ªamos que exist¨ªa se dirige hacia nosotros.
Los cient¨ªficos espaciales intentan mejorar nuestra capacidad de detectar estos asteroides m¨¢s peque?os para luego valorar si constituyen una amenaza y, por ¨²ltimo, si tenemos que intentar desviar el objeto.
Como parte del proyecto NEO-MAPP, estamos contribuyendo a la preparaci¨®n de estas misiones de defensa planetaria, mejorando los instrumentos espaciales relacionados con la medici¨®n de las propiedades de la estructura superficial, subsuperficial e interna de los asteroides, ya que estos par¨¢metros ser¨¢n los que determinen el ¨¦xito o el fracaso de una misi¨®n de desviaci¨®n. Otro objetivo es generar un mayor conocimiento sobre el aterrizaje en un asteroide, las consecuencias del entorno de baja gravedad de estos objetos, y c¨®mo interpretar los datos registrados durante las interacciones en la superficie.
¡°Los asteroides que podr¨ªa impactar contra nosotros se encuentran fundamentalmente en la horquilla de entre 100 y 500 metros de tama?o
P. Una vez que han detectado un asteroide que quieren explorar, ?c¨®mo hacen para aterrizar en ¨¦l?
R. Antes de las primeras misiones espaciales, sol¨ªa creerse que los asteroides no eran m¨¢s que insulsos trozos de roca, pero empezamos a darnos cuenta de que, en realidad, son mucho m¨¢s interesantes. Tienen su propia historia evolutiva, la cual es muy importante para entender el Sistema Solar en general.
La ¨²nica manera de comprobar las propiedades mec¨¢nicas y f¨ªsicas de un asteroide es tocarlo e interactuar directamente con ¨¦l, pero no conocemos bien la superficie real de estos objetos, en los cuales hay un entorno de baja gravedad. Es un lugar verdaderamente extra?o, normalmente cubierto de materia granular como arenas, rocas y cantos rodados, dependiendo del tipo de asteroide y de su tama?o. Todo indica que, en ese entorno de baja gravedad, este material granular se comporta de manera mucho m¨¢s parecida a un fluido que como se comportar¨ªa el mismo material en la Tierra.
Por eso, los aterrizajes de misiones anteriores han tenido diferentes grados de ¨¦xito, as¨ª que ahora estamos estudiando qu¨¦ ocurre al aterrizar en condiciones gravitacionales similares a las de estos asteroides.
P. Usted forma parte de la misi¨®n Hera de la Agencia Espacial Europea, que ser¨¢ la continuaci¨®n de la misi¨®n DART de la NASA en un sistema binario de asteroides. ?Qu¨¦ esperan conseguir con ellas?
R. DART es una futura misi¨®n de defensa planetaria dise?ada para colisionar con un asteroide cercano a la Tierra llamado Dimorphos que orbita como una luna alrededor del asteroide Didymos, mayor que ¨¦l. La idea es comprobar si la ¨®rbita de Dimorphos se puede desviar. En los d¨ªas que sigan sabremos si la desviaci¨®n ha tenido ¨¦xito o no. Entonces, Hera estudiar¨¢ y caracterizar¨¢ la pareja de asteroides y el cr¨¢ter resultante.
La nave principal de Hera no tocar¨¢ la superficie y realizar¨¢ las investigaciones orbitando alrededor de los asteroides. Sin embargo, unos minisat¨¦lites llamados cubesats aterrizar¨¢n en esa luna. Uno de ellos, por ejemplo, orbitar¨¢ para estudiar el asteroide (su instrumento principal es un radar para explorar su interior) y luego descender¨¢ a la superficie. La parte del aterrizaje de la misi¨®n es un ¡°extra¡± para la ciencia (ya que no es necesario para cumplir los objetivos de la misi¨®n), pero extremadamente interesante para caracterizar las propiedades f¨ªsicas del asteroide.
La idea de estas misiones es poner a prueba un m¨¦todo de desviaci¨®n clave, y entender el blanco al que se dirigen. Aunque Dimorphos no constituye una amenaza para la Tierra, su tama?o es m¨¢s o menos el mismo que el de los asteroides que s¨ª podr¨ªan representar un peligro. Lo que queremos es disponer de un experimento a gran escala bien caracterizado que podamos utilizar para extrapolarlo a cualquier otra eventual amenaza de un asteroide. Para ello tenemos que adquirir conocimiento sobre nuestros objetivos, incluida su forma y su densidad, el tama?o del cr¨¢ter de impacto y el nivel de detritos generados tras la colisi¨®n.
Midiendo las propiedades f¨ªsicas y caracterizando el objetivo en detalle podremos calibrar nuestros modelos matem¨¢ticos del impacto. Si alg¨²n d¨ªa un asteroide que pueda suponer una amenaza se cruza en nuestro camino, podremos utilizar estos modelos para predecir lo que puede pasar si intentamos desviarlo.
Otra parte de Hera es el plan para echar un vistazo al interior de la luna. Creo que ser¨¢ muy emocionante ver qu¨¦ hay all¨ª, porque eso nos dir¨¢ mucho sobre la historia de la pareja de asteroides.
¡°La ¨²nica manera de comprobar las propiedades mec¨¢nicas y f¨ªsicas de un asteroide es tocarlo e interactuar directamente con ¨¦l, pero no conocemos bien la superficie real de estos objetos
P. Es decir, que nos estamos preparando para hacer frente a cualquier asteroide que pudiera causar da?o a la Tierra. Pero ?qu¨¦ probabilidades hay de que un asteroide nos aniquile?
R. Asteroides peque?os, incluidos cuerpos lo bastante diminutos para llamarlos polvo espacial, chocan con nuestra atm¨®sfera cada d¨ªa. Son las estrellas fugaces. La probabilidad de que un asteroide cause da?os a gran escala es muy peque?a. La horquilla de tama?o entre los 100 y los 500 metros es la m¨¢s peligrosa. Por eso los cient¨ªficos estamos trabajando en ella. En general, podemos dormir tranquilos sabiendo que es extremadamente improbable que un asteroide vaya a aniquilarnos.
Este art¨ªculo ha sido originalmente publicado en ingl¨¦s en Horizon, la revista de investigaci¨®n e innovaci¨®n de la UE. La investigaci¨®n de este art¨ªculo fue financiada por la UE.
Traducci¨®n de NewsClips.
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