La guerra en Ucrania provoca la peor crisis espacial de la historia de Europa
La Agencia Espacial Europea eval¨²a c¨®mo dejar de depender de Rusia, algo que puede reforzar su pujanza en el sector
Fernando Rull a¨²n est¨¢ asimilando que el proyecto al que ha dedicado los ¨²ltimos 20 a?os de trabajo se ha quedado varado por la guerra en Ucrania. Este f¨ªsico granadino lidera uno de los instrumentos del Rosalind Franklin, el mayor veh¨ªculo de exploraci¨®n marciana que ha desarrollado Europa y el primero capaz de perforar el suelo de Marte para buscar vida subterr¨¢nea. Desde hace unas semanas el rover est¨¢ sellado y listo para salir al espacio, pero su lanzamiento ¡ªprevisto en un cohete ruso para septiembre¡ª se va a retrasar a?os debido a las sanciones a Rusia. ¡°Es un impacto tremendo, doloros¨ªsimo, pero la guerra necesita esta respuesta de Europa, es lo prioritario¡±, resalta Rull.
Los 22 pa¨ªses de la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en ingl¨¦s) ¡ªEspa?a es uno de ellos¡ª han suspendido esta misi¨®n desarrollada en colaboraci¨®n con Rusia y en la que ya han gastado m¨¢s de 1.300 millones de euros.
Marte y la Tierra se alinean cada dos a?os, lo que hace que la distancia a recorrer por una nave sea la m¨ªnima. Por ello, perder una oportunidad de lanzamiento implica esperar otros dos a?os. Ahora se contemplan tres posibilidades. Una es dejar todo tal y como est¨¢, esperar que la crisis en Ucrania se resuelva pronto y pensar que el Rosalind Franklin pueda despegar a bordo de un cohete ruso Soyuz en 2024, lo que parece muy improbable. ¡°Si nos vamos a 2026 cambiando de cohete tendr¨ªamos que desarrollar tambi¨¦n un sistema de aterrizaje completo, que era otra de las contribuciones de Rusia adem¨¢s del Soyuz¡±, detalla Rull. Esto es mucho m¨¢s complejo de lo que suena: solo EE UU y China han conseguido aterrizar un rover en Marte con ¨¦xito en el ¨²ltimo medio siglo. ¡°Habr¨ªa que abrir el veh¨ªculo, que ha sido desinfectado, e incluir los nuevos componentes. Menos de cuatro a?os es muy poco tiempo para hacer todo eso¡±, advierte Rull. Para el investigador, la opci¨®n m¨¢s realista es esperar a 2028 y lanzar con un cohete europeo, lo que implica modificar profundamente la misi¨®n. ¡°Todo instrumento se degrada con el tiempo y seis a?os es demasiado. Estar¨ªamos lanzando al espacio algo mucho m¨¢s antiguo que ahora¡±, lamenta.
En estos momentos, miles de ingenieros y cient¨ªficos que trabajan con la ESA est¨¢n haciendo una evaluaci¨®n exhaustiva de qu¨¦ ponen Rusia y Ucrania en cada uno de los much¨ªsimos programas que hay en marcha. Hay que revisar cada pieza, cada l¨ªnea de programaci¨®n inform¨¢tica y cada material usado en los componentes de un sinf¨ªn de sat¨¦lites, sondas rob¨®ticas, paneles solares, cohetes. Hay ejemplos rocambolescos. Es muy trabajoso determinar si el titanio empleado en un componente que se ha ensamblado en un pa¨ªs ¡°amigo¡± proviene de Rusia. Otra crisis importante: los sat¨¦lites hay que transportarlos hasta el lugar de lanzamiento en enormes aviones especializados. En muchos casos se usaban Antonov de fabricaci¨®n rusa y ucrania. Hay otras alternativas, como el Beluga europeo. El problema es que no hay aviones suficientes para todos los sat¨¦lites en cola. Se puede transportar por barco, pero esto alarga el viaje 14 d¨ªas, con lo que se puede perder el puesto de lanzamiento. Es dif¨ªcil encontrar una situaci¨®n similar desde los comienzos de la exploraci¨®n espacial en Europa en la d¨¦cada de los cincuenta del pasado siglo.
¡°Al igual que el transporte, la energ¨ªa o la alimentaci¨®n, el sector espacial ha sufrido fuertes roturas de las cadenas de suministro que obligan a modificar el calendario de muchos programas¡±, advierte Jorge Lomba, jefe de Espacio del Desarrollo Tecnol¨®gico Industrial, el organismo del Gobierno que gestiona la participaci¨®n de Espa?a en las misiones de la ESA. El coste econ¨®mico de estos retrasos se cifrar¨¢ en cientos de millones de euros y si Europa quiere independizarse de Rusia en el espacio, necesitar¨¢ una inversi¨®n adicional de varios miles de millones, estima este experto.
Europa no tiene reemplazo para los cohetes y naves Soyuz, algo que afecta a la ESA y a muchas empresas. Tampoco hay alternativa a las c¨¢psulas Soyuz que sirven para llevar astronautas al espacio. La gran esperanza es el Ariane 6 desarrollado por la ESA, que sigue en pruebas y tiene previsto su primer vuelo a finales de a?o. Tambi¨¦n hay cohetes Vega de menor tama?o, pero la situaci¨®n tambi¨¦n es cr¨ªtica. Solo quedan tres ya construidos y no se sabe si se podr¨¢n fabricar m¨¢s, porque este artefacto lleva motores RD-843 fabricados en ciudades de Ucrania que actualmente est¨¢n bajo las bombas. Los cohetes indios y chinos tambi¨¦n llevan partes rusas. La ¨²nica alternativa posible a corto plazo es comprar cohetes Falcon a la empresa Space X de Elon Musk, aunque es posible que muchas unidades est¨¦n ya comprometidas. La empresa de este magnate tambi¨¦n fabrica c¨¢psulas Dragon que podr¨ªan reemplazar a las Soyuz.
¡°A corto plazo va a haber un sobrecoste, pero ahora el objetivo es hacerlo todo nosotros, de forma que a medio plazo puede ser beneficioso¡±Jorge Lomba, jefe de Espacio del Desarrollo Tecnol¨®gico Industrial
Las sanciones tambi¨¦n golpean fuerte a la exploraci¨®n espacial. La misi¨®n de exploraci¨®n conjunta de la Luna entre la ESA y Rusia ha quedado suspendida y se est¨¢ analizando qu¨¦ hacer con los cient¨ªficos rusos que participan en las misiones BepiColombo e Integral, que est¨¢n en operaci¨®n. En un limbo similar est¨¢ Euclid, un telescopio espacial de 600 millones de euros que analizar¨¢ miles de galaxias para intentar responder qu¨¦ son dos de los principales componentes del universo: la materia oscura y la energ¨ªa oscura. ¡°La situaci¨®n es muy incierta¡±, reconoce Crist¨®bal Padilla, investigador del Instituto de F¨ªsica de Altas Energ¨ªas y miembro de la misi¨®n. ¡°Desde el comienzo de la guerra hemos determinado que la opci¨®n m¨¢s factible es lanzar en un Ariane 6 en lugar de en un Soyuz¡±, detalla. Esto obligar¨¢ a retrasar el lanzamiento, previsto para principios de 2023. ¡°El Ariane 6 vibra m¨¢s que el Soyuz, con lo que hay que hacer una serie de estudios y construir un atenuador para que el sat¨¦lite no sufra da?os¡±, resalta Padilla. Es un problema al que se enfrentan otras misiones que iban a usar Soyuz, como varios nuevos sat¨¦lites del GPS europeo Galileo.
La ESA espera tener este mismo mes un primer informe del impacto de las sanciones en todas sus misiones para que los pa¨ªses miembros se re¨²nan en un consejo extraordinario y puedan decidir qu¨¦ camino a seguir y cu¨¢nto dinero est¨¢n dispuestos a pagar para salir de esta crisis. En el caso de ExoMars, el informe llegar¨¢ en octubre.
¡°A pesar de lo que pueda parecer, esta situaci¨®n puede ser buena para Europa¡±, opina Lomba. ¡°A corto plazo va a haber un sobrecoste, pero ahora el objetivo es hacerlo todo nosotros, de forma que a medio plazo puede ser beneficioso porque dejaremos de depender de otros pa¨ªses; Europa saldr¨ªa reforzada¡±, a?ade.
Si hay un programa que por ahora sobrevive a la enorme tensi¨®n de la guerra es el de la Estaci¨®n Espacial Internacional, esa nave a 400 kil¨®metros de la superficie de la tierra donde conviven astronautas rusos, estadounidenses y europeos y que hasta ahora ha continuado operando con normalidad, incluidos viajes con tripulaciones mixtas. Desde su puesta en ¨®rbita en 1998, la Estaci¨®n Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en ingl¨¦s) ha sido un ejemplo de cooperaci¨®n en el espacio de pa¨ªses a veces enfrentados en lo econ¨®mico y militar, pero no est¨¢ nada claro hasta cu¨¢ndo va a durar. El director de la agencia espacial rusa, Dimitri Rogozin, ha llegado a amenazar con que podr¨ªa caer al mar y m¨¢s recientemente ha dicho que el proyecto no puede seguir adelante si el bloque occidental mantiene las sanciones econ¨®micas. El acuerdo actual es mantener la estaci¨®n operativa dos a?os m¨¢s, hasta 2024. Antes de la guerra, EE UU y Europa eran partidarios de ampliar el plazo hasta 2030. Ahora es probable que el conflicto cambie tambi¨¦n el futuro de este puesto avanzado internacional en el espacio.
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