El cerebro est¨¢ m¨¢s caliente de lo que se pensaba
La temperatura de nuestra materia gris oscila entre los 36 y los 41 grados a lo largo del d¨ªa, seg¨²n un nuevo estudio
Hasta hace unos d¨ªas ignor¨¢bamos que existen ¨¢reas de nuestro cerebro mucho m¨¢s calientes de lo que cabr¨ªa esperar. Tanto que cada d¨ªa llegan a alcanzar 41 ¨® 42 grados de temperatura, seg¨²n sacaba a la luz un art¨ªculo en la revista Brain.
Claro que el cerebro no arde a estos niveles las 24 horas. A lo largo del d¨ªa, y en funci¨®n de la actividad neuronal, la temperatura fluct¨²a. Concretamente, entre los voluntarios sanos tomados como control para el estudio, la temperatura cerebral oscil¨® entre los 36 y los 41 grados, con 38,5 grados de media. Por otro lado, en los pacientes que hab¨ªan sufrido da?os cerebrales por traumatismo, la temperatura oscil¨® a¨²n m¨¢s, entre los 32,6 y los 42,3 grados, sin alterar la media.
Parece indiscutible que la temperatura cerebral excede en m¨¢s de dos grados la temperatura registrada de forma habitual en la boca o las axilas (alrededor de 36 grados). La duda es: ?por qu¨¦?
C¨¦lulas como fuente de calor
Nuestra temperatura corporal depende casi exclusivamente de la actividad de los org¨¢nulos que producen la energ¨ªa en nuestras c¨¦lulas: las mitocondrias.
En la intensa actividad de estas centrales energ¨¦ticas celulares para generar ATP ¡ªla mol¨¦cula comod¨ªn, necesaria para que todo funcione¡ª se produce mucho calor. Y es precisamente ese calor el que mantiene la temperatura corporal. Adem¨¢s, las mitocondrias presentan una serie de prote¨ªnas que disipan energ¨ªa. Estas prote¨ªnas, conocidas como UCP (o prote¨ªnas desacoplantes), son muy abundantes en tejido graso, especialmente en el pardo.
Las neuronas y las c¨¦lulas que las acompa?an (conocidas como gl¨ªa) consumen una gran cantidad de energ¨ªa y mantienen una alta actividad mitocondrial. De hecho, pese a suponer tan solo el 2% del peso de una persona adulta, el cerebro acapara el 20% de toda la energ¨ªa que consumimos a lo largo del d¨ªa. En reci¨¦n nacidos puede subir hasta el 80%.
Las neuronas suponen tan solo el 2% del peso de una persona adulta, pero el 20% de toda la energ¨ªa
Por tanto, no es extra?o que semejante consumo venga acompa?ado de una alta generaci¨®n de calor. Igual que ocurre con nuestros m¨²sculos cuando los ponemos en funcionamiento con el ejercicio, a m¨¢s energ¨ªa consumida, m¨¢s calor.
De hecho, las c¨¦lulas del cerebro contienen mitocondrias ricas en UCP. Estas prote¨ªnas han sido asociadas con la supervivencia celular, ya que reducen el da?o celular frente a los cambios en la actividad metab¨®lica.
La temperatura fluct¨²a
No es el primer estudio que sugiere que tanto la temperatura corporal como la del cerebro fluct¨²an a lo largo del d¨ªa.
La temperatura cerebral es mayor durante la ma?ana, decae a lo largo de la tarde y alcanza sus m¨ªnimos durante la noche. Adem¨¢s, las fluctuaciones tambi¨¦n dependen de las actividades que estemos realizando. Las zonas que m¨¢s variaci¨®n presentan son las m¨¢s profundas, incluyendo aquellas donde reside la memoria, como el hipot¨¢lamo.
En este estudio se encontr¨® que los pacientes v¨ªctimas de traumatismos cerebrales pierden parte de esta capacidad de fluctuaci¨®n en la temperatura. Esa p¨¦rdida de capacidad se ha relacionado con un aumento en el riesgo de muerte, posiblemente por disfunciones de la actividad mitocondrial.
El cerebro de las mujeres est¨¢ m¨¢s caliente
Por lo general, las mujeres presentan mayor temperatura cerebral que los hombres. Sobre todo durante la fase l¨²tea, es decir, entre la ovulaci¨®n y la menstruaci¨®n. Todo apunta a que el ciclo menstrual y la fluctuaci¨®n de hormonas influyen en la actividad neuronal, y eso queda reflejado en la temperatura cerebral.
Por otro lado, en personas mayores se ha detectado un aumento de temperatura en algunas zonas del cerebro, especialmente las relacionadas con la memoria. Simult¨¢neamente, otros estudios han mostrado que se produce un descenso de temperatura en otras zonas, posiblemente debido a defectos en la circulaci¨®n de sangre y de l¨ªquido cefalorraqu¨ªdeo.
La circulaci¨®n sangu¨ªnea sirve para regular la temperatura corporal, especialmente del cerebro. Por eso nos quedamos p¨¢lidos cuando el ambiente es fr¨ªo: porque la circulaci¨®n se retrae de la piel, evitando as¨ª que el calor se pierda. Por el contrario, la circulaci¨®n en la piel aumenta cuando hace calor, para poder disipar la temperatura corporal mediante la sudoraci¨®n.
Puede da?ar las neuronas
Una de las mayores preocupaciones cuando sube la fiebre es controlarla para evitar, entre otras cosas, que se produzca da?o cerebral. Ahora ya sabemos que ciertas zonas del cerebro est¨¢n m¨¢s calientes que el resto del cuerpo. Por ello, un aumento de la temperatura corporal debido a la fiebre puede hacer que ciertas partes del cerebro, las m¨¢s calientes, no puedan disipar bien el calor y se produzca da?o celular.
Aunque este es un aspecto controvertido, algunos estudios ya han presentado evidencias que demuestran da?o neuronal tras fen¨®menos de hipertermia.
Los estudios sobre la temperatura del cerebro abren la posibilidad de abordar de una manera m¨¢s apropiada los fen¨®menos asociados con la disfunci¨®n mitocondrial, la acumulaci¨®n de prote¨ªnas da?adas y las enfermedades neurodegenerativas (p¨¢rkinson, alzh¨¦imer, etc.), permitiendo as¨ª un mejor y m¨¢s r¨¢pido diagn¨®stico de estas enfermedades.
Guillermo L¨®pez Lluch es catedr¨¢tico del ¨¢rea de Biolog¨ªa Celular en la Universidad Pablo de Olavide.
Este art¨ªculo fue publicado originalmente en The Conversation. Aqu¨ª puede leer el original.
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