?scar Mar¨ªn, neurocient¨ªfico: ¡°Variando peque?as piezas de la corteza cerebral se generan capacidades de superh¨¦roe¡±
El investigador espa?ol ha iluminado el funcionamiento del cerebro humano e ingresar¨¢ por ello en la prestigiosa Royal Society del Reino Unido, a la que pertenecieron Darwin y Einstein
El padre de la neurociencia mundial, el espa?ol Santiago Ram¨®n y Cajal, inventaba preciosas met¨¢foras para divulgar lo que ¨¦l mismo descubr¨ªa a finales del siglo XIX con su microscopio, en animales o en cad¨¢veres de ni?os. Cajal escrib¨ªa que las neuronas, las c¨¦lulas protagonistas del cerebro, eran ¡°las misteriosas mariposas del alma¡±, que se comunicaban unas con otras a trav¨¦s de ¡°besos¡±. M¨¢s de un siglo despu¨¦s, el neurocient¨ªfico ?scar Mar¨ªn pone cifras en la poes¨ªa: 100.000 millones de neuronas en cada cr¨¢neo, con un promedio de 1.000 conexiones cada una. Es una cantidad de besos de mariposa inconcebible. El cerebro humano es tan complejo que es incapaz de imaginarse a s¨ª mismo.
Mar¨ªn, nacido en Madrid hace 51 a?os, dirige el Centro de Trastornos del Neurodesarrollo en el King¡¯s College de Londres. El pr¨®ximo 15 de julio ingresar¨¢ en la Royal Society del Reino Unido, una reputad¨ªsima instituci¨®n fundada en 1660 a la que pertenecieron genios como el naturalista Charles Darwin, el f¨ªsico Albert Einstein, la neur¨®loga Rita Levi-Montalcini y el propio Cajal. Los descubrimientos de Mar¨ªn han iluminado el funcionamiento de la corteza cerebral, esa sustancia gris en la que se concentran las caracter¨ªsticas m¨¢s humanas, como la imaginaci¨®n y el pensamiento. Su objetivo so?ado es revelar las causas de ¡°algunos de los trastornos psiqui¨¢tricos m¨¢s devastadores, como el autismo y la esquizofrenia¡±.
Pregunta. El artista ingl¨¦s Stephen Wiltshire, diagnosticado con autismo y s¨ªndrome del sabio, sobrevol¨® Madrid en helic¨®ptero en 2008 y luego dibuj¨® la ciudad entera de memoria. ?Qu¨¦ pasa en esos cerebros?
Respuesta. La respuesta correcta es que no lo s¨¦. El desarrollo de un ¨®rgano tan complejo como nuestro cerebro permite ese rango de variabilidades. Hay una receta para generar cerebros y existen muchas desviaciones de la misma que son compatibles con la vida. En algunos casos producen cerebros que reconocemos como patol¨®gicos y en otros casos, como este, cerebros que adquieren estas supercapacidades. Mi intuici¨®n, y esto es absolutamente especulativo, es que esos cerebros no son muy diferentes a los cerebros neurot¨ªpicos [sin trastornos del espectro autista], pero han adquirido durante el desarrollo alg¨²n tipo de capacidad, en este caso la capacidad de fijar patrones de forma muy r¨ªgida.
P. Hay otras personas con s¨ªndrome del sabio que escuchan una canci¨®n una vez y ya la pueden tocar de memoria.
R. S¨ª, es el o¨ªdo absoluto, esa capacidad de recrear notas musicales sin ning¨²n tipo de problema. Yo creo que esa corteza cerebral no es muy diferente de la tuya o de la m¨ªa. Es realmente fascinante que nuestro genoma codifique una variabilidad tan enorme de comportamientos, simplemente variando peque?as piezas de ese puzle incre¨ªble de nuestra corteza cerebral. A partir de cambios en no m¨¢s de unas decenas de genes, se genera una estructura pr¨¢cticamente id¨¦ntica desde el punto de vista morfol¨®gico, pero con una capacidad de superh¨¦roe, por as¨ª decirlo.
Existe la idea generalizada de que el cerebro es como un ordenador y se pueden reponer piezas, pero en el desarrollo cerebral nada funciona as¨ª
P. A usted le han elegido miembro de la Royal Society por sus descubrimientos sobre las migraciones y las conexiones de las neuronas en la corteza cerebral, especialmente las inhibidoras.
R. S¨ª, hay dos tipos de neuronas, las excitadoras y las inhibidoras, que son como el yin y el yang. Tiene que existir un balance muy preciso para que funcione la corteza cerebral. Se supon¨ªa que todas estas neuronas nac¨ªan en el mismo sitio, que se formaban in situ, pero descubrimos que las neuronas inhibidoras no nacen donde la mayor¨ªa de las neuronas de la corteza, que son las excitadoras, sino que nacen en otra regi¨®n del cerebro embrionario y migran una distancia muy larga para llegar hasta la corteza.
P. ?Cu¨¢nto dura este viaje?
R. En humanos tardan semanas en llegar a su destino final. O sea que la corteza tiene una especie de poblaci¨®n de c¨¦lulas residentes ¡ªlas aut¨®ctonas de la corteza cerebral, por as¨ª decirlo, que son las excitadoras¡ª y una poblaci¨®n muy grande de c¨¦lulas inhibidoras que inmigran y terminan colonizando esta zona. Hay aproximadamente cuatro neuronas excitadoras por cada una de las inhibidoras. La mayor parte de la computaci¨®n la hacen las c¨¦lulas piramidales, que son las excitadoras. Las inhibidoras son como un director de orquesta: se encargan de controlar el flujo de informaci¨®n entre las c¨¦lulas piramidales, que ser¨ªan los instrumentos. Coordinan que suenen cuando deben sonar y tambi¨¦n controlan su volumen: la cantidad de informaci¨®n que transmiten. Cuando las inhibidoras no funcionan, hay una actividad descontrolada en la corteza y epilepsia.
P. Y ese director de orquesta llega migrando desde fuera de la corteza.
R. Exactamente
P. Es como el director venezolano Gustavo Dudamel.
P. Como Dudamel en la Filarm¨®nica de Los ?ngeles, efectivamente. Es una forma muy bonita de generar una estructura nueva en el cerebro. Tienes dos estructuras que est¨¢n funcionando de manera independiente, y de repente, a partir de una mutaci¨®n, una poblaci¨®n de c¨¦lulas se convierte en migradora y se incorpora a la otra estructura. Y eso genera oportunidades en la manera de gestionar la informaci¨®n, oportunidades que no exist¨ªan cuando la poblaci¨®n era mucho m¨¢s homog¨¦nea.
P. ?Qu¨¦ tipo de oportunidades?
R. Debe representar una ventaja evolutiva suficientemente grande como para que un sistema tan complicado se haya conservado durante millones de a?os de evoluci¨®n. Porque, cuanto m¨¢s grande es el cerebro, m¨¢s larga es la distancia que tienen que recorrer estas neuronas y mayor es la probabilidad de error: que las c¨¦lulas no lleguen a su sitio, que no se coloquen bien o que tengan problemas. O sea que es un sistema complicado de entender en cuanto a eficiencia, pero esta mezcla de tipos neuronales en la corteza debe proporcionar una ventaja evolutiva muy importante. El paralelismo es que el talento es universal: las sociedades capaces de atraer talento de m¨¢s sitios son m¨¢s ricas y tienen mayor capacidad de generar cosas nuevas.
P. Esa migraci¨®n de directores de orquesta a la corteza cerebral tambi¨¦n puede generar problemas. Podr¨ªa estar detr¨¢s de algunos trastornos del desarrollo, como el autismo y la esquizofrenia.
R. S¨ª, y de la epilepsia. Casi cualquier cosa que falle en la corteza puede generar este tipo de problemas. Conceptualmente, el cambio m¨¢s importante desde que empezamos en este negocio hace 25 a?os ha sido que entonces pens¨¢bamos que cualquier mutaci¨®n que afectara al desarrollo de la corteza cerebral tendr¨ªa un impacto m¨¢s o menos homog¨¦neo. Ahora sabemos que, como esas dos poblaciones de neuronas tienen or¨ªgenes muy diferentes, expresan genes muy diferentes. Ahora sabemos que hay mutaciones que van a afectar al desarrollo de las c¨¦lulas excitadoras, que constituyen el 80% de las neuronas de la corteza. Cuando hay un problema en el desarrollo de esas c¨¦lulas normalmente se manifiesta de forma muy visible, como las macrocefalias o las microcefalias. Por el contrario, las personas que tienen autismo o esquizofrenia normalmente tienen un cerebro muy parecido macrosc¨®picamente al de las personas neurot¨ªpicas.
P. ?Y eso qu¨¦ implica?
R. Quiz¨¢ los problemas son mucho m¨¢s finos. A lo mejor hay genes que solo afectan a las neuronas inhibidoras y que, por lo tanto, crean problemas en la generaci¨®n de esas c¨¦lulas, en su migraci¨®n, en su conectividad. Cada vez sabemos m¨¢s acerca de qu¨¦ genes son importantes para desarrollar estas enfermedades. Lo que todav¨ªa no entendemos bien es en qu¨¦ momento y en qu¨¦ poblaci¨®n de c¨¦lulas producen esa desviaci¨®n del desarrollo normal del cerebro. Probablemente hay, como m¨ªnimo, 60 tipos de neuronas excitadoras y otros 60 tipos de neuronas inhibidoras en la corteza cerebral.
P. La plasticidad del cerebro es asombrosa.
R. Es realmente fascinante ver c¨®mo de pl¨¢stico es el cerebro. Haces experimentos muy radicales, en los que alteras cosas muy importantes, y aun as¨ª el cerebro en desarrollo tiene capacidad para adaptarse. Existe la idea generalizada de que el cerebro es como un ordenador. Uno entender¨ªa las enfermedades del desarrollo como que te falta una pieza del ordenador, as¨ª que simplemente con ponerla de vuelta ser¨ªa suficiente. En realidad, en el desarrollo del cerebro nada funciona as¨ª. Cuando falta una pieza, o est¨¢ en el sitio incorrecto, el resto del cerebro va a reorganizarse y reconectarse para intentar suplir esa funci¨®n. Y por eso hay gente que anda sin la mitad de la corteza cerebral o sin el cerebelo, cosas tan espectaculares y que en un cerebro adulto no ser¨ªan compatibles con la vida. Sin embargo, si ocurren durante el desarrollo, el cerebro se busca la manera de compensar esos d¨¦ficits. Por eso creo que va a ser muy complicado entender algunas de esas enfermedades, en las que seguramente lo que observamos es el producto final de un cambio inicial y la reorganizaci¨®n subsecuente del cerebro.
Los 15 espa?oles en la historia de la Royal Society
El 15 de julio será un día histórico para la ciencia española. Además del neurocientífico Óscar Marín, ingresarán en la prestigiosa Royal Society de Londres la genetista Irene Miguel Aliaga, barcelonesa de 49 años, y la inmunóloga Carola García de Vinuesa, nacida en Cádiz hace 52 años y criada en Madrid. Miguel Aliaga, investigadora del Imperial College de Londres, y García de Vinuesa, del también londinense Instituto Francis Crick, serán las primeras mujeres españolas que ingresan en la Royal Society, una sociedad científica fundada en 1660. Los tres nuevos fichajes se sumarán a otros tres miembros españoles actuales: el químico Avelino Corma y los genetistas Ginés Morata y Antonio García Bellido. Un portavoz de la Royal Society explica que en los archivos de la institución solo constan otros nueve miembros españoles, siete del siglo XVIII, como el marino Jorge Juan y Santacilia, más el neurocientífico Santiago Ramón y Cajal y el bioquímico Severo Ochoa, ambos ganadores del Nobel de Medicina.
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