Las guerras las ganan las bacterias
La resistencia bacteriana a los antibi¨®ticos se ha desbocado en Irak despu¨¦s de 40 a?os de conflictos armados
Desde el 22 de septiembre de 1980, cuando el entonces presidente iraqu¨ª Sadam Huse¨ªn lanz¨® su ofensiva contra el vecino Ir¨¢n, Irak ha vivido la guerra irano-iraqu¨ª (1980-1988), la invasi¨®n de Kuwait (1990), las dos guerras contra Estados Unidos (la de 1990-1991 y la de 2003-2011) y la violencia desatada por el Estado Isl¨¢mico (EI) desde 2014. Ni Huse¨ªn, que muri¨® ahorcado, ni Estados Unidos, que dej¨® el pa¨ªs peor de lo que se lo encontr¨®, ni los islamistas ganaron sus respectivas guerras. Solo las bacterias han ganado en cada una de ellas, con la aparici¨®n de resistencia a la mayor¨ªa de los antibi¨®ticos. Un peligro que no se queda tras sus fronteras.
La resistencia bacteriana a los antibi¨®ticos ya mata m¨¢s que el sida y la malaria y para 2050 morir¨¢n unos 12 millones de personas al a?o por culpa de las superbacterias. Aunque el an¨¢lisis gen¨¦tico ha demostrado que algunas bacterias hab¨ªan desarrollado defensas ya antes de que Alexander Fleming se encontrara con la penicilina, la principal causa de la resistencia ha sido el abuso y el mal uso de estos f¨¢rmacos. Pero hay otro frente abierto y ah¨ª tambi¨¦n se est¨¢ perdiendo la batalla: las guerras y, dejando a un lado a Palestina, no hay pa¨ªs que haya tenido m¨¢s de eso (40 a?os) en su historia reciente que Irak.
Un grupo de investigadores liderados por el microbi¨®logo de la Universidad Americana de Beirut (L¨ªbano) Antoine Abou Fayad ha revisado la evoluci¨®n de la resistencia bacteriana en Irak. No hay muchos datos de los ocho a?os de la guerra con Ir¨¢n, pero en su trabajo, reci¨¦n publicado en la revista m¨¦dica BMJ Global Health, menciona varios estudios con soldados iran¨ªes heridos en el frente, cuyas heridas hab¨ªan sido colonizadas por bacterias resistentes. La m¨¢s habitual era la Staphylococcus aureus, una de las m¨¢s mort¨ªferas si coincide con otra patolog¨ªa. La Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) la tiene en su lista de microbios m¨¢s peligrosos para los que urge encontrar nuevos antibi¨®ticos, al haber desarrollado resistencia a la meticilina y a la vancomicina.
¡°La resistencia bacteriana a los antibi¨®ticos siempre es m¨¢s agresiva y ca¨®tica durante los conflictos¡±Antoine Abou Fayad, microbi¨®logo de la Universidad Americana de Beirut, L¨ªbano
¡°La resistencia bacteriana a los antibi¨®ticos siempre es m¨¢s agresiva y ca¨®tica durante los conflictos¡±, dice Abou Fayad. ¡°Intervienen distintos factores: falta de microbi¨®logos, personal de enfermer¨ªa y m¨¦dicos, ausencia de diversas clases de antibi¨®ticos, personas desplazadas internamente y, adem¨¢s, est¨¢ la contaminaci¨®n por metales pesados. Estos pueden desencadenar resistencia a los antibi¨®ticos en las bacterias, ya que los metales pesados tambi¨¦n pueden matarlas de manera similar¡±, a?ade. Y estos metales abundan en la guerra: el cromo, el cobre, el plomo, el n¨ªquel y el zinc se utilizan para recubrir balas, misiles, ca?ones o veh¨ªculos militares. El plomo, el mercurio, el antimonio, el bario o el boro forman parte de la carga explosiva. Adem¨¢s, estos elementos persisten en el medio ambiente y tambi¨¦n pueden liberarse de los edificios destruidos. Ya desde la guerra de Vietnam se sabe que muchas especies bacterianas han desarrollado resistencia para combatir la toxicidad de los metales pesados.
Para los autores del estudio, la combinaci¨®n de todos esos factores con la cantidad y diversidad de heridas, los movimientos de los desplazados y los refugiados, adem¨¢s de las condiciones de los hospitales de campa?a, provocan una presi¨®n selectiva que favorece la aparici¨®n de superbacterias.
Fue con la repatriaci¨®n de los primeros soldados estadounidenses heridos durante la guerra de Irak de 2003-2011 (y tambi¨¦n de la de Afganist¨¢n, iniciada en 2001) cuando los medios y la ciencia occidental se hicieron eco del problema. A los hospitales de Estados Unidos llegaban militares con heridas que costaba cerrar y eso que la sanidad militar de ese pa¨ªs tomaba precauciones: el desbridamiento, la limpieza de las heridas que se hac¨ªa sobre el terreno, era muy exigente y se cortaba hasta donde hiciera falta para evitar su infecci¨®n. Adem¨¢s, el tratamiento con antibi¨®ticos solo se hac¨ªa previo cultivo, para elegir los m¨¢s adecuados.
Pero no pudieron evitar llevarse de Irak a los cuatro jinetes del apocalipsis bacteriano: la mencionada Staphylococcus aureus, pero tambi¨¦n a la Pseudomonas aeruginosa, naturalmente resistente a una gran variedad de antibi¨®ticos, la Klebsiella pneumoniae, uno de los visitantes indeseados de las UCI y la m¨¢s temida, la Acinetobacter baumannii. A esta superbacteria, a la que la OMS ha colocado en primer lugar de su lista por su resistencia generalizada, la llamaron los medios estadounidenses la iraqibacter. Centenares de soldados, de los 30.000 que fueron heridos en ambos conflictos, ten¨ªan alguna de estas bacterias cuando fueron tratados en hospitales estadounidenses. Varios de ellos sufrieron amputaciones, no como consecuencia directa de las heridas, sino por infecciones bacterianas, en particular por la A. baumannii, la Pseudomonas aeruginosa o una combinaci¨®n de ambas.
¡°La A. baumannii es la bacteria que mayor preocupaci¨®n tiene para la OMS, ya que las infecciones intrahospitalarias que produce llegan a alcanzar hasta un 40% de mortalidad¡±Antonio P¨¦rez Pulido, bi¨®logo molecular de la Universidad Pablo de Olavide
El bi¨®logo molecular de la Universidad Pablo de Olavide Antonio P¨¦rez Pulido ha secuenciado el genoma de decenas de muestras de A. baumannii. ¡°Es una bacteria que, antes de la guerra de Irak, no era muy conocida. Pero a ra¨ªz de las infecciones que caus¨® en heridos de guerra estadounidenses, y la contaminaci¨®n que esto provoc¨® en hospitales de campa?a, de bases europeas y en el propio territorio de Estados Unidos, se le empez¨® a prestar m¨¢s atenci¨®n¡±, cuenta. La preocupaci¨®n tiene un doble motivo: ¡°Por un lado, la bacteria empez¨® a adaptarse al ambiente hospitalario, y de hecho hay cient¨ªficos que creen que no es capaz de sobrevivir fuera de los hospitales. Esto lo consigue creando estructuras de resistencia denominadas biopel¨ªculas, por las cuales se agrega para sobrevivir en las superficies del material m¨¦dico, como pueden ser los respiradores. Por otro lado, es una bacteria que adquiere mucho material gen¨¦tico de su entorno, lo que le permite conseguir nuevas armas, como genes de virulencia y de resistencia. Por todo ello, en la actualidad es la bacteria que mayor preocupaci¨®n tiene para la OMS, ya que las infecciones intrahospitalarias que produce llegan a alcanzar hasta un 40% de mortalidad¡±, concluye.
Si eso provoc¨® en la primera potencia del mundo, ?cu¨¢l ser¨ªa la situaci¨®n en Irak, entre los civiles y miliares de todos los bandos iraqu¨ªes? Los autores lamentan que no haya datos globales. Pero s¨ª muchos estudios parciales, de hospitales concretos. Por ejemplo, un trabajo realizado en Bagdad con casi 500 heridos por atentados y enfrentamientos con los islamistas del Estado Isl¨¢mico en el primer semestre de 2015 identific¨® varias cepas A. baumannii en 96 de ellos. En el 87,5% de los casos, se trataba de bacterias con resistencia a una decena de familias de antibi¨®ticos. M¨¢s al norte, en Mosul, un trabajo realizado por M¨¦dicos Sin Fronteras en un hospital que montaron en 2018 mostr¨® que, en los primeros meses de funcionamiento, el 40% de los ingresados ten¨ªan una infecci¨®n bacteriana. En una nota de MSF, su asesora en resistencia a los antibi¨®ticos, Ernestina Repetto, aseguraba entonces: ¡°De las bacterias que se pudieron aislar, la gran mayor¨ªa ya demostraba un patr¨®n de multirresistencia, lo que reduce autom¨¢ticamente las opciones de tratamiento¡±.
La ciencia m¨¦dica sabe que lo primero que hay que hacer con un paciente que porte una superbacteria es aislarlo. Pero aunque era la pr¨¢ctica obligada en los hospitales militares de Estados Unidos, eso no impidi¨® la infecci¨®n nosocomial (las que un paciente contrae en el centro hospitalario). No hay datos de lo que ha podido pasar en los hospitales iraqu¨ªes. Abou Fayad recuerda que el problema no se ha quedado dentro de las fronteras de Irak. ¡°El descubrimiento del gen de la enzima NDM-1 fue en un paciente herido de guerra iraqu¨ª que fue a la India buscando ayuda m¨¦dica¡±, advierte.
El gen NDM-1 de la enzima beta-metalo-lactamasa, descubierto en 2009 en una cepa de la K. pneumoniae , hace que las bacterias que la generan sean resistentes a casi todos los antibi¨®ticos, incluidos los de ¨²ltimo recurso, como los carbapenemes. Lo peor es que este gen est¨¢ saltando a otras cepas y especies de bacterias por transferencia horizontal de genes.
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