?Enga?an a los monos los trucos de magia?
Un nuevo estudio indica que s¨ª, pero solo cuando compartimos habilidades motoras
El doctor barcelon¨¦s El¨ªas Garc¨ªa-Pelegr¨ªn ha conseguido aunar en su profesi¨®n investigadora sus dos mayores obsesiones: la magia y la cognici¨®n animal. Seg¨²n ¨¦l, la dicotom¨ªa entre artes y ciencia no tiene mucho sentido. Los artistas buscan explorar la condici¨®n humana, al igual que los psic¨®logos y bi¨®logos, con la diferencia de que estos ¨²ltimos utilizan el m¨¦todo emp¨ªrico.
En concreto, los magos necesitan entender la percepci¨®n y la atenci¨®n de los humanos para conseguir enga?ar a su audiencia. Sus trucos de magia pueden darnos mucha informaci¨®n sobre nuestra conciencia y c¨®mo percibimos la realidad. Actualmente, Garc¨ªa-Pelegr¨ªn es Profesor de Comportamiento Animal en la Universidad Nacional de Singapur y est¨¢ interesado en emplear la magia para entender c¨®mo perciben el mundo otros animales.
Recientemente, ha publicado un curioso estudio, que llev¨® a cabo durante su doctorado en la Universidad de Cambridge, en el que aporta evidencias de que los monos, como nosotros, tambi¨¦n pueden ser enga?ados por los trucos de magia. Eso s¨ª, solo cuando comparten las habilidades motoras que muestra el mago, es decir, si pueden hacer los mismos movimientos que el prestidigitador.
Para el procedimiento del estudio, realiz¨® uno de los primeros trucos que aprende cualquier mago: la ca¨ªda francesa. Con la mano izquierda, el mago muestra una moneda mientras acerca su otra mano extendida, ocultando el pulgar detr¨¢s de los dedos. No obstante, la audiencia humana sabe que ah¨ª hay un pulgar, listo para agarrar la moneda en cuanto esta deja de estar visible. La sorpresa llega cuando el mago separa las dos manos, las abre, y la moneda sigue en la original.
En este caso, Garc¨ªa-Pelegr¨ªn realiz¨® el truco ante una audiencia un poco diferente. Los sujetos de su estudio fueron 24 monos de tres especies distintas: ocho capuchinos, ocho monos ara?a y ocho tit¨ªes. En vez de una moneda, utiliz¨® una peque?a pieza de comida. Si los monos adivinaban en qu¨¦ mano estaba, se la quedaban.
Sleight-of-hand #magic trick known as the ¡°French drop¡±¡ªwhose deception relies on opposable thumb movement¡ªonly fools monkeys with opposable thumbs. @EGarciaPelegrin, @Dr_RMiller, @CliveWilkins6, @nickyclayton22
— Cell Press (@CellPressNews) April 4, 2023
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La elecci¨®n de las tres especies no fue casual. Los capuchinos son conocidos por sus elevadas habilidades manuales. La fisionom¨ªa de su mano les permite controlar individualmente cada dedo y realizar un agarre de precisi¨®n entre el pulgar y el ¨ªndice. Con estas manos tan diestras, utilizan habitualmente herramientas de piedra para cascar nueces en la naturaleza. En el experimento, los capuchinos cayeron en la trampa de la soltada francesa el 81% de las veces. El truco para ellos tuvo un efecto similar al que produce sobre la audiencia humana.
Los monos ara?a son menos habilidosos que los capuchinos. La rotaci¨®n de su pulgar es limitada, pero a¨²n pueden, hasta cierto punto, oponer este dedo para tocar el dedo ¨ªndice. En alguna rara ocasi¨®n tambi¨¦n se les ha observado usando herramientas de manera rudimentaria. Al igual que los capuchinos, fueron enga?ados con una frecuencia del 93%.
Por ¨²ltimo, los tit¨ªes son diferentes a los dos anteriores, pues no tienen pulgares oponibles y no pueden hacer el agarre de precisi¨®n. Son primates muy peque?os cuyas manos han evolucionado para permitirles trepar por troncos verticales. En este contexto, les resulta m¨¢s ¨²til extender los cinco dedos de manera equidistante para aumentar el ¨¢rea de superficie, clavando todas sus u?as al un¨ªsono. Curiosamente, con ellos el truco de magia no funcion¨®, ya que solo seleccionaron la mano que pretend¨ªa hacer el agarre un 6% de las veces.
?Pulgares o cerebros?
Podr¨ªa ser que este resultado dispar no se debiese a las diferencias en las manos de los monos, sino a otros factores como el tama?o corporal o la capacidad cognitiva. Por eso, los investigadores se inventaron una nueva versi¨®n de la soltada francesa a la que llamaron ¡°Power Drop¡±. El truco es el mismo, salvo porque ya no se hace un agarre de precisi¨®n que utilice el pulgar, sino que el agarre se hace con el pu?o, flexionando el resto de dedos.
En este caso, los tit¨ªes cayeron en el truco de magia, al igual que los capuchinos y los monos ara?a. El gesto que el mago hace en este truco s¨ª que resulta familiar a los tit¨ªes, ya que ellos lo usan con regularidad para coger comida. La diferencia entre ambos trucos es muy sutil, pero parece tener efectos radicalmente distintos en el cerebro de los tit¨ªes.
A su vez, en un estudio anterior, Garc¨ªa-Pelegr¨ªn realiz¨® la ca¨ªda francesa ante la atenta mirada de un arrendajo euroasi¨¢tico, que ni siquiera tiene manos. Al igual que con los tit¨ªes, el enga?o no funcion¨®. ?A qu¨¦ se puede deber esto? ?Por qu¨¦ los trucos solo funcionan cuando observador est¨¢ familiarizado por experiencia propia con los gestos del mago?
La magia de las neuronas espejo
La respuesta podr¨ªamos encontrarla en las llamadas ¡°neuronas espejo¡±. La neurociencia ha aportado gran cantidad de evidencias de que las mismas neuronas motoras que se activan cuando hacemos una acci¨®n, tambi¨¦n lo hacen cuando vemos a otro individuo realizando esos mismos movimientos.
Por ejemplo, si observamos a un perro comer, las neuronas encargadas de los movimientos de nuestra mand¨ªbula se ponen a trabajar. Sin embargo, no se activan cuando vemos a los perros ladrar, pues esta acci¨®n no est¨¢ presente en nuestro repertorio motor.
Algunos cient¨ªficos como Guiacomo Rizzolatti, descubridor de las neuronas espejo, han sugerido que gracias a ellas podemos interpretar la finalidad de las acciones ajenas. Es decir, entendemos las acciones de los dem¨¢s cuando estas hacen resonar nuestras neuronas motoras. Por tanto, a los animales nos costar¨ªa m¨¢s descifrar los movimientos que no podemos hacer.
Desde luego, el estudio de Garc¨ªa-Pelegr¨ªn aporta evidencias fehacientes de que las capacidades motoras de un individuo afectan a como este percibe e interpreta los movimientos ajenos. Con el truco de la ca¨ªda francesa, los monos tit¨ªes no pensaban que el mago estuviese agarrando la moneda con el pulgar, a pesar de estar familiarizados con las manos humanas. Es posible que, al no tener ellos esta habilidad, sus neuronas motoras no se activaran y por eso no fueran capaces de interpretar el movimiento.
No obstante, esto son solo hip¨®tesis, ya que la funci¨®n de las neuronas espejo sigue sujeta a debate en la comunidad cient¨ªfica. A¨²n queda mucho trabajo por hacer antes de entender bien c¨®mo los animales percibimos y procesamos las acciones de los dem¨¢s. Quiz¨¢s la ciencia solo necesite poner en sus investigaciones un poco m¨¢s de magia.
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