David Pe?a-Guzm¨¢n, fil¨®sofo: ¡°Aceptar que los animales sue?an tiene consecuencias filos¨®ficas, ¨¦ticas y pol¨ªticas¡±
El pensador mexicano, profesor en la Universidad Estatal de San Francisco, ha escrito un libro para acercarnos a la mente dormida de los animales, aunando ciencia y filosof¨ªa
Ndume era una cr¨ªa de elefante salvaje que tuvo la desgracia de presenciar c¨®mo unos agricultores enfurecidos mataban a su madre y descuartizaban a otra cr¨ªa de menor edad. Desde entonces, para Ndume las noches no volvieron a ser tranquilas. Acab¨® en un santuario para elefantes a las afueras de Nairobi. Los trabajadores del centro cuentan c¨®mo el peque?o elefante se despertaba en mitad de la noche angustiado y empezaba a barritar lo m¨¢s alto que pod¨ªa. Era como si estuviese reviviendo en sue?os el trauma del d¨ªa que lo perdi¨® todo.
Este es uno de los muchos ejemplos que David M. Pe?a-Guzm¨¢n (Guadalajara, M¨¦xico, 36 a?os) relata en su libro titulado Cuando los animales sue?an: el mundo oculto de la consciencia animal (Errrata Naturae, 2023), que se publica en espa?ol esta semana. Actualmente, Pe?a-Guzm¨¢n es profesor asociado de humanidades en la Universidad Estatal de San Francisco (EE UU) y copresentador del podcast de filosof¨ªa Overthink. En esta entrevista con EL PA?S, cuenta por qu¨¦ decidi¨® escribir el primer libro sobre los sue?os de los animales.
Pregunta. ?De d¨®nde nace su inter¨¦s filos¨®fico por la mente de otros seres?
Respuesta. Los animales nunca fueron parte central de mi infancia, m¨¢s bien lo contrario. Viv¨ª en una casa donde se ve¨ªan como objetos, propiedad y comida. Mi inter¨¦s por los animales lo descubr¨ª cuando ya estaba haciendo mi doctorado en filosof¨ªa en la Universidad Emory, en Estados Unidos. Fue durante una clase de ¡°filosof¨ªa animal¡± que algo conect¨® en m¨ª.
Me di cuenta de que el animal siempre ha sido el gran ¡°no pensado¡± de la filosof¨ªa occidental. La mayor¨ªa de lo que se ha dicho en c¨ªrculos filos¨®ficos ha sido el 99% del tiempo basado en el ser humano, sin que esta tendencia haya sido criticada o incluso notada. Pero una vez que introducimos la figura del animal, cambia completamente el panorama de cualquier tema filos¨®fico, ya sea la moralidad, la empat¨ªa, la l¨®gica o la naturaleza del pensamiento. El animal pone la filosof¨ªa en cuesti¨®n.
P. ?C¨®mo lleg¨® al tema de los sue?os?
R. Un d¨ªa estaba leyendo un art¨ªculo sobre experimentos con ratas en el que los autores mencionaban la importancia de asegurarse de que las ratas descansen entre experimentos y, de pasada, comentaron: ¡°Qui¨¦n sabe si sue?an mientras descansan y duermen¡±. Esta imagen de un animal no humano, durmiendo y posiblemente so?ando, se apoder¨® de m¨ª hasta que decid¨ª investigar si hab¨ªa estudios al respecto. Descubr¨ª que existen muchos estudios fisiol¨®gicos, neurol¨®gicos y psicol¨®gicos sobre el sue?o en animales, pero no sobre los sue?os como experiencias subjetivas. Dado que los sue?os son fen¨®menos mentales y corporales complejos y dif¨ªciles de estudiar de una manera puramente emp¨ªrica, llegu¨¦ a la conclusi¨®n de que los sue?os de los animales podr¨ªan ser un tema ideal para montar en escena un nuevo di¨¢logo entre filosof¨ªa y ciencia.
El animal siempre ha sido el gran ¡®no pensado¡¯ de la filosof¨ªa occidental. Una vez lo introducimos, cambia completamente el panorama de cualquier tema
P. En el libro menciona ejemplos de cient¨ªficos que a lo largo de la historia han negado que los animales sue?en. ?C¨®mo le explicar¨ªa a alguien que tiene una mascota, y le resulta evidente que los animales sue?an, que la ciencia tenga reticencias en reconocerlo?
R. Esta pregunta tiene mucho que ver con el motivo por el cual escrib¨ª este libro. Trato de justificar esta intuici¨®n de las personas que no son cient¨ªficas, pero que tienen un entendimiento de los animales basado en una vida en com¨²n con ellos. Es decir, el libro es una defensa cient¨ªfica y filos¨®fica de un punto de vista que muchos de nosotros tenemos, pero que no es, en s¨ª mismo, derivado directamente de la ciencia.
En la mayor parte de Europa y Am¨¦rica del Norte vivimos en una cultura ¡°cientificista¡±. Quiero decir, una cultura donde la ciencia disfruta de una autoridad enorme en t¨¦rminos sociales, dado que la vemos como la fuente de la verdad absoluta, como la encarnaci¨®n de la objetividad pura. Pero la ciencia es una pr¨¢ctica social, material e hist¨®rica donde hay prejuicios que no se notan, pero aun as¨ª condicionan lo que se hace, lo que se piensa y lo que se dice. Por ejemplo, desde la Revoluci¨®n Cient¨ªfica del siglo XVII la ciencia ha sido gobernada por la creencia de que los animales se reducen ya sea a maquinas sin vida interna o versiones p¨¢lidas y negativas de nuestra humanidad. Este prejuicio est¨¢ tan enraizado en nuestra cultura cient¨ªfica que, conscientemente o no, nuestros cient¨ªficos la internalizan al pasar a su formaci¨®n profesional a tal grado que no lo ven como un prejuicio sino como algo dado, obvio y neutral. Pero no lo es. Y nunca lo ha sido. Este prejuicio es la expresi¨®n de un enfoque te¨®rico problem¨¢tico que la ciencia ha adoptado en relaci¨®n a la naturaleza y al mundo animal por razones que van m¨¢s all¨¢ de la ciencia.
Negarles capacidades mentales, emocionales o sociales a los animales porque no hay evidencias absolutas de que las posean no es una descripci¨®n objetiva. Es una descripci¨®n pol¨ªtica, ya que cuando se trata de seres humanos no aplicamos este criterio de 100% o nada. La ciencia no se mueve en absolutos. Pero cuando abordamos el tema animal se nos olvida y empezamos a cambiar los requisitos, y los hacemos m¨¢s estrictos.
Las personas no cient¨ªficas tienen un entendimiento de los animales basado en una vida en com¨²n con ellos. Trato de justificar su intuici¨®n
P. Si no podemos entrar dentro de la mente de los animales, ?c¨®mo hacemos para conseguir evidencias cient¨ªficas de que sue?an?
R. Existen tres categor¨ªas de evidencias que nos dan acceso indirecto a la mente no humana. La primera es el comportamiento durante el sue?o, es decir, movimientos motores que indican una experiencia interna. Mientras dormimos hacemos muchos movimientos f¨ªsicos que no significan nada (todos nos movemos o tenemos espasmos), pero hay casos donde se dan comportamientos marcadamente desarrollados que son dif¨ªciles de explicar sin apelar a que el durmiente est¨¢ pasando por una situaci¨®n en la cual esos comportamientos tienen sentido.
Un ejemplo son los perros que corren en sus sue?os y cuyos movimientos f¨ªsicos se?alan o indican la presencia de una experiencia mental. La segunda es la actividad neuronal. En el libro hablo de estudios con mam¨ªferos y aves que buscan patrones de actividad neuronal cuando estos animales est¨¢n despiertos y que se reproducen durante el sue?o. Es decir, los estudios identifican paralelismos entre el estado de vigilia y el del sue?o en otras especies. En la vigilia los patrones est¨¢n ligados a situaciones que tienen un valor evidente para los animales, ya sea el encontrarse con un amigo, el toparse con un predador o el sentir una emoci¨®n fuerte. Estos patrones, entonces, no son accidentales o aleatorios. Detr¨¢s de cada uno hay una experiencia subjetiva, una vivencia animal.
Curiosamente, estos patrones resurgen durante el sue?o, especialmente durante la fase del sue?o REM, y lo hacen de una manera id¨¦ntica a como son en el estado de vigilia. Por ejemplo, se ha demostrado que la actividad del cerebro de un pinz¨®n cuando canta despierto se reproduce durante el sue?o, sugiriendo que los pinzones sue?an sus cantos. Igualmente, sabemos que las ratas reactivan durante el sue?o firmas neuronales que corresponden a la exploraci¨®n de lugares espec¨ªficos que han atravesado, y cuando esto pasa sue?an sobre dichos lugares. Estas equivalencias y simetr¨ªas entre los estados de vigilia y sue?o nos permiten avanzar un an¨¢lisis de la vida on¨ªrica de los animales.
La ¨²ltima categor¨ªa trata de la neuroanatom¨ªa funcional. Se han hecho intervenciones quir¨²rgicas en animales para ver qu¨¦ pasa cuando eliminas una parte del cerebro que tiene una funci¨®n relacionada con el sue?o. En los a?os 60, se hicieron varios estudios en Francia con gatos dom¨¦sticos. Les eliminaron la parte del cerebro que induce un estado de aton¨ªa al dormir. Esto permiti¨® a los gatos entrar al estado del sue?o sin perder control de su cuerpo, lo que liber¨® el programa motor de los sue?os. Al entrar a la fase del sue?o REM, los gatos empezaron a ¡°actuar¡± sus sue?os y a hacer en el mundo real todas las actividades que cre¨ªan hacer en el mudo de sus sue?os, como cazar una presa, jugar con un compa?ero o pelearse con un n¨¦mesis.
Aunque estas intervenciones nos ayudan a investigar los sue?os animales, tenemos que reconocer que nacen de estudios que sufren de problemas ¨¦ticos serios, pues una vez le quitas una parte del cerebro a un animal no puedes deshacer el efecto.
Negarles capacidades mentales, emocionales o sociales a los animales no es objetivo. Con humanos no aplicamos el criterio de 100% o nada, la ciencia no se mueve en absolutos
P. ?Reconocer que los animales sue?an tiene implicaciones ¨¦ticas?
R. Aceptar que los animales sue?an tiene consecuencias filos¨®ficas, ¨¦ticas y pol¨ªticas. Para empezar, nos abre un vasto horizonte a la experiencia de otros seres y nos cambia la manera de ver la mente animal. Los sue?os de los animales nos ense?an que ellos tambi¨¦n tienen consciencia, emoci¨®n e imaginaci¨®n. El hecho de que los animales sue?en implica que son sujetos con experiencias, seres con una perspectiva propia sobre el mundo, e implica tambi¨¦n que tienen sentimientos y emociones.
As¨ª como nosotros so?amos acerca de lo que nos gusta y nos disgusta, los animales tambi¨¦n sue?an sobre cosas que tienen una carga afectiva para ellos, ya sea positiva o negativa. Yo pienso que los sue?os 100% vac¨ªos de contenido emocional no existen, dado que todo sue?o se basa en un elemento afectivo. Y, aunque no todos los fil¨®sofos lo ven as¨ª, tambi¨¦n pienso que tienen una dimensi¨®n imaginaria irrefutable. Cuando un organismo sue?a, genera de s¨ª mismo un mundo fant¨¢stico que no corresponde al mundo f¨ªsico. ?No es esa la definici¨®n m¨¢s simple de la imaginaci¨®n?
M¨¢s all¨¢ de c¨®mo nos cambian la manera de ver la mente animal, los sue?os de los animales nos revelan el ¡°estatus moral¡± de estos mismos. Obviamente, nuestro universo est¨¢ poblado de seres que merecen protecciones morales y legales. ?Pero c¨®mo vamos a arbitrar qu¨¦ tipos de seres tienen derecho a estas protecciones y cu¨¢les no? El concepto de la consciencia nos puede ayudar a hacer esta determinaci¨®n.
Hay un tipo de consciencia en particular que est¨¢ relacionada con el cuerpo, el sentido y la emoci¨®n, y que se requiere para tener estatus moral. Llamada ¡°conciencia fenomenal¡± por los fil¨®sofos, tiene que ver m¨¢s con el sentir y experimentar el mundo que con la posesi¨®n de la raz¨®n o el lenguaje. Para m¨ª, se manifiesta en los sue?os y es la que nos permite establecer un v¨ªnculo original entre los sue?os, la consciencia y la ¨¦tica animal.
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